Partida Rol por web

Apocalipsis

La Plaga

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26/12/2009, 00:07
James Periwinkle

 

"Menos mal, ufffff" Tomo aliento llenando mis pulmones a su máxima capacidad, y lo libero lentamente, relajándome, descargando así la tensión generada por aquella situación. Ahora solo quedaba una cosa, cruzar aquel túnel que daba acceso al avión y salir de Ginebra con destino a Nueva York. Mi diestra se extiende para coger la maleta de Amanullah, colocándola encima de la mía. Ya estábamos listos para entrar y ocupar nuestros asientos. -"Vamos profesor, en breves nos pondremos rumbo al continente americano."-

 Al entrar al avión finalmente vimos como la gente estaba prácticamente ya sentados en sus asientos con los cintos abrochados, viendo las explicaciones de las lindas azafatas. Quizás yo mismo fuera capaz de dar esas explicaciones después de todas las veces que he viajado en un avión. Esta vez no tendría que oírlas, por fortuna para nosotros mirando vuelos a Nueva York, encontramos uno en el que aun quedaban unos cuantos asientos en primera clase. Nunca había ido en primera clase, pero el profesor Jashyd me había hablado de las comodidades que tiene viajar en primera clase, como el espacio que tiene cada asiento, el catering y el servicio mas personalizado de las azafatas.

 Observo a Amanullah tras de mí, parecía aun molesto por lo de aquellos dos agentes de seguridad, no era para menos, quien no se sentiría indignado si lo confundieran con algo que no es, en su lugar quizás hubiera echo lo mismo, aunque nunca me he encontrado en esa situación, tampoco sabría como reaccionaria en aquel momento. -"Olvidemos lo que ocurrió, ahora toca preocuparse de acomodarnos y disfrutar del largo viaje que nos espera."- Meto mi diestra en el bolsillo interior de la chaqueta y saco el billete para mirar el asiento que debíamos ocupar. Una vez lo he mirado, vuelvo a guardarlo, y me dirijo a ellos. Dejo la maleta del profesor en su asiento para poder colocar la mía en el estante superior de mi asiento.

http://rojopicanton.files.wordpress.com/2009/03/2459084772_ff4f5dd1b5.jpg  Me gustaba viajar en la ventanilla del avión y ver aquel inmenso mar de nubes. Era relajante ver todas aquellas nubes surcando los cielos sin rumbo alguno, tan puras y hermosas, como mi querida Claire... me recordaban a ella. Mi impaciencia crecía a medida que el tiempo para verla se reducía. Lo primero que haría nada mas llegar seria besarla, como si el mundo fuera a acabarse, como si del último beso se tratara, aunque siempre la besaba así. Con las ansias de ver a Claire y a mi familia, la pasada noche no había dormido casi nada, y estaba algo cansado, así que aprovecharía el viaje para dar una cabezada, esperaba que el profesor no me molestara con sus teorías en el viaje... Mis parpados comenzaron a cerrarse, ya casi no los podía contener abiertos, pocos minutos fueron los que fui cociente mientras los motores arrancaban y el avión comenzó a moverse hasta levantar el vuelo.

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27/12/2009, 21:58
Yomara Doumbouya

-¡¡Oh por Dios!! -exclamó Yomara con voz temblorosa-... No por Dios, no... que no sea ese su vuelo -suplicaba con un hilo de voz y la mirada clavada en el horizonte.

Oía voces, gritos a su alrededor. La gente corría como si escapara de algo pero Yomara no se movía. No reaccionaba. Sentía el pecho apretado, un dolor punzante, un horrible pálpito que le anunciaba lo peor.

-¿¡Qué hora es!? ¿¡Qué hora es!? -intentaba averigüar nerviosa en lugar de comprobar la hora de su móvil o lo que es mejor, de su reloj pulsera que Lance le había obsequiado para su cumpleaños.

