Partida Rol por web

Assassin's Creed: Iberian Memories

Partida de Rol

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22/10/2013, 22:04
Director

| JUGADA MASTER |

El sol empezaba a alumbrar el cielo en Medinaceli y la luz atravesó la ventana de la habitación de Alejandro Abadía, obligándole a despertarse. Residía en el monasterio con las monjas, concretamente con Ángela que era la que le había cuidado desde bien pequeño. Existía un silencio sepulcral en los exteriores del monasterio. Fue entonces cuando recordó que era Domingo, día festivo para casi todos los trabajadores. El herrero aún así acudía por la mañana a su puesto de trabajo para rematar algunos pedidos pero antes de la hora de comer regresaba a su hogar. Sin embargo a sus dos aprendices les obligaba a descansar para que pudieran rendir mejor entre semana y ambos lo agradecían. Estaba bien tener un día propio, un día donde no había que preocuparse del tiempo, un día en que podían hacer vida personal.
En Medinaceli al igual que en el resto del país estaban todos revolucionados. Hacía unos días que el Rey Fernando VII había fallecido y todos se preguntaban cuál iba a ser el futuro de todos los españoles. La hija de Fernando, Isabel, fue coronada como Reina de España y su madre Maria Cristina como Regente. Sin embargo el hermano de Fernando, Carlos, se negaba a que el trono no le fuera entregado a él y sí a una niña de tres años.
Debido a estos acontecimientos en el ambiente podía respirarse la tensión. Muchos eran los que apoyaban a la Reina Isabel II y otros tantos a Carlos, pero muy pocos se pronunciaban sobre ello. En algunas ocasiones se producían discusiones en mitad de la calle pero de inmediato eran atajadas por los guardias obligándoles a dispersarse.
Alejandro sabía, como sabían todos los españoles, que esas discusiones irían creciendo con el tiempo. Sin embargo se acordó repentinamente de algo que había escuchado durante la noche. Aldara solía hacer bastantes salidas nocturnas y, evidentemente, Ángela no tenía constancia de ello. Alejandro le había escuchado muchas veces salir de su habitación que estaba justo al lado. Regresaba siempre un poco antes del amanecer, seguramente para recuperar las horas de sueño perdidas, pero la salida de aquella noche se había alargado más de lo normal. Había escuchado a Aldara entrar en su habitación justo en el momento en que se despertaba y parecía haber pasado toda la noche fuera. ¿Qué se traería entre manos?

Notas de juego

Recordad que no debéis marcar a los demás de momento.

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22/10/2013, 23:13
Director

| JUGADA MASTER |

El sol empezaba a alumbrar el cielo en Medinaceli y la luz atravesó la ventana de la habitación de Rodrigo de Iduarte Barnaga, obligándole a despertarse. Residía en una casa pequeña, la que había heredado de sus padres. Al marcharse éstos de Medinaceli Rodrigo decidió quedarse en la misma casa pues requería poco mantenimiento y poca limpieza.
Rodrigo salió del mundo de los sueños y abrió los ojos para regresar al real, dándose cuenta de que en el exterior no se escuchaba el mismo jaleo que de costumbre. Fue entonces cuando recordó que era Domingo, día festivo para casi todos los trabajadores. El herrero aún así acudía por la mañana a su puesto de trabajo para rematar algunos pedidos pero antes de la hora de comer regresaba a su hogar. Sin embargo a sus dos aprendices les obligaba a descansar para que pudieran rendir mejor entre semana y ambos lo agradecían. Estaba bien tener un día propio, un día donde no había que preocuparse del tiempo, un día en que podían hacer vida personal.
En Medinaceli al igual que en el resto del país estaban todos revolucionados. Hacía unos días que el Rey Fernando VII había fallecido y todos se preguntaban cuál iba a ser el futuro de todos los españoles. La hija de Fernando, Isabel, fue coronada como Reina de España y la madre de ésta, Maria Cristina, como Regente. Sin embargo el hermano de Fernando, Carlos, se negaba a que el trono no le fuera entregado a él y sí a una niña de tres años.
Debido a estos acontecimientos en el ambiente podía respirarse la tensión. Muchos eran los que apoyaban a la Reina Isabel II y otros tantos a Carlos, pero muy pocos se pronunciaban sobre ello. En algunas ocasiones se producían discusiones en mitad de la calle pero de inmediato eran atajadas por los guardias obligándoles a dispersarse.
Rodrigo sabía, como sabían todos los españoles, que esas discusiones irían creciendo con el tiempo. Sin embargo estaba contento por tener ese día libre así que podía hacer lo que quisiera.

