Partida Rol por web

Caminos por decidir [Finalizada]

2. Malas intenciones

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27/09/2010, 22:27
Director

Justo cuando un mozo se acerca a Johannes y Eldarendil, entran por la puerta Rainer, Wolfgang y el mediano. Apenas sus amigos les han invitado a sentarse en la mesa cuando un mozo les trae un plato de cacahuetes.

¿Desean comer algo o tan sólo desean beber? ¿Cerveza tal vez? ¿Vino?

Los parroquianos miran a los aventureros de vez en cuando, pero pronto vuelven a sus charlas. Un grupo de cuatro hombres tiene unos naipes sobre la mesa. Pero no parecen tener intención de jugar. Además, esta taberna carece de los lujos que han visto en el resto del pueblo. Un vistazo rápido les permite distinguir dos zonas. La zona que hace de comedor es bastante agradable, debido fundamentalmente a la luz que entra por las ventanas. Pero la suciedad de las mismas, convertirá la taberna en un cuchitril por la noche; y las habitaciones sobe la taberna no deben ser muy buenas, si son del mismo estilo que la mugrienta escalera. Los viejos amigos cruzan una mirada: se parece demasiado a "El regreso del Reaver"

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29/09/2010, 10:09
Hugo Montespino de Casanueva

Invitado por sus nuevos compañeros en aquel pueblo, Hugo se sentó a la mesa y cuando el camarero lo preguntó, pidió un vaso de vino con el que amenizar la conversación que sin duda, se iniciaría.

-Bueno caballeros. ¿Qué os parece el lugar? Preguntó a los demás. No es Altdorf, pero sin duda es un pueblo agradable, pese a que se palpe algo raro en el ambiente ¿No os lo parece? Rainer y yo lo acabamos de estar hablando hace un momento, mientras Wolfgang entablaba amistad con una agradable señorita... jejeje Rio picarónamente.

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30/09/2010, 01:05
Johannes Zimmerman

Johannes saludó con sincera alegría al resto de sus compañeros. La estancia en el pueblo no le estaba agradando y agradecía la compañía de gente conocida. Incluso la del mediano, a pesar de que le conocía de poco más que unas horas. Decidió acompañar la reunión con una jarra de cerveza y así se la pidió al camarero.

Ante la pregunta de Hugo no hizo más que encogerse de hombros en un gesto de indiferencia dejando claro su opinión sobre el pueblucho.

Donde esté una buena ciudad...

—Parece que Wolfgang ha tenido más suerte que el elfo y yo —sonrió al charlatán con la misma picaresca que el halfling al entender perfectamente a que se refería—. Nuestros tratos se han reducido a una abuela con bastantes malas pulgas. ¿Verdad, Eldarendil? —volvió la vista hacia Wolfgang antes de continuar— ¿Y quién es la afortunada dama? Seguro que hay una gran historia detras...

...o al menos alguna le habrás contado —pensó el ladrón aun sonriendo, a sabiendas de los cuentos que el charlatán solía soltar.

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01/10/2010, 00:12
Eldarendil

Ante tal bullicio de gente, el elfo se relajó pensando que ahí sería mucho más complicado llamar la atención. De todas formas cualquier cosa se podía esperar de aquellas gentes. Al ver a sus tres compañeros entrar por la puerta su tranquilidad aumentó, tener la compañía de alguien conocido siempre es agradable.
Pidió, amablemente, un vaso de vino al mozo mientras escuchaba atentamente la conversación.

-Este pueblo será muchas cosas, pero agradable desde luego no es una de ellas. – Aseveró negando con la cabeza lentamente mientras miraba uno de los vasos – No veo la hora en que volvamos a recorrer los caminos, sin ser objeto de miradas curiosas… -La voz del elfo se fue apagando a medida que terminaba la frase.

Eldarendil observó durante unos minutos el pobre aspecto de la taberna, para después volver a la conversación. Parecía que una de las historias de Wolfgang estaba cerca, por lo menos pasarían un rato agradable.

