Partida Rol por web

Una parada casual en el viaje fue al encontrar un tranquilo asentamiento, a los lindes de las montañas, donde el clima no era tan frio y abrupto.

Caoria lo llamaban, un poblado principalmente minero no demasiado grande pero que se veía animado a esas horas de la comida del mediodia.

Debía haber granjas cercanas, por el molino de grano junto al riachuelo que molía grano al son de esas aspas que giraban por el viento.

Un puente de iedra era el único acceso al pueblo y era vigilado por lo mas parecido a un centinela enano que os dejó paso al ver que no erais orcos ni pareciais ostiles.

Después de varios días de viaje Skaven llegó a Caoria un pueblo ubicado en el reino de Tranmar. El viaje había sido duro y estaba cansado pero aún al ser por la tarde decidió ir en busca de la taberna del pueblo para tomar algo.

Luego de dar varias vueltas por el pueblo, al final la encontró la taberna de Crog o eso ponía el letrero que colgaba de la pared. Al entrar era la típica taberna, por lo que se sentó en una mesa vacía.

Parecía muy concurrida esa taberna, en uno de los viajes de la camarera Skaven se giró hacia ella.

-¿Señorita cuando puedas podrías traerme una jarra de cerveza bien fría y algo para comer? Le dijo Skaven en un tono suave y cariñoso.

Con un poco de suerte esta noche ya tenia donde dormir y calentito.

Ha sido una dura estacion, los soldados cada vez son mas atrevidos y creen que pueden hacer lo que quieran, la guerra esta acabado con este mundo y no se ve que vaya a detenerse pronto.

Soma llega a la ciudad, como siempre mal vista ya que todos en el pueblo saben que es una ex soldado, llega al pueblo tambaleandose un poco, con algunas heridas, un par de ellas aun sangrando, la gente al verla la insulta y a veces le lanzan algunas verduras podridas que ella facilmente esquiva, pero siempre sin responder a las agresiones, en su mano la espada que ahora se encuentra rota, por eso tuvo que entrar al pueblo, eso y que sus provisiones se terminaron, por suerte tiene suficiente dinerpo que robo de un escuadron al cual embosco la noche anterior.

Camina cansada hasta las tiendas donde casi tiene que rogar para que la atiendan y aun asi, el precio de los productos es mas alto para ella que para los demas.

EL lugar era espacioso en un ir y venir de gente que tomaba y comía, alborotaba entre voces ebrias y rei siguiendo sus conversaciones.

La joven que atendía las mesas se giró en cuanto pasó al lado del joven que la había llamado.

- Un momento por favor. Sonó arisca, se notaba que estaba atareada,  pero pronto regresó incluso ofreciendo una sonrisa.

- Su jarra bien fría. Le puedo traer un caldo de pollo si lo deseea, es el plato del dia. Le informó buscando con la mirada el resto de mesas desatendidas.

- ¿Un lugar para dormir?. Estamos llenos, tal vez en la posada Yunke Rojo tengan habitaciones.

- Si, si como lo oye ese es el precio. ¡Demasiado alto?. Son tiempos de crisis, todo escasea.... El tendero se frotó las manos al sacar el doble de lo que valía por esas provisiones para el viaje. Pan, cecina seca y un odre de vino de miel de flores, típico d ela región.

En el taller del herrero la cosa no fue mucho mejor.

¿Reparar ese arma? os vale mas la pena comprarme una de las nuevas. Le dedicó una sonrisa mellada y rozó su antebrazo con  los dedos.

- Quien sabe, podemos llegar a un acuerdo mas personal si no teneis suficiente dinero para equipo nuevo, y no esa chatarra que llevais que os delata y os coloca una diana en la espalda. Quedaba claro que le estaba haciendo una proposición indecente.

-Muchas gracias señorita. Acto seguido Skaven le dio un gran trago a su jarra.

-Lo que tu me recomiendes bien estará. Le dijo Skaven soltando una risa picarona.

Skaven siguió bebiendo mientras esperaba su comida, en el momento que la camarera le trajo la comida mostrándole una sonrisa le dijo

-¿Cuando tengas un momento que esto se vacíe un poco podría hacerte un par de preguntas?

