Partida Rol por web

-Muy buenos días. -Dijo la mujer interrumpiendo al padre y acercándose a ellos para saludarles con energia. -Soy Mary Benson, y este joven es el nuevo párroco, Julian Barrows.

La viuda, al contrario que el joven padre que tenía al lado, era una ashvilliana de pura cepa, y de varias generaciones además. Una mujer digna y respetable dentro de la comunidad, una de esas personas que no deja que nadie, salvo su marido en Gloria esté, le diga que es lo que tiene que hacer. La clase de mujer que es la líder moral de toda una comunidad de mujeres y que, en un pueblo como Ashville, censura y aprueba todo lo que en cuanto a ética y moralidad se refiere.

La mujer era de cuerpo grueso, bajita y de una edad cercana a los 55 años. Tenía el cabello rubio pero ya brillaban algunas canas y vestía de manera muy recatada toda de negro por el luto. No puso ninguna objeción a que investigaran por la iglesia y rápidamente demostró quien llevaba los pantalones allí, o en este caso el hábito.

-Faltaría más, agentes. Pueden investigar lo que necesiten, siempre y cuando no vayan a interferir con los oficios habituales, claro está. -Dijo con una bondadosa sonrisa.

El padre carraspeó la garganta y puso cara de tener algo de autoridad allí.

-Eh, claro claro... Investiguen y eso... -Dijo bajando la voz paulatinamente y perdiendo la fuerza y la confianza con la que había empezado a hablar.

-No se preocupe Señora Benson, seremos lo más discretos y rápidos posibles. Sólo queremos hacer nuestro trabajo y nada más- Peter suelta una de sus sonrisas encantadoras, de buen chico, esperando que eso baje la guardia a la mujer y les permita el paso, sin incordiarles mucho. El joven hace la intención de avanzar tras eso, el tiempo es oro.

Salina no era precisamente una experta en iglesias, pero esperaba poder encontrar cualquier cosa fuera de lo común. Más teniendo en cuenta que ella sí había asistido al funeral del párroco. Tampoco es que en aquél momento hubiera estado esperando ver nada raro, pero como tampoco le prestó mucha atención al oficio, su mirada había recorrido la zona varias veces.

Mantuvo sus ojos abiertos mientras inspeccionaba cada rincón de la iglesia que sus ojos podían alcanzar, para lo cual se quito las gafas de sol. Esperaba encontrar algún indicio que les condujera a dar con lo que se refirió el asesino de polaroid por teléfono.

Sabía que debía haber algo. Aunque era cierto que a Lewis le gustaba jugar y que todo aquello podía ser una simple broma u otra forma para distraerlos y que el asesino actuara en otra zona... John creía que no se habría molestado en dar esos detalles si realmente ahí no hubiera pasado nada. Era de los que preferían demostrar que podían actuar delante de las narices de la policía, incluso dar pistas para hacer ver que eran más inteligentes.

-Registrad bien chicos, debe haber algo por la zona.

El detective intentó ser minucioso, no dejar nada sin mirar, comenzando por el púlpito y el cepillo de donaciones. Quizá Lewis había sido literal cuando dijo que les había dejado allí un regalito.

Tanto la viuda como el párroco se mantuvieron al margen, aunque siguieron con interés los movimientos de los detectives. Éstos recorrieron la iglesia durante un rato buscando por todos los rincones, entre los bancos, en el altar, etcétera. Dwight tenía la impresión de que Lewis jugaba con ellos aunque sospechó también que podría haber sido literal en su descripción y por ello acudió al cepillo para comprobar si les había dejado allí una ofrenda, como él decía.

En el cepillo no había nada, pero Jules se fijó en la pared que estaba cerca del cepillo y llamó de inmediato su atención la foto polaroid de Arthur Benson, el difunto párroco, puesta sobre una mesita, con una vela a cada lado.

