Partida Rol por web

Una luz se encendió.

Y allí estabais todos. El gnomo sujetaba una antorcha en su mano, mientras que los rostros de los recien transportados eran muecas de puro terror. El sonido de sus respiraciones resonaba en la oscuridad. La llama de la antorcha no iluminaba ninguna pared y era como si estuvierais en la nada, rodeados de oscuridad y con un suelo que no tenía final.

Gerald desenfunda su espada, realiza un simple gesto en el aire y una luz rojiza cubre la hoja de su arma. 

¿Dónde estamos? ¿Qué es esto? ¿Alguien que lo sepa y, además, nos lo quiera contar?

La verdad era que Gerald esperaba llegar a un lugar "distinto". Menos oscuro, eso seguro. Aunque claro, si el objetivo final era llegar hasta allí donde moran los malvados, un lugar completamente oscuro parecía bastante adecuado, y muy poco conveniente para ellos.

Jack no sabía donde iban a aparecer, y además estando el viejo de por medio era aún más aleatorio. Pero desde luego no se esperaba aquello.
La oscuridad solía ser su aliada, pero aquel sitio le agobiaba. Desenvainó su estoque, viendo que no era el único nervioso, y miró a su alrededor buscando alguna salida.

Fue entonces cuando apareció Malickud con una luz. Lo cual tranquilizó un poco al pícaro. Que se hizo eco de las palabras del clérigo.

Sí, por favor. ¿Estamos en el lugar correcto? Porque si veníamos persiguiendo a alguien,o lo estamos pisando o nos lleva mucha delantera. Que no veo nada más aparte de oscuridad por el horizonte.

Se quedaron un poco quietos, como si no supieran que hacer. Entonces, uno de ellos decidió dar el primer paso. Avanzó un poco, ayudándose por la luz, y pronto encontró una pared.

El lugar era similar al Nodo de tierra donde habian estado, un poco más grande, pero las paredes creaban un enorme cilindro a su alrededor.

Si todo era igual que la anterior vez, la salida debia de estar trapando por aquellas paredes.

Trepar... ¿otra vez? A Gerald no le apetecía para nada, pero no parecía que hubiera otra salida.

Oye -dijo, volviéndose hacia Guybrush-. ¿Crees que podrías hacernos volar de nuevo hasta allí arriba? 

Gerald levantó su espada, apuntando hacia la cima, tratando de iluminar un poco más el agujero donde se encontraban, pero no pareció servir de mucho.

Yo no me quedaría aquí abajo mucho rato; si en el otro pozo había cucarachas, quizás también las haya aquí, y ya hemos visto lo peligrosas que son. Imagínate si en lugar de cucarachas fueran, no sé, ratas, o serpientes, o buhosos... Deberíamos darnos prisa, por si acaso.

Thognar, miro a su alrededor, y la verdad, aunque estaba acostumbrado a las cavernas, no le gustaba nada aquel lugar.

Lo primero que hizo, fue mirar posibles rastros recientes,¿Por donde se habría movido el grupo que perseguian?¿habría algún pasadizo secreto oculto en aquellas paredes?¿Hay rastro de que alguna criatura ha trepado recientemente?

A pesar de su conexión con la piedra, lo cierto es que parecía no haber polvo en aquel sitio. La tierra no estaba más removida que la del otro punto del nodo, por lo que no habia rastro del otro grupo, el movimiento debía deberse a la energía mágica que seguia emanando del sitio e imbuyendo absolutamente toda la magia.

Quizás fue Malickud el primero en darse cuenta, de que su conjuro no era del todo normal, y aunque no se notaba demasiado, ahora que se fijaba se daba cuenta de que la luz que habia lanzado iluminaba más de lo normal para un conjuro de ese tipo. Y a pesar de ello, la oscuridad seguia infinitamente densa a su alrededor.

A Jack no le gustaba demasiado aquel sitio. Tenía un no sé qué, que qué se yo que le daba mala espina.

Lo que está claro es que no podemos quedarnos aquí.
Si el grupo que perseguimos es muy grande no creo que hayan usado mucha magia para salir. Lo tendrán que haber hecho a las bravas.

Se acercó a una de las paredes para examinarla.

Si hay que subir tendremos que empezar. Venga.

