Partida Rol por web

Que raro era todo eso y con aquel doctor, en lo que fuera, hablando sin parar no podía ni escuchar mis propios pensamientos.
Con la escusa de tener que ir a cambiar el agua al canario, me aleje ligeramente de los demás y efectivamente cambie el agua la canario, solo que esta ni era exactamente agua, ni era para el canario.

Nuevamente con la cabeza algo nublada pero con la garganta libre de nudos, me reuní con el resto para continuar caminando por esa, sin duda, extraña isla. Solo esperaba no encontrar, como decía el buen doctor, una criatura que devorara todo a su paso como en una isla llena de terrores, esperando a ser encontrados.

Pero lo que encontramos fue distinto, algo incluso... mágico.
-Vaya, vaya. Agua y comida. Y parece que este lugar esta echo ha medida, sin nada en los alrededores podríamos descansar plácidamente, que de intentar atacarnos algo, sin duda nos daríamos cuenta. Después de todo no tendría sitio para ocultarse.-Camine hasta los higos y arranque uno de ellos.

-No se Profesor, si las casualidades no existen como usted dice, puede que empiece a creer que tiene razón, yo nunca he tenido tanta suerte como hoy. Obviando el echo que hemos naufragado claro.

Sostuve el fruto y lo presione ligeramente para saber si era igual que un higo o solo en apariencia, olerlo también era una buena forma de saber si era comestible.

Me aproximo a Charlie, mientras mi estómago ruge de impaciencia.

- ¿Eso es comestible?

-Señores, por favor no se apresuren, se que todos estamos hambrientos pero...- comienzo a decir mientras me levanto tras haberme arrodillado para examinar la tierra y las plantas que crecen sobre ella. -Por lo menos estoy convencido a estas alturas de dos cosas: Casi toda la vida vegetal que estamos viendo se nutre a base de manantiales de agua subterránea... ¿Ven esa charca? Es un afloramiento natural a la superficie; eso explica porque hasta ahora no hemos visto ningún río o manantial hasta el momento...- digo asintiendo para mi mismo.

Observo a mis compañeros dudando unos instantes antes de continuar. Seguramente no van a hacerme caso... no puedo evitar pensar.

-Y la segunda cosa de la que estoy seguro es que el fruto que están ustedes a punto de comerse no es de origen natural. No es "normal, ¿Me comprenden?- les pregunto interrogándoles asimismo con la mirada de forma alternativa.

-Miren toda esta vida vegetal... es como si estuviera enferma. Observen con antención...- pido a los presentes, y a continuación procedo a desmenuzar parte de la rama de un arbol únicamente con la presión de mis manos... -¿Lo ven? Miren si se acercan bien y miran las hojas o el fruto... ¿Ven esa inconsistencia en el tejido? ¡Es espacio vacío! Por supuesto que la materia en su mayor parte lo es, lo que procura sensación de realidad es el movimiento de las partículas, pero... Esto no es natural: Es como si la vida vegetal que nos rodea hubiera crecido muy muy rápido y de forma descontrolada incluso por encima de sus índices de nutrición... Es símplemente increible...- guardo silencio al observar la extrañeza de las rostros de mis compañeros de supervivencia al escuchar mis extrañas palabras.

-Como sea, tal vez no entiendan lo que vengo a decirles, ni siquiera yo mismo entiendo como es posible observar a simple vista este tipo de fenomenología sin depender de un microscopio pero... Yo en su lugar no probaría ese fruto, no puedo responsabilizarme de las consecuencias si lo hacen- finalizo con tono admonitorio y severo.

Sonriente lance el fruto a las manos del Sr.Rowan.
-Compruébelo, buen hombre yo no...-En ese momento nuestro carismático parlanchin empezó a dar otra clase, esta vez de naturaleza, una lección un tanto... perturbadora.

-Claro que no es natural, nada de esto lo es, eso creo que lo sabemos todos, desde que no hemos escuchado otra cosas que nuestros voces y pisadas, pero necesitamos comer y beber, vamos digo yo.-Me acerque unos pasos y mire aquel "gran charco" con interés.

-Pero si lo he entendido bien, insinúa que este manantial, es mas que un charco, que tiene fondo, ¿Es decir tal vez sea un lago cavernoso? ¿Hondo y sin saber hasta donde llega cierto?-Se giro para mirar al Profesor.