El señor Donovan, cogiéndola de los hombros, la hizo entrar a la cafetería mientras que la voz de Oluchi llegaba a sus oídos lejana hasta que atinó a llevarse nuevamente el móvil al oído.

-Ssí... aquí estoy... -se notaba la preocupación y turbación en su voz- Ha... ha -dió un par de pasos, retrocediendo hasta chocar con un pilar-... ¡¡Oh por Dios, Oluchi!!... se ha estrellado un avión y... y... Lance... no se dónde está Lance... no se si ese era su avión o no... ¡No lo se!... Necesito hablar con él, tengo que llamarle... llamar al aeropuerto... ¡¡Tengo que ir al aeropuerto!!... Dime qué hora es... Lance ya debería estar aquí, debería estar en camino y no me ha llamado... ¿Y si el vuelo se retrasó? ¿Si el venía en ese avión?

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28/12/2009, 02:07
Director

 Había conseguido lo que quería, o más bien lo que era suyo por derecho, aquello que se había ganado con el sudor de su frente, temblando el ladrón de piel pálida y poros abiertos mostraba un rostro pálido con bigote de un marrón cobrizo, la gorra había caido al suelo, aplastada por su nuca y a penas si se sujeaba sobre ella, dejando ver grandes entradas en su cabeza, pelo largo por lo demás, del mismo color, sucio y harapiento tanto como sus ropas. Llevaba mitones en las manos, de lana, quizás, negros con motas grisaceas por la suciedad, sus uñas eran desiguales, algunas arrancadas, su respiración agitada, y lamentaba entredientes...tenía sangre en las encías.

  Agradeció no recibir un puñetazo...

 - si...gracias...si....bendito...si...pero también maldito...oh si...

 Musitaba a riesgo de ganarse un buen golpe. Sus costillas crujieron aunque posiblemente aquella acción por parte de Brick no traería consecuencias graves en aquel maltrecho cuerpo, se encogió como una cucaracha herida, flexionando cada uno de sus miembros y revolviendose lentamente en el suelo, en apariencia, completamente vencido y rendido.

 - Ahrghh.........hh.h.........cooooooooff.....- Cuando Hayes había avanzado apenas dos pasos, comenzó a toser como un poseído y la sangre brotó de su garganta mojando el suelo con un buen grumo de saliba y sangre entremezclada, tomó aire como si fuese lo último que pudiera hacer y, de repente, como si nada hubiese ocurrido comenzó a levantarse. Sus manos ya no temblaban en aquellas enfermizas posturas, su semblante ya no estaba desencajado aunque seguía igualmente pálido. Se postró primero a cuatro patas, arrodillado, y después se levanto, no tenía otra intención sino seguir a Brink allá donde iba. Éste había llegado al cruce y podía continuar con relativa tranquilidad por una nueva acera.

  Los pasos de aquel hombre iban cada vez más rápido, cojeaba...no parecía darse cuenta, extendía la mano derecha, a la altura del hombro y seguía caminando.

 Toda la gente observaba, excepto el hombre del carricoche que tosía, quizás acatarrado. El bebé lloraba. el tiempo podría parecer detenido si no fuera por este peculiar hecho...

 - ...El...hombre oscuro querrá tu alma...Él está entre nosotros.

 Si seguía así acabaría corriendo y alcanzando a Brick.

 

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28/12/2009, 02:32
Jennifer Green

 - ¡Estoy bien! - gritó con una conducta más violenta que de costumbre aunque con un gesto independiente muy propio de aquella enfermera que siempre intentaba ser fuerte y dar lo mejor de si misma aún cuando todo parecía perdido, ese mismo empeño que ponía con sus pacientes, con sus compañeras y compañeros de trabajo, ese buen hacer, estaba también reflejado en aquella conducta que, aunque algo desproporcionada posiblemente sólo quisiese evitar sufrimiento o ´preocupaciones en aquellos que la conocían.

