Partida Rol por web

Nenreith fue una parada obligada en el camino, ya cuando la noche caía y los senderos se volvían peligrosos.

Situado en la parte este del Reino de Antuin se trataba de un pueblo circular bajo la sombra de un gigantesco árbol milenario.

Los guardias de la empalizada os dejaron pasar( en orden diferente de llegada ) después de asegurarse que no erais bandidos.

Dentro parecía escucharse música, había una animada fiesta en su plaza central.

La jornada había sido larga, cuando vio en el horizonte las luces del pueblo sus pasos se encaminaron hacia allí casi por instinto, aunque estaba acostumbrada a dormir a la intemperie no le vendria mal una comida caliente y un mullido camastro.

Cuando traspaso las puertas de la ciudad ya era noche cerrada, y su estomago rugía feroz a la espera de algo comestible que digerir, en eso estaba Lena, buscando una posada cuando algo capto su atención, sus dos orejitas peludas se alzaron al escuchar una tonada peculiar, parecía que había jolgorio y eso a ella le encantaba.

Parece que hay una fiesta por aquí cerca, no pasa nada por divertirme un poco y si es una buena fiesta seguro que hay comida y bebida en abundancia. 

Con ánimos renovados y relamiendose mientras pensaba en la comida que le esperaba en aquel lugar se encamino en pos de la alegre música mientras movía su cola contenta de haber encontrado aquella población.

El lugar parecía exótico y acogedor debajo de ese árbol. La musica invitaba a acercarse hacia la plaza, pero la verdad es que no le gustaban los grupos numerosos de gente y prefirió calmar la sed antes de hacer nada mas.

-La taberna de Jack el tuerto, curioso nombre.- Pensó para si misma.

Seria un buen lugar para enterarse de que pasaba aparte de descansar las piernas.

La música continuaba en el interior de la taberna, un juclar cantando gestas cómicas mientras un par de hombres borrachos bailaban a su son dando mas espectaculo.

Detrás de la barra el tabernero con un parche en uno de sus ojos limpiaba las jarras vacias mientras una guapa camarera era quien corría sirviendo a las mesas.

- ¿Que se le ofrece por aquí?. ¿Quiere una copa de vino?. ¿Cerveza?...Preguntó el grueso barman en cuanto te acercaste hasta la barra.

Habia bastante gente en la plaza que quedaba iluminada en esa noche cerrada por antorchas y farolitos. La música de un grupo circense de trovadores amenizaba e invitaba a bailar, cosa que hacían las parejas de diferente edad y algún que otro valiente en solitario animado por el alcohol.

- Anda, mira una forastera.Dijo una de chica de un grupo que flirteaban con otros chicos cercanos. - Oye, ¿como te llamas?. Seguro que tiene noticias de los otros reinos.Les dijo a sus amigas

Como siempre los ignorantes siguen saciando sus vacíos impulsos primitivos con sexo y alcohol, incautos, confiados de que los peligros de la eterna noche jamás podrán tocarlos… pero lo siento por ustedes, estás patéticas empalizadas y su inútil guardia, no podrán contener los fuertes depredadores que la espesa penumbra engendra, como lo hace un cadáver al copular cientos de enfermedades purulentas-. Jejejejeje-. Pequeñas carcajadas resuenan suavemente en el ambiente mientras voy caminando hacia una taberna para buscar información de aquellos responsables de arrebatarme todo lo que amo…

Mientras caminaba por las oscuras calles me doy cuenta que todo es lo mismo, que nada ha cambiado, todo es igual, independiente del asentamiento o ciudad… los comerciantes, las prostitutas y la gente común se amontonan como asquerosos carroñeros, asechando, esperando la oportunidad para complacerse-. Patético-. Me susurro ya entrando, sigilosamente, a la taberna, ignorando por completo la presencia de estos seres que se dicen tener conciencia y consentimiento…

- ¿Que se le ofrece por aquí?. ¿Quiere una copa de vino?. ¿Cerveza?..

-.Destilado de arroz-. Le contesto, con una voz seca y fría, al corpulento tabernero ¿destilado de arroz preguntas? Bueno solo en el interior de las frías y salvajes estepas, donde los nómades imponen su dominio,  se le conoce como sake, el resto de los territorios “civilizados” simplemente se le conoce destilado de arroz o uno y que otro nombre de mierda que le han inventado para innovar… en fin… luego de hacer mi pedido doy mi espalda a la barra y comienzo a observar, analizar, buscar algo sospechoso dentro de toda esta enfermiza multitud…

-Un poco de vino por favor- Sonrió Susumu mientras apoyaba sus brazos en la barra y contemplaba divertida a los borrachos bailar al son del bardo.

Luego miró al rechoncho hombre.

-Soy nueva en la ciudad, buscando algo de aventura y emoción y esas cosas típicas.-

Se irguió de repente haciendo una burla de saludo militar que hizo que sus pechos botaran así como las anillas que colgaban de sus pezones por encima del top. -Pero no se preocupe, no busco ningún problema.-

Luego soltó una risita jovial mientras volvía a apoyar los brazos en la barra.

