Partida Rol por web

La mujer se acercó a mi aún más. Aturdido como estaba no lo vi venir, y no solo eso, sino que no supe reaccionar. La lluvia, sus labios, su lengua, todo se mezcló en un momento. Su lengua juguetona se introdujo en mi boca y solo pude corresponderla. Fue una sensación extraña, sentir su beso en aquellas circunstancias y lo hice más por instinto que por haber pensado lo que estaba haciendo. Cerré los ojos, los volví a abrir y aún estaba allí, juntando su cuerpo con el mío, dándome un extraño aliento que no me satisfacía.

Tomé aire por la nariz para evitar morir por asfixia y miré sus ojos. Me preguntaba si estarían abiertos o cerrados mientras me besaba. Poco importaba de todas formas. Atado de manos y tumbado en el suelo no tenía escapatoria de aquel beso. El agua de lluvia corría por mi cara y amenazaba por introducirse en mis vías respiratorias, así que, en un gesto más racional que el de corresponder al beso, comencé a mover las manos. Necesitaba apartarla de mi cuerpo, por mi, por Boomer. Con suavidad pero de manera firme, comencé a empujar a la mujer sujetándola por donde pude para separar sus labios de mi boca y conseguir que sacara su húmeda, agradable y cálida lengua de mi boca.

La mujer se separó de ti con una enigmática sonrisa en sus labios y te miró directamente a los ojos. Aun podías saborear su boca, sentir su aliento, mientras poco a poco tus pulsaciones volvían a un estado de intranquilo reposo-Se quién eres Helo, tranquilo, soy amiga- dijo mientras se colocaba la ropa hasta devolverla a la posición exacta, previa a vuestro pequeño forcejeo. La lluvia, incesante, seguía cayendo a vuestro alrededor como si tratase de borrar todo vestigio de vuestra existencia. Su mano se encontraba apoyada con suavidad sobre tu pecho y podías sentir como ella se deleitaba sintiendo cómo tu pecho subía y bajaba con cada una de tus bocanadas. Con una sonrisa enigmática curvando sus labios, la mujer te observó con intensidad durante largos segundos. De repente el silencio tenso y eterno que os rodeaba se vió roto abruptamente por el chasquido de un lejano disparo. Instantes después la mano que descansaba sobre tu pecho se tensó un instante mientras un fino hilillo de sangre brotaba de entre los labios que momentos antes te habían besado. Despacio, con el asombro pintado en su rostro, la mujer se deslizó hasta el suelo para permanecer junto a ti inmóvil. 

Al alzar la mirada pudiste observar recortada entre los árboles una figura femenina  ligeramente agazapada enfundada en un traje regular de piloto de Viper. Poniéndose en pie con el rostro desencajado por la tensión, Boomer se aproximó a vosotros caminando lentamente mientras bajaba el arma que instantes antes había apuntado hacia vosotros-¡Helo!, ¿Caminas?- rápidamente sus manos acabaron de liberarte mientras te ayudaba a ponerte en pie -¡Vámonos amigo!- Su mirada no dejaba de recorrer los alrededores, esperando encontrarse con algún problema antes de lo deseado. A vuestro lado, tendido en el suelo y con un gran cráter en la espalda atestiguando lo acontecido, se encontraba el desmadejado cuerpo de la mujer.

Los labios de la mujer rubia se separaron de los míos. Al fin podía respirar con tranquilidad. Mi pecho volvía a ser libre y su peso ya no oprimía mis pulmones. Había sido una extraña sensación de la que aún no me había repuesto cuando de su boca salió mi nombre. "Helo" había dicho la mujer. La sangre se me heló más aún, si es que me quedaba algo de calor en el cuerpo. Mis labios amoratados por el frío, la radiación o los chutes de la vacuna no consiguieron articular sonido alguno. ¿Quién era aquella mujer que no solo aparecía de la nada sino que además sabía quién soy?

En aquel momento no lo iba a descubrir. Su boca, lejos de tener saliba goteaba una sustancia roja. Sangre. No tardó en desplomarse y es que un disparo agujereó su espalda de tal forma que no pronunció ni una sola palabra antes de caer al suelo muerta. Alcé la vista confuso y vi a Boomer que se acercaba a mi nerviosa. -B...Boomer -dije antes de toser y acabar con la frase.

