Partida Rol por web

La respuesta había sido clara y en cierto modo como esperaba, conocía a Halo de la escuela de vuelo y había sentido su perdida, tanto como piloto competente como por su personalidad alegre y optimista. No debía haberse quedado atrás y esperaba que lograse sobrevivir, pero ellos debían sobreponerse y continuar mirando hacia el frente. -Boomer, todos echamos en falta a Halo. Nadie puede sustituirlo, ni trata de hacerlo. El Teniente Cuartararo es un buen ECO y pese a su humor no creo que sea tan insoportable convivir con él.- Le alegraba oír a Boomer dispuesta a arreglar sus diferencia con Crashdown y confiaba en que pudieran hacerlo. - Antes de que hables con él me gustaría hacerlo a mi.- El problema era de ambos y mio también, de manera que prefería aclarar con cada uno por separado las tensiones y rencillas que hubieran surgido antes de que ambos hicieran el esfuerzo de reconciliarse.

Con un rápido vistazo miré el reloj para cercionarme del tiempo que me quedaba antes de que la sala fuese llenándose y tuviera que dar el discurso y dar las nuevas instrucciones para tratar de defendernos de aquella nueva amenaza que significaba el informe que tenía en mis manos, además los pilotos más desgastados debían recibir una dosis de estimulantes, muchas tareas que realizar en tan poco tiempo. - Teniente, me gustaría oir su opinión sobre la nueva aeronave Cyclon y los problemas que puede implicar.

No estaba muy convencida de que el capitán debiese de hablar con Crashdown, al fin y al cabo él no tenía ningún problema conmigo, pero ante su petición no pude hacer otra cosa que asentir. Mis cejas se fruncieron ante la mención de la nueva nave Cylon.

-Es algo muy serio, señor. Hasta ahora no habíamos topado con ninguna nave con esas características. Es rápida, resistente y lo que es peor porta armas de largo alcance-chasqueé la lengua ante el recuerdo de lo vivido hacía apenas media hora. ¿Media hora? ¿sólo? Había tantas cosas que hacer en tan poco tiempo...parecía que mi arriesgada maniobra había ocurrido hacía por lo menos varias horas. Meneando la cabeza continué-Me temo, señor, que lo único que podemos hacer es atacar a la nave tan pronto como los raptor la detectemos. Eso y hacer todo lo posible para interferir en su aproximación a la flota.

El resto de la disertación fue interrumpido por el ruido de la puerta al abrirse. Varios pilotos, con los rostros macilentos y descompuestos entraron en la sala cerrando tras de sí. Al descubriros se apresuraron a cuadrarse a modo de saludo y luego se dirigieron hacia las sillas hablando en voz baja entre ellos. La cuenta atrás estaba apunto de comenzar de nuevo.

Antes de que pudiera continuar con la conversación, el resto de pilotos comenzaron a llegar interrumpiendolos, saludé a todos con un leve gesto y dejé el informe sobre la mesa que presidía la sala. - Gracias Boomer, el informe es muy completo y su percepción del peligro que supone esa aeronave es totalmente acertado. Me alegro de haber hablado con usted teniente.- Aunque hubiera mencionado el informe, estaba claro que me refería a su relación con Crashdown, saber que podrían superar sus diferencias era una pequeña alegría en aquella opresiva rutina.

Ya quedaba poco para que nuevamente comenzara la cuenta atrás, esperaba que llegaran los estimulantes y el ayudante del doctor para poder suministrarlos, por el aspecto de muchos de los pilotos estos serían mas que necesarios incluso debía aceptar que yo mismo antes o después tendría que tomar alguno pues cada vez con mayor frecuencia mi mente no lograba centrarse y vagaba por pensamientos que no habían de ayudar en nada.

Apoyado sobre la mesa y volviendo a mirar los informes esperé que el resto de pilotos llegaran, como en cada ocasión tendría que darles las instrucciones de vuelo que en esta ocasión cambiarían ligeramente dada la novedad de los Raider pesados, sin embargo como en cada ocasión anterior, había carecido del tiempo necesario para preparar un discurso convincente que levantara los ánimos, tendría que improvisar como en las doscientas veces anteriores y seguramente volviera a repetir lo dicho.