  La mano del Doctor Green apenas acaricia su frente con la yema de los dedos, pero puede rozar unos mechones de su cabello...no sería suficiente para determinar su temperatura, aunque su mirada, suspicaz puede distinguir a la perfección la sangre.

 Con voz más relajada y la mirada, confrontada, clavada en los ojos de Green, se disculpó.

 - Per...perdona. No es ...nada. - Negó, retirandose un paso, dubitativa...

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28/12/2009, 02:42
Director

  Pero no sería tan sencillo, urgencias era el último lugar donde tener un momento tranquilo, y aunque Jennifer conocía el protocolo y los reglamentos, seguía allí, obstinada. Quizás por aquella situación, por aquel silencio incómodo, o simplemente porque había sucedido en unos pocos segundos, las salas cercanas se llenaron de tos...de gargantas rugiendo, ahogandose y los gritos de enfermeras y personas en las salas contiguas. Clamaban por un médico mientras Jennifer volvía a colocar la diestra sobre la pared, inclinada, para apoyarse.

  - ¡Un médico! ¡Necesitamos un médico!

 Sin embargo, estaban a solas, no había nadie más en aquel pasillo. Los pasos se oían a su alrededor, caóticos, las ruedas de las camillas recorriendo otros, paralelos o en perpendicular, pero podría parecer incluso un simple ensueño...

  El deber le llamaba, sin embargo, Jennifer no parecía capaz de acompañarle en esta ocasión.

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28/12/2009, 02:50
Director

Aeropuerto de Wasington DC, cuarenta y cinco minutos más tarde...

 

 El tráfico estaba imposible, pero nada fuera de lo común en Wasingtton, aquellos cuarenta y cinco minutos se convirtieron en una hora y pocos minutos hasta llegar al mismisimo aeropuerto. La nieve formaba una espesa capa, densa y acolchada que se compactaba, crujiendo cuando daban un solo paso. El taxista no les hizo un precio especial aunque esta vez fue Ahslyn la que invitó, pocas veces estaba tan pletórica aunque posiblemente sólo fuese una forma de ganarse al conductor, sin mucho éxito...por otra parte. El interior del edificio podía suponer una buena opción para huir del inclemente estado del tiempo, el frio podía incluso vencer la preparación exahustiva que su amiga había realizado en aquel rosa tan ...tan..."bonito". Tiritaba, aunque iba en contra de su canon de belleza.

  Había muchisima gente en el interior del gran edificio, y como no, era fácil saber el motivo:

 Todos los vuelos se encontraban a la espera, las colas de gente eran interminables, en la cabina de información, en las taquillas, en la cinta transportadora, acaba de llegar, posiblemente, el único avión que habría podido aterrizar allí. Aunque había empezado a nevar de nuevo, no parecía motivo suficiente, y el estado de la pista no parecá tan sumamente malo, pero cuando se trata de viajar con seguridad muchas compañías no se la juegan y contaban con muchos más factores de los que pudiese tener Debbie a su disposición.

 

 

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28/12/2009, 03:13
Ahslyn

  No podía evitar mostrarme algo nerviosa, teníamos la cafetería enfrente, sin embargo estaba quieta, por completo, sin más movimiento que el de mis piernas tiritantes y mis labios, que trataban de evitar el choque de mis dientes los unos contra los otros. Abrazandome a la altura de los senos me encogía tratando de conservar el poco calor que quedaba dentro de mi. quizás empezase a arrepentirme de haberla acompañado hasta aquí, pero ante todo, no podía creer que no hubiese llegado ya...

  No es posible...¡se lo dejé bien claro! Tendrían que haber llegado una hora antes...

 Con el ceño ligeramente fruncido siguió con la conversación que habían llevado en el Taxi.

 - Delincuentes o no...¡son unos mentirosos! ¡Les dije que estuvieran aquí hace una hora! ¿¡Y ahora nos hacen esperar!? - Para ella no cabía la posibilidad de no haberlos visto o simplemente de que se hubiesen cansado de esperar a alguien que no llegaba, la cafetería estaba hasta los topes, igual que todo el maldito aeropuerto.