-Pues deberíamos saber cuantos nudos de profundidad tiene este agujero en mitad de la nada.-Me asome ligeramente y con cautela de no caer, curioso por saber si el agua era trasparente y se podía ver mas allá que su superficie

En silencio había avanzado junto a los demás naufragos en aquella misteriosa y peculiar isla... intenté inútilmente atar cabos e intentar llegar a una respuesta razonable de que era lo que sucedía en este lugar... pero al parecer lo "razonable" no tenía cabida alguna... finalmente llegamos a un claro en esta sepulcral jungla tropical, mis pensamientos son interrumpidos por el constante rugido de mis intestinos pidiendo a gritos algo de comer, además de los razonamientos y dialogos que todos entablaban... Observé los frutos, pero después me detuve a mirar la demostración que hacía el porfesor Brush y decidí que sería más prudente esperar antes de arriesgarme a probar esos extraños frutos.

-Tiene razón en sus palabras Profesor, sin embargo debemos encontrar pronto algo que nos proporcione las energias suficientes para continuar y sobrevivir....

Me acerque sediento al manantial donde el otro hombre observaba y al llegar a la orilla sacie mi sed y sumergí un poco mi cabeza en el agua para refrescarme...

Pruebo con algo de miedo pero movido por hambre genuina el fruto, a pesar de la inquietud por las palabras de Charlie, mientras me acerco a la charca de la que bebe el Dr. Bedford.

Rowan se sacia con los frutos avidamente.

- Son realmente sabrosos ... un sabor exquisito.

Después de sumergir la cabeza en el supuesto manantial, me llevo una desagradable sorpresa al darme cuenta que en realidad se trata de una charca de olor fétido, las gotas que alcanzaron mi lengua y pasaron por mi esófago provocaron en mi organismo un acto reflejo de vómito instantáneo, tendiéndome a un lado de aquella charca intentando expulsar de mi cuerpo aquella pestilente sustancia, dejándome más deshidratado que antes...

-Puagghh!!!! Que asco!, esto no es un manantial, solo es una charca de agua pestilente-

Exclamo a viva voz mientras intento reponerme... -Parece que a ti te fue mucho mejor.... Déjame probar uno de esos frutos, a ver si paso este mal sabor de boca -

Le tiendo a Bedford uno de los frutos, mientras recoge alguno más y sigue comiedo.

- Me recuerdan al sabor afrutado de algunos vino eurepeos, con cuerpo pero con un sabor joven y fresco.

-Profesor,creo que tiene razón.-Digo dirigiendome al profesor Ezequiel.

¿Qué opina del agua?-Le pregunto mientras me acerco al manantial y meto la mano para coger un poco de agua paara ver si es normal o lo aparenta.

Observo atónito e incrédulo como el Doctor Bedford se lanza a introducir su cabeza en la charca para después sacarla con un profundo sonido de náuseas y recriminaciones...

Insensato me digo a mi mismo. Y aún más si cabe ese pensamiento vuelve a deslizarse en mi cabeza cuando veo como mis compañeros se animan a probar los extraños frutos de esta no menos extraña selva.

-Doctor Bedford...- comienzo a decir cuando Wolovitz llama mi atención sobre el afloramiento acuoso que tenemos frente a nosotros... -...No debería de haber hecho eso. Nunca dije que se tratara de un manantial, ni tampoco que se tratase de agua potable... Dije que se trataba de un afloramiento natural de una corriente subterránea...- medito mis palabras tranquilamente mientras me acerco a examinar el agua junto a John.

-¿Qué opino? Que sin duda existe una relación causal entre el estado del agua y la extraña morfología de las plantas de esta selva. Si por lógica se nutren de agua subterránea, y si la presencia de estas mismas plantas no filtran las impurezas que portan, como ha sido desafortunadamente testigo el Doctor Bedford, queda dentro de la lógica pensar que puede que la causa subyacente de la naturaleza tan frágil de la vida vegetal que nos rodea, resida precisamente en algún componente del agua que las alimenta. La cuestión es: ¿De dónde viene este agua y qué la ha corrompido de tal forma que ha acabado por alterar toda la cadena trófica de esta selva?...- digo dejando la pregunta deliberdamente en el aire mientras observo a su vez, de reojo, como mis compañeros prueban los frutos.

