Partida Rol por web

Kara rompió filas con rapidez. Permaneció mirando la gente que bajaba de la nave, pensando en los tres días anteriores.

Tres días de paz: tres días de guerra interna. Kara siempre se había jactado de un espíritu práctico hasta la médula, hasta las últimas consecuencias; por ello, al verse completamente privada de la adrenalina de la lucha, sintió las punzadas de vacío amenazando con desmoronar todo su interior. Servía mejor bajo la presión de la pulseada con la muerte, no vagando por los pasillos de una nave que se había relajado hasta el punto del absurdo. Kara no los culpaba, a pesar que en gran medida no entendía cómo podían reaccionar de esa forma. No podía hacerlo, cuando la falta de movimiento comenzaba a despertar sus pesadillas dormidas, cuando el espacio de silencio y falta de actividad útil personal comenzaba a filtrarse por los resquicios de su carácter e iba sacando uno a uno, de a poco y con fuerza, todos los temores y los horrores que mantenía retenidos bajo la presión.

No se lo dijo a nadie. ¿Cómo iba a hacerlo? Nadie hablaba de la Olimpic Carrier. Nadie parecía soñar con ella, nadie parecía pensar.

Nadie despertaba oyendo los gritos y con el corazón comprimido, con aquella duda, la eterna duda. ¿Habían sido genocidas?

¿Dónde habían quedado los Dioses?

Kara se había tomado el asunto de la única forma que sabía hacerlo, y se había aislado de todo espacio de reflexión. Iba de extenuación física a extenuación mental, en un ciclo insano que se prolongaba desde las primeras horas de la vigilia hasta muy avanzadas las horas que debían corresponder al sueño. Trataba con todos sus compañeros pilotos, con los técnicos de las naves, con los técnicos del video. Se forzaba a recordar, se entrenaba para reconocer, para adelantarse, para probar. La teoría jamás le había gustado, pero como no le quedaba más remedio, se volcó a ella con verdadera furia. Trabajaba con energía y llevaba a su grupo a niveles de exigencia jamás superiores a los que ella misma se exigía, pero a niveles altísimos; y luego, cuando nadie pasaba esa frontera, continuaba en soledad. Nadie al verla hubiera podido creer que estaban en días de paz.

El grupo de la Presidente continuaba bajando, y Kara intentó encontrar entre ellos al hombre que el Comandante les había mencionado. Guardaba no el recuerdo exacto de su nombre, ni siquiera de su apariencia: pero sabía que lo reconocería en cuanto lo viera. Dejó ir a Lee sin dirigirle la mirada, como había sucedido desde que se habían separado a la salida del camarote de Adama días atrás. Se concentró en los que bajaban, buscando al doctor. Sólo superficialmente no había participado en los preparativos de aquel recibimiento: sólo que lo había hecho a su manera. Había repasado una y otra vez el pilotaje de ambas naves. Todo estaba fresco en su memoria al punto del ridículo.

Starbuck se acercó sin esperar más hacia la comitiva. Miró al azar, y preguntó.

- Señores, sean bienvenidos al Galáctica - dijo, sin realizar saludo marcial alguno a pesar de la sinceridad de la bienvenida - ¿Alguno de ustedes es el doctor Baltar?

El grupo al que te habías dirigido interrumpió la conversación que mantenían para mirarte y una joven de pelo ondulado te sonrió levemente.

-¿El doctor Baltar?-te preguntó al tiempo que miraba entorno al resto de personas que se habían dispersado entorno a la nave.-Sí, por supuesto es ése de allí-comentó señalando hacia vuestra derecha, hacia un hombre trajeado y bastante atractivo que parecía estar preguntando algo al especialista Socinus.

Respirando agitadamente me agarré a las manos de Jefe como si fuera un náufrago agarrado a un tronco flotante. Mis palmas estaban sudorosas por los nervios. Vamos Sharon a alguien tienes que contárselo…Armándome de valor me decidí a hablar.

