Partida Rol por web

Clegui sigue al general frotandose las manos y pensando en su Clotis y su Chonis...

Le sigo en silencio.

ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS,ARMAS.

El General os guía por los pasillos de la base secreta hasta que finalmente llegáis a unas enormes puertas acorazadas. En ellas hay escritas con letras grandes y blancas:

ARSENAL MILITAR:

Solo personal autorizado.

El General se acerca a un dispositivo de acceso que hay junto a la puerta, en uno de sus laterales. Primeramente pasa una tarjeta y una luz de color que los daltóquinos no reconocerían como verde se enciende, el dispositivo se abre desplegando más sistemas de seguridad. El General pasa su ojo rojo por un escaner retinal, procede de la misma forma pero con un escaner dactilar, toma un bastoncillo y se lo pasa por el interior de la boca impregnándolo de saliva y lo introduce en un pequeño hueco habilitado para ello, lo mismo hace pero sacándose la cera de los oídos. Finalmente toma un pequeño tarro de plástico que saca el dispositivo y escucháis como el General de espaldas a vosotros se baja la bragueta y mientras silba una cancioncita suena un pequeño chorro. El bote lleno de líquido similar a la cerveza es metido en el dispositivo.

- Por favor, diga su nombre y rango: - dice el dispositivo.
- Soy el General George S. Jamon - responde este, tras lo cual las puertas del arsenal comienzan a abrirse lentamente mientras unos pirulos de un color que los daltóquinos no sabrían reconocer se activan. Un vapor misterioso emana del interior del arsenal que no deja ver lo que hay en su interior.

Cuando el vapor se pierde por los conductos de ventilación, ante vosotros se extienden hileras e hileras de estanterías y cajones llenas de armamento de todo tipo, ligeras, medias, pesadas, superpesadas, atómicas, de broma, réplicas, miles de armas de todo tipo así como equipo y vestimenta.

Salto por encima de los demás guisantes y me tiro dentro de una caja de municiones, sintiendo el roce erótico de las cápsulas de cobre sobre mi piel expuesta...

Diooooooxxx, como me poneeee¡¡¡

- Veamussss, que quiere un servidor.... puesto no veo a mis amigas... pudo elegir algún arma que llegue muuu lejos???, dice Clegui pensativo sin dejar de observar todo el arsenal

Sus amigas están ahí, al igual que La Cerda del señor Guison que tan eróticamente se revuelca en las balas - dice el General señalando una mesa.

Salgo de un salto de la caja de municiones y me acerco a la mesa, donde tomo mi cerda y compruebo que no le hayan hecho daño.

Estas bien preciosa?, te han hecho algo , mi niña...?

- Ea!!!!! Clotis, Chonis!!!! Vení pa´cá!!!!, como si fueran a andar hacia donde está él, dice Clegui, mientras se acerca a la mesa donde están expuestas... La Clotis, una preciosa pero gastada escopeta de doble cañon, ni recortada ni leches, lo más larga posible... cuando escupe fuego parece que le esté diciendo a su dueño... Ahí... Omá que rica... la mofetica!!!!. Y la Chonis, un puñal de cazador bien afilado. En las distancias cortas es donde un guisante se la juega...
Sin embargo, parece que Clegui está pensando algo... que no!!!!! que de pensar nada de nada!!!! Simplemente comenta...
- Hombre.... señó giniral... Si tanto se´mpeña, pudría cogerme unas cuantas bolicas metalicas de esas, haciendo referencia a un hermosas granadas que tienen en el nombre de "rata apestosa" grabada en sus bases... un poquito de munisió y quizá un rifle que llegue muuu lejohh!!!

Las armas están en perfecto estado y hay munición para ellas en las cajas.

Llevaba un rato callado, sin decir nada. Tenía su explicación.

¿Cómo es posible que se haya oscurecido todo tan de repente? ¿Me habrá preparado una fiesta sorpresa y por eso han apagado las luces? ¿Es acaso mi cumpleaños? Mmmm, esperaré a que griten el sorpresa.

Verdejo había tropezado al entrar a la sala, su casco había bajado más de lo normal impidiéndole la visión. Ahí, en su oscuridad, mental y visual, esperó, esperó y esperó sin decir nada. Al rato, confuso, se fue a frotar los ojos cuando vio que entre sus manos y sus ojos estaba el casco. Upsssss, espero que no me haya visto nadie.... - pensó avergonzado. 

Levantó su casco y vio a Guisón, a Cleguitus y al general Jamón mirándole fijamente con cara de desprecio.

- ¡Perdone señor! ¡Estaba pensando estrategias de ataque señor! - gritó pegando un salto que le colocó el casco definitivamente en su lugar.

Al ver los armarios de armas y munición, rápidamente reaccionó para intentar quitar hierro al tiempo que llevaba sin decir nada en la sala:

- Soldado Verdejo solicita acceso a cuerda, a balas, a pistola, y a un par de cuchillos jamoneros, ¡señor!

Me cuelgo a la cerda del costado, y comienzo a llenar cargadores para ella. La pobrecita niña de papa tiene hambre verdad?...le hago arrumacos a la preciosa pequeña mientras le enseño la munición. Si la pobre apenas a matado a nadie esta semana... y aun esta creciendo...

El Coronel os indica unas taquillas, en ellas veis un traje de combate, una mochila con provisiones para una semana, cuchillo de combate, brújula, tienda de campaña portable, kit de camuflaje, binoculares, sistema de visión nocturna, mapa, comunicadores, arneses para las armas y cargadores, equipo de escalada, pastilla de jabón y un botiquín de primeros auxilios.

- Ese es el equipo básico, también deberán llevar entre todos el explosivo para volar la cueva, pueden repartírselo como deseen - dice entregándoos una mochila llena de C-4 y detonadores - Si quieren llevarse algo más a parte de sus armas y el equipo pídanlo.

- Bueeeenoooo, uno de esos rifles de pricisión si que se llevaba el menda!!, dice Clegui señalando una estantería con un montón de bueno rifles con sus mirillas y todo el tinglao....

Contento de ver por fin comida de verdad, abro una lata y comienzo a comer directamente de ella ayudado con el cuchillo.

Ya era hora de que nos dieran de comer...pensé que querían matarnos de hambre... Miro la bolsa de explosivos...están bien, pero no es lo mio.