Partida Rol por web

Día dos de Junio de 1220, hoy el cielo ha sido envuelto en oscuridad.

Es sin duda un mal presagio, tal vez no deberíamos haber aceptado la oferta de los magos, actualmente los últimos en llegar están desempacando... Es demasiado tarde para echar marcha atrás. Mis vecinos andan detrás de mis tierras y los recursos que se encuentran dentro de esta montaña, frente a una derrota segura no me queda más remedio que aceptar su oferta.

Puede que no sea una decisión honorable, prácticamente me estoy convirtiendo es su títere sin embargo es mejor esto que la desaparición de mi familia en el conflicto.

Alaric de Tytalus, miembro y fundador de Castellum Petra.

En sus oídos todavía sonaba extraño. No hacía tanto apenas era un aprendiz y sin embargo allí estaba, fundador de su propia Alianza. Emocionado, miró por las ventanas; fuera, los constructores se afanaban por colocar los últimos bloques del campanario de la capilla, con sus sonidos de esfuerzo sumándose al resto de los habitantes, humanos y animales, que emprendían un nuevo día de trabajo. Todos estaban esforzándose por crear un nuevo y prospero hogar. Un santuario, o al menos eso esperaba. Lo cierto es que no todos los nuevos compañeros resultaban de su agrado, pero no los conocía lo suficiente y se resistía a juzgarlos apresuradamente. Aportaban habilidades útiles y eso era lo que importaba ahora.

Con Nimue aun durmiendo, se dispuso a gastar unas horas en la biblioteca. Entre los tomos que allí descansaban había encontrado uno que detallaba las complejidades de la Parma Mágica, un grueso volumen que estaba dispuesto a aprenderse. Había tantas cosas que aprender, tantos conocimientos nuevos de los que imbuirse, que había dudado mucho en que iba a gastar los siguientes meses. En principio pensó en aprender nuevas Artes, pero tras su viaje le parecía mucho mas importante el estar más protegido contra cualquier influencia sobrenatural.

Así, tras encender una vela y acomodarse en su asiento, comenzó un ejercicio de aprendizaje que se extendería hasta el resto del otoño.

Por fin. Eso fue lo que pensé al ver mi laboratorio. Ahora podré cumplir mi promesa, pero para ello necesito estudiar ciertas Artes, asi que mi primer objetivo será cultivar el Corpus. Seguramente daré unos buenos paseos por el bosque, siempre acompañada de René, que se lo aprenderá rápidamente como la palma de su mano.

Tras comprobar que  tenía todo el material del laboratorio listo, y asegurarme de que René había dejado todo en mi alcoba, me despedí de él con un beso en la mejilla y me dirigí a la biblioteca a buscar la summa que precisaba para mis estudios durante estos meses.

El Señor había guiado sus pasos por un derrotero que jamás habría previsto. Acompañado de la tranquilidad que le aportaba la presencia de Rodolfo, había abandonado Castilla y acabado fundando una Alianza junto a otros magi. Lo cierto es que en el proceso había tenido que ceder ante muchas cuestiones, pero mientras habitara este mundo sería la Orden quien dictara los marcos de su vida civil. Nuestro Señor, desde las alturas, juzgaría para cuando le tocara encontrarse con Él. Para no olvidarlo, agradecía diariamente la guía del sacerdote que desde pequeño lo había mantenido conectado al mundo de fuera de la Orden.

Quizás por sus dificultades, se había dado cuenta de que pasaba bastante tiempo en la soledad de su laboratorio. Se había debatido sobre en qué dedicar su tiempo, y en ese tiempo, sus compañeros, más jóvenes de espíritu que él, menos contritos, estaban haciendo ya avances. Imaginó un reproche de su pater y decidió que no podía quedarse de brazos cruzados, por lo que encontró en la biblioteca el siguiente paso en su estudio del vis y la protección de los secretos de la Orden de Hermes.

Mirando por la ventana de la recién construida alianza me tomo unos cuantos segundos para meditar sobre el que será mi futuro a partir de ahora mientras hago un repaso mental de lo acontecido hasta el momento. Tengo claro cuál ha de ser mi futuro, por lo que tengo que trabajar mucho para ello.

— Vamos — me digo a mi mismo antes de bajar a la biblioteca y tomar el libro sobre el código de Hermes y empezar a aprender de ello.

Acompañando a Anselmo llegué al que, a partir de ahora sería nuestro nuevo hogar. El viaje fue duro, mi edad ya no me permite viajes demasiado largos sin tener problemas, y este no fue ninguna excepción.