Su mirada inquisidora se va a parar al cepillo. Allí, sobre una mesa y con velas a cada lado encontró algo que le llamo la atención. Suspiro, antes de dirigirse al vehículo nuevamente para coger el maletín donde traía su equipo médico básico, del cual quería tomar específicamente un par de guantes de latex, y una bolsa para muestras*. 

Tras volver, sin haber mencionado nada a nadie hasta el momento, alzó la voz para llamar a sus compañeros mientras se colocaba los guantes. 

- Miren chicos, creo que encontré algo interesante.- Murmura, sonando casi frustrado, habiéndose referido a la foto.

Como supuso, Lewis jugaba con ellos. Y eso significaba lo que Dwight más temía. O andaba suelto o colaboraba con alguien.

-Si es lo que yo creo esto significa que la muerte del párroco podría estar relacionada con el caso. Y deberíamos enterarnos de como murió...

Necesitaban ver el cadáver, les gustara a la familia o no. Por suerte, parecía que aún no habían enterrado su cuerpo... recordó como el nuevo párroco dijo que habría un velatorio al menos un día más.

-Me temo que no va a ser fácil convencer a la familia, pero debemos hacerle una autopsia.

No recordaba que nadie les hubiese dicho que el párroco murió de forma violenta. Quizá hubiera alguna diferencia respecto a los otros crímenes, o la gente del pueblo quiso encontrarlo. Qué demonios, incluso podía que todo aquello fuese una treta de Lewis para hacerles perder el tiempo. No obstante, John no iba a perder una oportunidad para encontrar pistas.

La viuda no se había alejado demasiado y se acercó a ellos a una velocidad sobrenatural para su peso cuando vio que estaban mirando la zona de la foto.

-¿Necesitan algo?. - Trataba de resultar amable, pero evidente que no le gustaba ni un pelo lo que los agentes estaban haciendo.

Peter se puso a buscar algo que llamase la atencion o estuviera relacionado con lo dicho por el asesino de la Polarois, pero con escaso exito por lo visto.

-No gracias, no se preocupe Señora Benson, si requerimos de algo más se lo haremos saber- el joven intenta atajar a la mujer, que parece estar un poco tensa ante la exploración del grupo de agentes -Aunque igual podríamos necesitar mirar en los objetos personales de su marido, por si acaso. Su marido era hipertenso o había tenido problemas de corazón anteriomente?- finalmente le pregunta por hacer algo, ya que no parece ser capaz de concentrarse y encontrar prueba alguna útil.

El joven agente Peter trata de atajar a la mujer, pero ella está más preocupada de lo que hacen Jules y Dwight con la foto. -Sí, pero... ¿Qué están haciendo?. -Insistió dirigiendo su pregunta hacía los otros dos agentes.

-Oh, no se preocupe señora. Están mirando la foto, ¿lo ve? - Intervino Salina, señalando lo que evidentemente estaban analizando. Ella sabía por qué les había llamado la atención, pero no estaba segura de que fuera buena idea que la señora Benson se enterara - Por cierto, ¿sabe quién hizo la foto, y quién la puso ahí? 

No quería ni mentirle, y como además no sabía lo que su jefe quería contar o dejar de contar a Mary, realizó la pregunta de forma muy ambigua. 

Si es de alguien cercano y sabe por qué nos interesa, no nos dirá de dónde es la cámara.  

-No se quién la hizo, pero yo la puse allí. - Respondió la viuda. -Y allí está muy bien, no sé porque tienen que quitarla. -El nuevo párroco se acercaba para ver lo que ocurría al ver que Mary se alteraba.

Entonces las lágrimas acudieron a los ojos de la viuda que se agarró a Salina por los hombros suplicando e implorando piedad. -¡Por favor!. ¡No me la quiten, por favor!.

-Señora, ¡haga el favor de tranquilizarse!¿No tiene más fotos de su marido? - De ser así, cosa bien extraña era. ¿A quién se le ocurre suplicar por una simple foto? 