Después de un buen rato cenando y bebiendo, Skaven llamo a la la camarera.

-¿Como ha llegado una chica tan guapa como tu a esta taberna? Le dijo Skaven a la camarera claramente flirteando.

Tenía que conseguir ligarsela para pasar una buena noche gratis y con una mujer.

(Carisma + Seducir -> 3 + 3 = 6)

- No hay de que, es mi trabajo..aha, perfecto, nota tomada, enseguida se lo traigo todo.

La camarera parecía seguir el juego del joven, al que miraba de tanto tras servirle. Le gustaba por su sonrisa que le hablara o dijera cosas bonitas.

- ¿Unas preguntas?. Estas tratando de ligar conmigo forastero?. Le dijo al punto de reir. Luego me acerco y me preguntas lo que quieras.

Asi hizo, con disimulo para hacer como que limpiaba su mesa con un paño.

- Eres un encanto, gracias. Eso mismo me pregunto yo...¿porque es la taberna de mi padre?. Por ahí anda y no me quita ojo, odia que hable con chicos guapos, al ultimo que le vio conmigo le dió una paliza...pobre Josef..

- Oye..acabo mi turno dentro de poco...hay un granero justo detrás de este edificio, se ven desde su altillo unas bonitas vistas estrelladas..¿te apetece seguir esta conversación en ese lugar en una hora?. Tengo trabajo todavía.

Despues de la frustrante compra en aquella tienda, el herrero era bastante peor, Soma busca entre sus ropas todas las monedas que tiene mientras piensa en cientos de insultos para ese anciano, despues los pone en la mesa junto a los trozos de su espada y le dice con un tono nada amigable.

-Tome, es todo lo que tengo, haga lo que pueda- No era tan molesto como otros que intentaban hacerme las mismas insinuaciones, asi que solo decidio ignorarlo, solo tomo su bolsa de comida y fue a la fuente mas cercana mientras el herrero terminaba su trabajo y ella se limpiaba un poco y comia un par de trozos de carne seca

Diana según entra en el pueblecillo risueña y alegre, se da una vuelta por el pueblo dando un pequeño rodeo visitando así sus tiendas, armería para comprar algunas flechas, a la pastelería para probar algún que otro pastelillo típico de los aldeanos o al sastre para mirar que ropas podría confeccionarle con alguna que otra piel cogida en el trayecto. 

-Nos vemos allí, preciosa Dijo Skaven mientras se acaba la cerveza.

Skaven no tenía mucho que hacer así que decidió ir dando una vuelta hasta el granero. Antes de salir miro a la camarera y le mostro una sonrisa agradable, por ahora parecía que todo marchaba perfectamente.

- Si, si como lo oye ese es el precio. ¡Demasiado alto?. Son tiempos de crisis, todo escasea.... El tendero se frotó las manos al sacar el doble de lo que valía por esos ricos pastelitos caseros.

En el taller del herrero la cosa no fue mucho mejor.

¿Flechas? os vale mas la pena comprarme un arco nuevo. Le dedicó una sonrisa mellada y rozó su antebrazo con  los dedos.

- Si tambien soy peletero pero lo que me pedís es costoso...Quien sabe, podemos llegar a un acuerdo mas personal si no teneis suficiente dinero,Quedaba claro que le estaba haciendo una proposición indecente.

Justo cuando Diana iba a replicar la actitud del hombre sonaron las campanas de la iglesia de forma continuada.

Leinad llegó con las presas del día anterior. Un par de conejos, una ave que parecía un pato escuchimizado y una nutria gorda. Las pieles se pagaban poco en esta época tan calurosa, pero alguna moneda darían. Además, como traía las presas completas, igual podía, como tantas otras veces, compartir su carne, ya que Engona era una gran cocinera. No es que conociera a nadie más del lugar, pero había visitado el poblado en alguna ocasión.