Me sobresalté algo más de lo debido cuando la puerta se abrió repentinamente y el resto de pilotos empezaronn a llenar las sillas de la sala. Estaba bastante centrada en la conversación con el CAG, dispuesta a insinuar algo que a bien seguro ya habrían comprobado pero aún así quería cerciorarme de ello.
Al parecer no habría tiempo para ello ahora y tras el agradecimiento de Apolo me limité a devolverle un saludo militar de forma rápida para que todos lo vieran, aunque mi expresión era más amigable que la de una simple soldado cumpliendo órdenes.

Tomé asiento en una de las sillas más cercanas a la pequeña tarima desde la cuál Lee daría su discurso, sin embargo ésta vez me sentía algo más nerviosa que otras veces, moviendo uno de mis pies con insistencia mientras mis manos agarraban y soltaban la resistente tela de mis pantalones. ¿Dónde se había metido Starbuck? Miré alrededor sin resultados. Probablemente acabándose uno de esos apestosos puros, puagh.

No importaba, de todos modos estaba dispuesta a intervenir cuando llegara el momento de "dudas y preguntas". Todos lo pensábamos, ya era hora de decirlo en voz alta y obtener algo de información útil. Nosotros no éramos máquinas, no podíamos aguantar esa situación de manera indefinida.

En cuentagotas pero de manera constante los pilotos fueron entrando y llenaron la sala con sus conversaciones. Justo cuando las manecillas del reloj llegaban a la hora a la que habíais quedado unas sombras aparecieron en el marco. El teniente Allison aún sonriente atravesó el umbral y se dirigió hacia el estrado donde estaba Apolo seguido de una joven delgada y de mirada apagada. Detrás de ellos entraron Starbuck y Crashdown, el cual miró brevemente en dirección a la teniente Valerii, frunció el ceño y se dirigió al fondo de la sala.

-Capitán...el doctor Cottle me envía a supervisar la administración de los estimulantes-informó con voz monótona la enfermera Grace Ishay tras cuadrarse ante el CAG. Viendo que su presencia ya no era necesitada, Narcho hizo una mueca y cambió de rumbo a mitad de trayecto en dirección a las sillas. Quizás por haber estado antes hablando con ella, el teniente agitó la mano en dirección a Boomer y se apresuró a sentarse junto a ella.

-¡Misión cumplida!-exclamó en tono jovial y se rió nerviosamente.

La curiosidad de por qué Apolo había mandado en busca de una enfermera me carcomía por dentro pero lo concurrido del pasillo me impidió saciarla.En silencio recorrimos el pasillo y alcanzamos la sala de reuniones justo cuando llegaba Crashdown. El intercambio de miradas entre él y Boomer no me había pasado desapercibido momentos antes en el Hangar. Yo misma echaba muchísimo de menos a Helo, a él y a tanto otros que habían muerto, pero no se podía culpar a uno por la falta del otro.

-¿Qué tal?-le saludé palmeándole en la espalda amistosamente.-Pasa, anda-tras cederle el paso entré detrás de él y observé cómo la enfermera se presentaba ante Lee.

Cita :
-Capitán...el doctor Cottle me envía a supervisar la administración de los estimulantes-

Sorprendida me detuve. ¿Estarían de broma no? La idea de drogarme con pastillitas me hizo hacer una mueca de desagrado. Dispuesta a aclararlo me dirigí resuelta hacia el estrado.

-Hola...¿he oído bien? ¿Qué es esto Lee?-pregunté en voz baja mirando brevemente al resto de la sala y a la enfermera.