Me levantó del suelo y caminé a paso ligero junto a ella -¿Qué haces aquí? ¿Como me has encontrado? -otra vez la tos me recordó que debía ser la hora de una nueva dosis. -Las medicinas Boomer, las necesito. -Miré sus ojos para cerciorarme de que aquello no era una visión, que era ella de verdad y que estábamos juntos de nuevo. -Me alegra verte, no sabes cuanto.

Con los ojos dilatados por la tensión de la huida miré a uno y otro lado mientras ayudaba a Helo a caminar. Cargando con gran parte de su peso, sacudí la cabeza al tiempo que esbozaba una sonrisa.

-Yo también Helo...ha sido increíble el que te haya podido encontrar...-comenté con la alegría plasmada en mi voz. Interiormente me moría de ganas de darle un abrazo para demostrarle cuánto le había echado de menos pero no era el momento ni el lugar. Llevándome la mano libre a la cara para apartar mi húmedo cabello añadí-Vamos...tenemos que alejarnos de aquí...esos centinelas se han alejado durante un rato pero vete tú a saber cuánto tardarán en volver...-mientras hablaba fuimos avanzando no sin dificultad entre los altos helechos, mi voz sonaba ligeramente jadeante por le esfuerzo-no te preocupes por las medicinas...el raptor no está lejos de aquí...allí ahí equipo de sobra...

Caminé junto a Boomer escapando de aquel maldito lugar. No podía creer la suerte que había tenido de que me encontrara, y no solo de que me encontrara, sino de que hubiera podido sacarme de allí antes de que hicieran cualquier cosa conmigo. Eché un vistazo atrás para mirar el cadáver de la rubia que instantes antes me había besado. Besado y confesado que era mi amiga. Supuse que era normal, al fin y al cabo cuando te captura intentan lavarte el coco para que confíes en tus captores. No me dio tiempo a pensarlo siquiera, ahora si que estaba con una amiga y era todo cuanto necesitaba saber de momento.

-Llevo días corriendo Boomer, apenas me tengo en pie. Supongo que era la esperanza lo que me mantenía con vida, la esperanza de poder escapar de este planeta que se ha convertido en infierno. -Cojeaba al andar y es que la pierna decía que quería sus atenciones periódicas o se negaba a obedecer mis órdenes. -Esos Cylons... ¿Por qué no me han matado? -No esperaba que tuviera la respuesta, solo me desahogaba con alguien soltando mis dudas al aire.

-¿Cuéntame como está la situación? ¿Como es que te han dejado venir a buscarme? ¿Están a salvo los supervivientes que rescatamos? -aún dolorido, enfermo y a punto de desfallecer, me preguntaba más cosas acerca del bienestar de los demás que del mío propio. No sabía si sobreviviría a tantos días de radiación, o si la herida no estaba bien curada y se infectaría, pero no había tiempo de pararse.

Teníamos que seguir huyendo.

Con gran dificultad y a una velocidad que se os hacía angustiante avanzásteis poco a poco alejándoos del cadáver de la mujer. Al principio no os distéis cuenta pero, paulatinamente, la lluvia cesó y muy pronto pudisteis acelerar vuestra marcha entre los árboles centenarios y los frondosos helechos. Y con el fin del chaparrón llegó el silencio, un silencio denso, cargado de tensión en el que parecía que todo el bosque os observaba. De pronto fuisteis conscientes del ruido que vuestras respiraciones aceleradas hacían al brotar de vuestras gargantas irritadas y, si antes habíais estado preocupados por no dejar ningún rastro revelador de vuestra huida, ahora no podíais evitar mirar a uno y otro lado con nerviosismo, atentos a cualquier señal de emboscada o de ataque. ¿Cuanto tardarían en daros caza de nuevo? ¿Tendríais alguna oportunidad si cabe de salir de alli con vida y llegar hasta vuestro raptor? Miles de preguntas quedaban ahogadas antes de ser formuladas pero no por ello dejaban de carcomeros por dentro mientras caminábais, mezclándose con vuestra compartida alegría por haberos encontrado de manera tan fortuita. Interiormente os moríais de ganas de pararos y pasar largas horas contándoos todo lo ocurrido desde que os habíais visto por última vez aquel aciago día en que os sacrificásteis y atempusiteis el bien de la humanidad por delante de vuestros deseos. Pero no había tiempo, tenías que lograr poneros a salvo, lograr encontrar el raptor y su equipo cuanto antes, pues a cada segundo que pasaba la radiación iba lentamente tomando posesión de vuestro cuerpo, ganándoos la batalla en silencio.