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04/10/2010, 22:30
Director

El mozo ve muy absortos a los aventureros en su conversación, así que deja una botella de vino con cinco cubiletes, ya se la cargará después en la cuenta, tiene oído fino y ha captado el tintineo de las monedas. Se acerca a la barra y habla con una mujer rechoncha de unos cuarenta años y pelo canoso, le grita algo ininteligible de muy malos modos, y el camarero se aleja maldiciendo de ella. Atiende a otros parroquianos y se olvida de vosotros.

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05/10/2010, 23:12
Wolfgang Bach

Lamento decir, que no ha habido ninguna moza. Si no más bien al revés. De moza, lo único que tenía eran sus recuerdos... Y si acaso. Eso sí, he mantenido una charla con la mujer como no la había tenido nunca antes con nadie... Lo que pasa que claro, los quehaceres te acaban llamando, así que he tenido que suspender mi agradable y entretenida charla con esa señora, para entrar aquí, y ver que nos podíais contar.-Digo rápidamente ante el comentario de Johannes.

No obstante, creo que nuestros resultados, han sido prácticamente los mismos. La mujer hablaba mucho, pero no del tema que nos interesaba. Una verdadera lástima, la verdad... Tantas historias que me ha contado, y ninguna ha sido de utilidad. Bueno, al menos, aprendes como es la vida de la gente de la zona. Esa información, a la larga, acaba siendo útil... Y mucho más cuando tienes muchas historias que contar...

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06/10/2010, 00:28
Hugo Montespino de Casanueva

-Prrrffjeeejejejejeee... rio intentando disimularlo con una mano el pícaro halfling ante la confusión causada en lo referente a la mujer con la que había hablado Wolfgang, a causa de la ironía con la que lo había mencionado. A esa dama le sobraban años para ser una moza, pero o su marido no le hace mucho caso, o sigue siendo una señorita pese a su edad... ¡JAAAAAAAAJAJAJAJA!

No pudiendo más, Hugo estalló en carcajadas, pero pronto se contuvo al percatarse de que llamaba la atención sobre el ya famoso grupo.

-Bueno... ay... se secó una lágrima ...de todas formas parecía una mujer agradable si uno le seguía la corriente y tenía ganas de darle la conversación de la que tanto parecía necesitar.

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07/10/2010, 00:07
Johannes Zimmerman

Cuando Johannes entendió la verdadera historia no pudo sino unirse al halfling.

—Pero mi buen Wolfgang —dijo a duras penas entendible entre las risas— ¡no la dejes escapar! ¡Sólo serían unos años y te quedarías con la herencia!

Siguió riendo un rato, incluso después de que Hugo parara. Aunque eso sí, manteniendo cierto control. Por muy repelentes que fueran los habitantes de Eirfrentz no creía que les importunaran por armar algo de jaleo en una taberna. Al fin y al cabo era un lugar de festividad. Pero ya no se fiaba.

Apuró su bebida rápidamente, en parte para ahogar las carcajadas y a continuación tomó la botella. Tras ofrecerse a rellenar los vasos de sus compañeros hizo otro tanto con el suyo. Hacía poco más de un día que se había visto intoxicado y estaba dispuesto a repetir la experiencia, pero esta vez con un veneno menos tóxico y mucho más delicioso.

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07/10/2010, 22:33
Wolfgang Bach

Pero, si hiciese eso... Aparte de que nadie me asegura que esa mujer tenga una herencia, cosa que dudo por el lugar en el que vivía... ¿Dónde quedaría lo que nos mueve? ¿Dónde quedaría nuestro querido y amado espíritu aventurero?. No, no lo haría. Porque, seguramente, no tenga ninguna herencia... -Respondo a Johannes.

Miro la jarra de cerveza que nos han traído, y le pego un trago. No es cerveza enana, no es vino... Pero bueno, tiene un pase. Le doy un trago, para continuar diciendo- Bueno, entonces... ¿Qué hacemos?. Nos quedamos a la fiesta, ¿Verdad?. Sí, sería lo mejor. Hablando de todo un poco... ¿No creéis que es una buena hora para comer algo?. Creo que ya que estamos aquí, podríamos aprovechar y tomar algo... No sabemos cuándo volveremos a comer caliente, así que creo que tendríamos que aprovechar...