Cuando Crashdown me dirigió esa mirada asesina y fulminante, me erguí mejor en mi asiento y le dedique una sonrisa... casi amigable. Y digo casi porque tuve que esforzarme tanto que por desgracia creo que quedó algo forzada pero era un primer paso, al menos lo estaba intentando y lo prometido es deuda.
Tras eso volví a relajarme en la silla con un suspiro, observando a la enfermera y preguntándome si su estado sería debido a los nervios de los recientes acontecimientos o sencillamente genética.
Fuera cómo fuese tenía claro que por el momento no requería esas pastillas, o lo que fuera que iban a darnos, y pronto quedó patente que no era la única con ésa opinión, pues Starbuck no dudó un instante en saltarse cualquier protocolo que pudiera existir y "asaltar" el estrado para protestar y pedir explicaciones. En fin, no es que fuera a decirlo en voz alta pero... ¡hurra por ella!

-Ojalá fueran todas tan sencillas, ¿verdad?- respondí a Narcho con un suspiro amargo, pero después le sonreí levemente, esforzándome por mostrarme amigable. Todos estábamos cansados, si no nos apoyábamos unos a otros no aguantaríamos lo suficiente.
-Espero que no tarden demasiado con ésto, quiero comentar algo...- admito a mi compañero de silla simplemente por desahogarme un poco. Estoy segura de que todos lo han pensado... y supongo que están trabajando en ello. Tenemos que tener algún tipo de emisor de señales o espía a bordo, por muy cylons que sean consiguen nuestra posición de algún modo, es la única explicación a todo éste embrollo.

Antes de que pudiera dar las gracias a la enfermera y preguntar su nombre, Kara entró como un ciclón al oír las palabras de la enfermera mencionando los estimulantes, sin duda mi padre tenía razón y lograr que su piloto recibiera la dosis sería arduo.

Me incorporé separándome de la mesa y levanté las manos para frenar el ímpetu de Starbuck mientras sonreí ligeramente. - Despacio teniente, el comandante y yo hemos decidido que no podemos perder más hombres por culpa del cansancio, suministraremos estimulantes a todos los pilotos que creamos necesiten de ello y la enfermera aquí presente llevará el control y supervisión de estos. Para disgusto de alguno esto no es opcional. - Dije dirigiéndome a todos los presentes.

Debía mostrarme firme en aquella decisión pues aunque no me gustara, a cada instante me parecía más necesaria, más aun viendo los rostros cansados de muchos de los pilotos, sus miradas ojerosas y algún ligero tic inducido por la tensión acumulada durante aquellos días.

Girándome de nuevo hablé con la enfermera sin excluir a Starbuck que sin duda tendría muchas cosas que decir sobre aquella decisión.-Gracias por venir, sé que están muy ocupados en el puesto médico, pero me gustaría que todo esto se llevará con el mayor control posible. Por cierto, con toda esta tensión no me he presentado, soy el CAG Lee Adama y ella es la Teniente Kara Thrace.

Ante el anuncio de Apolo los pilotos rebulleron brevemente en sus sillas y se miraron los unos a los otros comentando en voz baja las órdenes aunque pronto volvió a reinar el silencio en la sala.  Por su puesto ninguno, salvo quizás Starbuck, se atrevería a cuestionarlas y su actitud desapasionada dejó ver que estaban tan cansados que ya nada llamaba demasiado tiempo su atención. Mientras, en el estrado, la enfermera Grace asintió en respuesta a las palabras del CAG.

-Encantada, capitán, teniente, soy Grace Ishay-no añadió ningún rango por lo que debía ser una de los nuevos civiles puestos a servir en la nave para suplir las bajas sufridas. A pesar de ello, su actitud era de respeto y seriedad y no dio muestras de incomodidad por la actitud de la teniente Trace. Sus ojos se desviaron hacia el reloj y frunció el ceño-Con el debido respeto, capitán, queda muy poco tiempo para que tengan que estar en el aire así que si le parece bien pasaré a administrar los estimulantes. No hay tiempo para que examine a todos sus hombres de forma de adecuada por lo que si alguno sufre algún tipo de malestar tipo taquicardia o mareos deberán bajar inmediatamente a la enfermería una vez hayamos saltado-su ceño siguió fruncido mientras hablaba y todo en su actitud dejaba ver que no estaba muy de acuerdo con ese modo de proceder, pero era éso o no volar y la flota no podía permitírselo. Se agachó junto al maletín que había puesto a sus pies y tras abrirlo cogíó algo de su interior-Bien, capitán, si ordena, por favor, que sus hombres formen ante mí les iré dando la dosis correspondiente-añadió irguiéndose y posando un bote de cristal de ámbar sobre el estrado para poder escribir mejor sobre el portafolios que había traído.