Su paso era cansino y las ojeras se mostraban penosamente en su rostro. No había nada que se pudiera considerar una alegría en este momento. Cansancio, malas presas, no tener una moneda encima, un calor al que no estaba acostumbrada y que sólo era mitigado por la leve brisa que corría. Un día para buscar una sombrita acogedora y dejarlo pasar a la espera del siguiente, con la esperanza de que fuera sustancialmente mejor. Nada más que la pretensión de comer algo sabroso de mano de la esposa del peletero le empujaba a mover un pie delante del otro. La fatiga y desgana era tanto que incluso había hecho el chiste mental de andar para atrás, a ver si esas sensaciones le hacían llegar. Se había reído por la tontada. Le había hecho gracia y eso fueron unos pocos pasos más para llegar a su destino. Un extra de energía. Un pequeño empujón.

Al pasar por el puente de piedra el centinela sintió pena de la muchacha. Estaba tan desmejorada que seguro que cualquier cosa le ayudaría. Por lo menos en enano no le puso dificultades.

Skaven salió fuera, de camino al establo viendo que se encontraba realmente cerca cosa que lo tranquilizó, le sobraba bastante tiempo.

Algo llamó su atención, el sonar de la campana de la iglesia y como poco a poco los lugareños se acercaban a la plaza del pueblo preguntando que ocurría.

Leinad apenas llegó a casa de la amable Engona dejó sus presas en la entrada y llamó con voz fatigada. No parecía estar en esos momentos, tal vez había salido a comprar especias al mercado.

Se refrescó, comió algo y entonces escuchó el sonido de repicar de las campanas de la iglesia. Era una mala señal.

Aldeanos que estaban en las calles se acercaron a ver que ocurría.

- Es una desgracia, ha habido un derrumbe en la mina y hay gente atrapada. Todos los enanos y hombres que estén dispuestos que se presenten para iniciar de forma rápida un agujero para poder sacarles.

A esas horas no había muchos varones, muchos en el campo trabajando y otros, su mayoría en la misma mina atrapados. Pese a ello se formó un grupo competente que se preparó con picos y palas.

Como si als desgracias no vinieran solas una mujer vino corriendo del otro lado de la cañada.

- ¡Ayuda!. Hay una columna de humo hacia el norte, de la granja de los Torm. Por favor, son mis primos, ¿nadie puede ir a ver que esten bien?. Lo siento Mara, si ha sido cosa de los bandidos poco se puede hacer ya, hay vidas en peligro, tenemos que ir a la mina.

La mujer obstinada y desesperada fue pidiendo ayuda a todo aquel con el que se cruzó.

- Por favor, pagaré con comida y piezas de peleteria. Necesito que alguien vaya a ver que mi familia esta a salvo..

Skaven se acercó al lugar del que venían los ruidos, serviría para hacer tiempo y no tener que esperar en el granero. Una vez allí vio que la gente no sabía que pasaba, hasta que una persona dijo algo de un derrumbe en la mina y que había gente atrapada.

La gente se preparó para ayudarlos, parecían suficientes así que no se preocupo mucho. Pero de repente apareció una mujer gritando ayuda. Skaven se giró hacia ella pedía ayuda para rescatar a unas personas en lo que parecía un fuego.

Skaven al verla pedir ayuda a todo el mundo pero nadie ayudarla se sintió un poco mal, podía haber niños y no quería que pasaran por lo mismo que el. Parecía que mas que estar ocupada la gente temía a los bandidos.

-Señora indíqueme el camino a la granja e iré para allá a ver que pasa. Skaven acto seguido pensó que había quedado con la camarera. -Que mala suerte, al final me quedaré sin una noche que prometía divertida, pero unos posibles niños son mas preocupantes. Skaven se lamentaba dejar plantada a la camarera pero no podía pasar aquello por alto.

-Mierda, no puedo tener un descanso?-

Soma se termina de comer su trozo de carne y corre a donde esta la mujer, le lanza su bolsa de comida y le grita.

-GUIAME- _Despues comienza a correr hacia la granja pensando que hara ahora que no tiene su espada, esto seria dificil si habia bandidos, lo que era casi seguro, durante el camino busca alguna vara o algo que pudiera suplir su espada.

-Que paso?- Le pregunta a la mujer que la sigue sn detenerse para estar tan preparada como pudiese