Notas de juego

Recordad que no debéis marcar a los demás de momento.

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22/10/2013, 23:23
Director

| JUGADA MASTER |

El sol empezaba a alumbrar el cielo en Zafra y la luz atravesó la ventana de la habitación de Francisco Javier Gaitan Carcedo, obligándole a despertarse. Residía en la casa del herrero, el hombre con el que además trabajaba. Él fue quien le acogió cuando quedó huérfano de padres y se llevaron a su hermano pequeño. Desde entonces empezó a aprender el oficio y el mismo herrero le ha criado como su hijo. El hombre, José, estaba casado con una mujer muy amable y cariñosa, Luisa. No podían tener hijos así que quedaron encantados con poder cuidar de Francisco Javier.
El chico se dio cuenta de repente que en el exterior de la casa no existía el habitual jaleo de todos los días. Fue entonces cuando recordó que era Domingo, día festivo para casi todos los trabajadores. El herrero aún así acudía por la mañana a su puesto de trabajo para rematar algunos pedidos pero antes de la hora de comer regresaba a su hogar. Sin embargo a su único aprendiz le obligaba a descansar para que pudiera rendir mejor entre semana y Francisco Javier lo agradecía. Estaba bien tener un día propio, un día donde no había que preocuparse del tiempo, un día en que podían hacer vida personal.
En Zafra al igual que en el resto del país estaban todos revolucionados. Hacía unos días que el Rey Fernando VII había fallecido y todos se preguntaban cuál iba a ser el futuro de todos los españoles. La hija de Fernando, Isabel, fue coronada como Reina de España y su madre Maria Cristina como Regente. Sin embargo el hermano de Fernando, Carlos, se negaba a que el trono no le fuera entregado a él y sí a una niña de tres años.
Debido a estos acontecimientos en el ambiente podía respirarse la tensión. Muchos eran los que apoyaban a la Reina Isabel II y otros tantos a Carlos, pero muy pocos se pronunciaban sobre ello. En algunas ocasiones se producían discusiones en mitad de la calle pero de inmediato eran atajadas por los guardias obligándoles a dispersarse.
Francisco Javier sabía, como sabían todos los españoles, que esas discusiones irían creciendo con el tiempo. Sin embargo estaba contento por tener el día libre y en ese momento escuchó la puerta. Alguien había salido y era muy probable que se tratara de José acudiendo a la herrería. Se olvidó de ese detalle cuando le vino el olor a desayuno recién hecho.

Notas de juego

Recordad que no debéis marcar a los demás de momento.

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22/10/2013, 23:35
Director

| JUGADA MASTER |

El sol empezaba a alumbrar el cielo en Zafra y la luz atravesó la ventana de la habitación de Salvio Falcon Davila, obligándole a despertarse. Residía en la casa de su padre quien le tenía como el chico de los recados. Hacía poco tiempo que él le había explicado quién era y a qué se dedicaba. La Hermandad no era algo de lo que pudiera hablarse abiertamente pero llegó el día en que Flaín supo que su hijo Salvio debía convertirse en un hombre y aprender lo que un día aprendió él.
El chico se dio cuenta de repente que en el exterior de la casa no existía el habitual jaleo de todos los días. Fue entonces cuando recordó que era Domingo, día festivo para casi todos los trabajadores. Su padre respetaba siempre ese día y dejaba a Salvio descansar, le libraba de cualquier recado. Estaba bien tener un día propio, un día donde no había que preocuparse del tiempo, un día en que podían hacer vida personal.
En Zafra al igual que en el resto del país estaban todos revolucionados. Hacía unos días que el Rey Fernando VII había fallecido y todos se preguntaban cuál iba a ser el futuro de todos los españoles. La hija de Fernando, Isabel, fue coronada como Reina de España y su madre Maria Cristina como Regente. Sin embargo el hermano de Fernando, Carlos, se negaba a que el trono no le fuera entregado a él y sí a una niña de tres años.
Debido a estos acontecimientos en el ambiente podía respirarse la tensión. Muchos eran los que apoyaban a la Reina Isabel II y otros tantos a Carlos, pero muy pocos se pronunciaban sobre ello. En algunas ocasiones se producían discusiones en mitad de la calle pero de inmediato eran atajadas por los guardias obligándoles a dispersarse.
Salvio sabía, como sabían todos los españoles, que esas discusiones irían creciendo con el tiempo. Sin embargo estaba contento por tener el día libre así que no debía pensar en aquellas cosas. Justo en ese momento escuchó la puerta abrirse. Era su padre.
- Arriba hijo, el desayuno está listo- dijo Flaín mientras se marchaba de nuevo, dejando la puerta abierta. Entonces Salvio pudo olisquear y comprobar que su padre le había dicho la verdad. Era extraño que se hubiera despertado tan temprano y ya hubiera hecho el desayuno. No acostumbraba hacerlo.

