Partida Rol por web

He aquí el bufete de abogados que lleva el tema de vuestra herencia.

La joven Karen es una abogada recién licenciada, hace poco más de 3 meses que se ha hecho cargo del bufete de su padre, cuando éste y su socio decidieron tomarse un merecido retiro. Todavía no se mueve con soltura en los negocios pero los realiza correctamente. Al principio pensó en cambiarle el nombre al bufete pero su padre le dijo que el nombre era una declaración de principios que su socio y él mismo habían hecho de jóvenes y que le daría pena que lo cambiase, además la otra parte del negocio pertenecía a otro abogado llamado Gale Harrison, un abogado de altos vuelos conocido de la familia del viejo Merryl que le compró su parte del negocio más que como un segundo trabajo como un favor a aquel que le había ayudado en sus inicios, dado que fue aquí donde comenzó como pasante. No se pasaba mucho y solamente usaba el bufete para asuntos de poca monta que quería mantener fuera de su importante bufete.

Todavía no tenía pasante porque se estaba poniendo al día y no tiene mucho dinero, su padre era un gran abogado pero un desastre con los papeles. Estaba ordenando todo cuando recibió la noticia de que una señorita iba a ir a buscar un testamento, Gale estaba por allí y le ayudó a encontrarlo. Mientras esperaba a que llegase Gale se fue, no sin antes llevarse las facturas para pagarlas con un amable Ya me lo devolverás cuando seamos ricos, Karen se puso a hojear los documentos que tenía que entregar dado que no los había visto.

La chica aparece, aunque parece ocupada y algo estresada hablando por teléfono. Entra, pero se queda en la puerta mirando al suelo, concentrada en la conversación con su hablante al otro lado de la línea. No presta atención a dónde está.

Pero si estoy en un bufete de abogados... esto parece estar todo en orden... Dice levantando la vista. Pero como quieras... si quieres venir, aquí estoy... Dice encogiendose de hombros. Pero a ver si lo que quiere es quedarse solo en casa... Le deja ir.

Ya tenía 18 y la seguían tratando como a una niña pequeña.

Ellie cuelga el teléfono algo malhumorada.

Sí, sí... Murmura algo fastidiada.

Luego levanta la vista y se encuentra con la agradable chica.

Buenas. Soy Ellie Parker. Me han llamado sobre algun asunto con una herencia. Dice de forma educada y tranquila.

Karen se está en la oficina y ve como una joven mujer rubia acaba de entrar. Dado que no tiene muchos clientes supone que se trata de la joven que viene a buscar la herencia. La joven entra y está absorta en sus conversación telefónica, por lo que Karen aprovecha para ordenar su escritorio y colocar los papeles que la joven viene a buscar en el centro, hay que mantener las apareiencias. Karen quiere mantener todos los posibles clientes potenciales, en su afán por parecer una abogada seria y responsable viste con traje de chaqueta gris y blusa blanca lleva el cabello recogido en una coleta y utiliza un maquillaje discreto. Una vez que tiene todo ordenado se levanta y va al luagar donde está la mujer que sigue hablando por teléfono y espera pacientemente a que termine

-Señorita Parker soy Karen Mayweder sígame por favor

Ambas se dirigen al despacho donde le pide que tome asiento en la silla que esta enfrente a su escritorio y Karen se sienta en su sillón.

- Señorita Parker puede mostrarme algún documento que acredite su identidad por favor

Mientras hablabais llega una chica morena que pregunta por Ellie.

Mientras Karen espera a que la que dice ser Ellie Parker se identifique una mujer morena entra por la puerta.

- Un momento por favor ahora mismo la atiendo - dice Karen levantando un poco la voz - ahora mismo estoy con un cliente en cuanto acabe con el la atiendo en un momento.

Karen se vuelve a dirigir a Ellie Parker

- Lo siento señorita Parker, terminaremos enseguida, ahora su documentación por favor, con el carnet de conducir será suficiente.

- Ehh perdone pero el cliente con el que usted está es mi hermana, ¡Ellie! ya he llegado, ¿estás bien?- le pregunto a mi hermana mientras pienso que para qué querrá esa mujer su documentación- ¿por qué te pide el dni esta señorita? ¿y quién es?

Karen mira a la recién llegada y no le gusta nada su actitud. Esa prepotencia le recuerda a los compañeros de clase hijos de abogados más pudientes que siempre se comportaban como si los demás fuesen estúpidos y miraban a todo el mundo por encima del hombro.

- Si su hermana le quiere explicar que hace aquí es asunto suyo y si ella le permite quedarse podrá hacerlo, de lo contrario deberá irse. Pero primero, - dice Karen dirigiéndose a Ellie - debo comprobar que usted es quién dice ser, necesito su número de la seguridad social y el carnet de conducir por favor.

Ellie se lleva una mano a la cara. La estaba poniendo en evidencia. Y eso que ella era la pequeña.

Mekare, por favor, cálmate, ¿quieres? Vale que ahora tuviesen que estar más alerta que nunca... pero tampoco era plan de desconfiar de cada persona o cada lugar en el que estuviesen sin razón.

Asiente con una sonrisa nerviosa a la mujer, como disculpandose.

Puede quedarse, puede quedarse. Intenta aclarar pronto y seguidamente saca lo que le ha pedido y se lo enseña.