 - ¡Con gente así claro que me dan ganas de irme contigo! Es una lástima que tenga que trabajar... - se lamentó con cierta rabia - Me han llamado para unas "horitas extras" y no puedo negarme.

 Ya sabes como funcionan estas cosas...

 Miraba hacia los lados, con frustración.

 - ¡Maldición! ¿Y qué se supone que vamos a hacer aquí tres horas? ¡Nos quedaremos completamente congeladas! ¡Moriremos! - Se llevó el dorso de la diestra a la frente, fingiendo una sensación de desmayo.

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28/12/2009, 03:27
Amanullah

  Amanullah realmente parecía molesto por el incidente, pondré una queja, ¡ante las naciones unidas! ¡hundiré su patética carrera como miembros de la seguridad del aeropuerto! pero era algo común cuando algo ajeno a la física se colaba en su cabeza. Se acomodó pronto en su confortable asiento de primera clase, y no tardó en sacar su portatil para trabajar con él, era un aparato realmente pequeño y era un milagro que no hubiese sufrido daños en aquella maleta endeble.

 Tecleaba rápido, y aunque clickeaba con motivación desmedida, guardaba silencio. Ante las palabras de James, siempre afables sólo dedicó unos leves gruñidos.

 -Gjhu....gjhu...- Si...si...lo que tu digas, lo olvidaremos por el momento...¡no! ¡hundiré sus carreras! ¡ya lo creo! ¡no saben con quien han tratado!

 sus ojos fijos en la pantalla acabaron por cerrarse de súbito cuando su diestra cerró el portatil y apoyó la nuca sobre el respaldo. Suspiró...

  ...No hay quien se concentre...malditras turbinas...

 Y sin más, encendió la televisión que se encontraba frente a él, última tecnología, varios canales, un lujo al que parecía más que acostumbrado. Trasteó en los canales disponibles y acabó en un documental, podía resultar más que curioso para él...Reconoció pronto un llavero con el logotipo de algunos científicos que trabajaban en ginebra. Se trataba de un actor que interpretaba a uno de ellos, el documental relataba la vida de un físico y declaraba hipótesis posibles de la destrucción de la Tierra. En los primeros parpadeos de Amanullah, pudo ver como una enfermedad mundial acababa o diezmaba hasta rozar la extinción la raza humana, el ejercito entraba en acción en algunas ciudades europeas, como Londres y se mostraban hospitales llenos de afectados, después, poblaciones completamente vacias o en cuarentena...en los siguientes, y tras un pequeño y sonoro bostezo, le llamó la atención ver como decían que el acelerador de particular podría crear un agujero en nuestra dimensión, o un agujero negro y hacer colapsar la tierra o buena parte de ella hasta forzar su inmediata destrucción total o parcial, en aquel momento casi se echa a reir...pero Amanullah sólo reía cuando lo hacía por puro sarcasmo.

  La tercera posibilidad que estudiaban en aquel documental era el choque de un terremoto contra la tierra pero para entonces...amanullah ya había caído dormido como un bebé, su rostro era muchisimo más inocente de lo que nadie nunca podría ver, de alguna forma James...era un privilegiado, tardó unos minutos más que él en dormirse.

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28/12/2009, 03:41
Director

Cuando Stanley subió arriba, el mundo cambió por completo. La hipocresía y el sarcasmo de su suegra se volvieron en un universo de risas. El padre se asomó lentamente a la habitación, y abrió un poco la puerta, asomándose. Sus hijas estaban jugando con las muñecas. Janis simulaba que estaban bebiendo té, y conversando tonterías sobre la luna y las estrellas. Julia era todavía demasiado pequeña, y sus frases a veces no tenían mucho sentido, pero intentaba responder bien a los problemas que le planteaba su hermana mayor.