Notas de juego

Recordad que no debéis marcar a los demás de momento.

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23/10/2013, 08:17
Rodrigo de Iduarte Barnaga

| HOGAR |

 

La luz que penetraba por la ventana obligó a Rodrigo a levantarse, muy a su pesar, la vida que había decidido tomar durante el último año, quizá algo mas, no le estaba dejando dormir demasiado. Aún cumplía con su trabajo, eso era cierto, y seguía siendo puntual cómo siempre pero el maestro herrero había empezado a notar que no "era el mismo" y un par de comentarios al respecto habían dejado claro que la incompatibilidad de su vida nocturna con su vida diurna estaba comenzando a hacer mella.

 

Rodrigo comenzó cómo cualquier mañana, buscó un poco de agua fresca en un caldero para asearse y se peino con cuidado dejando su media melena caer hacia atrás, después con una cuchilla, apuró su barba y bigote para devolverlos a su perfecto estado y se dispuso a vestirse con su ropa de trabajo justo a tiempo de que la ausencia de ruido en el exterior le hiciera darse cuenta de que era Domingo y aquello le provocó una sonrisa.

 

El trabajo de herrero era duro, sin duda, pero habían tenido suerte, tanto el cómo el otro aprendiz, de dar con un maestro herrero exigente pero razonable. Aunque les hacía trabajar duro cada día siempre les dejaba el domingo libre, pese a que el mismo iba a rematar algún trabajo en la mañana, para que así pudieran rendir "cómo dios manda" el resto de la semana. Y lo cierto es que era ese Domingo de descanso el que permitía a Rodrigo mantener el ritmo.

 

Con ese pensamiento aún dándole vueltas en la cabeza Rodrigo abrió el armario, cogió una muda limpia, de las dos que tenía y miró la ropa que estaba colgada mas al fondo del armario. Allí descansaban ropas comodas pero fuertes, entalladas par ajustarse a el, de color oscuro cómo la capa negra que había a su lado y las botas altas en el suelo. Cuando miró aquellas ropas se preguntó si estaría loco por hacer lo que estaba haciendo, quien en su sano juicio haría algo cómo eso, quizá las historias que le había contado su padre habían hecho mas mella en su cabeza de la que el mismo pensaba... Sin embargo, la reacción que le provocaba el mirar aquellas ropas era una media sonrisa, estaba orgulloso de lo que estaba haciendo, mas que nunca en su vida, daba igual que pareciera una locura o una estupidez, el sabiía que era lo correcto y nadie le alejaría de esa idea por mucho que se esforzara... aunque bueno, tampoco es que nadie lo supiera cómo para intentarlo.

 

Ya con la muda limpia Rodrigo se dirigió hacia la puerta, quizá sería un buen momento para dar un paseo por el mercado y aprovechar los pequeños ahorros que tenía para hacerse con una pieza de fruta y algo de pan del día así que se calzó unos viejos zapatos de cuero, desgastados pero aún integros, y casi de forma instintiva escondió la daga que había "adquirido" bajo su chaqueta. Se aseguró de dejar todo en orden antes de salir, cerró su puerta con llave y se encaminó hacia la plaza del mercado con paso rápido y seguro.

Notas de juego

He dado por sentado que unos zapatos y una muda de ropa tendríamos pero si hace falta comprarla dímelo y paso "por caja" XD.

 

Que bien que ya hemos empezado!!!!!!!

 

PD: Si ves algo mejorable en mis post o que no te gusta dímelo y hacemos por mejorarlo.

