Partida Rol por web

En lo alto de una colina se alza una gran construcción, mitad iglesia, mitad fortaleza. Todos en la comarca la conocen: es el monasterio de la Orden de la Rosa negra.

De todos en la comarca es conocida la hospitalidad de los hermanos de la Rosa negra, que curan gratuitamente a los necesitados, y tienen siempre un tazón de sopa y algo de carne para un viajero hambriento.

Por diversas razones, todos vosotros os habéis decidido por la vida aventurera, y tras salir de vuestros lugares natales y recorrer unos cuantos caminos habéis llegado aquí, al Monasterio, atravesando regiones moderadamente civilizadas, en vuestro camino para convertiros el día de mañana en aventureros de alto rango... y si puede ser asquerosamente ricos, mejor.

El monasterio se alza sobre una colina pelada, lo que le proporciona una vista inmejorable sobre las tierras de su alrededor, en las que predominan los cultivos, las granjas y algunos bosques de tamaño pequeño; no es sino a un par de días de viaje a caballo hacia el sur que los bosques ganan terreno a los campos, y la civilización empieza a ceder el paso a la barbarie.

Conforme ascendéis hacia el edificio podéis apreciar que ha sido construido con la capacidad de resistir largamente a un asedio. Los muros son de gruesa piedra, no hay ventanas hasta una distancia respetable del suelo, y abundan las saeteras, por no hablar de que los muros están erizados de almenas y un foso bien mantenido defiende todas las aproximaciones posibles. La entrada se lleva a cabo por una barbacana externa a los muros principales, o sea, que entre la primera puerta y la segunda (la que da al patio de la plaza) hay un espacio cerrado y cubierto de unos 10 x 10 m., defendido también por almenas. Al pasar por su interior, no podéis por menos que notar que el techo dispone de una colección de agujeros por los que podría verterse aceite hirviendo.

No obstante la naturaleza guerrera del edificio, quienes os reciben son monjes contemplativos de la Orden, estudiosos de los textos sagrados, y dedicados a la oración y a enseñar las artes de la Agricultura a los lugareños. Os acogen amablemente, os alojan en una sala común provista de lechos sencillos pero cómodos, os facilitan el aseo personal y os citan a la hora de cenar en el comedor.

Pasada la hora denominada Vísperas (el oficio de la tarde), llega la hora de la cena.

Los hermanos cenan frugalmente, un tazón de sopa con un poco de carne para los ancianos o los enfermos, y verduras del huerto para los demás. Afortunadamente, la mesa de los huéspedes está mejor provista y veis pollo, pan, queso y fruta.

Se os señala vuestro lugar, y os encontráis los seis cenando tan ricamente.

El enorme semiorco se ha sentado en un extremo de la mesa. No apartado de los demás, pero desde luego tampoco entre ellos, se nota que está acostumbrado a la soledad, querida o impuesta.

En su plato el muslo de pollo que le han puesto se ha desvanecido en un segundo, y ahora está rebañando el jugo con un buen cacho de pan.

En silencio mira a los demás comer, y da buena cuenta del contenido de su jarra.

Sulthalas tuvo buen cuidado de sentarse al lado de la única persona de su raza, pero por lo demás no presta mucha atención a los miembros del grupo, ensimismado en sus pensamientos. Mantiene una postura erguida mientras da cuenta de su comida con gestos ágiles, cuidando de no mancharse.

me siento donde me indican y comienzo a comer despacio y con modales de cortesana ,mi cara no refleja ningun sentimiento expresibo

Un mediano disfrutaba de una deliciosa cena en la mesa de huespedes, y no dejo pasar ninguna oportunidad de agradecer a los monjes con una sonrisa y un -muchas gracias por su hospitaliad-Era sorprendente como un aventurero de su tamaño podia engullir tales cantidades de comida, especialmente quesos su alimento favorito. Conforme su hambre se saciaba, otras necesidades surgian en el, necesidades mas sociales. La vida de aventurero le obligaba a pasar la maoyoria de su tiempo con la unica compañia de su sombra.
Pudo notar un dejo de frialdad en los que compartian su mesa y en un intento de romper el hielo y vencer al aburrimiento saco un tema de conversacion... -Pero que lugar tan acogedor ¿No lo creen? aunque no creo que lo haya sido en tiempos de guerra y menos para los invasores ¿De donde vienen y que los ha traido a estas tierras?- El mediano trataba de sonar amistoso pero a la vez muy respetuoso, no podia negar que la presencia de ese semiorco de apetito voraz lo intimidaba un tanto