Cuando Stan entró, ambas miraron en su dirección. Julia fue corriendo hasta él, sin soltar la muñeca, le extendió los brazos para que la abrazara.

-¡Papi, Papi! -dijo- Has vuelto pronto. Mamá dice que tienes que poner la estrella del árbol de navidad, que la otra se cayó.

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28/12/2009, 03:49
Director

La voz de su padre siguió sonando al otro lado.

-Todo va bien, hijo. Como siempre. Tu hermano Fred ya está aquí en casa. ¿Vendrás a cenar con nosotros, verdad?

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28/12/2009, 04:00
Director

Alex llevó al enfermo de nuevo a su cama, haciendo gala de una formidable entereza y un admirable humanismo. El doctor sintió vergüenza ajena por ese comportamiento, y acabó ayudándole en su tarea. Thomas se tumbó de nuevo, tosiendo y sudando, mientras el doctor le auscultaba con evidente preocupacion.

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28/12/2009, 04:03
Dr. Graham

El doctor terminó de comprobar su estado, y se mostró algo contrariado.

-¿Recuerda haber comido algo en mal estado, o estar junto a personas ya enfermas?

El hombre negó, y dijo que simplemente había pasado por una gasolinera donde había una pareja que parecía estar resfriada, pero nada más. Lo típico. Thomas siguió tosiendo, cada vez más, y el doctor le administró algo para calmarle el dolor y combatir su tos seca.

-Tienes la gripe, pero es una gripe muy rara. Te ha atacado con mucha virulencia. ¿Recuerdas si esas personas enfermas de la gasolinera tenían un aspecto similar al tuyo?

El hombre tuvo un ataque de tos, y se convulsionó. Luego, sus oídos comenzaron a sangrar, y su mirada quedó fija en el techo, exhalando un último y agónico suspiro. El doctor intentó ayudarle, pero todo fue en vano. Fueron segundos, pero sus signos vitales no engañaban.

-Está muerto.

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28/12/2009, 03:44
Director

 

  Los párpados pesan, los sentidos se hacen cada vez más lejanos, no se oye la respiración de amanullah aunque resulta sedante, no se oyen las teclas de su ordenador, no se recuerda que lo haya cerrado de golpe, el tacto se vuelve inutil cuando el cosquilleo del cómodo asiento recorre los receptores de la piel, el bello se relaja, el gusto desaparece...el olfato transporta a otro lugar al joven y cansado James, al recuerdo del aroma del cabello de su flamante esposa...

   Todo se vuelve negro, oscuridad, se encuentra perdido, inconsciente en su sueño silencioso....Abre los ojos...

  De repente, no del todo consciente, James se encontraba en medio de un maizal, aunque el suelo que pisaba era frondosa hierba verde, húmeda, todo a su alrededor era maiz, las hojas, de un verde brillante y los tallos, fuertes, se alzaban hacia el firmamento creciendo más allá, incluso, que su estatura. Si quisiera tocarlas, despertaría en las yemas de sus dedos y las palmas de sus manos aquella sensación a tejido, entre suave y áspera, elolor, húmedo y gratificante de la tierra verde despertaría a su vez su olfato, y su oído, cada vez más despierto no sólo se vería azuzado por el viento meciendo las plantas del maiz, sino por una melodía que lo dirigía hacia el norte, apenas reconocible desde aquella distancia.

  Era imposible ver por encima del campo de maiz, aunque las montañas y el cielo, parecían una frontera natural, una figura similar a una muralla que lo rodeaba todo y cubría su forma de escapar, el cielo, encapotado pronosticaba una fuerte tormenta, grisaceo y con nubes negras no haría esperar mucho la tormenta. El viento golpeaba con fuerza el rostro de James  y su cabello, haciendo que su flequillo se volviese rebelde y tuviese que cerrar levemente los párpados para no ser molestado...era el mismo bien el que transportaba aquella cálida melodía de, quizás...una guitarra...