Sentado junto a Boomer, el teniente parpadeó y te miró con curiosidad pero no pudo decir nada porque el anuncio de Apolo hizo que las voces se elevasen a vuestro alrededor. El, por supuesto, ya lo sabía y se limitó a sonreír nerviosamente. Volvió a vuestra conversación anterior inclinándose hacia ti y bajó la voz. De tan cerca su cara se veía cenicienta y llena de arrugas, gotas se sudor perlaban su frente pese a que no hacía calor.

-¿qué es lo que quieres decir? -se lamió los labios nervioso al tiempo que el tic sobre su ojo derecho se intensificaba-¿se te ha ocurrido algo de cómo librarnos de esas asquerosas máquinas?

Starbuck dio un giro de trescientos sesenta con la mirada, y sus cejas se endurecieron al ver la falta de reacción del resto de los pilotos. ¿Tan muertos estaban todos ya que todo concluía en aquella sumisión? ¿Tan cansados, tan exhaustos e indiferentes se encontraban ya que cualquier medio, aún uno innecesario y peligroso como ese, les venía bien? No podía entender cómo no se daban cuenta que aquellos estimulantes en realidad eran un arma de doble filo, y cómo podían afectar el desempeño de cualquiera que se subiera a una nave. No entendía cómo podían caer de rodillas ante quienes pretendían drogarles para que cumplieran con su tarea, cómo no se preguntaban cuál sería el verdadero efecto que tendrían sobre ellos. ¿Cómo podían entregarse así? ¿De verdad entonces eso sería el fin?

- Yo no lo haré - declaró, con el ceño fruncido - No voy a salir al espacio drogada; no importa que le llamen estimulantes, alucinógenos, exilir de la fuerza, o lo que sea. Sigue siendo una droga. No pienso pilotear bajo sus efectos, y creo que ninguno debería ser forzado a hacerlo. Vamos a perder muchos más hombres de los que creen si obligan a todas las escuadras a estar bajo sus efectos, nos obligarán a actuar como máquinas sin instinto cuando justamente es no ser eso lo que nos ha permitido resistir el ataque Cylon desde la primera vez. Que lo haga quien quiera, o a quien puedan obligar. Yo, no.

Miró a Apolo, sin agresividad pero con suma seriedad. No lo haría.

Miré a Starbuck reprovatoriamente unos segundos antes de volverme hacia el resto de pilotos. - Quiero que todos colaboréis con la enfermera Ishay en este mismo instante, ya sé que algunos no os sentís muy cómodos con esta medida, pero insisto en que es necesaria. Formad e id siguiendo las instrucciones.- Dicho esto me volví nuevamente hacia Starbuck. - Teniente sigame unos instantes.- Con paso decidido fui hacia la puerta, no quería discutir aquella salida de tono frente al resto de pilotos, podía estar o no de acuerdo con Kara, pero lo que no podía permitir era que pusiera en duda mi autoridad o la del comandante en jefe delante de todos.

Siguiendo las órdenes de Apolo, los pilotos se pusieron cansinamente en pie y formaron una fila ante el estrado. Los segundos pasaban y todos eran conscientes de que no había tiempo para remolonear. Aparte de la teniente Thrace ningún otro militar alzó la voz para protestar. El uso de estimulantes era una medida contemplada en el manual de la flota y sabían que bajo una adecuada supervisión médica no tenían nada que temer. Mientras Apolo se apartaba hacia la puerta para tener unas palabras a solas con la rebelde piloto, Grace Ishay comenzó a realizar su tarea con diligencia.