Llego a la plaza y se paro un momento a observar lo que allí ocurría, los olores y la música pegadiza le sacaron una sonrisilla y su cola empezó a moverse ritmicamente al son de la alegre tonada.

De pronto unas voces animadas la sacaron de su ensimismamiento, una chica joven se dirigia a ella, tras un momento dubitativo dibujo en su rostro su mejor sonrisa.

-¡Hola! - dijo alzando su mano a modo de saludo - Me llamo Lena, teneis una bonita fiesta aquí montada, ¿qué se celebra? - de pronto su estomago rugió vacio y un ligero rubor se dibujo en las mejillas de la joven neko - ¡Oh! disculpad ha sido un viaje muy largo - dijo ahogando una risilla nerviosa.

- ¿Destilado de arroz?. ¿Pero que mierda es esa?. Me esta tomando el pelo?. La forma de contestar de Genzai no gustó para nada en el tabernero y eso se notó en su tono que pasó del buen humor a uno muy agrio.

- Cerveza, vino o licor de almendra. Recalcó el tabernero poniendo una jarra sobre la barra.

- ¿Que ocurre?. ¿Este imbécil ha venido buscando problemas o que?. Uno de los cuatro borrachos que bailaban , un enano, se acercó poniendose detrás de Genzai de forma amenazante.

- Una jarra de vino para la señorita. Dijo a la vez que la llenaba de una tinaja.

El tabernero sonrió de forma sucia contemplando si miramientos los pechos de la joven que tenía frente a el, fascinado con esas anillas.

- Si quereis aventura y emoción yo os la puedo dar en mi alcoba preciosa jaja. Bromeó, estaba alegre y cachondo al mismo tiempo.- Venga que a esta copa invita la casa.

- No me cabe duda que no dareis problemas, no se os ve de esa clase. ¿Aventuras eh?. Creo haber oido que buscaban gente decidida para hacer un encargo. El comerciante que ofrece el trabajo se hospeda en la Posada de la Liebre. Se llama Johan.

- Lena, nunca había oido un nombre como ese. Yo soy Flel y ella Nami. Se presentaron ambas, estaban justo al lado de un puesto de comida ambulante, esperando su turno en la cola.

 - Son las fiestas de fundación de nuestro pueblo, duran tres dias completamente. Explicó la mas alta de las dos.

Escuchando sus explicaciones Lena sintió un pequeño tirón entre sus ropas, y con intuición  captó que la estaban robando.

Se giró rápida, pero no a tiempo. Una muchacha se había hecho con la saca de dinero y sorprendida echó a correr por un callejón a toda prisa esquivando a la gente que estaba por el medio.

Sus reflejos felinos la ayudan a reaccionar, sale tras la ladrona que ha tomado su exigua bolsa y corre tras ella mientras grita desesperada.

-¡¡SOCORROOOOOOOO!! ¡¡AL LADROOOOOOOON!! - grita mientras corre todo lo que dan sus fuerzas en pos de todos sus ahorros -¡¡¡Vuelve aqui rateraaaaaaa!!! ¡¡Te arrancare la piel a tiras!!

La joven salta entre los sorprendidos pueblerinos, intentando no perder la pista de la ladrona, adentrandose en el callejon desconocido tratando de reducir los metros que la separan de su bolsa.

Susumu sonríe ante el comentario. Aunque cuando le pone la jarra sonríe aún mas.

-¿Te gustan las anillas?- Comenta cuando ve que el hombre las mira. Luego añade con un guiño -A mi me gustan por que sirven para que alguien me pueda llamar la atención tirando de ellas o simplemente por jugar.-

-¿Johan? Bien, luego le daré una visita pues.-

Susumu toma la copa de vino y le da un trago.

-¿Hay fiesta en la plaza por algún motivo en particular?-

-.mmmmmm…-. Me quedo pensando-. Y yo que pensaba que después de meses de vagar por la espesura tendría un poco de ese brebaje que, de alguna manera, calma mi interior-.me digo a mi mismo, girando mi cuello y dirigiéndole mi vista al mesero-.entonces dame licor de almendras, si no fuese tanta la molestia-. Le contesto tranquilamente, tratando de suavizar mi tono, ya que, por lo visto, vivir resguardado por murallas te hace un bastardo sensible con delirios de superioridad y ni hablar del enano que está adelante mío violando, con su hedor y repugnante presencia, mi espacio personal…

-……-. Suspiro, no digo nada, ignoro completamente aquel asqueroso ser, sabía que decapitarlo no valdría la pena, el costo superaba con creces  los beneficios del acto mismo, así que opto por moverme un par de metros hacia la izquierda, con mi espalda aun apoyada en la barra y mientras espero mi licor, apoyo mi brazo, discretamente, en el pomo de mi Katana, ya que si me atacan primero, mi reacción sería considerada en defensa personal ¿no? 

Lena fue acortando distancias con la ladrona, esquivando y golpeandose con los aldeanos que se miraban la escena cmo si no fuera con ellos, mas entretenidos con el escenario de baile de la fiesta,

En alguno momentos la perdió de vista al entrar en el callejón, pues era un sitio oscuro que iba girando a derecha e izquierda.

