Partida Rol por web

No paraba de tartamudear, Ezequiel tenía las pulsaciones a más de 140. Su corazón y su mente se encontraban al límite.

- Nnnnooooo pppppoooodddeeeemmmooossss ppppeeennnssaaarrr eeeennnnn JJJJJJooooohhhhnnnnn. Hhhhhaaayyyy qqqqquuuueeee eeeessscccaaapppaaarrrr.

- ¡¡Salgamos de aquí!!

Rowan desciende intentando evitar a las criaturas de la base del zigurat.

Ana observó un instante las criaturas aglomerándose en la base del zigurat, temerosa de su amenaza. Sin embargo, no podía detenerse ahí, no podía detenerse a esperar. Sintió cómo sus ojos se humedecían sin razón, cómo lágrimas de angustia corrían por su rostro en aquel momento infame. En el pasado, siempre había imaginado el final de su existencia como un momento hermoso, cargado de glamour y emoción. Morir devorada por un engendro demoníaco surgido de la peor de sus pesadillas era algo que nunca había barajado. Sin embargo, el horror que había experimentado en aquella cueva había cambiado algo en su interior, haciéndole comprender, ahora más que nunca, de lo insignificante de su existencia. Su carne sería devorada, o se pudriría en aquella isla, si no se daba la suficiente prisa por escapar.

Comenzó a correr de nuevo, espoleada por el grito de Rowan, bajando las escaleras con toda la agilidad que podía.

Ezequiel no paraba de temblar, y de mirar para todos los sitios, lo único que veía era a sus compañeros bajar de la estructura. No podía pensar con claridad, la única solución posible era seguir el resto.

Bajo corriendo las escaleras, intentando no tropezarse y evitar a esas criaturas salidas del más oscuro inframundo.

La situación era desesperada y poco esperanzadora. Sus esperanzas se vieron truncadas por el panorama que se extendía ante ellos. Aquello no se parecía nada a la selva tropical y l color del cielo parecía envolver aquel paisaje irreal. Parecía como si hubieran sido transportado a otro mundo y sus habitantes esperaban abajo. No obstante el instinto de supervivencia imperaba y los supervivientes no estaban dispuestos a dejarse vencer tan pronto. Una diminuta luz de vida latía en sus corazones y sus piernas superaron la parálisis.

Reaccione al quedarme solo, mientras el resto parecía moverse, pero no tenia ni idea de que podia hacer. Me agacha aun tembloroso para recoger a mi amante, ella no se merecía ese trato por que estuviera vacía. La guarde a buen recaudo y saque el martillo, aun sin saber que hacer.

Trague saliva y intente hablar aunque por primera vez en mucho tiempo sentía seca la garganta.
-Abajo una locura, y detras otra mayor... ¿Que debemos hacer doctor?-Apele a la inteligencia del mas listo, solo esperaba que ese titulo delante de su nombre no fuera simple fachada.

Ana continuó corriendo, ignorando ya si sus compañeros se encontraban con ella o no. Nada parecía importar, salvo salir cuanto antes de aquel lugar horrendo. La procesión de escalones corrió ante sus ojos, y repentinamente se desvaneció, tornándose en un suelo gris, estéril, en lugar del verde tropical que lo había cubierto todo horas antes. A su alrededor, las figuras difusas que habían visto desde lo alto deambulaban sin un cometido aparente. No iba a quedarse allí para descubrirlo: corrió, tratando de alejarse de ellas antes de que repararan en su presencia.

La mujer, armada de valor, o más bien desesperada por el terror, se separó del grupo y comenzó a descender las escaleras con los pies desnudos. A punto estuvo de resbalar por la sustancia fluorescente adherida a la plantas de los pies, pero no se amilanó y siguió corriendo.
El resto permaneció en su lugar sin saber que hacer. Entonces un gruñido aterrador e inhumano surgió a sus espaldas. De la cueva surgieron unos tentáculos acabados en zarzillos metálicos, la enorme criatura comenzó a salir de su cubil, en la cima del zigurat. Ante su presencia, las criaturas retorcidas que esperaban abajo, en la base, comenzaron a repetir la salmodia con más intensidad. Era grotesco, sonaba realmente aterrador. Los supervivientes comprendieron que había llegado el momento de sobrevivir o morir. ¡Ah sua sina Abholos!, ¡Ha Sua sina Abholos!¡Abholos! ¡Abholos! ¡Sua nada sua sina! Apenas podía distinguirse la sílabas que brotan de aquellas deformes gargantas, pero una palabra se elevaba claramente: Abholos.

Walter decidió correr hacia abajo, siguiendo a la mujer. Las aberraciones Fueran lo que fueran eran ellas las que parecían esta dando vida a aquello.

- Debemos pararlos!!! Bajemos, tratemos de hacerles frente!!