-Rowan me alegra que los frutos sean del gusto de su paladar... pero lo que está introduciendo en su sistema no son uvas del valle de Napa o provenientes de las vides del sur de Francia... De hecho no me extrañaría que su exótico colorido estuviera relacionado quizás con propiedades venenosas. A menudo las especies florales y animales advierten con ese tipo de colorido a insectos y depredadores de la presencia de venenos y alcaloides ¿Saben? Eso es debido a que los colores tan vivos resaltan mucho más en el aspectro infrarrojo de la visión de las criaturas que tienden a buscar alimento en las plantas... Sea como sea, supongo que pronto averiguaremos si son o no son comestibles...- digo encogiéndome de hombros con indiferencia hacia los resultados que puede cosechar quien se acerca a un fruto prohíbido en un Edén que parece no haber sido pisado nunca por el pie de un ser humano.

Mas sorprendido, por como metió la cabeza uno de esos ricachones, que por verlo vomitar; eso en las calles de su vieja ciudad se veía a diario. Se quedó en ese mismo lugar observando como a mis espaldas otro a mordido la fruta y parece sabrosa incluso... ¿Dice que sabe a vino?
-¿A dicho vino buen hombre? Tal vez no necesitemos agua si el fruto tiene suficiente liquido-Sin pensármelo dos veces me dirigí a probar uno de esos "higos" pero una vez mas el profesor hizo de las suyas. Muchas palabras para decir que podían tener veneno, porque se alimentaban del mismo agua que el Dr.Walter había vomitado.

-¿Veneno con sabor a vino, esta seguro?-Lo miro con incertidumbre, mientras ese fruto gritaba ser saboreado por mi paladar.

Podéis comprobar que el horizonte está empezando a sangrar. El día ya está tocando su fin y la principal prioridad es encontrar agua y comida. La jungla es húmeda y pegajosa y la situación que os describe el profesor Ezequiel es desalentador. La noche llega y necesitáis montar un campamento. Los enormes árboles parecen asfixiaros  y la jungla parece continuar y continuar. ¿Qué hay más allá de aquella exuberante vegetación?. No lo sabéis, pero la luz se va y no os encontráis con fuerza para continuar, escepto Rowan que se siente rejuvenecer.

De repente podéis oís un gruñido inhumano y un movimiento furtivoen los matorrales frente a vosotros.

-Tenemos que conseguir agua como sea o estaremos bien jodidos...

Carraspeo para hacerme notar y captar la atención de mis compañeros

-Una vez, en una expedición de las que suelo realizar, un guía obtuvo agua de unas enredaderas con corteza rugosa y brotes de unos cinco centímetros de grosor que son perfectas para obtener buenas cantidades de agua. Entre los troncos hay un monton de enredaderas de este tipo pero existen dos problemas: unas enredaderas son venenosas,fijaros en que estas suelen producir una savia lechosa y viscosa cuando se las corta y wl segundo problema: ¿con qué las podemos cortar?

Contemplo el atardecer y como cielo se torna de un color rojizo que recuerda a la sangre, como si se tratase de un ominoso presagio mientras a su vez y a mi lado Wolovitz improvisa una forma segura de que nos nutramos con algo de agua de lluvia y quizás rocío capturado por las enredaderas que menciona...

No pueden ser más venenosas que esos extraños frutos violáceos... me digo a mi mismo.

-¿Con qué podemos cortarlas?...- comienzo a responder a mi compañero de desventura mientras echo mano de mi vieja bolsa de cuero ajado rescatada de la playa. -Bueno, sin duda esa no era su intención original, pero creo que esto podría servir...- digo mientras extraigo de la misma una afilada y larga daga con intrincados diseños labrados en plata y esbozo una sonrisa.

-No me pregunte por ella- añado a continuación al ver como los ojos de Wolvovitz que contemplan la daga ritual con preocupación y sorpresa... -Baste decir que soy un hombre de recursos que en ocasiones de desvelan como insospe...- de pronto callo al escuchar el profundo gruñido y el roce de la vegetación frente a nosotros.

-¿Han escuchado eso?... ¡Silencio!... Creo que no estamos tan solos como creímos...- anuncio al resto del grupo poniéndoles en guardia frente a un más que posible acechante peligro.

Se me caen los frutos de las manos mientras quedo ridiculamente manchado de su jugo en la barbilla.

Asustado y tembloroso susurro:

- ¿Que ha sido? ¡Dios mío! ¡Bestias salvajes! ¡Nos van a devorar! No me puede pasar a mí ¡Soy importante! ¡Tengo una vida!

Y saco un revolver, con las manos temblorosas y en tensión.

Vuelvo mi mirada seria hacia Rowan y con gestos pausados y un susurro que pretende demostrar autoridad digo...