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08/10/2010, 11:03
Hugo Montespino de Casanueva

-Claro, por supuesto. Sentenció Hugo en cuanto escuchó mencionar la comida. Nunca es mala hora para llenar el buche y disfrutar de los pequeños placeres de la vida... ¡Mozo! ¡Ven aquí y dinos que es lo mejor que se puede comer en este pueblo!

Hugo no estaba seguro de que allí les fueran a servir algún menú, pero lo más probable era que tuvieran algo con lo que acompañar la bebida. Además, tenía ganas de conversar con el mozo y que este les contará más cosas sobre la fiesta.

Seguro que para la festividad han preparado unos buenos quesos para vender en el mercado... jejeje. Pensó relamiéndose de gusto con solo pensaar en ello..

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13/10/2010, 23:43
Johannes Zimmerman

—¡Sí! Pasémoslo bien el tiempo que estemos aquí —respondió Johannes, quien presentía que la estancia en el pueblo no sería demasiado larga. —Mejor aprovechar ahora. ¡Sigmar sabe cuando encontraremos otra posada una vez estemos en los caminos!

El vaso del ladrón estaba medio vacío de nuevo.

Como decía Max: "Nunca dejes las cosas a medias". ¡Adentro! —con un fluido movimiento se lanzó el resto del contenido a la boca y plantó de sopetón el vaso vacío en la mesa, acompañándolo de un sonoro "Ahhh".

—Veamos qué tienen de pitanza aquí... —comentó viendo como el halfling llamaba al mozo.

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04/11/2010, 19:48
Director

Son unos buenos días, agradables horas disfrutando de una cómoda (y gratuita) hospitalidad en un pequeño pueblo de Reikland. Atrás quedan los días de lucha a muerte, los disturbios urbanos, las alcantaillas de Nuln, las bandas criminales y las persecuciones de la guardia. Aquí sólo hay un buen clima, abundante comida, bebida, camas cómodas y alegres charlas con los amigos. Hugo el pequeño mensajero resulta ser un agradable complemento para el charlatán de Wolfgang, aunque ya le ha echado el ojo a la montaña de monedas de oro que los aventureros guardan, botín de su última aventura. Un botín del que no ha sido necesario echar mano, cama y comida son gratuitas y la taberna no supone un gran gasto. Todo el mundo se merece un descanso, los que arriesgan su vida también.

La tan esperada noche de fiesta se adelanta a la tarde, a lo largo del día han ido llegando músicos, comerciates, tenderos, buhoneros, visitantes, criados y vecinos de los alrededores, aunque también pilluelos, cortadores de bolsas y trileros. Johannes, el gran hombre, se pasea con dos milicianos armados por el pueblo, en busca de rufianes e indeseables. Los aventureros a menudo centran sus miradas. El alcalde del pueblo se pasea cabizbajo saludando a gente importante de otros pueblos y un joven noble que se ha acercado al poblado, con dos gorilas como escolta y una indiscreta señorita que hace escandalizarse a los más mayores de Eirfrentz.

Las ventas y gritos de la tarde dan paso a la música de la noche, en la plaza del pueblo se han dispuesto siete mesas para los comensales, todo el que desea comer ha de mostrar una moneda de madera, como garantía de que ha pagado al comida. A los cnco protagonistas de esta historia les permiten pasar sin llevar ese vale y les sientan en una mesa donde ya hay servidas unas aceitunas y copas ¡de vidrio! llenas de agua. Poco a poco las mesas se van llenando, a su alrededor se han sentado persnas que no conocen ni han visto en el pueblo, hombres y mujeres que comentan la gran fiesta que han organizado los habitantes de Eirfrentz.

Notas de juego

Reanudamos.

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08/11/2010, 15:13
Clarish

Una cara conocida. La joven Clarish, vuestra anfitriona, se seinta junto a vosotros con un vaso de vino al que le faltan unos pocos sorbos. Una mirada más atento sos permite ver algunas manchas de sangre en su camisa, de color verde oscuro y un ligero escote, nada exagerado si no se inclina la cabeza con atención.

Celebro verles aquí, disfrutando de la fiesta. Esta tarde ha habido reunión en el pueblo sobre su futuro, se ha votado y el consejo ha decidido que ustedes no van liberarnos de las ratas, las tropas que pidieron parece que están de camino y pronto nos veremos libres de esas alimañas.