 

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28/12/2009, 04:08
Sra. Svenson

La señora Svenson comenzó a chillar, fuera de si. Se avalanzó sobre el reciente cadáver y se arrodilló en la cama, tomando su mano. Comenzó a llorar desconsolada.

-¡Thomas, no! ¡No me dejes sola, no te vayas!

La escena mantuvo en silencio a los presentes, al menos durante un rato.

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28/12/2009, 07:49
Howard Keenan

Howard comenzó a pensar en lo que le había dicho David hace pocos minutos, en reacción a la pregunta de su padre. Al final, resolvió que lo mejor sería plantarle cara a la vergüenza. Al menos por esa vez. Ya después podría inducirse un coma alcóholico y olvidar nuevamente.

-Por supuesto que iré papá- dijo con voz calmada y rostro serio. -¿A que hora debería estar allí?-

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28/12/2009, 15:23
Alex Silverstone
Sólo para el director

Por mucho que me doliera haber estado presente en el fallecimiento del hombre, ni siquiera el doctor hubiera podido hacer nada por salvarle la vida. Su estado, ya que sólo había que mirarlo, era lamentable, estaba ya más muerto que vivo cuando le vimos aparecer. Había cosas que aunque se vieran desde el punto de vista clínico, siempre hacían que una especie de agujero se formara en tu pecho, que te hacía pensar lo injusta que resultaba la vida.. Eran cosas cómo esta las que al final siempre se te quedaban grabadas en la mente.

La señora Svenson de desmoronó al momento, era normal, si en vez de ser su hermano hubiera sido uno de los míos seguramente yo habría hecho exactamente lo mismo. Tampoco me pude quedar al margen de los que estaba sucediendo. Las lágrimas, comenzaron a inundar mis ojos, aunque no llegué a llorar, pero estaban ahí, haciendo que mi visibilidad se volviera borrosa a la vez que en silencio contemplaba aquella demoledora escena.

Me acerqué a la mujer y coloqué una de mis manos sobre su hombro. No, no iba a poder consolarla, ni mucho menos, una pérdida así sólo la cura el tiempo si es que llega a cicatrizar algún día, pero me pareció que era lo correcto.

Unos instantes después, me separé de la mujer, dejándola sola con su sufrimiento y me acerqué al doctor.

- Creo que debería mandar a analizar la sangre del hombre. Nunca en mi vida había visto una gripe que te hiciera sangrar por las orejas.. - Le dije lo más suavemente que pude, para que su hermana no me escuchase.

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28/12/2009, 17:23
Brick Hayes

Ya se había dado la vuelta y el asunto empezaba a salir de su cabeza, pero aquel día se empeñaba en torcerse, ni siquiera se había percatado de los balbuceos, lo único que quería era llegar a su casa y pasar una agradable tarde con Vivian, luego ir a cenar a casa de sus suegros un buen pavo, escuchar la misa que cada año echaban en la tele y que a su mujer le encantaba, con todos esos coros y esos trajes coloridos. Él opinaba que por lo menos los que iban a aquella iglesia no se aburrían.

Pero en lugar de todo eso, tenía a un puto gilipollas moribundo pisándole los talones, al echar un momento la vista atrás y darse cuenta de la situación, se detuvo en seco, pasando su mano izquierda por el labio, que empezaba a resecarse por efecto del frío y la mala hostia creciente.

Mira cabronazo, déjame en paz de una puta vez, como des un paso más te prometo que te arrepentirás era evidente que iba drogado, o que la droga ya le había colocado en situación terminal, y los tipos así, podían llegar a ser realmente peligrosos.

Desvió la mirada unos instantes a la gente de su alrededor, maldita sea, se había convertido en la puta vedette de la calle cuarenta y cuatro, y seguramente alguno ya estaba llamando a la poli, si es que no había ninguno por allí cerca, dada la señalada época.