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23/10/2013, 14:18
Alejandro Abadía
Sólo para el director

MONASTERIO

El resplandor del sol en mi ventana indicaba que ya era por la mañana. Me giré en la cama, bostezando, hasta que alcancé el borde de la misma y me incorporé, no sin evitar la sensación de pereza que le entra a uno los domingos por la mañana. Las luces jugaban con la transparencia del cristal de la ventana, mientras que al otro lado se escuchaba el trinar de los pájaros en su vuelo temprano. Eran momentos de tranquilidad, al menos en apariencia, pues todo español en estos momentos dormía siempre con un atisbo de intranquilidad. La duda, la incertidumbre sobre la sucesión al trono, un acontecimiento que suscitaba los recelos de todos, la división de las opiniones en dos partes, dos partes que esperaba que no llegarán a ser dos bandos enfrentados abiertamente.

Pero pronto aquellos sentimientos de pereza y duda fueron desplazados, sustituidos, por otro sentimiento. Mucho más conocido y familiar para mi, y mucho más apreciado también: Curiosidad. Los ruidos en la habitación contigua me indicaron que Aldara volvía de una de sus andanzas nocturnas, aún más tarde de lo que tenía por costumbre. Me levanté de un salto de la cama y pegué la oreja a la pared que daba a su habitación, tratando de escuchar algo. Pero no me quedaría mucho así, desde luego. Me puse en pie, vistiéndome apresuradamente. Cogí la camisa blanca de la silla junto a mi cama y me la abroché deprisa, sin llegar a ajustarme los puños, después con un salto me puse los pantalones y por último, sentándome en el borde de la cama me calcé las botas a correprisa. Salí de mi habitación y me acerqué hacia la de Aldara, pues no era normal que llegara tan tarde, además de que sus salidas nocturnas siempre habían despertado mi curiosidad. ¿A dónde iría a tan altas horas de la noche? ¿Conocería a algún mozo del pueblo con el que dar largas caminatas? Aunque no lo creía, pues Aldara no me parecía ese tipo de mujer.

Salí al pasillo y me encaminé hacia la habitación de Aldara. Era más tarde de lo que acostumbraba a llegar, normalmente era cuidadosa pero a estas horas cualquiera podría haberlo notado. Llamé a su puerta suavemente, pero lo suficientemente fuerte para que ella lo oyera. - ¿Va todo bien, Aldara? - Pregunté desde el otro lado de la puerta. Ciertamente me preocupaba lo que pudiera estar haciendo por las noches, siempre había sido una gran incógnita para mi, pero por suerte no parecía haber tenido problemas. Aunque, quizá, el hecho de que esta vez no fuera tan cuidadosa como de costumbre significase algo.

Notas de juego

No se poner las barras a los lados, la verdad

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24/10/2013, 01:01
Director

Notas de juego

Alt Gr + 1

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24/10/2013, 13:05
Francisco Javier Gaitan Carcedo
Sólo para el director

[ EDIT ] [CASA DEL HERRERO - HERRERÍA]

Me sentía afortunado. O, al menos, todo lo afortunado que puede sentirse un hombre de mi condición al despertar sin ninguna contusión craneal. Mi alta estatura, tan poco común en tierras españolas, me había costado no pocos quebraderos de cabeza a la hora de ponerme en pie cada mañana. Para ahorrar espacio en mi habitación, José había encargado un mueble de dos piezas del que podría extraerse el armazón del lecho, que él había forjado con sus propias manos. La segunda parte la conformaba una pequeña librería en torno a éste, de la que sobresalía una pequeña extensión de la primera estantería que quedaba justo encima del cabecero; dato que no suponía problema para un ciudadano español de tamaño promedio, pero que la convertía en una trampa mortal para mi sesera. Sobretodo cuando las pesadillas hacían mella en mi descanso. Y también en mi frente. 

Con una expresión menos cenicienta en el rostro que la acostumbrada, tomé los pocos aparejos y herramientas que consideré oportunos y descendí hacia el taller para adelantar los encargos pendientes que correspondían a mi condición de aprendiz, para así poder procurarle un merecido respiro a mi patrón. Antes de marchar, me despedí verbalmente de Luisa, la esposa de José, no sin tomar unas pocas viandas que ésta había preparado para desayunar y darle las gracias. 

- ¿Maestro? - inquirí, una vez entré en la herrería, para comprobar que el hombre que me lo había enseñado todo se encontraba presente. 