Por primera vez en horas la lluvia cesó y no pude dejar de agradecerlo en silencio, pues odiaba que el agua se me metiese en los ojos y me empapase el traje de vuelo. Mientras el agua acumulada en los árboles comenzaba a gotear a nuestro alrededor y un silencio denso, espeso, nos envolvía, continuamos avanzando penosamente y con esfuerzo. El peso de Helo junto a mí era cálido y reconfortante y, en cierta forma, su presencia ayudaba a disipar mis temores. Preocupada, le observé por el rabillo del ojo atenta a los jadeos que se escapaban de su pecho y a la evidente cojera de su pierna. No se quejaba pero, por su manera de fruncir levemente el ceño y crispar los labios a cada paso que daba, la herida le debía doler y bastante. No podemos parar ahora...mierda...Sin embargo, en lugar de poner voz a mis temores decidí saciar un poco su curiosidad.

-Los supervivientes están bien...no sin esfuerzo logramos llegar a la Colonial Uno y ahora Gaius Baltar está con la presidenta...-comencé a explicar en un tono bajo, apenas un susurro entrecortado-Galáctica...Galáctica logró sobrevivir al ataque y bueno...las  naves supervivientes nos hemos agrupado y huido para salvarnos. Sin embargo, al Comandante no le gustaba la idea de dejar a los supervivientes abandonados y..finalmente ha decidido mandar unos cuantos Raptors de vuelta a las Colonias para intentar sacar a la gente que sigue con vida...-concentrada en ayudar a pasar a Helo por encima de un tronco interrumpí mi relato para luego continuar explicando-por eso estoy aquí, me ofrecí voluntaria para traer un comando y buscar supervivientes, tenía la esperanza de encontrarte y realmente ha sido un auténtico milagro que viese a esos centinelas pasar...-

Cada paso que daba era como si me dieran un latigazo en la herida. El dolor relampagueaba desde mi muslo en ambas direcciones. Por un lado conseguía entumecerme los dedos de los pies y por el otro hacía que mis testículos se encogiesen aún más intentado huir de aquel dolor. Tenía la boca seca como el cerebro de un Cylon. Pensaba que en cualquier momento se me cuartearía la lengua como una laguna en época de sequía. La falta de anestésicos se notaba cada vez más y por un momento tuve que parar porque me doblé de dolor. Encogí la pierna buena a la altura del estómago y me doblé como una alcayata.

-Aaaaggghh -La radiación, las inyecciones de adrenalina y el agua contaminada me estaban destrozando por dentro. Un esputo mitad sanguinolento salió de mi boca y lo escupí a un par de metros de nosotros. -Sigamos -dije como si no hubiera pasado nada. Me incorporé como pude y seguí cojeando hacia donde fuera que estaba el raptor.

-¿Presidenta? ¿Huir? -No esperaba respuestas, ya habría tiempo para todo, aunque me inquietaban las palabras de Boomer. -No deberíais haber vuelto Boomer. Yo he podido sobrevivir porque llevaba el Medikit... y un par de explosivos. ¿Cuanta gente crees que puede quedar viva en todo el planeta? No todos tienen los medios suficientes y es como buscar una aguja en un pajar... no tiene sentido. Arriesgáis la vida para nada. Aunque en el fondo agradecí por todo el universo conocido que estuviera allí, a mi lado, sujetándome sobre su hombro y ayudándome a caminar de vuelta al Galáctica. -Gracias por encontrarme -besé su mejilla y por primera vez en muchos días noté algo cálido en mi piel. No recordaba ni cuando fue la última vez que yo mismo tuve esa temperatura corporal.

Inquieta por la expresión de dolor que cruzó por el rostro de Helo, me agaché a su lado contemplando impotente cómo luchaba contra su herida. Sintiéndome abatida le palmeé la espalda con suavidad y le ayudé a incorporarse cuando dejó claro que quería continuar.

-Venga...ánimo Helo que no estamos muy lejos ya...-susurré para animarle mientras alzando la cabeza del suelo echaba un vistazo alrededor para orientarme. 