Enseguida volvió a concentrarse en aquel asqueroso chiflado ansioso por joder al personal, bueno, más bien a una persona en concreto. Aquello empezaba a adquirir tintes bastantes absurdos… Con cuidado, introdujo el pequeño paquetito en el bolsillo derecho de su chaqueta, preparando su mano izquierda por si aquel tipo seguía acercándose diciendo estupideces.

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28/12/2009, 17:17
Director

24 de Lakeview Terrace, Valle de San Fernando (Condado de Los Ángeles)

   

Eran ya las siete de la tarde cuando Erika cruzó el porche de entrada de la casa de su padre, y abrió la puerta decorada con muérdago. El interior estaba calentito, debido a la calefacción de gasoil que estaba encendida. Dentro, se escuchaba una algarabía de gente hablando, en esa planta y la de arriba.

Kando acudió corriendo al ver aparecer a su dueña, ladrando felizmente. Se apoyó sobre sus patas traseras antes de que se quitara el abrigo, y apoyó las delanteras en su vientre, esperando un abrazo mientras meneaba la cola y sacaba la lengua. Aquello atrajo la atención de una persona que estaba en el salón, y que se asomó a la entradilla para verla.

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28/12/2009, 17:27
Kevin Stevens

Kevin estaba vestido de paisano, con unos tejanos y un jersey de cuello vuelto. Sostenía en la mano una taza de café, y vió a su hermana mayor entrar. Vió como la saludaba el perro, y se sonrió. No sabía como lo hacía, pero ella era tan feliz y tan "disney" que realmente parecía que sueño americano era posible cuando estabas a su lado. Él conocía la ley de la calle, y sabía que había que ser más duro.

-Tu novio lleva casi dos horas esperándote. Está en la cocina con la abuela y mamá.

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28/12/2009, 18:44
David Green

Jenny siempre fue obstinada. Ni siquiera viendo que no se encuentra bien y que tras toser ha aparecido sangre en su mano, es capaz de mostrar signos de debilidad o de demandar ayuda. Pero resulta evidente que sus excusas no engañan a nadie, ni a ella misma ni a mi. Trata de apartarse, pero imagino que se siente débil; lo hace más por orgullo y por querer negarse la realidad que por sentido común. No me ha dejado tocar su frente, prácticamente no he podido ni rozarla. Sé que siendo condescendiente no lograré que ella atienda a razones.

"-Jenny - le digo sin tratar de incomodarla - tienes mal aspecto. Tienes que apoyarte en la pared para sostenerte en pie, y si no he olvidado los años de carrera y especialidad, la aparición de sangre tras toser se denomina hemoptisis. Y eso es indicativo de que algo no va bien - añado tratando de acercarme de nuevo a ella - Tenemos que averiguar qué te ocurre. Déjame ayudarte..."

Aguardo a su respuesta de Jenny mientras la observo, derrotada pero tratando de mantener su dignidad e independencia. En su situación no puede prestar ayuda a los pacientes; debe prestársela a si misma. Sin embargo, parece que ni siquiera en este momento puedo tener unos instantes para Jenny. Oigo un grito procedente de la sala de urgencias demandando un médico. Giro la cabeza un instante para confirmar que alguno de mis compañeros de guardia atiende la llamada. Estaba entrando un gran número de pacientes por la puerta de admisiones de urgencias, y la sala de espera parecía poblada de multitud de ellos con problemas respiratorios "-¿Pero qué coño está pasando ahí afuera? - me pregunté al contemplar el desastre caótico en el que se estaba convirtiendo la sala por momentos".

"-Jenny.... tengo que saber qué te está pasando... tengo que ocuparme de ti"

No es una cuestión de vocación o de deber. Sé que hay personas enfermas ahí afuera. Pero también sé que a Jenny le ocurre algo y es de ella de quien me voy a ocupar. El resto del planeta deberá seguir girando sin mi. Y si no puede, francamente, me importa un carajo.