Desde el extremo (al lado del semi-orco))de la mesa una figura hasta entonces ensemismada en sus pensamientos termina su segundo plato y redirige su mirada a la hermosa pero inexpresiva elfa que comia cerca de el cuando escucha la voz del que se habia presentado como Ribon...
Su voz suena espesa y algo atragantada por el pollo recien engullido;

-Mmm...es dificil decirlo, la misma historia de siempre...buscar aventuras, el mundo, el oro, el hacha...bla bla bla(le golpea el hombro al semi orco de forma amistosa y se rie un poco forzado)

Luego redirige una mirada cautiva buscando los ojos de la elfa y pide un tercer pedazo de pollo mientras acaricia un trozo de piel con el que envuelve su arma dirigiendole dulces palabras, para luego volver a su mente y a su plato...sin antes agregar;

-Y vos? que os trae a este lugar?

-Nunca crei que tendria algo en comun con un semi orco ¡Pero parece ser asi! -dice el mediano sorprendido de que una criatura tal pudiera hilvanar una frase -Se ve que nos motiva lo mismo señor Ilkar- A pesar de lo desaliñeado, bruto y apestoso que le podia resultar un semi orco, este no le caia para nada mal -y digame... ¿Tiene alguna otra aficion mas alla de la comida y las aventuras?

-Eres pequeño y corto a la vez, mediano, ¡jajajaja! YO soy el semiorco...

Se ríe con ganas, apura un enome trago de su jarra, que llena de nuevo, lanza un sonoro eructo y se sirve una nueva ración de pollo. En seguida, sin embargo, vuelve a su aire serio y un punto huraño.

creo que ahora es un lugar de descanso para los aventureros y recogimiento para los relijiosos ,mi nombre es Ireth Faelivrin de los elfos solares entada de conoceros maese mediano,y mis motivos es explorar el mundo ,la vida en la región de los solares es monotona y nose conoze mucho del mundo exterior debido a que solo pueden entrar elfos en la ciudad y no llegan muchos aventureros por alli me giro al mediano para contestar ya que rompio el hielo ,tambiem me fijo en algunas miradas hacia mi ,a lo cual sonrio con timidez y dulzura.

Pues yo también voy en busca de nuevas experiencias y nuevas gentes, sobre todo si puedo aprender algo de ellas. Uno nunca sabe en qué sitio puede aprender algo que le sea útil para el futuro.

-Pero claro...- dice el mediano que recien caia en la cuenta de que en el grandote musculoso llamado Ilkar residia algo de humanidad, debia de ser un barbaro -Espero no haberlo ofendido señor Ilkar. Tampoco a usted fuerte Urgk, en cualquier caso ofrezco mis mas sinceras disculpas. Parece ser que la cerveza de los monjes nubla mi juicio- El mediano intenta disculparse rapidamente, temiendo que de pronto alguna de las dos moles se levantara de pronto y le quisiera partir un hachazo en la cabeza, de cualquier manera no pudo evitar pensar que eran muy parecidos. Se alegro de ser pequeño, hermoso y agil, y sobre todo de oler bien

-JAJAJAA...(mira maliciosamente al mediano)

Se levanta sombriamente en dirreccion hacia el mediano, llega a su lado y toma su jarra de vino y comienza a beber hasta terminarla...luego se arrodilla para quedar a la altura del mediano y dice solemnemete;

-Perdon? jejeje...soy rapido en ello pero cuesta vino (sonrie)...
en cuanto al resto de mis intereses...mmm... se llama Angrot y tiene doble filo (vuelve a sonreir)

Luego regresa a su asiento y alza su copa junto al semi orco en salud del mediano y del resto de los presentes...

-salud!

-¡Salud!