Cita :
 

Tras acomodar mejor su peso en mi hombro, negué con la cabeza restando importancia a sus palabras mientras reanudaba la marcha. Comenzaba a estar cansada por el peso extra y lo accidentado de nuestro caminar, y la humedad opresiva y densa que había sustituido a la lluvia hacía que me costase respirar.

-Ya sabes cómo es el Viejo...no quiso ni oir hablar de dejar a nadie tirado...-de repente Helo se volvió y me besó brevemente en señal de agradecidimiento. Sorprendida por la sensación de sus fríos y duros labios contra mi mejilla, trastabillé unos pasos antes de lograr recuperar el equilibrio. Sin poder controlarlo la sangre me subió al rostro y en un intento de ocultar mi rubor dirigí la mirada al suelo.-De...de nada...-murmuré al fin echando de nuevo a andar.

A trompicones y sin dejar de hablar entrecortadamente continuasteis vuestro avance por el bosque. Miráseis donde miráseis os parecía siempre igual. Hilera tras hilera de troncos cubiertos de musgo y resbaladizos por el agua ocupaban toda vuestra línea de visión y continuamente teníais que trepar por encima de troncos caídos y ramas rotas que obstaculizaban vuestro paso. La atmósfera densa y opresiva por la humedad ambiental os impedía respirar de manera adecuada y hacía que bajo vuestros trajes de vuelo sudaseis por el calor. Pero lo más inquietante era el silencio, constante, ensordecedor. Ni el repiquetear de los pájaros carpinteros, ni el grito de alerta de las ardillas, ni ningún otro sonido se habían dejado oír en todo el tiempo que llevábais caminando y tampoco ningún mosquito se posó sobre vuestra piel para importunaros. El bosque era solo un manto verde que os abrazaba inerte, sin vida. ¿Cómo demonios saber hacia dónde ibais? Al fin y al cabo para un observador poco atento todo parecía ser siempre igual. Sin embargo, al final Boomer logró identificar una mancha de líquen con un forma característica sobre el tronco de una secuoya y la rama rota de una conífera un poco más adelante, lo que le hizo darse cuenta de que poco más allá, detrás de un promontorio, debía de estar el objeto de todos vuestros desvelos, el raptor.

Apenas sentí el rubor en las mejillas de Boomer, mis sentidos estaban algo vagos o cansados para percibir detalles. La pierna dolía, eso estaba claro y tenía la boca seca. Pensaba que si no me hubiera encontrado seguramente hubiera muerto antes de que esos Cylons hicieran algo conmigo. Así que no podía menos que seguir avanzando sin quejarme. Podría ser peor.

Con el cuerpo empapado y a punto de desfallecer Bommer me empezó a dar esperanzas de que íbamos por le buen camino y estábamos cada vez más cerca del raptor. Una rama por aquí, algo de musgo por allá. Poco importaba lo que fuera, lo importante era que lo reconociera y pudiéramos continuar caminando con un objetivo claro.

No pregunté o hice comentario alguno en el resto del viaje, al menos hasta que llegamos a una pequeña loma tras la cual Boomer decía que se encontraba la ansiada nave que nos llevaría de vuelta al Galactica. Saqué fuerzas de donde quedaban pocas y subí junto a ella el desnivel que había entre nosotros y la salida.

Agotada por el esfuerzo que me había supuesto llegar hasta allí soportando gran parte del peso de Helo, comencé a trepar junto a mi compañero por la loma usando las manos para no perder el equilibrio cuando era necesario. Con la boca reseca y completamente extenuada tampoco yo veía el momento de llegar hasta la nave, y sólo la pesadez de mis piernas me impedía subir corriendo los escasos metros que nos separaban de nuestro destino. En mitad de la loma me detuve vacilante y me lamí los labios nerviosa mientras miraba alrededor con el ceño fruncido.  

-Es extraño...a estas alturas debería de haber aparecido alguien para darnos el alto..-murmuré al fin apoyándome en un tronco para coger aliento-en teoría cuando me marché había dos personas de guardia...

