Partida Rol por web

OoOoOoO Tampoco lo será si vamos todos... juntos OoOoOoOo -dije a Mateo con gran tono de impertinencia mientras me daba la vuelta-. Quería dejarle ver que aún siendo tan peligroso como contaba, yendo en tropel a despiezarle no haríamos sino que se preveera nuestra llegada y nos azotara más fuerte... Parecía, pintada de tal forma la situación, que nos quería mandar como carne expiatoria, cabeza de turco, a algún negocio suyo sin provecho más que para él...

Non hice nada más. No tenía ganas de hablar con nadie. Quería subir a mi aposento y retirarme la máscara, puesto que la piel bajo los párpados de abajo y sobre los pómulos se me estaba quebrando poco a poco, y cada vez más y mis mejillas parecían tener pedrería de la costa incrustada sobre ella... ¿¡Sería aquello castigo de Alláh por mis malos actos!? ¡Si ni siquiera aún me había convertido en la "malasombra" que luego llegué a ser!

Pelayo aprovechó el camino para trabar un poco de contacto, que no de amistad (al menos por ahora) con Mateo, pues era hombre que bien podía beneficiarle. Entre charla y charla sobre el vino, el valle de Mena y Burgos, Pelayo abordó directamente su misión:

-Don Mateo, bien cierto es que ha dado unas comandas simples y fáciles de seguir, aunque no lo vayan a ser tanto de ejecutar. pero un dibujo o descripción del sujeto ayudaría mucho-dijo mientras sacaba un pergamino, cálamo y tinta, para apuntar todo detalle-. La información es poder, y quiero tener toda la posible sobre es maleante llamado Josu.

- Bien facéis en gastar interés et cuidado con aqueste Josu. - Contestó el cortesano. Buen trago dió al pellejo de vino antes de convidároslo.

- Bandido peligroso es. Nadie se ha visto que maneje con más destreza bracamante et cuchillo. - La expresión de don Mateo era de preocupación cuando hablaba del bandido. - Condenadamente rápido et inteligente es, pues ha desplumado a diestro et siniestro a quien ha topádose en su camino. Non hemos conseguido nada, et mucho esfuerzo et dinero se ha gastado en el intento. Non conocemos su guarida et tampoco cuantos forman su banda. -

El noble hizo una breve pausa antes de continuar. - Muchos son los que ha agraviado; comerciantes, nobles, párrocos... aqueste bandido no tiene límites. -

Una última cosa añadió antes de despedirse; - Afilad bien la vuestra sesera, pues aqueste no es un tonto fácil de atrapar. -

Tancredo era de los que preferian oir que hablar.

Asi que toma asiento en la carreta, en la última.

me gustaria echar un vistazo al interior de las carretas, principalmente en la que ando yo metido.

( pero que nadie me vea)

Según van pasando los últimos días de viaje, y llegando al paso de la Portilla, con Castrobarto, el último pueblo del valle de Losa a vuestra espalda, veis que la zona de Mena es muy bella pero también muy salvaje, con bosques tupidos y cerrados, con el sonido del agua inundando los ecos del valle, las manadas de lobos recorriendo a sus anchas las cimas, y los caballos pastando en grandes grupos.

De buena mañana llegáis a Villasana de Mena, y don Mateo os busca alojamiento en el Fogón de Imanol, el mejor lugar para hospedarse de todo el valle os dice, y además, el posadero es miembro del Concejo y os "acomodará" los precios. Una vez os ha presentado a Imanol, dueño de la posada, el cortesano se despide, pues ha de ir a la Casa del Concejo para preparar todo para vuestro nombramiento como alguaciles y recibir una parte de la primera paga, pues algunos de los pagadores pueden pensar que con el oro en la bolsa se les afloje el valor y se marchen...

La zona del Valle de Mena, por su orografía, favorece enormemente la labor de rufianes y bandidos, más aun si estos conocen la zona.

La zona del Valle de Mena, por su orografía, favorece enormemente la labor de rufianes y bandidos, más aun si estos conocen la zona.