Responde el tipo grande levantando su jarra a su vez. Y bebe copiosamente. Luego se mira a la elfa con curiosidad, y prosigue con un imponente vozarrón grave.

-Lo que me extraña es verte a ti, elfa, entre caminantes como yo. A tí también, elfo, dice señalando con la cabeza a Sulthalas, pero más a tu compañera. ¿Desde cuando las hembras de tu raza cruzáis las puertas de vuestra tierra...? Puedes tener un disgusto, niña, con esa carita y sin protección. Espero que tu magia sea potente...

Mientras estáis comentando la jugada, los monjes han acabado de cenar. El padre abad se levanta de su sitial y se acerca vuestra mesa, sentándose entre vosotros sin ninguna ceremonia, y haciendo señal al hermano despensero para que traiga más comida y bebida.

Buenas noches, viajeros, bienvenidos al monasterio de la Rosa negra, dice el religioso. ¿Os dan bien de comer mis frailes?

Cuando el barbaro se levanto, el mediano casi se escapa escabullendose por debajo de la mesa, pero el grandote apoyo su enorme mano en el hombrito del mediano clavandole sobre su asiento. Luego, el gigante se bebio el vinjo del mediano y cuando hizo alusion a su hacha trago saliva -glurp- Pero luego penso para si mismo -Con mi altura y destreza te clavaria una estocada en la ingle antes de que llegaras a tocarme con eso- pero guardose sus palabras, el barbaro era intimidante y sin embargo le caia bien, el mediano estaba contento de hacer un amigo de tales atributos

Luego, el Abad del monasterio se sento entre los aventureros y el mediano lo saludo -Buenas noches padre. La generosidad de sus hermanos es grande como mi amigo- dice refiriendose a Ilkar -¿Como podremos corresponderla? solo digalo y lo ayudaremos

Cita:

Muchas gracias, muchacho, pero por el momento no precisamos nada. El monasterio está bien provisto, por lo que nada nos falta, y estas tierras son pacíficas, muy diferentes de como eran hace un par de siglos, cuando se fundó la orden.

Habréis visto que la construcción de este edificio responde más a la de una plaza fuerte que a la de un lugar de oración. Nuestros antepasados, los caballeros de la Rosa negra, eran monjes guerreros, que pacificaron esta región expulsando de ella a los humanoides monstruosos que la habitaban, y dando paso a los granjeros que ahora la cultivan.

Ahora, sin embargo, recogemos los frutos del trabajo de quienes nos precedieron, y este monasterio está considerado como uno de los archivos del saber más completos del reino.

El semiorco asintió con la cabeza, dando a entender que conocía el lugar. Dejó su jarra, se limpió con el dorso de la mano los labios, y se decidió a hablarle al abad.

-¿No has tenido problemas, abad? Me alegro. Son tiempos malos, pero no habrán llegado aún hasta aquí. Te agradezco esta comida, y el jergón. Sois buena gente estos de la Rosa Negra. Si, buena gente, buen pan...

Al cabo de un rato de placentera conversación, llega uno de los hermanos legos y le habla al oido al abad. Éste pone cara de sorpresa y le dice: que pasen.

La inesperada visita son un par de campesinos de cierta edad, vestidos como corresponde a los ancianos de un poblado, que se postran ante el abad, quien enseguida les pide que se levanten y expliquen lo que sucede.

Verá su paternidad, empieza uno de ellos, nosotros somos del pueblo de Braeme, a unos dos días a caballo al sur de aquí, y como sabéis nuestra comunidad ha formado parte de los territorios del monasterio desde tiempo inmemorial. Hace décadas que no hemos tenido problema alguno con monstruos o humanoides monstruosos, pero hace unos días que, de los bosques que hay al sur, aparecieron media docena de trasgoides de un color de piel azulada, fuertemente armados, que exigieron un tributo en comida equivalente a más de la mitad de nuestra cosecha. Cuando nos negamos, pegaron fuego a un par de casas y molieron a palos a los que se atrevieron a intentar impedirlo. ¡Necesitamos ayuda, su paternidad! ¡Si les damos la mitad de la cosecha no sobreviviviremos al invierno!

Volverán dentro de diez días a recoger el "tributo". ¿Qué podemos hacer?