Se ofrece a llenaros vuestros vasos y continúa la charla: habla sobre la salud de su madre, el buen negocio que va a hacer la ciudad con este evento, de lo desagradables que pueden llegar a ser los nobles borrachos -comenta señalando al ilustre alborotador-, y los sobrios por extensión...

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08/11/2010, 15:19
Anne Vössel

No, no. Se equivocan, aquí no hay ratas gigantes. ¡Bem! ¡Qué va a ver de eso! Llevo aquí más de sesenta años viviendo y la rata más grande qu he visto tenía el tamaño de ese plato, ¡y aún me parece que exagero! A mi tío Reinold le mordió una que también era muy gorda, el pobre estaba bien pero el maldito bicho le infectó con la peste y murió. Ay, pobres hijos que se quedaron huérfanos tan pronto. Aquel es Max, el mayor, ya tiene una hija ruba regordeta. Esa de allí es su mujer y aquel de allí...

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08/11/2010, 15:25
Viktor Sprasky

¿Es usted el señor halfling? Imagino que sí...verá me he enterado de que se dirige a Kemperbad y necesito llevar una carta al Gremio de sastres. Bastará con que les entregue la carta a alguno de ellos. Yo iría pero he de ir a visitar unas tierras al sur y no estaré mucho por la ciudad. Por supuesto le pagaría un salario. Los mensajeros humanos suelen cobrar 12 chelines por jornada de viaje, le ofrezo veinte si parte mañana mismo. ¿De acuerdo?

No se olvide de decirles que el señor Sprasky garantiza lana al precio habitual.

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08/11/2010, 22:13
Hugo Montespino de Casanueva

El día pasó entretenidamente para Hugo. La noche de tormenta y ratas gigantes quedaba ya atrás, y parecía que una vez salvada la reticencia inicial de los lugareños a confiar en aquellos que lo habían salvado de acabar en una olla para monstruorratas, la rutina y tranquilidad de aquel pueblo volvían a su cauce, haciendo que la celebración que se estaba llevando a cabo, transcurriera sin más problemas que los esperados.

Durante la gran cena a la que habían sido invitado, un anciano requirió a Hugo, abordándolo en medio de la cena a la que asistía junto a sus compañeros, Hugo escuchó sus palabras y respondió gentílmente.

-Señor, no acostumbro a realizar varios cometidos en mis labores cuando se me ha contratado para algo, pero puesto que las buenas gentes de este pueblo han sabido tratar a este humilde halfling con la mejor de las atenciones, no me importará realizar ese encargo, que por otra parte, no me aleja de mi ruta, y ya que daño alguno no haré a mi encargo principal, con gusto aceptaré su oferta.

Y es que el olfato para el negocio del halfling lo convenció a aceptar cuando el anciando ofrecio 20 Chelines por el trabajo.

Notas de juego

Supongo que esto sucede antes de la cena ¿No? Si es así ya lo corrijo, si no en cuanto termine con el viejo continuo escribiendo para todos.

DIRECTOR: Suponemos que ocurre durante la cena, quizá de pie junto a unos barriles que sirven para apoyar unas cervezas y en medio de varias conversaciones.

AKRABU: Ok, pues edito el post, y lo publico para todos.

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09/11/2010, 20:02
Wolfgang Bach

No sé si aquí las habrá, pero le digo que existir, lo que es existir, existen. Sólo tienen que andar hasta la salida de este pueblo. Le digo que hay ratas del tamaño de hombres, ya lo creo. Además tienen muy malas pulgas... Tal vez sea que tengan hambre, y claro, si una rata es capaz de comer su propio peso en comida, imagínese lo que haría una rata del tamaño de un hombre... Y ya no le digo una horda entera de ellas.

Corto un trozo de pan y lleno mi jarra de cerveza, mientras miro los platos, para seguir diciendo a la mujer- De hecho, yo también pensaba que era así, y que la más grande que había visto era aquella que ví del tamaño de un gato adulto en las cloacas de Altdorf, pero resulta que no. Que las hay más grandes... Y le puedo asegurar, que el olor es proporcional a su tamaño. Aunque tal vez, aquella rata que ví en las cloacas no me pareciese tan apestosa porque su olor se camuflaba con el de las cloacas. Si alguna vez va a Altdorf, no le recomiendo visitar las cloacas. Aunque claro, esa no es una parte que se suela visitar...