Intentando tranquilizar a la mujer, Salina cogió suavemente las manos que estaban apretando sus hombros, y añadió suavemente:

-No se altere, vamos a hacer una cosa: Esperaremos a que nos digan lo que quieren hacer con la foto. Y en cualquier caso, no creo que se la fueran a quitar para siempre. Confíe en mí, ¿de acuerdo?

Las quejas de la viuda no enternecieron a John, ya había tratado muchas veces antes con familiares de víctimas. Es lógico que sintieran pena por ellas, pero la investigación era más importante.

-Me temo que la foto se ha convertido en una prueba policial- intentó que su voz sonara lo más cortés posible- y se le devolverá cuando todo haya acabado. Pero antes debe respondernos a unas preguntas.

El agente tomó un tono algo más serio, aunque no autómata, sabía por lo que estaba pasando la señora y no quería atosigarla.

-Ha dicho que encontró la foto, ¿donde estaba antes? ¿significa algo para usted esa foto?- según parecía no la había visto hasta ahora, no podía tenerle tanto aprecio- creemos que la ha podido hacer un delincuente peligroso. Por cierto, esto le sonará duro, señora, pero, ¿podría decirnos de qué murió su marido?

Mary Benson se mostró sorprendida con la reacción de los agentes con la foto, no entendía porque la foto de su marido se había convertido en una prueba policial. Desde luego no sabía nada sobre el modus operandi del asesino de la Polaroid y los detectives no le explicaron más que se trataba de una prueba y se le devolvería al terminar la investigación.

-La foto la encontré dentro del cepillo el día que mi esposo murió, cuando me puse a ordenar la iglesia para calmarme. -Explicó la viuda sentándose en uno de los bancos de la iglesia, algo mareada por las circunstancias. El nuevo párroco se había acercado hasta ella y le había ofrecido su mano para que la mujer la sujetara. -Lo tomé como un favor de alguien piadoso que quiso entregarme un recuerdo de mi difunto esposo con la ayuda de Dios. ¿Cómo si no se iba a dar la casualidad de que alguien dejara una foto de mi marido, que encontré cuando este ya había muerto?. Tenía que ser una señal por la fuerza, por eso la puse en la pared para que todos le recordaran cuando fueran a entregar el diezmo.

La mujer lloraba desconsolada, para ella la foto era importante por lo que había explicado: lo veía como una señal de su marido para decirle que se encontraba bien en un mundo mejor. Ante su insistencia de quedarse la foto, los agentes poco pudieron hacer, era una prueba del caso y se la tenían que quedar. Mary dejó de llorar y asintió. -Hagan lo que deben hacer. La Verdad nos hará libres y si esto sirve para atrapar a ese criminal peligroso, aunque no entiendo cómo, les apoyaré. 

Después les explicó lo que sabía respecto a la muerte de su marido. -Fui yo misma la que encontró el cuerpo de mi amado Arthur, que Dios lo tenga en su gloria. Vine a buscarle para preguntarle porque estaba tardando tanto en volver a casa ese día. Lo encontré allí,- explicó señalando al pasillo que se formaba entre los asientos de la iglesia,- estaba atravesado en medio de la iglesia, con los ojos desorbitados. Nuestro médico, el Doctor Stevenson, dictaminó que fue un fallecimiento a causa de un infarto fulminante. Con anterioridad había tenido problemas de corazón, la última vez fue cuando la sheriff Joanne Baker cortó con nuestro hijo. -Se podía notar que sentía cierto resentimiento hacía la sheriff.

Guardo la foto en la bolsita, mientras se acercó al pasillo que había señalado la viuda. Frunció el ceño mientras escudriñaba el lugar, en busca de algo igual de interesante. 

Se paseo lentamente por el pasillo, de ida y vuelta, viendo en cada una de sus caminatas una sección del lugar. Buscando algo interesante, alguna pista, cualquier cosa que les ayudara a continuar.