- Bienvenidos seais buenas gentes!. - Os recibe el posadero con un claro acento vascón, cuya efusividad se ve eclipsada al observar a el enmascarado. Después de breves segundos se recompone y os invita amablemente a sentaros en una buena mesa cerca del fuego.

- Mientras gustéis de andar por el valle, el Concejo os ha pagado cuarto individual a cada uno. - Con un gesto llama a su esposa Ordunete para que os atienda. La mujer, aunque entrada en carnes, al parecer las mantiene prietas en su sitio y los pechos, que parecen desear escapar de la blusa, son el foco de atención de los muchos que allí llenan la panza o trasiegan algún caldo.

Agradecido pues. Decidme donde esta la mia sala.

Miré al tabernero y asentí, y no es que se me quitara el hambre cuando tornó su risa en cautela al ver mi piel de carnero sobre la mia verdadera, que yo lo veía normal y casi un halago (pues mejor que risa al verme cualquiera cosa fuera mejor, incluso el asco). Senté en una de las sillas en las que había dispuestas, bien cerquita del fuego (pero no en la mesa, sino que la cogí y la acerqué l fuego). Levanté mis manos hacia la lumbre de la chimenea y los guantes comenzaron a calentarse.

OoOoOoOo Posadero -le dije con la voz ronca-, me placería si me llevara la cena a la alcoba -decía sin dejar de mirar al fuego, aunque realmente ni frente a las llamas dejaba yo que se vieran-, que no acostumbro a comer con nadie. Si tiene sopas u hortalizas, mejor... -Parecio una órden, ¿tal vez lo fuera?-, y llame bien fuerte cuando esté allí.

Luego me levanté y enfrente de los mios compañeros les mostré el primer ápice de respeto (o tal vez de simple interacción), tras tanto tiemo de viaje. Tan sólo acerté a decir...

A más ver oOoOoOoO -y esperé que la mujer del posadero nos indicara las habitaciones.

Pelayo fue pensando para si, cual sería la mejor manera de proceder. Juntando información de donde podía, e intentando averiguar que recursos habría disponibles. Con lo sabido hasta el momento, harto difícil se le antojaba la misión, pero tal recompensa lo merecía, y lo cierto es que ansiaba terminar con la tarea y recoger los resultados. Una vez en la taberna al poco de llegar, llamó a sus compañeros, y los hizo sentar en la misma mesa:

-Mientras el camino se extendía, meditando sobre nuestro menester gasté el tiempo et conseguí algo de información adicional - dice mientras saca de su portacartas un papiro y lo desenrolla-. Esto es lo mas parecido a una descripción que tengo del Josu.

El documento, que pese a las fatiags del viaje se conservaba bastante bien, constaba de un dibujo bastante borroso del supuesto bandolero, y unas anotaciones manuscritas al pie del dibujo.

Tras dejar que cada uno examinase todo lo que quisiera el documento, prosiguió:

-Hoy descansaremos, tomaros el día libre y no os canséis demasiado, para estar prestos a lo que surja mañana. Si algo necesitare de vosotros, yo mismo acudiré a vuestra presencia. Y para cualquier menester que requiráis de mi, solo llamad a mi puerta.

Tras decir esto, subió a la puerta del Cortalenguas, a repetirle lo mismo que a sus compañeros.

Para los que sepan leer, las notas manuscritas, que será la info que he recabado, pondrá lo siguiente:

-No actua solo, tiene una banda. Numero de integrantes desconocido.
-Ataques rápidos, conoce bien la zona, actúa y desaparece.
-Gran estratega, no es un vulgar ladrón.
-Ataca a quien le sea de provecho, sin importar nada mas, ni cuna ni religión ni oficio. Hasta párrocos han sido asaltados por el.
-Usa hojas cortas, generalmente un bracamante, habrá que estar atentos a quien porte uno.
-Se desconoce cual es su guarida, pero seguramente esté en el propio valle.

Hasta después - contestó Pelayo al enmascarado.

Y efectivamente, tras un rato se volvieron a ver, pues el escriba subió a la habitación del enmascarado, llamando bien fuerte y esperando que este le abriera.

-Soy Pelayo, abrid por favor. He de daros información, y hablar con vos.