Karen se relaja cuando la joven le enseña los papeles, la verdad es que aunque parece muy segura de si misma no tiene muy claro que podría haber hecho si las cosas no se hubiesen tranquilizado. No es una mujer muy agresiva y tan pronto como comprueba que los documentos son legales su tono se tranquiliza.

- Todo es correcto - dice envolviéndole a la joven sus documentos. - siento ser tan brusca pero hoy en día tenemos que estar muy seguros de con quién estamos hablando, hay mucho fraude y si le doy estos papeles a personas sin comprobar adecuadamente sus credenciales se me puede acusar de negligencia.

Karen espera a que la mujer recién llegada, que supone que se llama Mekare tal como dijo su hermana, se siente y saca una carpeta con unos papeles, abre la carpeta y mirando a Ellie comienza a hablar con el tono que tienen todos los abogados cuando exponen argumentos legales:

- Señorita Parker, le informo que ahora que ha llegado a la mayoría de edad puede recibir la herencia de una tía suya por parte de padre. Según estos papeles la difunta Elisabeth O'Connor, viuda de John Fitzgerald O'Connor le ha dejado en herencia un centro social en la ciudad. Dicho centro llamado "El refugio de la esperanza" es un centro social que ayuda a jóvenes del barrio con problemas. Hay varios puntos a discutir por supuesto, pero el centro es todo suyo, si usted quiere, además del centro tiene usted un cheque por valor de 10.000$, aunque para poder cobrar dicho queche debe firmar usted un contrato. Verá la difunta señora O'Connor se lo explica todo en esta carta que le entrego.

Karen le entrega a Ellie un sobre lacrado. El sobre es de papel caro y grueso de color sepia y con un aroma a madera y a un perfume de flores que no logra identificar, en el sobre está escrito su nombre con una pluma y con una caligrafía que Ellie solamente había visto en películas antiguas, una caligrafía de esas que ya no se llevan pero preciosa.

- Leála con calma señorita Parker y dígame si quiere firmar el contrato. Aunque personalmente desconozco el contenido de la carta en su totalidad si conozco parte de él, la parte que me concierne por supuesto y si quieren pueden preguntarme sus dudas.

Ellie termina de leer la carta y suspira. La vuelve a guardar en el sobre y sin mirar a su hermana, dirige la mirada a Karen.

¿Puedo pensármelo? Dice finalmente abriendo la boca. No es que no quisiese, pero era consciente de que era una gran responsabilidad y que no sabía si estaría a la altura. Le gustaría visitar el centro y posiblemente pedir consejo a sus hermanas. Si aceptaba sería un gran cambio en su vida... ella que siempre había sido tan liberal y que nunca se había aferrado a nada. Pero si no aceptaba, sabía que probablemente se arrepentiría toda su vida.

Espera respuesta.

Karen sonríe, no puede evitar la sonrisa, que una joven se piense en coger tanta responsabilidad no sólo es normal, sino que lo contrario la asustaría. Se relaja recoge los papeles excepto la carta que tiene Ellie y le dice con tono calmado y amable:

- Por supuesto señorita Parker, lo contrario sería repentino. No se preocupe puede llevarse la carta y comentarlo con sus hermanas. Por supuesto en caso de no aceptar, le informo de que tenemos orden de vender el inmueble y donar el dinero y todo el depósito que tenemos para mantenerlo a diversas organizaciones, pero me temo que el centro desaparecerá y el barrio se quedaría sin un importante punto de ayuda a los más necesitados, siento mucho decirlo así pero pensé que debería saberlo. Tiene usted una semana para decidirse. ¿Alguna pregunta más?

Ellie niega con la cabeza. Le había quedado bastante claro. Ahora le quedaba una parte difícil. Se gira hacia su hermana, suponiendo que sabía lo que iba a pedirle antes de hacerlo. Pero debía dejarselo claro.

Mekare, te agradezco que me hayas acompañado. Pero entiende que esto es algo que tengo que hacer sola. Me gustaría visitar el centro. No tengo nada claro qué hacer. Dice con seriedad. Tendré cuidado, te lo prometo. E iré a casa en cuanto salga. Le dice para intentar tranquilizarla.

Karen escribe la dirección del centro en un papel y se lo da a Ellie:

- Aquí tiene usted la dirección si quiere ir sola, o dígame que día quiere ir y la acompaño.

Escuché atónita todo lo que la abogada le decía a mi hermana, incluso esa carta tan repentina. La verdad, no sabía cuál era la decisión que iba a tomar, no la conocía lo suficiente como para saberlo.

- Ellie, tienes todo  mi apoyo para lo que decidas, pero no voy a dejarte ir sola a ver ese refugio. Estamos juntas en esto como hermanas que somos, debes comprenderlo.

Eché una mirada furtiva a la tal Karen que no acababa de inspirarme total confianza, ¿quién nos aseguraba de que todo lo que estaba diciendo era verdad? Por eso no podía dejarla ir sola, podían conducirla a una trampa.

Suena el timbre. Cuando la secretaria va a abrir se encuentra con la señorita Parker. Tras unos minutos de espera en la correspondiente sala, por fin la hacen pasar al despacho de la letrada Mayweder.