Partida Rol por web

Dwight se había dicho una y otra vez que el perfil del viejo loco no encajaba con la de un asesino meticuloso. Pero las evidencias le llevaban a él, y a pesar de que se fiaba en su instinto, no ignoraría el hilo de la investigación.

-De acuerdo, procesamos con cautela. No sabemos con lo que vamos a encontrarnos. No son pocas las quejas sobre la conducta violenta de Hill. Nosotros mismos las comprobamos en nuestra anterior visita.

Dicho ésto se dirigió a la entrada, esperándose lo peor.

Imitando a su compañero Peter, Salina se desabrochó la correa de la funda de la pistola, pero no llegó a desenfundarla ni a comprobar su estado. Todas las mañanas la limpiaba y se aseguraba de que funcionara correctamente, así que no necesitaba hacerlo. De todas mantuvo sus manos apartadas de la funda, pero lo suficientemente cerca como para poder reaccionar a tiempo. No creía que irrumpir en la granja fuera la mejor forma de apaciguar a un viejo senil con problemas para socializarse, pero no sería ella quien se negara a seguir a sus compañeros. Más aún teniendo en cuenta que parece que por muchos asesinatos que ocurrieran, seguían como al principio, quizá con más preguntas incluso.

Y para qué negarlo, también ella estaba algo enojada en general: con Hill por tratarlos como si fueran basura, con el hijo del difunto párroco por sus malos modales, con el misterioso asesino por cometer los crímenes a sangre fría, y con Ashville en general. 

¿Con cuántas personas hemos hablado, en cuántas escenas del crimen hemos estado, y qué hemos sacado en claro?¿Es que nadie es capaz de admitir que un vecino actúa de forma sospechosa, o realmente el asesino es tan inteligente?

En esta ocasión se encontraron al viejo Hill sentado en el destartalado porche de su destartalada casa. Se mecía ligeramente en una hamaca mientras observaba algo inquieto como el coche de los agentes se acercaba hasta sus posesiones. Su mano derecha sostenía una lata de cerveza sobre el regazo y su mano izquierda acariciaba a Satán, el perro sarnoso que al notar la presencia de los agentes se incorporó y alzó las orejas a la vez que mostraba los dientes.

Pero lo más peligroso, con permiso del chucho sarnoso y del propio Hill, era la presencia del viejo rifle de Hill apoyado contra la barandilla de su porche. Muy a mano, como no podía ser de otra forma.

El viejo torció el gesto al verles y escupió a un lado.

La misma casa, el mismo estilo abandonado y deprimente de la primera visita. Y la vieja escopeta como compañía cercana. El viejo era todo un cliché, pensó Peter para sus adentros. El joven se acerca poco a poco, con suma calma y frialdad, a la entrada de la granja.
-Señor Hill, volvemos a vernos. Mantenga sus manos bien alejadas del rifle y nos llevaremos bien- dice éste, con tranquilidad, tratando de no precipitar las cosas, con las manos a la vista, vacias. Ya la anterior vez se demostró que el viejo granjero era violento, probablemente porque estaba protegiendo lo que hay en esa especie de granero/cobertizo.

El viejo Hill volvió a escupir al suelo después de aspirar profundamente por la nariz y cargar una flema considerablemente. No le gustaba ver a los cuatro agentes junto a la Sheriff de nuevo por sus propiedades, y le gustaba aún menos que llegaran dando ordenes con esos aires de grandilocuencia que se daban.

-Ya están los boy scout jodiendo de nuevo. - Comentó molesto por la advertencia que le acababa de lanzar el agente Peter Johnson.

El perro se removía gruñendo y movía las patas delanteras con inquietud, pero el viejo lo acariciaba tranquilamente y el animal no se movió un ápice de su sitio, aunque parecía esperar la orden de ataque de su dueño para lanzarse a por ellos. El viejo mantuvo en su otra mano la lata de cerveza y dio un trago.

Que el viejo se mostraría hostil no le pilló de sorpresa. Era la actitud que el pueblerino adoptaba con todos, más aún al tratarse de gente de otra ciudad.

-No venimos a incordiarle demasiado- a pesar de que el otro hombre fuera agresivo, decidió no alterarle. Al menos de momento- ¿Ha visto algo o alguien extraño esta noche? El criminal del que le hablamos, podría estar cerca de su granja.

Sin duda, no colaboraría, pero era necesario allanar el terreno antes de dejarse de formalidades. las huellas del asesino se dirigían hacia la granja de Hill y necesitaba saber la verdad.