Oye -dijo, volviéndose hacia Guybrush-. ¿Crees que podrías hacernos volar de nuevo hasta allí arriba? 

El mago se rascó pensativo la cabeza. Pues déjame ver… dijo mientras encendía una luz mágica en el bastoncillo que solía llevar (cetro) y luego rebuscaba en su bolsa de materiales. Uy no, aquí no espera... sacó el libro de conjuros. Sí, aquí lo tengo. Volar. Hay que agitar las alza, espera…hmmm este conjuro ya lo he lanzado no?.

Miró a a su alrededor y vio que solo había una monótona alternancia entre oscuridad y negrura, oscuridad y negrura, y así hasta el infinito. Vaya sitio aburrido. Podríamos intentar escalar.¿Me llevais? Dijo con una sonrisa, y la mitad de dientes.

El gnomo miró con sorpresa a sus compañeros. Había pensado que la activación del nodo no había funcionado o que lo había hecho parcialmente, teleportándole solo a él, dándo a los demás casi por perdidos. Así que se alegró de su presencia, tanto que se le olvidó que había estado enfadado, así que como si no hubiera pasado nada respondió con su natural desparpajo a la pregunta de Gerald y Jack.

- No tengo ni idea dónde estamos ni a dónde nos ha transportado el nodo. Ni siquiera tiene que ser necesariamente dónde se el nodo haya transportado a los que perseguimos. Podríamos estar en el mismo sitio en otro tiempo, pasado o futuro, en otro plano, o en otro punto del mismo plano. Imposible decirlo. -

Llegados a la conclusión de que la única forma de salir de allí era trepando, salvo que esperasen a que Guybrush descansase lo suficiente como para recuperar su poder mágico, al ver que Jack empezaba a mirar cómo trepar dijo - Yo lo único que puedo hacer es ayudarte en tu escalada¹ pero hasta un límite, lo que sí puedo hacer, por si eso te da confianza, es retener tu caída en caso de que te escurrieses. Si llegases arriba y tirases una par de cuerdas es posible que podamos subir todos. La antorcha que llevo no quema, es solo luz, así que podrías llevarla en el cinto para encontrar los agarres en tu ascenso.- dijo a la vez que se la tendía.

Después de examinar la pared Jack se reunió con el grupo mientras el gnomo explicaba lo que sucedía.

Pues en verdad espero que sea el mismo sitio. Porque si no, no podremos impedir lo que sea el ritual ese que quieren celebrar.

Y no conseguiremos el dinero y objetos que nos prometieron.

Yo puedo subir. Me tomará un poco de tiempo, pero puedo subir. Y con las cuerdas que recogió Guybrush del otro sitio os las podré mandar.
Lo de que me puedas recoger si caigo también me gusta. Sí señor, aunque espero no necesitarlo. Sobretodo si este sitio es igual que el anterior y la magia no funciona bien.

Recogió la antorcha que le ofrecia el bardo y se preparó para la escalada. Insistió en llevar su mochila, por si acaso había algún problema arriba y poder estar preparado. Pero tampoco le molestaba tanto. Así que empezó a subir. Despacio, asegurando cada pie y cada mano antes de soltarse al siguiente. No había ninguna duda de que la experiencia anterior le había hecho ser más prudente.

Thorgnar, también podría escalar, pero para eso mejor quitarse la pesada armadura.

- Si me dais el tiempo suficiente, puedo subir, pero entonces Jack se ofreció, y realmente él era algo mejor y no perderían tanto tiempo, por lo que espero a ver qué pasaba...

Gerald estaba jodido. No podía volar, no sabía trepar. ¿Quién narices podía saber que el Nodo les transportaría hasta el fondo de un pozo? Bueno, Mali podía saberlo, pero había preferido callárselo. Pues qué bien.

Pero de nada servía lamentarse. Con resignación, Gerald se sentó en el suelo y empezó a quitarse su pesada armadura y a guardarla en su mochila. Después, se la cargó al hombro y se acercó a la pared, dispuesto a empezar la escalada. lanzó un nuevo conjuro de luz sobre el pomo de su espada, para poder ver por dónde iba incluso teniéndola envainada, y examinó las paredes del pozo, buscando la ruta más sencilla.

