Partida Rol por web

Balneario Harukaze

Muerte de Kurogane

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08/08/2010, 16:59
Director
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08/08/2010, 17:15
Director

Tras la brutal pelea, Eiki y Kurogane ruedan por las escaleras. Los dos dejan tras de sí un rastro carmesí, pues la sangre salpica hacia todos los lados, brotando con fuerza de las heridas que se han infligido mutuamente.

Kurogane se agarra a uno de los escalones y detiene su caída, mientras Eiki cae hasta el primer rellano de la escalera y permanece allí, inmóvil y posiblemente muerto tras la caída brutal.

El samurái se levanta, usando su katana como punto de apoyo y comienza a subir hacia el balneario. Su ropa está rasgada y cortada en una decena de puntos y su sangre brota de esos lugares, manchando su caminar en pos del balneario.

A mitad de camino comienza a tambalearse por la perdida de sangre y le falla la vista, comenzando todo a volverse borroso, por lo que con la katana toca los escalones cual bastón guía y extiende la mano izquierda, queriendo alcanzar el harukaze con ella, como si fuera un sueño que se aleja lentamente.

Mientras se va acercando lentamente es consciente de que las flores de cerezo caen a su alrededor "Ah…ya es otoño…una estación hermosa para contemplar las flores". Escucha un ladrido y se gira con una sonrisa, viendo al pequeño inugami correr a su encuentro. Él hace acopio de todas sus fuerzas y camina hacia su mascota, mientras canta con voz susurrante una canción

- Siempre en un callejón sin salida,
nunca seré capaz de escapar,
difundo mi dolor sobre los pájaros del cielo para que emprendan el vuelo

Este lugar me atrapa para siempre
el sueño de volver sigue desvaneciéndose

Sonríe levemente y cae de cara al suelo, con la mano izquierda extendida mientras la derecha cae a su costado, soltando la katana finalmente. Sus ojos se llenan de lágrimas mientras ve un árbol de cerezo particularmente joven, plantado a parte de los demás y recuerda como él y su novia Yume plantaron el árbol allí, como prueba de su compromiso.

Casi le parece ver a la joven y escucharla cantar la canción que el mismo ha cantado segundos antes

Inugami da un lametón en la mano extendida de su mano e introduce la cabeza bajo esta, levantándola después en busca de mimos. Kurogane sonrió levemente y movió los dedos

-Lo siento, Inugami, a partir de ahora deberás ser fuerte…- comienzan a caérsele las lágrimas mientras trata de incorporarse, quedándose de rodillas y sujetando a Inugami en su regazo, son suavidad mientras la sangre escapa de sus heridas -Lo siento…- cae hacia atrás, quedando el perro sobre su estómago.

El animal baja y da unos lametones en el rostro de su amo, y al ver que no responde aulla.