-Nos marcharemos tan pronto averigüemos si está por aquí o no.

El viejo Hill se movió impaciente mientras John hablaba y trataba de explicarle que no querían robarle mucho tiempo pero que necesitaban de su colaboración. Meneaba la cabeza negando y refunfuñando entre dientes mientras clavaba en ellos su mirada de odio.

-Mucho me temo que soy demasiado viejo y estoy demasiado sordo para poder haber escuchado algo esta noche. -Respondió. -Mis terrenos son demasiado grandes, cualquiera puede haber entrado sin que yo me haya enterado.

-Entonces no le importará que vayamos a echar un vistazo en sus tierras para comprobar si el sospechoso ha dejado alguna huella, ¿verdad?. -Intervino la Sheriff después del comentario del Viejo Hill.

-Tenga un poco de piedad, señor Hill. La pobre Lucile Stevenson ha sido asesinada esta noche. -Añadió intentando apelar a la poca empatía que pudiera albergar su podrido corazón.

Le dedicó una mirada asesina a la Sheriff tras sus palabras. No le había gustado nada que le hubiera pillado en eso, pero todavía le gustaba menos lo que aquella mujer insinuaba.

-No deberían investigar las tierras marchitas de un pobre anciano indefenso. -Dijo malhumorado. -Deberían investigar a ese manoslargas del Doctor Stevenson. Desde que se divorció de su mujer porque le pillaron metiendo mano a las pacientes, se la tenía jurada a su ex-mujer, y la última vez que fui a su consulta me dijo que muy pronto ella iba a pagar su arrogancia.

Peter enarca una ceja ante la conversación de la sheriff con el viejo granjero, que hoy parece menos dispuestos a pegarles un tiro (por suerte).

-Jefe, si te parece Doc y yo vamos tirando hacia el granero- le indica a Dwight, así si siguen hablando con Hill, igual se consigue revisar algo antes de que decida coger la escopeta y liarse a tiros. Le hace un gesto con la cabeza a Jules para ver si se anima (y atreve) a acompañarle, si no lo hace, pues el joven se irá él solo y punto.

-Ok, Pete. Voy contigo. - Dijo Jules brevemente. Tenía curiosidad por saber que clase de secretos escondía el viejo Hill en su cobertizo, tal vez encontraran una colección de cadáveres genuina. La verdad era que Jules esperaba descubrir un museo de los horrores allí dentro.

Los dos agentes revisaron el granero mientras la sheriff y los otros dos agentes esperaban fuera vigilando al viejo Hill y al incordio de su perro. El viejo apenas se movió un ápice en todo el tiempo y miraba impaciente a que Jules y Peter terminaran de fisgar en sus cosas. No le gustaba nada que lo hicieran pero se mantuvo tranquilo y calmado, debían haberle pillado de muy buen humor.

Varios minutos después, los dos agentes regresaron sin haber encontrado nada relevante. En el granero sólo encontraron utensilios de granja, un viejo tractor que llevaba sin arrancar desde los tiempos de Eisenhower, y miles de cortinas de telarañas que cubrían todo el granero. No había nada que llamara la atención, y todo estaba oxidado, viejo y decrépito.

John esperó algo impaciente a sus compañeros. no le gustaba demasiado estar con Hill. Y seguramente a él tampoco le gustaba esperar mientras "fisgoneaban" en sus cosas.

-¿Ha habido suerte?- les preguntó. Aunque viendo sus expresiones parecía que si encontraron algo no sería nada demasiado revelador.

-No, no la hubo- responde Peter, no sin cierto mosqueo en la voz. El viejo estaba muy tranquilo cuando les había recibido, ahora sabían porqué. Se había librado de todo antes de que llegaran, ha debido olerse que vendrían. Volvían a estar en la Casilla 1. Pero el joven estaba más que seguro de que las pisadas se dirigían hacia aquí, a esta vieja granja. ¿Donde habrá guardado todo?
 

-No pensaba que usted fuera el tipo de persona que se interesa tanto por los asuntos ajenos - Salina lo dijo sin acritud, pensándolo sinceramente. De todas formas no pensaba dejar pasar la oportunidad - Y dígame, señor Hill. ¿Toda esa información la conoce de primera mano, o se la ha contado alguien?

Tampoco a ella le había pasado inadvertida la tranquilidad del señor Hill. Normalmente incluso cuando uno era inocente, no se sentía demasiado cómodo cuando "rebuscaban" en sus cosas, y ese hombre parecía sobreprotector con sus cosas. Estaba tramando algo. 