Una vez en el lugar de las primeras cosas que hice fue visitar la capilla de la que me haría cargo y hablar con los feligreses que atendería. Después mi segunda gran labor: acudir a la biblioteca para echar un ojo a los libros y buscar si algún alma fiel al Señor querría que le iluminase de alguna forma.

Por mucho que le ayudara, había algo en el tal Ulrich que hacía que quisiera pasar con él el menor tiempo posible. No sabía si era esa mirada penetrante, esa voz hosca, o la sensación de que en cualquier momento podría cambiar de parecer sobre él y apuñalarlo, pero prefería mantenerlo contento de lejos, a ser posible.

Así que una vez situados en aquel lugar nuevo en mitad de la montaña, creyó que lo mejor era ir a conocer los sitios cercanos para favor de su benefactor. Aprovecharía para descansar del viaje en el que habían pasado demasiado tiempo cerca el uno del otro, para saber dónde beber, dónde follar, dónde dormir, y a quién mangarle llegado el caso, y quizás más importante, a quién dejar tranquilo.

Noah había llegado junto con Alaric y otros a lo que ahora era su nuevo hogar, la alianza Castellum Petra, que era el nombre que ahora ostentaban, aunque realmente no lo habían discutido mucho, y es que apenas se conocían. De hecho no solo conocía un tanto bien a Alaric pues habían viajado juntos. De hecho en aquellos primeros días hubo algunos acercamientos sobre sus capacidades y posibles colaboraciones. Alaric estaba interesado en conocer mas sobre su habilidad para modificar los vientos con silbidos, pero Noah no estaba listo para hablar de los talentos de su casa a quienes aun eran extraños para él.
Aquellos primeros meses, Noah paso gran parte del tiempo solo sumido en su laboratorio o caminando por alrededores con una clara intención de de conocer mas el lugar. De hecho, había convencido a Hagen de que se marchará a patrullar los alrededores a fin tener un mejor conocimiento estratégico de todo.
En aquellos días Noah, siguiendo las acciones de Alaric, tomó también un libro de la biblioteca que tenían para así mejorar su conocimiento sobre Teoría Mágica.

No tienes que poner sus actividades, es un personaje independiente pero uno de tus personajes o alguien a quien ordenes/contrates puede enseñar o entrenarla. De quien tenias que postear era de marie.

Los primeros días se había limitado a observar con atención como funcionaba aquel lugar llamado "Alianza". Al final había concluido que no era muy diferente del castillo y la corte, solo que aquí el poder lo ostentaban los magos, repartiéndolo de manera equitativa, siendo los demás, incluyendo los nobles, los que se plegaban a sus designios. Agradar a estos primeros sería la clave del éxito, pero estaba claro que no iba a ser fácil. Eran en su mayoría seres taciturnos, esquivos, escondidos entre libros, con poco interés en relacionarse directamente con los sirvientes.

En un primer momento había pensado en agradar al llamado Alaric, responsable de que la hubiesen acogido, pero pronto se había convertido en una opción inútil. No por el muchacho en sí; era tan cándido que podría haber jugado con él como la araña hace con las presas de su tela, pero la loba que lo acompañaba era demasiado suspicaz. No confiaba en nada ni nadie y parecía estar en alerta constante, sin importar las circunstancias que la rodeasen. Le habría encantando envenenarla, pero esta solo comía de las presas que cazaba, sin tocar las viandas de los magos u otros humanos.

No, para conseguir poder tendría que tomar una ruta diferente. En su mente los bosquejos de un plan fueron tomando forma, y tras analizarlo detenidamente se decidió a ponerlo en práctica. Así, mostrando su mejor máscara de mujer temerosa de Dios, acudió a la capilla en busca del padre Rodolfo. Lo demás fue sucediendo de forma automática. El cura no sospechaba nada de una pobre jorobada que tan solo buscaba la palabra de Dios en busca de consuelo por sus padecimientos terrenales. Incluso empezó a enseñarle latín para que pudiera consultar por sí misma las Sagradas Escrituras. Aprender a leer y escribir podía ser de gran ayuda, permitiéndole el acceso a documentos que antes de nada le habrían servido, de modo que se enfrascó en sus lecciones con devoción.

Después de quedarse solo en la habitación, miró por la ventana hacia el bosque, sabía que pasaría gran parte de su tiempo allí, así que lo primero que haría es ir a recorrerlo entero. Suspiré levemente, aquella situación era algo incómoda, sobre todo porque sabía que lo era para su compañera.

Así, recogió su arco y se dirigió al verdor que los rodeaba.