Notas de juego

Perdón por el doble post. No me sale la opción de editar y no he tenido más remedio que hacer esto.

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24/10/2013, 13:42
Director

| JUGADA MASTER |

 

Rodrigo había decidido aprovechar su día libre y dar un relajante paseo. Estaba feliz por poder descansar y desconectar de la herrería, de modo que quiso acudir al mercado para ojear un poco mientras pasaba el tiempo. Para llegar hasta las pequeñas tiendas que montaban diariamente tenía que atravesar algunas callejuelas que eran poco transitadas, especialmente los Domingos.
De repente escuchó la temblorosa voz de una mujer bastante cerca de donde se encontraba. Al final de la calle había una mujer joven que era acorralada por dos hombres con ropas roídas y sucias, seguramente mendigos. La mujer llevaba puesto un vestido azul claro con líneas de volantes cruzando de lado a lado, tanto en el corpiño como en la falda. Tenía los brazos y el cuello al descubierto. En el suelo había una capa de color azul marino, seguramente había sido arrancada por los mismos hombres que la acorralaban. Tenía sus ojos marrones anegados en lágrimas. Algunas ya habían empezado a recorrer su redondo rostro, cayendo por sus mejillas rosadas. Su cabello castaño oscuro estaba elegantemente recogido y no se sabía con exactitud si los hombres pretendían robarle o simplemente abusar de ella, a plena luz del día, aunque en una zona poco transitada.
- Por favor, dejadme ir... Tengo joyas, tengo dinero, tengo... Tengo...- empezó a decir la mujer pero no conseguía articular palabra. Al parecer el miedo no le dejaba hacerlo. Respiró hondo mientras caminaba hacia atrás hasta que su espalda tocó la pared de un pequeño edificio-. Os lo suplico, dejadme ir...-.
Era evidente que aquella joven necesitaba ayuda. No se sabía de lo que eran capaces de hacer las personas que pasaban hambre y frío.
Sin embargo, antes de que Rodrigo pudiera hacer nada, los hombres se giraron para comprobar que estaban siendo observados de modo que cogieron la capa de la mujer y se marcharon por la primera calle que tenían cerca. Se conocían tan bien las calles que se perdieron de vista. Fue entonces cuando la mujer miró a Rodrigo antes de derrumbarse para despues caer al suelo de rodillas, llevándose las manos a la cara sin dejar de sollozar. Por suerte sólo le robaron la capa, probablemente para cubrirse del frío que se avecinaba. A pesar de que la mujer estaba llorando se sentía realmente feliz por haber sobrevivido. Poco le importaba la capa.

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24/10/2013, 13:49
Aldara Abadia

| HABITACIÓN |

Nada más entrar a mi habitación escuché a Alejandro golpeando suavemente mi puerta. Cerré los ojos y negué con la cabeza, responsabilizándome de que estuviera él allí. No había tenido tanto cuidado al entrar como lo tenía habitualmente. Quizá por nerviosismo, quizá porque tenía una importante misión entre manos y se esperaba mucho de mí.

Respiré hondo y me dirigí hacia la puerta para abrirla lentamente. Mi rostro se encontró con el de Alejandro y ni siquiera oculté que seguía llevando la ropa con la que salía a la calle. Mi túnica marrón, mi pañuelo que solía cubrirme la cabeza cuando lo necesitaba pero que en aquel momento había sido retirado hacia atrás, mis botas negras... No tenía por qué esconderme si él ya me había sorprendido llegando al monasterio.

- Sí, Alejandro, todo bien- le respondí con una leve sonrisa, mirándole directamente a los ojos-. ¿Qué haces levantado tan temprano? Deberías descansar- le dije, intentando desviar el tema.

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24/10/2013, 13:57
José

| HERRERÍA |

Estaba trabajando con algunos encargos de unos clientes cuando escuché la voz de Francisco Javier, el chico al que había acogido muchos años atrás y al que consideraba como un hijo. Me sentía feliz cada vez que venía a la herrería y a mi esposa Luisa le había aportado mucha alegría en su vida.

- Francisco Javier, te he dicho mil veces que no me llames así. ¿Después de tantos años sigues sin hacerme caso?- comenté mientras reía, dejando de lado los encargos para acercarme a él-. ¿Necesitas algo? Deberías estar disfrutando de tu día libre-.