-Que casualmente he descubierto que faltan seis detonadores G-4 del depósito de la cubierta dos-solté de carrerilla sin detenerme sabiendo que le estaba soltando una bomba. Con el alma en vilo le miré intensamente conteniendo el aliento preparándome para su reacción.

- ¡¿Cómo?!¡¿Seis G4?! - exclamó Galen con los ojos muy abiertos - Tenemos que ponerlo en conocimiento del alto mando de inmediato. - continuó con urgencia. Dio un paso hacia la puerta y se detuvo como si se acabara de quedar congelado cuando se dio cuenta de que algo no encajaba. Se giró lentamente hacia Boomer mientras le preguntaba:

- Pero... ¿por qué no se lo has dicho tú misma? -

La tensión que había estado acumulando desde que me había despertado explotó como si de un dique se tratara. Salvando el espacio que me separaba de él agarré a Jefe del brazo. Sabía que tenía razón, pero no lo entendía. Estaba muerta de miedo.

-¡LO SE! ¡LO SÉ!-grité sin poder evitarlo de lo alterada que estaba-¿Es que no lo entiendes?! No se lo he dicho a nadie porque si lo cuento...¡VAN A CREER QUE YO LOS HE ROBADO!

La confusión de Galen crecía por momentos:

- Tranquilízate Sharon, por favor. - dice cogiéndole las manos y tratando de mantener un tono de voz calmado - ¿Por qué, de entre las decenas de personas que hay en esta nave, deberían apuntarte a ti como culpable del robo? -

Starbuck giró su cabeza para identificar al hombre que le había sido señalado. El que estuviera trajeado le desconcertó por un momento, aunque no atinó a saber por qué. Posiblemente se debía a que, en su mundo de pilotos y técnicos, no había espacio para lo que no fuera la comodidad y los monos de trabajo, o a lo sumo trajes de batalla de dos piezas. Un hombre que aparecía de esa manera en una nave como el Galáctica llamaba la atención, sin duda, como lo habían hecho todos los demás que habían descendido con la Presidente. Pero además, ¡que fuera el cerebro detrás de los controles de las naves...!

No hubiera podido explicar cómo esperaba que se viera, pero definitivamente no así.

- Gracias - respondió, sonriendo hacia la mujer.

No se detuvo en diplomacia ni más demoras. No importaba con quién estuviera hablando. Starbuck se desplazó esquivando gente, desconocidos y compañeros, en la dirección en la que el doctor Baltar, aquel genio que podía resolver varios de los grandiosos problemas que enfrentaba la flota, permanecía ajeno a su presencia. Cierto era que, de la mayoría de los de la nave, Starbuck era la conversación menos pensada a la que podía aspirar baltar, pero, ¿a quién le importaba?

No a Starbuck.

- ¿Doctor Baltar? - dijo, aprovechando un momento de silencio de la charla. Al menos, había tenido la decencia de introducirse de modo más sutil, y no interrumpir el diálogo por la fuerza. Cuando el hombre se dio vuelta hacia ella, para ver a la intrusa, Kara le saludó con formalidad pero sin gesto marcial - Soy la teniente Thrace. Es bueno tenerle a bordo, y poder debatir el problema de los Mark con el creador de su sistema. Le esperábamos con ansiedad.

El especialista iba a contestar algo cuando una voz a vuestras espaldas te hizo darte la vuelta.

- ¿Doctor Baltar? - 

Una mujer de pelo corto y rubio te observaba con atención. No estabas muy familiarizado con los rangos militares pero su uniforme de gala y los galones que llevaban en el cuello parecían indicar que era alguien de cierta importancia. Hecho que quedó confirmado cuando, a tu lado, el mecánico se apresuró a cuadrarse y llevarse la mano a la frente en el característico saludo marcial.

