Partida Rol por web

Un buen trago de cerveza y una buena bocanada de tabaco. ¿Había algo mejor? Sus ojos recorren la estancia, disfrutando de aquel momento y se cruzan con los de su amigo. Mut señala en dirección al grupo y Eadar asiente saludando y elevando ligeramente la jarra de cerveza. Las palabras de Mut son reforzadas por el saludo de los tres compañeros.

Sólo queda esperar para ver la impresión causada por el grupo.

Ambos hombres detuvieron su charla ante la llegada del pequeño personaje con gran personalidad.

- ¿Ves a lo que me refería? – Le dice uno de los hombres como increpando un poco al otro.

Este le dirigió una mirada de pocos amigos a su compañero, aunque “el enfado” no parecía ir muy en serio. Ambos dos dirigieron sus miradas a la mesa donde estabais, tratando de evaluaros por vuestra presencia y actitud.

El otro hombre parecía más jovial y os dedicó una sonrisa

- Yo soy Manari Akaji y este es mi socio Karmarac. Es cierto que buscamos a algunos valientes intrépidos, aunque mi socio y yo no estábamos muy de acuerdo sobre la forma de hacerlo. Quizá vosotros podáis poner fin a nuestra discusión. Diles a tus compañeros que vengan si…

- Aquí no – Irrumpió de nuevo Karmarac

– Voy a hablar con el posadero a ver si disponen de un reservado.

Se levantó y trató de reclamar la atención del encargado del local.

Espero a que nos indiquen a dónde dirigirnos y les hago un gesto a mis compañeros para que se levanten y se acerquen a nosotros. Parece que el primer paso ha sido efectivo y eso significa que dentro de poco tendremos un encargo. Espero que sea algo emocionante aunque no tan peligroso como la anterior, preferiría no tener que enfrentarme a otro hombre-pájaro.

- Acercaros... - les digo susurrando aunque con el gesto se hace fácilmente comprensible.

Tras la seña y las palabras de nuestro amigo, miro a Eadar y Angainor, y me dispongo a levantarme.

-Vamos, pues -les digo, y con la pipa en mi mano recupero mi verticalidad. Espero en silencio a que nos indiquen un lugar discreto donde hablar, pues parece que los extraños no gustan de tener exceso de oídos ajenos alrededor, y no forzarè yo a ello. 

Cuando estemos en mejor lugar me presentaré.

El mediano les invita a levantarse y a acompañarle a un reservado junto a aquellos hombres. Eadar asiente a Lorgan y cogiendo su jarra de cerveza, tras darle un trago, acompaña a sus compañeros. 

Espera a que les indiquen el lugar dónde proseguir con la conversación mientras susurra a sus compañeros:

-Veamos que tienen en mente estos hombres.

Continúo intentado oír lo que Mut y los hombres hablan hasta que nos percatamos todos que se levantan y el hobbit hace señas para que les sigamos.

Limpio rápidamente mi pipa y vacío la jarra que ya prácticamente se encontraba sin líquido. Me paro, entonces, y perfilo hacia donde los demás van, mirando a Eadar que acaba de hablar.

"- Algo no tan agitado como lo de hace poco- le comento sonriente a mi compañero".

La improvisada reunión se organizó con presteza. Karmarac habló con el posadero para conseguir uno de los reservados, y así en un momento, todos ya estabais en un lugar donde se podía hablar con algo más de privacidad.

- Bueno – Inició la conversación Manari – Nuestro motivo es organizar una expedición para localizar un emplazamiento en el desierto. Tengo información de que se trata de un templo que pertenecía a mis antepasados, y por ende me pertenece a mí. Allí está enterrado mi linaje y es donde me gustaría que reposaran mis restos, quiero recuperar el orgullo de mi estirpe.

El otro humano, Karmarac, se pasaba la mano por el pelo – Yo soy su inversor y protector. Es una misión que exige de la máxima discreción, no quiero llamar la atención de saqueadores de tumbas. Hay rumores sobre ciertas piezas de valor que podría haber en el templo y por supuesto todas esas posesiones pertenecen a mi amigo Manari. Así que el primer punto que tenéis que aceptar es la discreción máxima

Discreción máxima. Es lo primero que nos piden, y teniendo en cuenta que el trabajo parece interesante pues habrá que cumplirla.

- No creo que exista problema sobre lo de ser discretos, el contrato es entre ustedes y nosotros...y nadie más debe saber las condiciones o en qué consiste. Creo que en eso estaremos de acuerdo, así que pueden indicarnos todos los datos que sean relevantes para cumplir con dicha misión...

Ahora a ver si nos cuentan al detalle en qué consistirá y qué sacaremos de ella.