Quizá se hubiera asegurado de eliminar cualquier objeto sospechoso del granero...¿Y si contaba con ayuda? ¿Habría alguien en el pueblo lo bastante insensato como para trabar amistad con el extraño y arisco hombre?

Lo único que se le ocurrió a Salina para confirmar que no había ninguna pista fue acercarse ella misma y ver lo mismo que sus compañeros. Pero a diferencia de Peter y de Jules, realmente no le interesaba lo que había dentro del propio granero. Sabía que todo lo que pasara por encima de un campo plantado dejaba un rastro reconocible, especialmente cuando se hacía a toda prisa. Así que, sin querer llamar mucho la atención sobre lo que estaba haciendo, fue ojeando todo el terreno, atenta a cualquier rastro sospechoso. 

-Es lo que se comenta por aquí.- respondió el viejo.  -Todo el mundo lo sabe. Incluso esa mujer inepta con la estrella del sheriff que va con ustedes lo sabe: el doctor manoslargas se la tenía jurada a su mujer desde que el alcalde lo echará de la mansión familiar. Y si no pregunten por ahí.

Mientras el viejo Hill respondía, Salina echó un vistazo disimulado alrededor, pero por esa zona los maizales estaban algo mejor cuidados y crecían con el vigor que se ausentaba en los de los campos de entrada a la granja Hill, y por ello la agente no pudo ver lo que pretendía. No obstante, por allí todo parecía en orden y no había ninguna planta rota ni signos de que nadie hubiera pasado por allí recientemente.

-¡Estoy harto de usted, señor Hill!. -Explotó la sheriff después de las palabras ofensivas que acababa de recibir. -¡Más le valdría colaborar un poco y dejarse de tonterías o voy a ponerle las esposas y le juro que esta noche duerme en el calabozo, maldito viejo chiflado!. 

-¡Puta insolente!. -Respondió Martin Hill levantándose de un salto de su vieja hamaca. -Yo si que me estoy hartando de sus insinuaciones y de que siempre este rondando por aquí. Más le valdría tener cuidado. -Dijo en voz baja antes de volver a pegar un grito. - ¡Ya está bien!. Se ha acabado la visita. ¡Dejen de molestarme!

El viejo recogió su escopeta por el cañón y se fue hacía la puerta mientras Satanás  se levantaba con el lomo erizado y empezaba a gruñir a los agentes. El viejo Hill se metió en la casa y cerró tras de si con un portazo. Pudieron escuchar su voz gritar desde la casa para que se fueran.

-¡Voy a liarme a tiros si no se largan de una puta vez!

El viejo Hill se comportaba de forma extraña hasta que su compañera e lo hizo saber. Fue entonces cuando volvióa ser el mismo viejo insolente. Volvió a amenazarlos y a encerrarse en la casa. Dwight miró a la sheriff.

-Ese hombre me gusta a mí tanto como a usted. ¿Hay alguna posibilidad de que un juez nos firme una orden para registrar cualquier esquina de esta granja cuanto antes?

Antes de que destruyera aun más pruebas, quiso decir.

-Creo que hay alguna posibilidad de encontrar un rastro ya sea aquí o en sus maizales. O al menos podríamos hacer que una verdadera redada baje los humos de ese hombre y vea que vamos en serio.

Hill no encajaba en su perfil d asesino. Pero quien sabe, podría haber errado en su análisis, o lo más probable, encubrir al asesino si no lo era él.

La sheriff sintió que la impotencia se apoderaba de su cuerpo después de discutir con el viejo Hill, otra vez más, y ya iban unas cuantas. Aquel viejo loco terminaría por volverla loca a ella también. Tras el portazo del viejo se quedó unos segundos conteniendo la respiración hasta que Dwight se dirigió a ella y exhaló todo el aire que había estado reprimiendo.

-Sí... creo que sí.- Dijo algo absorta todavía. -Vayamos a mi oficina, llamaré al juez. - La sheriff se dirigió hacía el coche y ellos la acompañaron dejando atrás la deteriorada mansión de la familia Hill.

Una vez en la oficina, Joanne trató de comunicarse con Joshua Tree para encontrar a un juez que les firmara una orden mientras los demás bebía café para mantenerse despiertos después de pasar la noche en vela, pero al parecer la tormenta de la noche anterior había afectado algún poste telefónico y las comunicaciones no funcionaban correctamente.

-Intentaré seguir poniéndome en contacto, vayan a dormir un poco, les avisaré en cuanto tenga algo.