Partida Rol por web

Aparecí en los hangares pocos minutos después del propio Apollo, y a pesar de lo que muchos podrían esperar lo hice con expresión más animada y decidida que antes.

Busqué al grupo de pilotos que debían estar distribuidos en el lugar y me añadí a ellos cuadrándome y permaneciendo en una posible fila organizada silenciosamente.
El capitán había dejado claro que no tenía ganas de charlas ni de debates así que por el momento no iba a añadir nada más ahí, me limité a recibir las mismas órdenes de siempre, las que volvían esa tarea todavía más monótona y desesperante. Pero aún así esta vez mi mirada resultaba más brillante y atenta, la de alguien que ha recuperado la fe en lo que hace.

El especialista sonrió animado por el contacto y sacudió la cabeza.

-No gracias Jefe, ya estoy acabando...-contestó mientras terminaba de apretar una tuerca. Dejando la llave inglesa en la caja se puso en pie y miró alrededor-¿quiere que vayamos preparando los vipers para el despegue?-preguntó al tiempo que se limpiaba las manos llenas de grasa en un trapo mugriento. Parecía que una vez más tu eficiente equipo de técnicos y especialistas había logrado salir triunfante en su carrera contrareloj y tener todas las naves listas para el siguiente ciclo. Conscientes de la prisa que había y sin descansar ni un segundo apartaron las herramientas y comenzaron a mover las escaleras para acercarlas a las cabinas de los pilotos mientras otros corrían a por las mangueras y comenzaban a llenar los tanques de combustible. Pendiente de que todo se hiciese correctamente y atento a cualquier error o pregunta, te movías por el hangar con seguridad y determinación cuando apareció Apolo procedente del interior de la nave. Su rostro se veía tenso y serio, las líneas de sus pómulos marcadas por la resolución y sus ojos tenían un brillo de tormenta.

Con la ira aún hirviendo en tu interior recorriste a largas zancadas los tramos de pasillo que te separaban del hangar. Cuando llegaste allí pudiste comprobar que una vez más, los especialistas, bajo la mano firme y segura del suboficila Tyrol, habían logrado salir triunfadores de su peculiar carrera contra el tiempo y reparar todas las naves antes del fin del ciclo. Mientras unos corrían en busca de las mangueras de combustible, otros acercaban las escaleras a las cabinas de los vipers y comprobaban el estado de los raptor, y en medio de todo aquel ajetreo Jefe se movía cómo un padre atento a los primeros pasos de su hijo. Sus sagaces ojos repasaban una y otra vez todo los rincones del hangar en busca de alguien que necesitase ayuda o consejo y, a pesar de su rostro cansado y demacrado, parecía que nada se escapaba a su atención.

Tan pronto como Apolo entró en cubierta, Galen fue a informarle de la situación de los vipers. Se acercó a él y, no escapándosele que el hombre no estaba de humor para tonterías, se cuadró y le explicó de forma concisa:

- Señor, los vipers están listos para el combate, incluyendo el suyo. -

No dijo nada más y se limitó a esperar en silencio una respuesta.

Estaba tan sumido en mis pensamientos que apenas percibí la presencia del suboficial Tyrol, los problemas eran cada vez mayores y la situación cada vez más desesperada, había tenido la esperanza de que nadie tratara de confirmar los rumores sobre cyclon con apariencia humana, pero Boomer había soltado la bomba justo en sus narices y le había estallado de lleno. No le gustaba la idea de ocultarle información a sus pilotos, pero el comandante había ordenado que así fuera y aunque no compartiera su punto de vista, entendía perfectamente aquella medida pues alguien antes o después se iría de la lengua y provocaría el caos.

Comenzaba a sentirme incapaz de afrontar toda la responsabilidad que iba recayendo sobre mi, de manera que tratando de librarme de la incómoda sensación centré mi atención en Tyrol. Al menos parecía que alguien me daba una buena noticia. - Gracias Jefe, si te soy sincero no creí posible que lograran reparar mi viper, buen trabajo. Parece ser el único que me da buenas noticias.- Necesitaba relajar un poco la tensión que estaba acumulando, si salía en aquel estado no podría centrarme en mi trabajo y no podía permitírmelo. - De las gracias también a sus hombres.- Miré al rededor buscando los pilotos que habían decidido seguirme y sus rostros, había convocado la reunión en el hangar y el tiempo que le quedaba para dar las instrucciones cada vez era menor.

- Gracias señor. Se las daré. - dijo Galen, y haciendo el saludo de despedida reglamentario se alejó hacia el lugar en el que su equipo se iba congregando a medida que las tareas de mantenimiento de los vipers se completaban.

Cuando llegó junto a ellos los examinó durante unos instantes, estaban agotados en el mejor de los casos y con la moral por los suelos en el peor. Esperó a tenerlos a todos congregados a su alrededor antes de decir nada.