Viendo que Jack parecía convencido de subir, Gerald se lo pensó mejor y decidió esperar abajo con el resto de la banda. Se deshizo de su mochila y rebuscó algo en su interior.

Si queréis tengo una cuerda; eso podría ayudarnos a subir -dijo sacando una larga cuerda de cáñamo del petate. 

Jack trepó sin mayor problema, el tipo iba despacio y mirando bien donde pisaba. Al final del camino echó una cuerda para que los demás pudieran subir con un apoyo, y les resultara más sencillo.

Sin embargo, cuando Jack esperaba que los demás subieran, escuchó un ruido a su espalda.

Más allá del cráter donde habian aparecido, se abría una vasta vista de Infraoscuridad iluminada levemente por pequeños destellos de lucecitas blanquecinas sobre enormes columas (cuando digo enormes es enormes, bases de cientos de metros y kilometros de altura) que se adentraban en la neblinosa distancia. Las misteriosas aguas de un mar sin-sol enocntraban una orilla de guijarros esparcidos a más o menos media milla. Más alla de las aguas, tintineaban muchisimas luces, como si una enorme ciudad sumida en la oscuridad se avistara en la lejanía, alrededor de la base de una de aquellas enormes columnas. 

Una carretera adoquinada, que emergía de lo que parecía una enorme caverna, pasaba a unos 10 pies de distancia del crater y continuaba hacia la oscuridad de su lado derecho, conectando finalmente con un estrecha pero elongada formación rocosa que abarcaba más allá del mar hacia la ciudad.

Justo al otro lado de la carretera, había una especie de vagón cubierto. Al lado de la vagoneta un fornido enano, de tez oscura y calvo aunque con una gran barba blanca, miraba a Jack muy sonriente. Portaba un abrigo de cuero oscuro y sus guantes tenian destellos dorados. Dos grandes lagartos grises parecían descansar cerca del enano.

Entonces, al ver que Jack se había percatado de su presencia, el sonriente enano le llamó en un perfecto y barítono común:

- ¡Viajantes del nodo, y a no ser que haya perdido mi maravillosa vista, gentes de la superficie! Acerquense a este humilde mercader. Mi nombre es Bruthwol Coalhauler. ¿Quizás estén interesados en ver mi mercancía?

No era facil sorprender a Jack. No obstante al estar ocupado en subir, y en que sus compañeros también lo hicieran, no s epercató del enano hasta que fue tarde.

Al menos no me ha atacado por la espalda. Y si lo de mercader es cierto lo mismo nos puede venir bien.

Esperó a que el primero de su grupo subiera y luego se acercó al enano, tratando de mantenerse lejos de los lagartos.

Muy buenas sean para usted también.
Curioso sitio para tener una paradita ¿no?
¿Tiene muchos clientes?

El pícaro se había acercado con un andar indiferente, y su mano estaba cerca de su espada. Aunque no quería desenfundar si era posible. Seguramente se consideraría de mala educación y de desconfianza. Aunque el ver a un enano negra era bastante desoncertante.

Gerald fue el siguiente en subir. Con su armadura a cuestas, no le costó demasiado llegar hasta la cima. La escena le dejó por un momento sin palabras. ¿Dónde estaban? Durante todas aquellas largas horas de espera se había imaginado que irían a parar a, no sé, el cubil de un demonio, una cueva llena de monstruos espeluznantes, la guarida de un liche, el aseo de la tarrasca... pero, ¿un mar plagado de columnas? ¿Y con un vendedor esperándoles? No, aquello ni se le había pasado por la cabeza.

Tetas de Iomedae, ¿dónde nos hemos metido?

Aunque claro, en el fondo aquello era un regalo divino comparado con lo que esperaba, o sea que no tenía motivos para quejarse. Intuyendo que no había peligro alguno, Gerald también se acercó hacia el supuesto comerciante.

Que los Dioses os bendigan, Bruthwol. Vuestros ojos no os engañan: venimos de la superficie, persiguiendo a unos seres malvados que creemos han venido a ocultarse a esta...

¿Dimensión? ¿Realidad paralela? ¿Plano alternativo? Ni siquiera sabía donde estaban.

...a este lugar -acabó diciendo- Por cierto, ¿dónde estamos?

Mientras escuchaba la respuesta del enano, empezó a ponerse de nuevo su armadura. Por si las moscas.