-Por el amor de Dios, Kolowansky... ¡Cálmese! Los depredadores peligrosos no se dedican a ocultarse entre las sombras de la maleza para después alertar a las presas de su ataque con un gruñido... Si es usted tan importante utilice su no menos importante cerebro y baje ese arma antes de que se haga daño o acabe haciendo daño a alguno de nosotros...-

¿Y si simplemente hemos puesto los pies en el nido o en el territorio de caza de lo que sea que está ahí oculto? Trato de razonar a toda velocidad... Perros, lobos, serpientes, incluso peces... Las especies realmente peligrosas atacan sin mediar aviso o provocación, en otros casos el impulso natural dicta un aviso al intruso o agresor para que se retire. Ambos elementos de una confrontación miden sus fuerzas, evaluan los riesgos, y si se retiran... ambos sobreviven y todos ganan.

Tomo nota mental de este pensamiento a fin de evaluar una posible teoría aplicable a otros asuntos mundanos... pero en el fondo se que ahora no hay tiempo para formular teorías matemáticas.

-Escuchen, sea lo que sea lo que se oculta en la maleza, considera esto como su hogar y desde luego no somos bien recibidos aquí... Caminen hacia atrás muy muy despacio... Intentemos salir de aquí sin provocar un conflicto innecesario- digo susurrando con voz calmada mientras empiezo a hacer caso de mi propio consejo.

Rowan suda a chorros mientras gira sobre si mismo, buscando posibles bestias salvajes.

Baja la voz, algo más tranquilo, pero todavía bastante alterado.

- Diga lo que quiera, pero prefiero tener el arma a mano si salta una pantera o algo así.  Pero vayamos despacio como dice, prefiero no tener que abrir fuego y atraer a otros depredadores.

La noche caía sobre nosotros como auguran los galos antes del fin de los tiempos y mi estomago empezaba a rugir, no tenia muy claro como era eso de que el vino fuera veneno, si así lo fuera hacia tiempo que estaría acompañando a los gusanos.

-¡DIOS SANTO!-El rugido que salio de las sombras me cogió tan de sorpresa como el resto, pero ojos que no ven... En ese momento la gente empezó a ponerse peligrosa, una daga y una pistola, ¿Eran tipos peligrosos o ricos? Supongo que piensan que ambas cosas van de la mano siempre que tengan un arma.

-Bueno supongo que no estábamos tan solos como pensábamos...-Alzó la vista al cielo, si semejante animal rugía de esa manera, sin duda era depredador y si quedaba algún ave escondida eso la hubiera espantado, pero seguía sin ver resto de vida.

-También cabe la posibilidad que sea vegetariano, después de todo no hemos visto ningún animal así que su alimento son esos frutos... y por ende ese charco su... letrina me temo.-No pude evitar sonreír al recordar como aquel hombre había bebido... aquello.

-Claro que supongo que el profesor puede tener razón, mejor sera volver a la costa y no esperar a ver asomar lo que sea que haya rugido, sera mejor así.-Haciendo caso a su querido compañero de puñal en mano se marcho lentamente, no sin antes hacerse con uno de esos preciados frutos y guardarlo, para después, en su gabardina.

Después de reponerme, recibo algunos de los Frutos que me da Rowan, sólo pienso en pasar ese mal sabor de boca que dejo aquella agua pestilente combinada con el desagradable sabor a vomito que queda en mi paladar... Como algunos de ellos, esperando tener mejor suerte, y apostando a que si tienen buen sabor, es poco probable que sean venenosas.

El dia se fue, para comenzar a anochecer, el cielo seguía igual de calmado, nada de eso me agradaba, no escuchaba ni siquiera los ruidos de los insectos en aquel misterioso lugar, intentaba recordar de alguna manera como relacionar aquella experiencia con algunos de mis estudios en Antiguas civilizaciones.... De pronto, un rugido estremecedor me distrajo de mis pensamientos, para hacerme volver de nuevo a aquella espeluznante realidad... - Margareth estaría pasando por lo mismo?? espero que este bien. - Solo pensaba en aquello, intentando aferrarme a la esperanza de que aún podría encontrarla con vida.

-Que demonios!... Es mejor que todos nos calmemos... quizás tengan razón, quizás estemos en su territorio, así que es mejor que nos alejemos lentamente.... Recuerden es mejor que permanezcamos unidos...-

Tomando las cosas con extraña calma a pesar de lo que sucedía, intento disuadir a mis compañeros para que se calmen y actúen con cabeza fría.