- En primer lugar quiero transmitiros las felicitaciones y el agradecimiento del capitán Adama por vuestro excelente trabajo. Felicitaciones a las que me sumo personalmente. - dijo mirando los rostros uno a uno para intentar transmitirles con la mirada el orgullo que sentía por ellos - Ahora las malas noticias. El Comandante Adama nos ha ordenado que mientras los cazas están fuera encontremos una solución para poder utilizar los Mark VII. - esperó a que las posibles protestas y quejas se acallaran para continuar - Sé que estáis al borde del agotamiento. Por eso voy a pedir voluntarios para que me acompañen en esta labor. A lo sumo quiero un especialista en cada campo. El resto tenéis órdenes estrictas de descansar e incluso dar una cabezada. -

Cuando terminó esperó en silencio para ver si alguien se presentaba voluntario.

Aparecí en los hangares pocos minutos después del propio Apollo, y a pesar de lo que muchos podrían esperar lo hice con expresión más animada y decidida que antes.

Busqué al grupo de pilotos que debían estar distribuidos en el lugar y me añadí a ellos cuadrándome y permaneciendo en una posible fila organizada silenciosamente.
El capitán había dejado claro que no tenía ganas de charlas ni de debates así que por el momento no iba a añadir nada más ahí, me limité a recibir las mismas órdenes de siempre, las que volvían esa tarea todavía más monótona y desesperante. Pero aún así esta vez mi mirada resultaba más brillante y atenta, la de alguien que ha recuperado la fe en lo que hace.

Mientras hablábais los pilotos habían ido llegando, los rostros con expresión decidida y resuelta. Hablando entre sí y sin dejar de mirar alrededor nerviosamente se situaron en medio del hangar formando un grupo disperso esperando oir las órdenes del capitán. Algunos saludaron a los técnicos y especialistas que conocían, aunque en general estaban demasiado cansados como para pasar más allá de un leve cabeceo de reconocimiento.  Pasando entre ellos con la cabeza bien alta y los ojos brillantes Boomer se situó delante cuándrandose ante Apolo antes de adoptar una posición de descanso y poco después entró Starbuck. Sonriendo a todo el mundo y palmeando la espalda de la gente aquí y allá para infundir ánimos también avanzó hasta situarse junto a la teniente.

El hangar era un auténtico caos cuando entraste. Allá donde mirases técnicos y especialistas corrían de un lado para otro con mangueras de combustible y se ayudaban los unos a los otros para mover las escaleras hasta las cabinas de los vipers. En medio de tanta actividad los pilotos que te habían seguido se habían ido reuniendo entorno al CAG que en ese momento palmeaba el hombro de Galen mientras le decía algo. Jefe asintió y tras cuadrarse se dirigió a la otra punta del hangar donde a grandes voces reunió a su equipo entorno así. Mientras avanzabas hasta situarte ante Apolo no pudiste oir lo que decían pero la expresión de Tyrol era seria mientras se dirigía a ellos y acompañaba sus palabras con movimientos de cabeza y amplios gestos.

El hangar era un auténtico caos cuando entraste. Allá donde mirases técnicos y especialistas corrían de un lado para otro con mangueras de combustible y se ayudaban los unos a los otros para mover las escaleras hasta las cabinas de los vipers mientras unos cuantos se reunían entorno a Galen y escuchaban con expresión atenta lo que les decía. nió a su equipo entorno así. Mientras avanzabas en dirección al grupo de pilotos que se había reunido entorno a Apolo no pudiste oir lo que decían pero la expresión de Tyrol era seria mientras se dirigía a ellos y acompañaba sus palabras con movimientos de cabeza y amplios gestos. Sonriendo a uno y otro lado recorriste los escasos metros que te separaban de los pilotos y palmeando espaldas aqui y allá esquivaste a tus compañeros hasta situarte junto a Boomer que con expresión decidido esperaba pacientemente a que el capitán comenzase su discurso.

Galen no pudo evitar dirigir una fugaz mirada hacia Boomer cuando hizo su aparición en el hangar. Con todo era solo eso, una fugaz mirada, estaba reunido con los miembros de su equipo y rápidamente centró de nuevo su atención en el tema que estaban tratando.

Starbuck no se quedó atrás. Entró con la cabeza en alto y los ojos encendidos como dos estrellas a punto de la explosión, acelerada y erguida con la única ayuda de la adrenalina. Caminó entre el vértigo que se dispersaba por el hangar abriéndose paso a saludos, a palabras de ánimo, incluso a palmadas de fuerza. Fue acomodándose la ropa con la que había vivido esos últimos días, a la que seguramente jamás se le quitaría su olor, mientras avanzaba hacia donde estaba Boomer a la espectativa. Cuando llegó cerca de ella, Starbuck movió la cabeza para acomodar su cabello, y le sonrió.

- Me alegra que estés en este lado de la guerra.

Moviendo con impaciencia los pies, intentó esperar a que Apolo empezase el discurso.