-Nombre...-preguntó al primero de la fila observándolo con detenemiento. Tras hacerle unas breves preguntas y tomarle el pulso sacó una píldora amarillenta del bote y se la dio.-Si nota algún tipo de malestar, mareos, taquicardia, ganas de vomitar o sudores fríos por favor vaya inmediatamente a la enfermería. No olvide beber abundante agua ya que estos estimulantes suelen provocar una cierta deshidratación-le aleccionó con voz profesional mientras observaba cómo el piloto la tragaba-La siguiente dosis será dentro de 6 horas, a no ser que el Comandante ordene lo contrario-finalizó antes de volverse hacia el siguiente de la fila-Nombre...

Uno a uno hombres y mujeres, apenas una treintena de supervivientes, fueron desfilando ante la joven.

-¿Librarnos? Bueno tanto no, por desgracia no soy tan lista...- chasqueé al lengua, de hecho me agradaría ser así de astuta y avispada, ¿y a quién no? Además me convertiría en heroína... pero por ahora habría que conformarse con seguir siendo otra más del montón.
Salí de mi ensimismamiento tras uno de los tics de Narcho y carraspeé un poco incómoda por ello. Estaba claro que el muchacho estaba nervioso y tenso, la verdad es que me inspiraba bastante lástima, parecía agradable.

-¡Capitán Adama!- espeté de repente levantándome de mi silla, alzando un poco la mano para captar todavía más su atención al percatarme de que pretendía salir de la reunión. No había tiempo que perder y por tanto no podía desperdiciar la oportunidad... aunque llegué a arrepentirme al sentirme observada por todo el mundo.

Aún así, adopté una expresión más seria y me erguí con orgullo antes de proseguir.
-Lo siento Señor, sólo quería comentar algo con todos los presentes... Es decir, me gustaría preguntarle si se han asegurado de que no haya ningún aparato extraño de rastreo en la nave o algún espía. Señor, sé que suena raro y que habrán hecho comprobaciones pero es la única forma de que esas tostadoras puedan encontrarnos aún estableciendo saltos- dicho esto suspiré hondamente, sintiéndome aliviada por haberme quitado el peso de encima. Con que me confirmara que ya se habían tomado todas las medidas oportunas al respecto me conformaría pero hasta entonces no podría descansar tranquila.

-¿Son ciertos los rumores de cylons con aspecto humanoide...? Señor- seguramente esa pregunta fuera más conflictiva pero nos interesaba a todos.

Starbuck alzó la cabeza, y sin decir nada avanzó hacia Apolo con notorias intenciones de seguirlo. Estaba suficientemente en claro, por su forma de centrar la mirada y no volver a dirigir los ojos en dirección a la enfermera, que había hablado más en serio de lo que sus propias palabras parecían haber indicado. Estaba dirigiéndose a la salida, siguiendo los pasos del CAG, cuando Boomer se avalanzó verbalmente sobre él preguntándole algo que a Starbuck le sonó increíblemente familiar. Tal fue la sorpresa de la coincidencia, que se detuvo a observar a Boomer arqueando las cejas, y pasó su mirada entre ambos alternativamente esperando que algo le fuera respondido con la autoridad que la situación merecía.

No tardó más de cinco segundos en contestar ella.

- No puedo estar más de acuerdo contigo. Hice la misma pregunta, y te diré lo que me fue contestado: "eso es algo que ya se tuvo en cuenta, ¿cómo se te ocurre pensar que no lo hemos pensado antes?" - dijo como si estuviera imitando una voz ajena, pero en realidad lo único que se escuchaba era su tono ordinario, sólo un poco más duro que lo normal. De todas maneras, su voz se suavizó ligeramente a dirigir los ojos hacia el hombre, que hacía solo segundos la había llamado para reprenderla en privado - ¿Los hay, Apolo?

