El grupo avanza a buen ritmo, con la excepción de Charlie que se retrasa con regularidad jadeando. Un cielo plomizo cubre el promontorio con una bóveda de penumbra y de misterio. A medida que avanzaban el paisaje se tornaba algo diferente, parecía que había cambiado ligeramente desde que habían llegado. Allí había árboles rojizos y altos como colinas que antes no estaban y una maleza grisácea crecía por doquier. Las nudosas ramas colgaban moviéndose ligeramente mecidas por la suave brisa, parecían dedos extendidos en garras. Todo había cambiado. El sol ya estaba alto cuando los supervivientes llegaron a la cima exhaustos y sudorosos.
Si el paisaje había cambiado durante la zona próxima a la entrada de la cueva. Las cañas habían tomado una tonalidad rosácea y habían aumentado en cantidad. LAs escaleras que ascendían a la entrada de aquel oscuro lugar estaba cubierta de una sustancia parecida al musgo, pero de color café, la última vez que estuvieran allí, el día anterior, no estaba allí. El día avanzaba.
Llegue con las rodillas en el suelo y muy cansado, cuando por fin terminados respire con tranquilidad y busca en mi bolsillo interior algo para dar tranquilidad a mis pulmones, di un ligero trago para seguirlo otro mas largo, me limpie los morros y volví a resoplar con dificultad.
-Si no les importa, necesito descansar 2 o 3 minutos.-Me que te el sudor de mi frente prominente y miraba sin fijar la mirada en el basto paisaje que había a mis pies.
- Toma un poco de aire Charlie y continuemos. ¿Tenemos linternas o antorchas? Ahí dentro estará muy oscuro. Oscuro, muy oscuro. Oscuro ...
Rowan murmura casi más para si mismo que para los demás.
Mientras sube decidido por las escaleras, se fija en el musgo que hay, juraría para sus adentros que la primera vez que vieron las escaleras, no estaba ahí.
En un segundo plano, oye hablar a Charlie con el resto del grupo, parece que ya ha llegado a la cima, era el más lento de todos. Se agacha e inspecciona el musgo con determinación, intentado averiguar cualquier información de la especie de liquen que era.
Ana miró con desconfianza la extraña sustancia que se había acumulado junto a la entrada. No recordaba haberla visto antes. Vio como el profesor Ezequiel se agachaba a examinarla, lleno de curiosidad.
- Profesor, ¿qué es eso? - preguntó, asqueada - ¿Cree que puede ser peligroso?
Ana miró hacia el interior de la gruta, y sintió un escalofrío al recordar la experiencia de la noche anterior.
- No creo que sea buena idea entrar ahí. - dijo en voz alta.
Descansado me levante dispuesto a seguir la caminata.
-No se preocupe Ana.-Apoye suave mi mano en su hombro.-Si algo malo sucediera, seguro que me pasa a mi primero y el resto tendrá tiempo para salir.-no era algo bonito, era la realidad y tenia que lidiar día a día con ella.
Me puse de nuevo en cabeza y alargue mi mano hacia el grupo.-Quien me da luz.-Puesto que las cerillas de anoche estaban mas mojadas que mi cabeza tras una noche a base de vino y whisky, espere a que alguien me diera lumbre para comenzar la expedición.
Miro bien el musgo del suelo, lo observo de nuevo y tengo muy claro los resultados.
- No es por alarmaros, pero os puedo asegurar que esto no lo he visto en la vida, en mis años de estudio nunca he visto esta estructura o forma de vid, y dudo mucho que sea endémico de esta zona. Sin más dilación me pongo detrás de Charlie y continuamos la caminata
La entrada de la cueva recibía a los supervivientes como si de fauces abiertas se tratara. La sombra de una roca enorme manchaba de oscuridad el umbral, pintaba imágenes variadas escalofriantes que desafiaban la mente del más sensato. Las sombras del interior parecía extenderse y crecer para devorarlos. Una extraña luminosidad difusa se extendía desde el interior, parece que el extraño musgo de las escaleras se extendía por las paredes rocosas y emitían cierta resplandor en las oscuridad.
- Ok... henos aquí. Aprovechemos para descansar unos monutos. De paso quiero examinar algo que encontré en el avión.
Se sienta sobre una piedra y comienza a ver el libro.
- Lo que usted prefiera Dr. Walter, pero tampoco nos podemos alargar demasiado en el descanso, que el tiempo pasa volando, y sin darnos cuenta nos plantamos de nuevo en el atardecer.
Después del subidón de adrenalina para entrar en la cueva, el grupo pedía un descanso, el tiempo en esta isla pasaba factura.
Rowan se acerca a Brush.
- No creo que un libro nos saque de esta maldita isla. Mejor entrar mientras tengamos luz.
Observe con atención las paredes y como el propio hongo iluminaba la zona.
-Que efecto tan curioso.-Dijo antes de dar el primer paso. Paso a paso, siempre pisando con firmeza y mirando donde posaba la bota, empece el descenso. Si nadie se movía alguien tenia que hacerlo. Solo rezaba por llegar al final, por mi propio pie y no por una caída desafortunada. Cruce los dedos de mi mano izquierda mientras que sujetaba con la otra mi martillo.
EMpiezo el descenso.
No iba a ser menos, los hombres primero, naturalmente.
El Dr Walter, ante la mirada de los temblorosos y exhaustos supervivientes se siente en una roca y saca un blog tamaño cuartilla con cubierta de cuero desgastado. Tras desnudar la tira de cuero que mantiene el blog cerrado. Ante los ojos de los testigos unas hojas amarillentas son reveladas. El doctor manosea las hojas y se centra en unas notas fechadas al 12 de marzo, meses antes del naufragio.
Contenido en tu escena.
La cosa se estaba demorando, el Dr. Walter se para leer unas notas que ha tomado con anterioridad. Pero estaban decididos a bajar las escaleras, y adelantando la posición a Charlie y a Rowan, piso cada escalón firmemente. Forzando la vista para ver que puedo intuir que se encuentre delante de la fila de hombres que bajamos.
Rowan continua bajando, con el arma preparada.
Ana observó temerosa cómo varios de sus compañeros se adentraban en las escaleras. Ella habría preferido no entrar ahí, pero antes que quedarse sola en esa isla haría lo que fuese. Sacó la pistola del bolso, y avanzó tras sus compañeros, procurando no perderles de vista.
Los supervivientes penetran en la oscuridad. La luz de la linterna arroja una luz difusa en la escalofriante túnel en que se adentran. Las paredes rezuman de un líquido verdoso casi fluorescente. El suelo está pegajoso y no se atreven a mirar que sustancia impregna la suela de sus destrozados calzados.
El túnel no tarda en tocar su fin y ante ellos se abre una sala de grandes proporciones. En medio de ella hay una piedra enorme de forma geométrica extraña, nada que hubiesen visto con anterioridad. Encima hay un gran libro con cubierta metálica. Cerca también puede encontrarse ropas ensangrentadas y rasgadas.
Me pase la mano por la calva al ver ese lugar, la suerte por una vez desde que llego me sonrió, o al menos no tuve la patosa suerte de caerme escaleras abajo. Cosa que agradecí con un trago a una de mis celosas botellas. Pero eso no me ayudaba a comprender que hacia un libro allí en mitad de un... ¿altar?
-¿Y toda esa sangre? Señores... o hemos encontrado un altar de sacrificios o aquí comen a los turistas-Quise bromear para quitar tensión a la situación antes de que la curiosidad me obligara a avanzar hacia el libro y ojear sus hojas de metal.