Partida Rol por web

Mientras la pareja corre por las calles SUT intenta controlar sus propios miedos. Diez minutos después han llegado a los muelles, lugar en el que SUT encuentra una de las entradas Wolf la sigue como una sombra. En un momento dado SUT vuelve a detenerse al escuchar algo de su audífono.

El interfono suena de nuevo, pero esta vez no es la familiar voz de Kaliópolis la que habla. Es una voz masculina, rasgada, que sin duda pertenece a una persona de avanzada edad:

- Vaya querida, pensé sinceramente que vuestra base secreta nos daría más dificultades. Que decepción. Tantos juguetes que se han roto en el proceso...

La Llama decide que los cables no son lo suyo y que prefiere guardarse su poca pericia para cuando tenga que colocar las escuchas dentro del despacho. De esta manera decide que lo mejor es salir a tomar el fresco otra vez en la placentera noche neoyorkina.

Abre una ventana del pasillo y busca la forma de acceder a los ventanales del despacho de forma sencilla y segura.

La Llama se desplaza con tal rapidez y agilidad por el ventanal que hasta hace que parezca sencillo. Cuando regresa al interior del edificio - esta vez al otro lado de la puerta - echa un vistazo al interior. Tal y como sospechaba en esta zona no hay cámaras. ¿Para qué si un intruso ya habría disparado las de la entrada, se habría encontrado con los guardias de seguridad y luego habría activado la otra alarma de la puerta? Claro que nadie suele pensar en un intruso que entre por una ventana.

Sintiéndose algo más cómoda echa un vistazo. Hay varias mesas separadas por biombos y un par de despachos acristalados. También hay una sala de reuniones. Sabiendo como funcionan los bufetes la Llama apuesta a que la reunión importante tendrá lugar en la sala de reuniones, donde podrán discutir con tranquilidad, espacio y teniendo una buena mesa donde apoyar todo el papeleo. Así que se directamente hacia allí con el material de escucha. Son unos micros con unos emisores, nada complicado. Solo es cuestión de esconderlos bien y activarlos, tampoco es cuestión de ser un especialista en física nuclear. Claro que seguramente SUT los sabría ocultar mejor y ponerlos donde mejor reciban la conversación pero ¡que diablos! Bastante tiene ella con sus problemas.

Así que la Llama avanza decidida hacia la sala de reuniones. Justo en el mismo momento en el que el teléfono de uno de los despachos comienza a sonar. ¿A sonar? ¿Quién llama directamente a un despacho de abogados más allá de las doce de la noche?

La Llama se queda realmente extrañada al escuchar sonar el teléfono a estas horas. Primero piensa simplemente dejarlo sonar y no delatar su presencia en el despacho, da unos pasos hacia la sala de reuniones y vuelve a pararse con el siguiente timbre del teléfono. Finalmente decide que no puede ser casualidad que justo el teléfono suene estando ella por allí, así que decide entrar en el despacho donde se escucha sonar, pensando que quizás pueda ser Quest que sabe que vendrían aquí y quiera comentarles algo.

O incluso quizás son los malos que nos andan espiando...

Descuelga el auricular y responde con la voz más neutral que le permite su estado de nervios.

- Buenas noches, ¿dígame?

La voz de Quest está al otro lado:

- Es todo una trampa. De alguna forma nos han descubierto. Llama, sal de ahí cuanto antes. Volveré a ponerme en contacto contigo en cuanto pueda por medio de Sombra.

Antes siquiera de que la Llama pueda contestar la línea se corta.

¿ Que sucede ? La voz de Wolf pese estaba calmada, pero la drenalina previa al combate que se avecinaba ya estaba circulando por su torrente sanguineo, potenciando sus sentidos e dandola fuerza y velocidad a sus musculos.

La Llama se debate en dudas... Cinco minutos y podría dejar los micrófonos puestos... Quizás no demasiado ocultos, pero para esconderlos bien habría que perder de diez a quince minutos.

-¿Quién es usted? ¿Qué hace ahí? Quiero hablar con el Doctor Kaliópolis...

SUT habla al aire. De hecho, está claro que su telecomunicador la conecta con el UI, y que alguien le ha hablado antes de que ella responda.

Con la mano le hace señas a Wolf para que no hable. Quizá no sepan que no está sola...

