Partida Rol por web

Ehm... es cierto, lo dije sin pensar, te pido perdon, de ahora en mas voy a estar mas atento.

Michaella escuchó la voz, pero apenas le prestó atención. Los demás se arremolinaban en el umbral buscando una posible trampa o caminaban hacia la entrada para salir, sin dejar de mirar alrededor con todos los sentidos alerta. Si hasta ese momento ningún rayo la había fulminado, nada iba a hacerlo ya, y hasta que no hiciese lo que sus captorese habían mandado, nada cambiaría. Podría ponerse en su sitio y exigir una explicación, pero había aprendido que primero había que hacer lo que los demás querían, para que una vez confiados en su posición, poder apuñalarlos por la espalda. 

Como una buena chica, pues así la habían criado en su casa y así se había comportando durante los últimos años, se quitó los tacones y los llevó en la mano mientras avanzaba por el pasillo a la cabeza de la formación sin mirar a ningún lado que no fuese hacia delante. ¿Que era lo peor que podía pasar? ¿Que la mataran? Si Alexander estaba muerto ya daba igual. Al menos se reuniría con él al otro lado.

Con pasos decididos y la cabeza alta, la pálida vampiresa ataviada con un arrebatador traje de encaje de generoso escote y abrupta espalda, avanzó por el pasillo en completo silencio.

Mateo escucha la voz por los altoparlantes. Se hiergue en toda su estatura, alisando cuidadosamente sus prendas. Acomoda sus scejas y regio y altanero, se dirige sin duda alguna hacia el pasillo.

-Aquí vamos...

Ufff, tengo un problema mental para leer los posts de tu malkavian, mis disculpas otra vez

Aquella voz, surgida de ninguna parte a su entender, le llegó como una puñalada a la esperanza de emboscar a sus enemigos. Había aparentemente alguien en ese lugar que hablaba desde las sombras, y eso le inquietaba demasiado. Correr en línea recta dejó de parecerle la mejor manera de encarar ese nuevo desafió: Su única chance radicaba en que aquél cobarde y desgraciado hombre invisible no lograra siquiera predecir sus próximos movimientos. Para ello comenzó a hacer, mientras se movía eléctricamente por el pasillo, las más extrañas fintas y cambios de ritmo a fin de despistar al posible agresor y atraparle cuando este se lanzara en una ineficaz embestida.

Avance tras el lunatico de la puerta en posicion agazapada, penetrando en la oscuridad del pasillo con los ojos de la bestia. La voz que sono fue algo perturbadora, pero era de esperar que no estuviesemos solos en ese lugar, no era azarosa la reunion de tantos malditos. Con el caminar iba inspeccionando las paredes en busca de alguna rendija o abertura por donde escapar.

Un siseo de Natalia acompañó el final de las palabras del altavoz. Un siseo, un susurro, o su voz más alta de lo normal.

- Hijos de puta - dijo; era como un grito apresado bajo una tonelada de furia, inmovilizado entre sus dientes - No somos un rebaño.

Sus ojos habían observado una sola vez a su alrededor. Luego, aquel verde clarísimo había quedado fijo en el frente. Toda gracia se encontraba perdida, todo contorneo, toda sensualidad o cuidado, si es que alguna vez aquello había existido en ella. Era difícil saberlo. Toda Natalia llameaba como si se estuviera consumiendo en alguna especie de fuego propio, interior. Nada importaba. Un solo pensamiento consumía su mente y la llevaba a rastras. La cabeza la mantenía en alto, pero sus pasos, zancadas, casi la hacían correr. Cuanto más rápido llegara al destino, más rápido se resolvería todo, fuera como fuese. Más rápido sabría, más rápido terminaría lo que tuviera que terminar. Atrás quedaba la vanidad y las formas, la paranoia y la cautela, incluso el silencio o las sombras. Natalia abría el paso y su caminar, el rítmico y galopante ruido de los tacos de sus botas, resonaba en el pasillo desnudo. En decenas de ecos.