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24/10/2013, 15:46
Alejandro Abadía
Sólo para el director

|PASILLO|

- Si el sol está tan alto como para llegar a entrar en mi habitación no es tan temprano, Aldara. - Contesté sonriendo a mi querida hermana, pues eso es lo que significaba para mi. - Sin embargo, sí es un poco tarde para volver sigilosamente a tu cuarto. Estoy preocupado por ti. ¿Qué ocurre? No es la primera vez que te oigo salir y volver por la mañana - Añadí esto último en un susurro, para que nadie más que ella me escuchara, por si había algún oído inquieto acercándose. - Pero no sueles llegar tan tarde ¿Seguro que está todo bien? No puedo hacer otra cosa si no preocuparme por ti. - añadí, escrutando los ojos de Aldara en busca de una respuesta que sus palabras no me dieran. - No te atosigaré si son tus propios asuntos, pero si necesitas ayuda, confía en mi. - Contesté con la mejor intención, pues aunque me preguntaba siempre donde iría, era preocupante que llegase tan tarde, arriesgándose a que alguien se enterara, pues era de esperar que nadie más en aquel monasterio se tomase a bien sus escapadas nocturnas.

Así, aguardé en el pasillo la respuesta de mi hermana. El sol se alzaba mientras en el horizonte, comenzando a iluminar el lugar, aunque por suerte hoy no tenía que ir a trabajar, así que tenía tiempo de sobra para aquella conversación más que de sobra. Observando a Aldara podía ver que estaba completamente vestida, ni siquiera había tenido tiempo para ponerse ropa de dormir. Llevaba unas botas negras y una curiosa túnica, con un pañuelo anudado que parecía haber retirado de su cabeza. Sin duda eran buenas ropas para las frías noches del lugar. ¿De dónde vendría?

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24/10/2013, 18:09
Francisco Javier Gaitan Carcedo
Sólo para el director

[ HERRERÍA ]

- .- respondí, mientras mis labios se curvaban en una media sonrisa durante unos instantes. La jovialidad de José me reconfortaba, así como la actitud tan cercana y familiar que mantenía con todos. Sus estridentes carcajadas eran de las pocas cosas que lograban sacar a la luz un poco de vida de mi hierático y melancólico semblante.- Me he familiarizado tanto con la rutina, que había olvidado que día era hoy.- no era la primera vez que algo así ocurría. Excepto cuando permanezco concentrado durante las horas de trabajo en el taller, mi percepción del tiempo se desdibuja de manera inquietante. Si no encuentro alguna actividad que me obligue a poner toda mi atención en ella, mi cabeza parece abandonarse en una aletargada nube de ensimismamiento; como si el resto de mi existencia la resultase verdaderamente insignificante.- Pero ya que estoy aquí, y he traído viandas por si nos despertaba el apetito , ¿hay algo que pueda hacer por ti o Luisa?

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24/10/2013, 23:37
Salvio Falcon Davila
Sólo para el director

|Casa de los Falcon|

El fresco aire de la mañana inundaba la habitación, trayendo un inusual olor a comida, aparentemente preparada por un aún más inusual cocinero.
Era absolutamente anecdótico que el día comenzara tan temprano y de aquella manera, casi se podría decir que tal eventualidad no presagiaba nada bueno.

Dispuesto a no hacer esperar a su padre, del cuál ya tenía pruebas de su genio cuando se enfadaba, se vistió con una de sus camisas de trabajo, pantalones y unas botas y se dirigío a la cocina.

Al llegar pudo ver cómo en la mesa había preparado pan, fruta y algo de leche y su padre ya se encontraba sentado.
-Dígame, padre, ¿ocurre algo?- dijo Salvio mientras cogía una silla y se sentaba a la mesa. -¿A qué se debe este madrugar en domingo?

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24/10/2013, 23:56
Rodrigo de Iduarte Barnaga

| CALLEJÓN |

 

Rodrigo apenas tuvo tiempo para reaccionar antes de que aquellos mendigos echaran a correr y estaba demasiado lejos para intervenir, aún así al ver a la mujer no pudo evitar forzar la marcha y llegar corriendo hasta ella: -"Mi señora, se encuentra usted bien?"-Dijo agachándose a su lado y ofreciendo su mano para ayudarla a levantarse: -"Hay que llevarla a un médico."- Añadió mientras se quitaba la capa y se la ponía por encima, visiblemente preocupado por su estado: -"Siento mucho no haber podido hacer nada mas pro ayudaros."- Terminó esperando la reacción de la mujer.