Sin pensar muy bien lo que acababa de ver, lo único que pensó era que aquello era una monstruosidad, pensó en un pulpo mutado, pero no podía ser así, era algo que no pertenece a este planeta, y por lo que se ve tiene movilidad, les persigue.

Ezequiel temblando de terror y de miedo. Siguió a Ana y a Walter, no quedaba otra salida, tenía que sacar valor de donde antes nunca hubo.

Espero que encontremos una salida.

Ana continuó corriendo, espoleada por el miedo y el aterrador sonido que procedía de su espalda. Consciente de lo cercano de la muerte, optó por no mirar, centrándose solo en el camino de huida.

Rowan empieza a temblar como una hoja, incapaz de moverse ni siquiera un paso, contemplando los tentáculos como hipnotizado.

Parece que el grupo se repone de su parálisis y tras la rápida reacción de la actriz, el resto no está dispuesto a esperar que aquella cosa los atrape con sus tentáculos. Comienzan a bajar tras la valiente mujer espoleados por el miedo y el terror desmesurado.
El doctor Ezequiel toma ventaja y sigue a la señorita del arma detrás de ella tratando de no resbalar, seguido de cerca del profesor del cráneo desprovisto de cabello, seguidos de los rezagados Charlie y Rowan.
Están cerca de la base y ya pueden ver sus enemigos, unas sombras grotescas parodia de ser humano, una versión mutilada y mal formada de un ser humano. La cabeza parece estar puesto al revés, parece haber sido partida en dos y reconstruido con la frente debajo y la mandíbula arriba.
Rowan queda muy rezagado, siente el temblor de la enorme criatura que trata de abarcar el zigurat con sus tentáculos. Un tanto atolondrado Charlie resbala y comienza a rodar hacia abajo.

Tan pronto como Ana llega a la base una de la grotescas criaturas retorcidas, se aproximan dos de ellas tratando de abalanzarse hacia ella. Los profesores llegan justo detrás.

No podía creer lo que estaba pasando o quedarse arriba, donde a nuestras espaldas teníamos un terror insondable o lanzarnos hacia sus adoradores, locos come hombres, por desgracia pronto me quede solo por lo que intente hacer que mis piernas reaccionaran, pero tras de un par de pasos y llegar al primer escalón, mi vieja amiga, la mala suerte, decidió visitarme en el peor momento de todos. Tropecé y empece a rodar escaleras abajo, golpeándome ne sitios que ni siquiera conocía.

Todo mi mundo paso a ser fugaz donde cielo y piedra se unía a mi vista mientras rodaba sin poder detenerme. Intente hacerlo, aferrarme a cualquier saliente o asidero el suficiente tiempo como para parar esa caída y fue inútil, tenia las extremidades tan doloridas y dormidas, que cualquier intento fue negado. Caía sin control y estrepitosamente a lo que por seguro seria mi final, el fin de Charlie Allred

Charlie, con su habitual mala suerte tropieza y rueda hacia abajo llegando a la base del zigurat antes que ninguno. Uno de las criaturas retorcidas se abalanza hacia el pobre Charlie que grita de dolor y miedo. Trata de incorporarse pero no puede, parece que su peroné se ha tronchado como una rama seca. La criatura trata de alcanzarlo.

Rowan con gesto desencajado y sacando fuerzas de la desesperación se aparta de un horrible tentaculo.

-¡MADRE DE DIOS! ¡QUE DEMONIOS ES ESTO!

Ana gritó de pavor al ver cómo Charlie tropezaba, rodaba escaleras abajo, y caía junto a una de las criaturas.

- ¡Charlie! - gritó.

Miró desesperada a su alrededor, buscando algo que tirarle al tortuoso ser, o con lo que ayudar a su compañero, que se retorcía ante su inminente destino.

Viendo a Charlie como se tropieza, no le da tiempo a mirar más detenidamente lo que le ha pasado a su compañero de aventura. El profesor Ezequiel, se encuentra fuera de sí, lo único que hace es correr y correr, necesita terreno para que sus piernas continúen con la huida.

En su mente se mezclan imágenes del primer día de la isla con las grotescas visiones de los "seres humanos" que se encuentran delante de ellos.

-AAAAAAAAAAAAAAAAh!!!-Grite de dolor al sentir como mi pierna derecha quedaba echa polvo y de mala postura, crei ver el hueso asomando por la piel, pero tenia tanta niebla delante de mis ojos, que no estaba seguro.

-NO! AAHHHHHHHHHHHHHHGGG!!!-Volví a gritar esta vez de puro terror al ver como una de esas criaturas se acercaba a mi, con esa hilera llena de colmillos dispuesta a morderme. Estaba perdido, sin posibilidad de moverme o escapar, con una pierna rota y perdido en mi propio terror. Ahora solo quedaba saber si me mataría o moriría antes por un ataque al corazón.