Cuando todos hubieron despertado, y sus personalidades puestas al descubierto, Adrián se permitió pensar en ellos como un grupo de estudio, ratas en un laberinto. Hicieran lo que hicieran darían armas a quienes los observaban para conocerlos, actuar y no hacerlo era casi lo mismo.

La voz en el parlante les dió un objetivo, la puerta abierta una salida, el pasillo otra trampa de la cual no podían escapar. Adrián se entretuvo en buscar cámaras, micrófonos, una tarea futil dado que su existencia era más que evidente, pero que le dió una excusa para ser el último en salir.

En silencio trató de catalogar a sus acompañantes, de ellos tan sólo dos habían mantenido la calma todo el tiempo, irónicamente los espectros opuestos de la gama que era la camarilla. Nosferatu uno por su apariencia, Toreador el otro por la preocupación que ponía en resaltar la propia. Otro de ellos también estaba calmado, pero había algo animal en él, algo que parecía a punto de saltar en todo momento. De las mujeres una parecía haber aceptado el juego, y había llegado al punto de descalzarse para no arruinar sus tacos... o para correr más fácilmente. La otra seguía cabalgando su furia, mas controlada ahora pero indiscutíblemente al borde. El pateador de ventanas seguía en su juego, furtivo, fintando, como si pudiera evitar ser observado mientras caminaba por el pasillo. Como fuera, la suma era desfavorable, aunque ahora todos parecían calmados, o al menos controlados, lo cierto era que la furia estaba en ellos demasiado a flor de piel.

Adrián salió tras ellos, cerrando la puerta al hacerlo, y caminando por el pasillo en retaguardia. Poco le importaba si lo atacaban por sorpresa, poco podría hacer desarmado y de nada le serviría defenderse. Tan sólo le quedaba confiar que quien tantas molestias se había tomado para llevarlo hasta allí no lo hubiera hecho para cazarlo en un laberinto.

El pasillo parecia extenderse mas y mas, mientras caminaban por el pudieron notar que tenia aspecto de ser muy viejo, pero sus paredes seguian bien solidas.

Algo que les llamo la atencion, es que efectivamente como algunos pensaron, habia camaras ahi o al menos eso parecia, ya que el los sectores donde la pared y el techo se hacian uno, cada un determinado lapso de pasos parecia verse un lente que sobresalia de la estructura, pero la escasa visibilidad a causa de la luz no dejaban a uno seguro de que podria ser eso.

Durante un minuto y medio de caminar, que a muchos les parecio interminable, notaron que el pasillo dejaba de ser una recta para doblar hacia la izquierda, una vez superado este obstaculo pudieron ver que a solo 20 metros se encontraba una especie de oficina, con una puerta detras y un hombre tranquilamente sentado leyendo unos papeles.

Alto y esplendoroso, Mateo se dirige con paso seguro hacia el sujeto que se encontraba leyendo el diario. 

-Buenas noches caballero, mi nombre es Mateo Serra Olivé, aunque debo suponer que usted ya sabe eso al igual que el del resto de mi companía. en un tono sarcástico pero cortés...Y bien? Aquí nos tiene sin saber el motivo de nuestra reclusión...Cuál es el siguiente paso?

Cuando pensaba que aquella prisión posiblemente sería un interminable pasillo hacia el vacío, una curva apareció y no pudo evitar tomarla con cuidado en un principio. Pero luego vió no muy lejos a un sujeto sentado muy a sus anchas el cual le pareció un mero subordinado de Los Jefes. Conocía el accionar de esos tipos: Seguramente planeaban convencerles de algo, de otra forma ya les hubieran enviado gente con acero y fuego en la manos como habían hecho con él y su pandilla en dos ocasiones. Pero esta vez el ambiente parecía distinto, así que se abalanzó a toda velocidad sobre la oficina con la idea de escuchar al menos el mensaje de Los Jefes hacia el último de los de su fraternidad.