La Llama decide que todo el trabajo que ha requerido la entrada a este lugar no puede ser desperdiciado, así que toma una decisión salomónica y decide no utilizar todo el potencial del kit de escuchas, lo que le llevaría demasiado tiempo, pero tampoco arriesgarse a que sea descubierto. Elige un par de micros y los coloca en lugares estratégicos con buena cobertura pero de difícil detección.

Pasados unos pocos minutos y comprobado que los micros no están a la vista la Llama se encarama de nuevo a la ventana con intención de salir por donde entró.

- Me temo que el doctor Kaliópolis no se puede poner en este momento. Se encuentra... indispuesto.- dice con sorna la voz - Quizás podamos llegar a un acuerdo señorita. Su amigo es un hombre que está desperdiciando un enorme potencial. Quizás podamos todos llegar a un acuerdo satisfactorio. Si se entrega a nuestros hombres el doctor podrá ver como amanece. Es un buen trato, no todos los días se tiene la oportunidad de salvar a un amigo ¿verdad?

La Llama sitúa un par de micros en zonas bien ocultas. Mejor pocos pero ocultos que varios que sean descubiertos al primer vistazo. La conclusión de su trabajo le deja satisfecha y rápidamente se dirige hacia la ventana. En ese momento escucha el ruido del helicóptero, justo en el mismo momento que una luz cegadora ilumina el despacho, cegando a la heroína. Con los reflejos nacidos de un entrenamiento eficaz la Llama rueda por el suelo para ocultarse tras una de las mesas de la sala principal. Una voz amplificada por un megáfono se escucha por encima del estruendo del rotor:

- LES HABLA LA POLICIA. TENEMOS EL EDIFICIO RODEADO. SALGAN HACIA EL PASILLO PRINCIPAL CON LAS MANOS EN ALTO Y NADIE SALDRA HERIDO.

La llama examinó la situación. No era buena, nada buena... A simple vista tenía un parapeto más o menos continuado hasta la puerta principal, pero tal y como hablaba el paisano del helicóptero ya contaba con que la estarían esperando al otro lado. Y eso si no se les daba por empezar con la artillería. Miro el techo: era un falso techo. ¿Habría posibilidades de colarse por él hacia el otro lado? Era posible: si andaba sobre las junturas y siempre y cuando no le volaran la cabeza nada más asomarla. Pero ¿hacia donde podría ir? Buscó los conductos de aire acondicionado... Estaban, al igual que el resto, tras el falso techo. Quizás si era lo suficientemente rápida podía intentar alcanzar el fondo de la sala y luego saltar de una mesa hacia el falso techo.

Otra opción era deshacer el camino hacia la sala de juntas o uno de los dos despachos. Ambos parecían sitios cerrados, pero contaban igualmente con el falso techo y algunos puntos donde ocultarse - bajo la mesa o tras los archivadores.

Sin perder un segundo más la Llama se aleja de las ventanas con velocidad felina, alcanza de un salto una de las mesas y golpea con su bastón uno de los paneles del techo para desencajarlo y crear un hueco por el que colarse. Luego, de nuevo con toda la prisa posible, se aúpa al recién creado agujero e intenta llegar al falso techo, donde no sabe si estará más segura, pero, al menos, sí estará menos a la vista.

SUT mira a Wolf y sigue hablando, con toda la intención de que ella siga sus palabras, y comprenda la situación.

-Así que tienen a Kaliópolis... pero están dispuestos a hacer un cambio... él por mi. ¿Cómo sé que está bien, y que ese cambio va a ser respetado? ¿Qué garantías me da usted, señor...? Por cierto. Usted sabe quien soy... pero yo no sé con quien estoy hablando. No puedo hacer ningún trato con una voz.

- Oh, sí, sí que puedes hacer tratos con una voz, mi niña. Sobre todo cuando esta voz puede dar una orden y cortarle el cuello a tu viejo amigo. No te preocupes, no le haré daño si colaboras. Esto son solo negocios. Pero los negocios obedecen la urgencia del tiempo. No voy a darte demasiado tiempo para tomar una decisión. Tienes media hora para llegar aquí, tiempo de sobra. Ya sabes donde estamos.

La comunicación se cortó repentinamente, dejando a SUT sumida en el silencio de sus propios pensamientos.