- Soy la teniente Thrace. Es bueno tenerle a bordo, y poder debatir el problema de los Mark con el creador de su sistema. Le esperábamos con ansiedad-añadió saludántode con formalidad aunque sin perder aun así su expresión desafiante y un tanto irónica.

La voz de la mujer sorprendió al doctor, ya que se había acercado sin que ni él ni el técnico se percataran.

Gaius se giró esperando encontrarse con la típica militar de pelo rapado y aspecto varonil, por lo que la sorpresa aumentó al observar a la mujer. El pelo rubio enmarcaba un rostro angelical, que por un momento le recordó a... ¡no, no pienses en ella ahora!

Teniente Thrace saludó sin formalismos militares el doctor, ofreciendo la mano para que se la estrechase. Es un verdadero placer. dijo concierta lascivia, mientras su mirada se demoraba un segundo o dos más de lo debido en el cuerpo de la piloto. ¿Los Mark? Ahahaha rio con suficiencia Por supuesto, aquella pequeña aportación a la carrera armamentística... ¿sabe que nunca me dejaron probar mis teorías acerca de las cargas de neutrinio en el las cabezas de los misiles? Quizá podamos discutirlo durante... ¿digamos una cena?

Oh, pero estoy divagando se interrumpió al darse cuenta de la situación Este amable técnico iba a indicarme por dóne se había marchado la comitiva de la presidenta, creo que iban a reunirse con el Comandante Adama.

El ver que Jefe no salía corriendo a delatarme fue para mi una fuente de alivio. El contacto de sus manos estrechando las mías me hizo reaccionar y poco a poco logré que mi respiración se calmase.

-Galen...¿cómo voy a explicarlo?-pregunté meneando la cabeza al tiempo que sentía que lágrimas de angustia se agolpaban en mis ojos. Imágenes de lo sucedido me asaltaron: la desorientación, el agua goteando de mi cabello, el estuche de detonadores vacío..angustiada me solté y me llevé las manos al rostro intentando frenarlas. Un gemido se escapó de mis labios y durante unos segundos fui incapaz de hablar-¿Es que no ves que si lo digo...si informo...van a pensar que soy un agente Cylon?-añadí cuando por fin logré serenarme. Asustada ante su reacción le miré intentado adivinar lo que pensaba por la expresión de su cara. Lo que implicaba lo que acababa de decir me aterrorizaba pero era algo que teníamos que contemplar.

Aquello confundió más aun a Galen. No tenía ni idea de por qué Boomer había llegado a aquella conclusión, pero estaba claro que si no conseguía que se serenase no llegaría a ningún lugar.

- Si no te calmas un poco no voy a conseguir entender nada Sharon. Ven, siéntate y cuéntamelo todo desde el principio. - dijo intentando mantener la calma en su voz. Colocó dos sillas, una frete a la otra y lo bastante cerca como para poder cogerle una mano a la mujer. Luego le tendió la mano a Boomer para ayudarle a tomar asiento.

Guiada por su mano me senté en el borde de la silla. No podía verme el rostro pero sabía que estaba desencajado y que mi actitud le estaba asustando. Tiene razón Sharon tienes que calmarte…Durante unos segundos me concentré en respirar y en reordenar mis pensamientos. Comencé lentamente, dando tiempo a que las palabras se formasen en mi mente

-Es…esta mañana…fui…fui a abrir mi bolsa para coger el traje de gala y entre la ropa descubrí un…un detonador-recordándolo cerré los ojos y me callé. Cuando logré alejar las lágrimas que amenazaban con derramarse los volví a abrir y continué, mi mirada fija en su cara aunque realmente no le estaba viendo-me asusté…yo..yo no recuerdo haber cogido ninguno, no sé que hacía ahí…así que me vestí y fui al almacén de armas a reponerlo. Y cuando, cuando abrí la caja donde están para hacerlo descubrí que…que faltaban seis más…-temblando me agarré a sus manos e inclinándome le miré fijamente a la cara. Ahora que lo había dicho me sentía más serena-Galen, yo no sé dónde están, ni quién ha sido, ni cómo llegó ese a mi bolsa, pero si informo pueden pensar fácilmente que he sido yo. Tú también has oído los rumores, Cylon como humanos, vigilantes como sombras en la flota…

Galen se tomó unos segundos antes de responder. Entendía el temor de Sharon, pero no acababa de ver la línea lógica que podía llevar directamente a la conclusión que ella planteaba.