¿Puede pasarme aquel plato de allí? ¿Eso del fondo parecen alcachofas?

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09/11/2010, 23:51
Johannes Zimmerman

Johannes se sentía mucho más descansado tras su visita a la taberna. Y también achispado, a pesar de haberse echado una larga siesta para bajar el alcohol que, claramente, no había sido un rotundo éxito. No le impidió, sin embargo, continuar disfrutando de los agasajos del pueblo —que por fin se mostraban agradecidos— incluyendo más bebidas "tonificantes".

Se encontraba absorto contemplando la copa que le habían ofrecido. Era la primera vez que bebía de una copa de cristal. Había visto una o dos anteriormente en las casas de mercaderes especialmente ricos pero no pudo perder tiempo admirándolas mientras las metía en su zurrón con prisa. Y con la misma prisa tuvo que deshacerse de ellas colocándolas en el mercado negro si no quería que la guardia le pillase.

Así pues, estaba disfrutando de la frágil copa, moviéndola de tal forma que reflejara la luz de los faroles, cuando Clarish les abordó.

Me parece estupendo, que las tropas se ganen el sueldo que pagamos con nuestros impuestos —a Johannes de veras no le importaba no haber conseguido el trabajo. Mucho dinero debían ofrecerle si esperaban que se metiera en ese nido de ratas otra vez y más teniendo de sobra actualmente. La primera vez no había sido nada agradable y estaba seguro que una segunda sería mucho pero. Quizás incluso definitiva.—. Prefiero disfrutar de lo que su pueblo nos ofrece.

Aceptó con gusto la invitación de Clarish de rellenar su copa. La apremió para que ella hiciera lo mismo con la suya. Por todos era sabido que las mozas resultaban más afables con una —o varias— copas de más.

Sí, por supuesto. El truco está en disfrutar sin hacerse quedar como un tonto —dijo a raíz de los comentarios sobre los nobles, sobrios y borrachos por igual, y dio un largo trago a su copa— o un patán. Estoy seguro de que usted sabe hasta donde llegar, ¿un poco más, señorita?

Mientras le ofrecía más bebida se percató de las manchas de vino que había en su ropa.

Quizás no sabe hasta donde puede llegar después de todo...

Tras un segundo vistazo pensó que las manchas bien podían ser de otra cosa.

¿Sangre?

—Perdone, señorita. Parece que le he salpicado vino, sin querer. Disculpe mi torpeza —puso la mejor cara de avergonzado que pudo teniendo en cuenta lo que había bebido y atinó a coger un paño de la mesa donde estaban—. Permítame que le limpie —terminó, acercando el paño diligentemente pero con movimientos torpes a las manchas que ensuciaban la camisa de la muchacha.

Esto, por supuesto, le ponía en una situación de vistas envidiables.

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14/11/2010, 12:20
Viktor Sprasky

...y yo se lo agradezco pequeño señor, y yo se lo agradezco...¿está disfrutando de la velada? Sé de buena fuente que los halflings gustan mucho de comer en abundancia. Pero me sorprende que puedan comer tanto y guardarlo en tan delicado cuerpo. Cuénteme, ¿cómo era la vida en La Asamblea?

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14/11/2010, 12:23
Anne Vössel

¡En efecto! Ese plato del fondo contiene alcachofas, pero no unas alcachofas cualquiera, ¡sino alcachofas de Altdorf! Para satisfacer a los aventureros se ha encargado un plato especial para que puedan deleitarse con ellas. Y es lo que en este momento está hacendo Wolfgang, rellenar su plato con tan suculento (en su opinión) manjar. Mientras satisface su apetito con ellos la anciana continúa desmintiendo la presencia de esas criaturas.

No lo creo, joven. He vivido mucho y he visto monstruos y aberraciones del caos, pero ¿ratas gigantes? No, por Sigmar bendito. Rumores, mentiras, cuentas para ignorantes. ¡Todo el mundo sabe que no existen esas cosas llamadas skavens!