Mientras esperaba que todos los pilotos fueran llegando pude observar como Jefe se reunía con sus hombres, estos mostraban los mismos rostros cansados y agotados que casi todos los que debíamos trabajar sin descanso para mantener la flota a salvo. Había estado a punto de incidir en la necesidad de que los Mark VII estuvieran disponibles lo antes posible, sin embargo no era necesario, sabía que Tyrol hacía todo lo posible e imposible por lograr solucionar los problemas con los controladores de vuelo y el sistema informático, si al menos lograran descagarles de algo de trabajo manteniendo sus viper lo menos dañado posible, los mecánicos dispondrían de más tiempo. Desgraciadamente aquello cada vez era más complicado de conseguir y bastante tenían con regresar a bordo.

Finalmente todos los pilotos se habían presentado en el hangar, en esta ocasión sus rostros eran mucho más resueltos y el cansancio parecía menor, seguramente fuera debido a los estimulantes que por otro lado me había marchado sin tomar. Daba igual pues ya no había tiempo y tendría más ciclos en los que necesitarlos. Con paso firme y tratando de mantener una ligera sonrisa me acerqué al disperso e irregular círculo que mis hombres habían realizado en el centro del hangar, según me aproximé las conversaciones fueron cesando y los rostros fueron volviéndose hacia mi. Como tantas otras veces las ordenes en si eran sencillas, aunque con la novedad de aquellas aeronaves pesadas.

Tras mirar a todos a los ojos decidí comenzar. - Un nuevo ciclo y el momento de volver al combate, no debo recomendaros valor ni disciplina pues bien habéis demostrado en cada ocasión anterior que derrocháis estas cualidades. No necesito hablaros de los ojos y esperanzas puestos en nosotros pues todos podéis sentir el calor y apoyo que nos brindan cada uno de los hombres, mujeres y niños de la flota. Cada nuevo salto que realizamos, cada uno de nosotros que regresa, es una victoria sobre las Tostadoras que se ven impotentes para doblegarnos.- Durante unos instantes permanecí en silencio, tomando aire, observando las reacciones antes de continuar. - Teniente Boomer necesito que detecten esos heavy Riders en cuanto aparezcan y nos avisen. Teniente Thrace permanecerá en el flanco izquierdo, Teniente Narcho flanco derecho, en cuando de la orden atacarán al heavy rider, yo lo haré frontalmente. Jules escoltará a Starbuck, Márquez con Narcho y Groose conmigo, en caso de que aparezca otra aeronave pesada harán la misma maniobra atacando desde varios ángulos. El resto conocen sus ordenes, formación dispersa y manténganse con vida.

En medio de mangueras, cajas de herramientas, trozos de naves, vipers y raptors los dos grupos, pilotos y especialistas, se reunieron entorno a sus adalides. Directo y con expresión seria pero amable, Apolo alavó a sus hombres, ensalzó la importancia de su misión y dio sus últimas órdenes omitiendo, de manera consciente, cualquier referencia a lo que había ocurrido minutos antes en la cubierta de vuelo. En respuesta, los pilotos parecieron crecer en tamaño al hincharse sus pechos de orgullo y diluirse el agotamiento que invadía sus cuerpos con la química de los estimulantes, y pronto sonrisas confiazas y animosas iluminaron sus rostros. Arrastrado por el entusiasmo general Narcho asintió varias veces con la cabeza a las órdenes del capitán y cuando este terminó de hablar pegó un salto alzando el puño derecho.

-¡Los Dioses están con nosotros! ¡Acabaremos con esas asquerosas tostadoras! ¡ESO DECIMOS TODOS!

-¡ESO DECIMOS TODOS!-gritaron en respuesta hombres y mujeres sonriéndose los unos a los otros y cambiando el peso de un pie a otro impacientes por recibir la orden de montar en sus naves.

Al mismo tiempo, y en la otra punta del hangar, el suboficial Galen miró uno por uno a aquellos especialistas en los que más confiaba, valorando las capacidades de unos y otros para realizar la misión que le habían encargado. En cuanto terminó de pedir voluntarios, una cansada y ojerosa Cally dio un paso adelante y esbozó una sonrisa que más bien  pareció una mueca.

-Cuente conmigo, Jefe...-se ofreció haciendo un leve gesto con la mano. Imitándola varias voces se hicieron coro y en pocos segundos dos hombres y dos mujeres más constituyeron su grupo de apoyo, entre ellos Socinus que se limitó a comentar-No pretendería dejarme fuera ¿no Jefe? Les demostraremos a esos pilotos de lo que somos capaces-añadió mirando brevemente a la otra punta del hangar donde los interpelados gritaban y hablaban los unos con los otros a grandes voces.

Con una sonrisa de orgullo Galen asintió ante cada nuevo voluntario. En respuesta a Socinus exclamó:

- ¡Claro Socinus! ¡Les vamos a proporcionar a nuestros pilotos las armas que necesitan para barrer a esas tostadoras del universo! ¡ESO DECIMOS TODOS! -

Tras la respuesta de sus hombres se alejó con el grupo de apoyo hacia el lugar donde se encontraban los Mark VII