- Sí, he escuchado los rumores que hablan de Cylons infiltrados. Pero aunque fueran ciertos y los Cylon se hubieran colado en el Galáctica para robar unos detonadores y distribuirlos por la nave... no tendría sentido que, de ser tú una de ellos, precisamente descubrieras el plan. Lo más lógico sería pensar que tu bolsa es uno de los lugares escogidos por los Cylons para ocultar uno de los detonadores. -

El que para Galen el razonamiento no fuese tan directo hizo renacer en mi interior la esperanza. Meditando sus palabras me di cuenta de que a lo mejor tenía razón...Pero no le has contado todo...no, eso no puede saberlo...Ni tu misma sabes cómo llegaste allí...el miedo volvió a adueñarse de mi. No entendía qué me estaba pasando...¿como podía perder la conciencia de esa manera? Intentando alejar de mi esos pensamientos, asentí ligeramente.

-Quizás tengas razón...pero no quiero arriesgarme Galen. El miedo corre por la nave como un río subterráneo, aunque no han sido confirmados es cuestión de tiempo que la gente empiece a creerse esos rumores y empiecen a acusar..

- Pero Sharon, si es cierto que hay un Cylon a bordo y ha robado los detonadores para esconderlos hay que hacer algo. -

Galen se estrujó el cerebro para buscar una solución.

- Si no quieres contárselo a nadie por temor a la paranoia, lo mejor que puedes hacer es devolver el detonador a su sitio si aun no lo has hecho y buscar una forma de que la Jefa Sloan se de cuenta de la ausencia de los restantes. Quizá dejando la tapa del contenedor de los detonadores visiblemente abierta... o algo.- era una completa estupidez, pero era lo primero que se le ocurría, no estaba acostumbrado a aquel tipo de tejemanejes.

Si fuera él mismo tendría claro cual era su deber y afrontaría el riesgo de que le tomaran por una de las tostadoras, pero era el amor de su vida quien estaba metida en el lío. La decepción que le causaba que Boomer no pudiera afrontarlo de igual forma mezclada con el afecto que sentía por ella no le dejaba pensar con claridad.

La firmeza con la que Starbuck estrechó la mano del doctor fue suficiente para indicar que sus ojos estaban arriba, en su cara. No se le había escapado la demora de aquella mirada, y tampoco la suficiencia de su tono. Menos aún la invitación a una cena. ¿Quién creía que era ese hombre para tener esa actitud? Podía ser un genio, pero acababa de bajar a una nave donde la importancia no se medía por la inteligencia si no por la aptitud, por no hablar del coraje y el temple. Aquel hombre se permitía semejante familiaridad, y allí aún no era nadie. No había probado su valía. El sistema que tan bien funcionaba había sido el primero en caer bajo los Cylon. Y el hombre tenía presencia de espíritu para hablar de esa forma.

Los dedos de Starbuck apretaron un poco más de la cuenta, antes de soltar la mano. Suficiente para el mensaje.

- Es un tema que interesará mucho al CAG del Galáctica - respondió, sonriendo de forma inequívocamente irónica - Una cena para tres puede arreglarse, quizás en la sala de reuniones.

Miró al técnico por un momento, y le hizo un gesto para que regresara a sus funciones.

- No dudo que se dirijan hacia allí. Le mostraré el camino - Starbuck señaló un pasillo y comenzó a andar hacia él - Y puede anticiparme, mientras llegamos, alguna idea de su pequeña aportación a la carrera por la supervivencia en la que estamos ahora.