Cuando Boomer se levantó llamando al capitán varios de sus compañeros se volvieron en la cola y le contemplaron de hito en hito, con la curiosidad pintada en el rostro. En un primer momento permanecieron callados, atentos a sus palabras, pero ante la mención en voz alta del rumor que desde hacía días corría por toda la flota el caos cundió en la sala. En los segundos que siguieron el silencio se rompió y decenas de conversaciones surgieron al volverse los unos a los otros para discutir sobre la posibilidad de que hubiese un modelo de Cylon humanoide. Con aquel simple gesto la teniente acababa de abrir la caja de pandora y parecía que con la simple mención en voz alta de lo que ya todos sabían la realidad, apabullante e inquietante, de lo que ello implicaba cobró nuevo colorido y pareció más plausible si cabe. Decenas de ojos se volvieron hacia el capitán mientras en la pared el tic tac del reloj continuaba. Paralizada en su tarea sobre la tarima, la olvidada enfermera Ishay agarró fuertemente el boli mientras taladraba al CAG con la mirada, la boca abierta por la sorpresa. Junto a Boomer, el teniente Allison se había levantado y miraba ora a la teniente Valerii ora al capitán mientras se lamía nerviosamente los labios y el tic sobre su ojo derecho se intensificaba más aún si cabe. De repente por encima del guirigay general una sirena comenzó a sonar.

-"A todos los tripulantes de la nave, quedan diez minutos para el fin del ciclo. Que todo el mundo de guardia acuda a sus puestos de servicio. Pilotos prepárense para volar"-anunció la voz distorsionada de la Oficial Dualla por megafonía una vez que el estridente sonido hubo cesado.

No podía creer que aquello estuviese ocurriendo en aquel preciso instante, tenían tantas cosas por solucionar, parecía que definitivamente la tormenta había estallado sobre su cabeza, primero Kara poniendo en duda su autoridad, ahora Boomer dando rienda suelta a los rumores que recorrían los pasillos del Galáctica delante de todos los pilotos, escasos minutos antes de que salieran. La irresponsabilidad de sus dos tenientes le había sorprendido, en especial por parte de la teniente Valerii, a la que creía más pausada, con mayor capacidad para pensar y recapacitar. Acaso no se daban cuenta de que con sus palabras estaban minando la ya escasa moral del resto, destruyendo su confianza.

Tratando de mantenerme firme levante ambas manos para silenciar a todos mientras me dirigía nuevamente hacia la tarima.- ¿Quién levantará su mano para acusar a su compañero?, ¿quién?, ¿cuantos combates llevamos todos juntos?, ¿cuántos?, y ahora qué, escuchamos los rumores y cuando estemos ahí fuera no nos quedará nada, estaremos solos. ¿Cyclon con apariencia humana?, ¿por qué no?, ¿aparatos espías?, es probable, de alguna forma nos siguen, pero no está en nuestras manos el deber de averiguar el porqué, sino el de defender a la flota mientras encuentren la respuesta.- Mi voz no dejaba lugar a dudas era una clara y directa reprimenda, contra todos incluido yo mismo.- En más de doscientas ocasiones hemos salido ahí fuera, en todas ellas cada uno de nosotros ha permanecido al lado del otro para salvar su vida. ¿Qué haremos en diez minutos cuando salgamos ahí fuera?, ¿pensar si Narcho parece demasiado curioso, quizás Boomer parece aguantar mejor?, o serán las habilidades de Kara naturales. Si pensáis en eso no quiero veros fuera, sólo quiero conmigo quien esté convencido, quien tenga fe en sus compañeros, el resto no merece estar aquí, no pienso darles en bandeja nuestra vida a las tostadoras.- Ya estaba todo dicho, quedaban menos de diez minutos para volver al exterior, para enfrentarse de nuevo a las máquinas, quizás en aquella ocasión salieran derrotados de antemano.

Mirando desafiante a los pilotos allí presentes dejé el informe que la teniente Valerii me había entregado sobre la mesa.- Hoy las instrucciones de vuelo las daré en el hangar a quienes estén decididos.- Dicho esto salí de la sala sin esperar contestación alguna.