- ¡Eh, flaco! - Le gritó claramente molesto al hombre una vez lo tuvo cerca para llamar su atención. Luego fue reduciendo su velocidad hasta detenerse frente de su interlocutor- Che, ¿que mierda les pasa a tus patrones? Primero mandan a dos pendejos boludos a matarme, que descansen en pedazos par de infelices. Y ahora que me capturan ,no me pasan a cuchillo. Hasta a mí me resulta loco...

Cita:

Pese a mi irregular paso mantengo el ritmo de los demás hasta alcanzar al sedente lector. Escucho al toreador soltar su discurso ahí plantado, como una rutilante estrella de cine. Pretende demostrar que no tiene miedo, es más, que aún tiene algún control sobre la situación. ¡Y una mierda! Ninguno de nosotros controla nada, somos peones y ni siquiera sabemos aún cuál es el juego.

Pero estoy de acuerdo con él en algo. Que puedan manipularnos como marionetas no quiere decir que lo aceptemos con gusto. Reduciendo el paso continúo hasta alcanzar al hombre que lee. Con descaro miro todo alrededor mientras me acerco. Me pongo lentamente a su lado y me inclino para ojear esos papeles que lee.

Aunque no le he tocado ni amenazado estoy tan cerca que seguro que percibe mi "aroma". Por un instante siento el impulso de retroceder para no molestarle pero me controlo a tiempo. El respeto que se merecen es muy escaso en este momento. Y probablemente es tan "frío y profesional" que no se inmutará.

El sujeto los mira de reojo, se saca los lentes y se queda meditando unos segundos, sin responder a ninguna de sus preguntas.

Vamos por partes dice tranquilamente Mi nombre es Hector y mi trabajo en este momento es explicarles su situacion.

Se aclara un poco la garganta y empieza a decir algo, que por su fluidez en el habla, probablemente ya lo tenia bien preparado o lo habia dicho ya muchas veces.

Como ustedes ya saben, la camarilla afronta grandes problemas en esta ciudad desde hace ya mucho tiempo y ultimamente la situacion no ha hecho mas que empeorar. 

El Principe Maximiliano desde que llego hace no mucho tiempo, se planteo arreglar esta situacion utilizando cualquier hace una pequeña pausa y los mira fijamente, mientras hace enfasis en las siguientes dos palabras Medio posible.

Para resumir, ustedes ahora son... mmmmm... sirvientes leales de la camarilla, encargados de hacer cumplir las leyes y sobre todo hacer aquello que se les indique. Hace una pequeña pausa, los mira con un gesto que puede llegar a causar miedo y agrega y si no lo hacen, tenemos un elemento importante en nuestro poder con el que podemos obligarlos.

Ves que tiene en su poder varias hojas con diferentes titulos muy vistosos, uno dice: Javier Paceira, otro dice Adrian Costas y ves uno con tu nombre. Hay varios mas, parecen contener informacion de varias personas.

Michaella no entendía el idioma en el que hablaban los demás vástagos. Había conceptos que no terminaban de encajar y además poseían una variedad en el lenguaje un tanto vulgar para su gusto. Una cosa era decirle cuatro cosas al cainita que había al otro lado de la mesa, con rabia, pero sin perder la clase (aunque no tan exageradamente como el pintor) y otra era ponerlo a parir de aquella manera. 

Viendo que todos parecían querer medirsela con el vástago a ver quién demostraba ser el más templado, Michaella se acercó a la mesa sosteniendo todavía los tacones en la zurda. Rodeó a Mateo para encararse con el tipo que se hacía llamar Héctor y con el semblante tranquilo, apartó el escritorio para que no hubiera nada entre ellos.

- ¿Por qué no lo solucionáis vosotros mismos? - gruñó sin moverse del sitio.

Cada frase del impertérrito Héctor provoca más preguntas que respuestas proporciona pero de todo lo que dice solo hay una cosa que me interesa ahora mismo.

¿Qué ele'ento? ¿Co'o 'ais a o'ligar'e? Realmente creo que son capaces de encontrar alguna manera pero si la tienen yo también quiero conocerla. ¿Qué hay en la vida o en la muerte que pueda obligarme a ser su perrito faldero?