Vuestros lentos pasos os habían encaminado hacia la esperanza, hacia el punto en el que la posibilidad de huir se encontraba al alcance de vuestra mano, pero el extrañado comentario de Boomer os hizo temer lo peor. Con la incertidumbre anidando en vuestros corazones y completamente extenuados salvasteis los escasos metros que os separaban de la cumbre ayudándoos el uno al otro. Una vez arriba, alertados por las sospechas de Boomer, os agazapasteis entre la vegetación y oteásteis hacia donde debía de estar el Raptor de Boomer. No sin cierto alivio comprobásteis que éste seguía allí, posado en medio de un claro entre los helechos y con los motores apagados. La puerta lateral de la astronave se encontraba abierta y sobre la pequeña repisa de acceso pudisteis observar diversos objetos apilados. No había nadie a la vista, ni el más leve rastro de los guardias que supuestamente debían de estar vigilando la nave y el opresivo silencio seguía rodeándoos. En cualquier otra situación podríais haber pasado por alto los detalles, pero en Cáprica, en aquel desolado planeta que había sido conquistado por los Cylon a base de fuego y muerte, cualquier pequeño cambio resultaba vital para la supervivencia, tal y como Helo había podido comprobar. Si vuestros miedos y sospechas se confirmaban tal vez aquella era vuestra última oportunidad de subir a la aeronave , pero...¿Seríais capaces de dejar a vuestros compañeros abandonados? ¿Seguirían estos con vida?

Agachada en medio de los helechos, aparté una hoja que me hacía cosquillas y me volví hacia Helo. Preocupada observé su rostro macilento y el morado de sus labios. Estaba claro que necesitaba ponerse cuanto antes una inyección anti-radiación, por no hablar de encontrar un sitio para descansar.

-¿Qué hacemos?-pregunté al fin echando una nueva ojeada al desierto claro -No me gusta eso de que no haya guardias, pero está claro que si no nos acercamos no averiguaremos qué ha pasado...- molesta volví a apartar la hoja que amenazaba con hacerme estornudar y cambié ligeramente de posición para desentumecer las piernas. Mi mirada se mantenía prendida en la nave que me había traído hasta aquí, probablemente sería nuestra única esperanza de escapar y volver al Galactica.

Subimos la loma esperando encontrar vida más allá de la cima, pero no había nadie. Estaba claro que el raptor estaba allí, aparentemente intacto, pero no había rastro alguno de gente alrededor. Me tumbé en el suelo con el pecho apoyado en la tierra. Se me hacía difícil mantenerme agachado con la pierna herida, así que aproveché para olvidarme un poco de ella. Observé la nave y las cajas y demás cosas que allí se encontraban. La puerta estaba abierta, así que me empecé a temer algo malo.

-¿Cuantos veníais? -En el raptor apenas cabe gente para evacuar. Solo un raptor y una aguja en un pajar. Además con más tripulación... menuda locura. -Tenemos que acercarnos. Es nuestra única salida de aquí y no sabemos qué ha podido pasar. ¿No Tienes algún intercomunicador? -miré a un lado y a otro buscando algún movimiento, pero no tuve éxito. -Tenemos que asegurarnos de que están muertos antes de irnos de aquí. No voy a irme sabiendo que pueden estar vivos. Si han venido a buscar supervivientes los primeros que deben salir son ellos. Yo ya estaba muerto. Podemos hacer una cosa. Yo no soy muy rápido, pero puedo cubrirte desde aquí si me dejas un arma. Puedes ir hasta el raptor y buscarles. Cuando llegues y asegures la zona iría yo hasta allí.

Salir los dos a la vez no lo veo aconsejable, y menos a mi ritmo. Esperar a que vuelvan tampoco lo veo una opción. Ya deben saber que me he escapado y me estarán buscando. No debe ser difícil seguirnos. -miro a Boomer dejando a un lado la visión del raptor. Quizás me tenga que despedir de ella una vez más, para siempre -¿Qué opinas?

Inconscientemente me mordisquée los labios con nerviosismo mientras valoraba las palabras de Helo. No me gustaba la idea de alejarme de él y dejarle sólo, pero también era verdad que no teníamos muchas opciones más. En cuanto a lo de irnos sin él....ya había tenido que decirle adiós una vez y no creía que fuese capaz de volver a hacerlo.