Ya llegando Lena trepó sobre un tejado bajo para ver mejor a la ratera y se lanzó sobre ella cuando estuvo bien cerca.

Tuvo éxito, cayó sobre la espalda de la chica reduciendo a esta contra el suelo que protestó.

- Déjeme en paz, no me toque...no le he hecho nada. Sentada sobre la chica Lina la registró mientras la mantenia contra el suelo sujeta, y a pesar de urgar en sus ropas por encima y a simple vista no encontró la saca de monedas.

- Oh, que bien, me gustan tus anillas, y si sirven para eso puede que luego, cuando te lleve la segunda ronda de vino a tu mesa tire de ellas para llamar tu atención. Sus ojos se abrieron como platos imaginando esa sensación.

El hombre se molesta en hacerle un sitio en una de las mesas cercanas a su barra y de camino hasta allí le contesta.

- ¿No lo sabes?. Ah claro, eres de fuera. Celebramos cada año tres dias por la fundación del pueblo. Dejó a Susumu en la mesa para regresar tras la barra.

En ese momento entro un hombre vestido con un kimono desgastado. Parecía un mercenario por su aspecto y sus modales parecieron molestar al barman.

- ¿Destilado de arroz?. ¿Pero que mierda es esa?. Me esta tomando el pelo?.

- Cerveza, vino o licor de almendra. Recalcó el tabernero poniendo una jarra sobre la barra.

- ¿Que ocurre?. ¿Este imbécil ha venido buscando problemas o que?. Uno de los cuatro borrachos que bailaban , un enano, se acercó poniendose detrás de Genzai de forma amenazante.

-.mmmmmm…-. entonces dame licor de almendras, si no fuese tanta la molestia-. Le contestó tranquilamente, aunque su manos e fue al pomo de su katana.

imagen del recién llegado;:
 

No había pasado mucho tiempo en el camino y ya se daba cuenta de cuan difícil le era tener que posponer su aseo personal o el compartir una charla con alguna otra persona, pero su corazón ansiaba el poder ayudar a la pobre gente que se tenía que enfrentar a tantos males en sus vidas cotidianas mientras él estaba resguardado en un templo; por lo que el joven semi-elfo no temblaba o dudaba sobre su decisión.

Al llegar a una nueva ciudad se quedaba impresionado y con gestos bastante ingenuos e inocente, sorprendido y admirando aquel lugar tan cosmopolita; de pronto se encontraba en una disyuntiva sobre como proceder en el lugar, se puso a pesarlo un poco: su mano en su mentón y su dedo sobre su nariz respingada, mientras sus ojos iban al cielo estrellado unos momentos " oh... si hay aguas termales... aunque no me guste estar desnudo en lugares públicos... pues creo que necesito un descanso..." tras lo dicho para si mismo, comienza a buscar las aguas termales.

-¿¡Donde esta mi dinero!? - pregunto Lena mientras hurgaba con sus delicadas manos por entre los recovecos y pliegues de la ropa de la ladrona que tenia bajo ella.

-Devuelvemelo ladrona de pacotilla si no me lo devuelves te haré mucho daño -dijo con un tono algo desesperado al no encontrar rastro de su bolsa. - Es el unico dinero que tengo y quiero comprar comida, ¡tengo hambreeeee!. 

Agarra el brazo de la joven y lo retuerce de forma dolorosa con el objetivo de que confiese donde ha escondido el dinero sustraido.

- Oh, que bien, me gustan tus anillas, y si sirven para eso puede que luego, cuando te lleve la segunda ronda de vino a tu mesa tire de ellas para llamar tu atención. Sus ojos se abrieron como platos imaginando esa sensación.

-Para ti, simpatico, te dejo tirar cuando quieras.- Dijo levantando la copa de vino a la que la había convidado.

Se sentó en la mesa que le preparó el hombre y apoyó bien su mochila a un lado de la mesa, reposando su espalda en la silla y sintiéndose un poco mas aliviada mientras el posadero le explicaba la fiesta del pueblo.

-Tres días de fiesta, no está mal.- Dijo sonriente. -Vaya, los precios del hostal deben estar por las nubes estos días.-

Luego es cuando aparece un nuevo cliente y el ambiente se enrarece un poco.

Susumu miró curiosa la situación. Le parecía extraño que todos saltaran tanto por pedir un licor fuera de lo normal.

-O venga chicos, dejadle en paz ... ya se puede ver que viene de viaje y esta cansado, solo ha pedido alguna bebida rara.- Comentó en tono conciliador. -Disfrutad de la fiesta.-

El tabernero se frotó el rostro ante el comentario de la chica que no negó, y en broma o no, le habría ofrecido libertad para tocarla.

 -Vaya, los precios del hostal deben estar por las nubes estos días.-

-Ya lo puedes decir preciosa, y no solo eso, escasean las habitaciones. Algo pasó por su cabeza. -Mira, podemos hacer un trueque, te doy alojamiento y comida gratis durante lo que duren ls fiestas y a cambio, en un lugar mas privado me enseñas mas de cerca esas anillas tuyas para que juegue un rato.