Escucho atentamente, tras dar un nuevo trago a mi cerveza. Un templo con un tesoro.. sonaba muy bien. El tema del desierto ya no parecía tan apetecible. Decidí intervenir:

-Por mí no es problema la discreción. No me presenté antes, mi nombre es Lorgan. Como bien dice nuestro amigo, será buena cosa que nos indiquéis todos los detalles de la misión. El tema del desierto me parece preocupante, el acceso al templo no será fácil, pero.. ¿y una vez allí? ¿Qué llevó a vuestra familia a abandonar el templo de vuestros venerables ancestros con sus riquezas?

"- Así es... como dicen ambos -digo señalando levemente a mis compañeros con la vista- si es por la discreción no han de tener problemas pues, como dice maese Mut, el acuerdo es entre ustedes y nosotros y a nadie más importa. Tampoco me presenté antes pues no era oportuno; mi nombre es Angainor. Como Lorgan, respeto su anhelo por encontrar el lugar de descanso y la memoria de sus antepasados, pero me preocupa ese desierto... sin embargo, prefiero callar y escuchar los detalles del encargue- concluyo".

En mi mente se mueve la imagen del desierto. El bosque resultó un lugar complicado, salvaje, hostil, pero el desierto presenta cobijo y en él el clima puede ser más fiero aún que el más hábil de los cazadores.

-Eadar. Dijo presentándose al igual que sus compañeros. Y no deben preocuparse por la discreción. Ningún interés tenemos en que lo que se hable, salga de este lugar.

Acto seguido se dispuso a escuchar con mayor detalle los entresijos del trabajo.

Hubieron las pertinentes y correctas presentaciones de cada uno, incluidos las dos personas que os querían contratar. Marari asintió a las palabras del mediano y trató de explicar en qué consistía el asunto.

- Se trata de que nos acompañéis. Preferimos no desvelar la ubicación pero lo que podemos deciros es que estaría a día y medio de viaje. Y también que parte del viaje será en las tierras arenosas del desierto. Lo más difícil será encontrar la ubicación exacta por lo que puede que la misión se demore algo más de tiempo.

- Por supuesto que recibiríais honorarios por hacernos de escoltas, cinco monedas de oro para cada uno, más otras cinco si encontramos el templo.

Ahora respondió a las cuestiones del mago – Hice un rastreo del linaje de mi familia, hasta que topé con un manuscrito que habla del templo que perteneció a mis antepasados. El último de mis antepasados que lo habitó tenía vida más bien nómada y hacía peregrinajes periódicos al templo. Murió en el extranjero y el templo por lo visto quedó en el olvido.

Suspiró y echó mano de su mochila, del que sacó lo que parecía ser un pequeño cofre de madera – Aquí llevo los restos de mi difunto padre, él nunca supo de la existencia del templo, pero fue una persona honesta y justa. Me gustaría que sus restos reposaran en el templo.

10 monedas de oro por un viaje haciendo de escoltas, demasiado dinero para unas jornadas de trabajo. Aquí hay gato encerrado seguramente, así que tocará averiguar qué peligros nos esperan.

- Una pregunta...¿sabe si en esa zona podemos encontrarnos con tribus hostiles? Es para saber a qué atenernos...

Mucho dinero para un trabajo tan sencillo a primera vista. Pensó el montaraz.Asintiendo a las palabras del mediano, Eadar preguntó:

-Estoy convencido que no requeriríais de una escolta si no pensaseis que el camino pudiese complicarse. Decidnos, ¿hay alguien más interesado en ese templo que pueda ser un estorbo?

Eadar no pensaba sólo en tribus hostiles en el desierto, bastante peligrosas puesto que se moverían en el desierto mucho mejor que ellos, sino en terceras personas que tuviesen conocimiento de aquel lugar y tuviesen en mente llegar hasta el mismo antes que ellos.

Escucho al hombre comentar los pormenores respecto al encargo que nos aqueja y no puedo menos que sonreír para mis adentros por lo que dice. La misión por la que necesita nuestros servicios parece ser tan simple que casi podría sonar como un regalo después del último encuentro que tuvimos.

"- Además de la ubicación aproximada, ¿ha averiguado si hay moradores en ese templo?- le pregunto-. Además, si bien no quiero resultar indiscreto, ¿el templo tenía algo de valor? Esta última pregunta, de ser afirmativa, me llevaría a otra duda incómoda: ¿alguien más sabe de usted y su interés por encontrar el lugar?- concluyo".

Tal vez pequemos de cautos con los demás, pero preferible será quitarnos las dudas antes que recibir por sorpresa noticias.

Las preguntas de mis amigos eran certeras. al inquirir sobre las dificultades que podía entrañar el viaje. Era raro que requiriesen una escolta para tal empresa, aunque también podía ser por mera precaución. Tampoco sabíamos si eran duchos en las armas, ellos mismos, o si llegado el caso iban a significar un estorbo en la lucha o nuestra propia defensa.

Aguardé con interés las respuestas a las interesantes preguntas de mis amigos.

- No sé de que tierras procedéis señor mediano, pero estamos en Harad, en estas tierras siempre son hostiles – Y la continuación también valía para el montaraz – Sólo un loco se internaría en el desierto sólo o con poca compañía y…