-Vinimos cuatro personas...un ECO, John, no lo conoces, es evacuado de Gemenon...y dos marines...la idea era más bien contactar con los supervivientes...no llevárnoslos...-expliqué aún con la mirada prendida en el claro. Luego asentí mientras echaba mano al walkie-talkie que colgaba de mi cintura. A decir verdad se me había olvidado que lo llevaba encima. Girando el mando para encenderlo, me lo llevé a la boca-Boomer al habla, repito, Boomer al habla ¿donde estáis?-mientras hablaba mis ojos se desviaron hacia él y sin poder evitarlo se ensombrecieron por la preocupación.

La teniente extrajo su Walkietalkie del cinturon de combate que ceñía su pantalón militar y se dispuso a comunicarse con el resto del equipo. El mensaje fue corto y conciso, tal cual correspondía a las llamadas de aviso en una situación arriegada. Sus palabras se escucharon a lo lejos, probablemente procedentes desde el claro donde se encontraba el Raptor, aunque debido a la distancia a la que estábais no podíais entender lo que decían. Después de hablar, Boomer pulsó el botón de escucha pero sólo el ruido de la estática os respondió. Al parecer no erais los únicos que se habían detenido en aquella zona, ambos pensasteis fugazmente lo mismo ¿Cuanto tardaran en volver?.

El ruido de la estática fue la única respuesta que obtuve a mi llamada y durante unos segundos no pude hacer otra cosa que contemplar el walkitalkie con el rostro inexpresivo. Desde donde estábamos no había forma de saber la ubicación del aparato receptor por lo que sólo podíamos hacer una cosa. El tiempo pasaba y había que moverse y rápido.

-Bien...cúbreme mientras exploro el claro-murmuré tomada una decisión mientras le tendía mi Picon y el walkietalkie- voy a por el otro walkie y te cuento...-desviando la vista del raptor le miré y le sonreí cálidamente para infundirle ánimos- no te preocupes...no me pasará nada -añadí con seguridad sin dejar que mis propios temores aflorasen a la superficie. Luego miré alrededor para asegurarme de que no había nadie más a la vista y comencé a descender la loma medio agachada, avanzando cuidadosamente para no hacer ruido y cubriéndome tras los troncos de los árboles cuando era posible.

Ambos guardamos silencio esperando una respuesta, pero no recibimos más que el eco de Boomer resonando en el Raptor. Algún walkie había quedado abierto en la nave y se podía escuchar desde nuestra situación. Ya había poco efecto sorpresa ya que si nosotros lo habíamos escuchado, las antenas Cylons lo habrían detectado desde kilómetros de distancia. Aún así, era mejor arriesgar uno solo corriendo que los dos cojeando.

-Te cubro, no te preocupes -cogí el arma de Boomer y comprobé que tenía el seguro quitado y las baterías cargadas. -No te entretengas, si yo he podido escuchar eso ten por seguro que alguien ha captado la señal en alguna parte pese a las interferencias de la radiación. Quizás incluso tengamos suerte y sea eso mismo lo que nos libre de ser descubiertos.

Tirado en tierra asomado a la colina vigilé el claro y los alrededores apuntando con el arma. Si algo se movía y tenía una carcasa metálica no dudaría en disparar.

Bajo el denso manto formado por las copas de los árboles la luz era mortecina y hacía que tuvieseis que entornar los ojos para poder ver. La humedad que, una vez cesada la lluvia, ascendía del suelo y se condesaba entre las ramas creaba una atmósfera que poco faltaba para que resultase irrespirable. Mientras Boomer avanzaba silenciosamente con pisadas lentas pero seguras, el tiempo pareció ralentizarse y transcurrir como en cuentagotas. Un paso...otro y otro...poco a poco le llevaron hasta la linde de los árboles y el principio del claro que súbitamente se os antojó demasiado abierto, demasiado despejado. Como insegura, Boomer vaciló junto al último tronco y con todos sus sentidos en alerta miró a todos lados como si esperase que una tostadora surgiese de entre los helechos y abriese fuego. Finalmente, cuando vuestros nervios no podían aguantar más, la piloto cogió aire y cruzó el claro avanzando semiagachada en dirección a donde había sonado el walkitalkie. Su mano se deslizó por el casco del raptor cuando se desplazó a lo largo de la nave hacia la cola y sin dejar de mirar su entorno y el suelo sobre el que caminaba rodeó la parte trasera de ésta y desapareció al otro lado.