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25/10/2013, 18:16
Aldara Abadia

| HABITACIÓN |

Había pasado mucho tiempo haciendo salidas nocturnas y casi todas ellas habían sido apreciadas por mi querido Alejandro, al que consideraba un hermano fiel y protector. Sin embargo en aquel momento me estaba planteando seriamente si contarle lo que me traía entre manos. Era poner en riesgo su vida pero quizá estaría dispuesto a sumarse a la causa. Podría entrenarle, ser su maestra... Pero era muy peligroso.
- Alejandro, sabes perfectamente que te tengo mucho cariño, que te adoro y por eso jamás pondría en peligro tu vida- le dije, sin esperar que lo entendiera-. Ya es bastante que pongo en riesgo la mía. Le daríamos un enorme disgusto a Ángela si nos sucediese algo- añadí para después esperar su reacción.
Mientras tanto me quité el pañuelo blanco y lo lancé hasta dejarlo sobre mi cama.

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25/10/2013, 18:21
José

| HERRERÍA |

Cogí un paño para limpiarme las manos y le sonreí. Era agradable tener alguien que te aportara alegría además de una bella y dulce esposa.
- En realidad creo que deberíamos disfrutar del día libre. ¿Qué te apetece hacer?- le pregunté, dejando de nuevo el paño sobre la caja de herramientas y terminando de recoger todos los pedidos que había intentado finalizar aquella nmañana-. Seguro que Luisa se alegra mucho de que podamos hacer algo juntos. Es el único día que podemos disfrutar tranquilos en familia-.

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25/10/2013, 18:26
Flaín Falcon

| CASA DE LOS FALCON |

Sonreí y esperé a que mi hijo se sentara. Una vez que lo hizo le miré fijamente y saqué del bolsillo de mi pantalón un pergamino plegado. Antes de abrirlo e informar de su contenido volví a mirar a mi hijo.
- Salvio, creo que el entrenamiento puede llegar a dar sus frutos algún día y me gustaría que te esforzases al máximo. La Hermandad es una organización a la que debemos mucha lealtad. Nunca hacemos lo suficiente, siempre se puede hacer más y luchamos por extinguir a los templarios. Todo esto no es novedad para ti pero sí tiene mucho que ver con el contenido de ésta carta- empecé a explicarle intentando captar su atención con aquel tono de misterio en mi voz-. Llega desde Medinaceli y se han molestado mucho en que se me haga llegar lo antes posible. La maestra asesina de Medinaceli nos necesita. Más concretamente nos necesita España. Los templarios vuelven a ser una amenaza y hay que darles caza. Al parecer se ocultan entre los carlistas y María Cristina, Reina regente, ha solicitado nuestros servicios. Por eso quiero darte un voto de confianza. ¿Crees que serás capaz de servir por fin a la orden?-.

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25/10/2013, 18:41
Cristina Valverde

| CALLEJÓN |

Dejé de sollozar al ver que alguien acudía a socorrerme. No me importaba nada más sólo que aquel joven había evitado que los desconocidos me hicieran daño. No importaba la capa, era una pérdida material que podía reponerse. Bastaba con ir al mercado y comprar una parecida o mandar a una costurera que hiciera una exactamente igual. Lo importante era que estaba sana y salva gracias a aquel joven.
- Mi señor, no sé cómo voy a poder agradecerle lo que ha hecho por mí. Si no fuera por su repentina aparición... No quiero ni pensar lo que hubieran hecho conmigo- dije, poniéndome en pie-. No necesito ningún médico pero le agradezco su preocupación. ¿Puedo saber el nombre de mi salvador?-.

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26/10/2013, 00:06
Salvio Falcon Davila
Sólo para el director

|Casa de los Falcon|

Salvio miró a su padre, algo receloso.
-Pienso que confía demasiado en mí, padre, ya es usted consciente de mis capacidades- en su mente revivieron imágenes de los entrenamientos, donde los golpes y caídas estaban a la orden del día -. Ahora, si usted cree oportuno confiar en mí intentaré hacerlo lo mejor que pueda.
La mirada del muchacho bajó hasta clavarse en la mesa, como tantas otras veces había ocurrido.
-Tan sólo espero no volver a decepcionarle y menos si tengo que actuar por el bien de España y bajo la petición de la regente.