Partida Rol por web

El momento de votar había llegado y todos trataban de mantenerse tranquilos, mas la tensión podía tocarse en el ambiente. La risa histérica de su captor aún resonaba en las paredes del lugar, en sus mentes, en la urna que decidiría el destino de una vida... O tal vez, estaba tatuada en sus mentes.

Sabían que el momento se acercaba porque todos habían dispuesto un voto, así que miraban expectantes hacia la habitación donde estaba aquel que se negaba a dejarlos en libertad. Parecía tardar, parecía disfrutar ver la desesperación en sus rostros, hasta que el sonido del micrófono encendido cortó las conversaciones y las respiraciones de todos se cortaron. Podían escuchar hojas de papel siendo rasgadas. La respiración del joven acelerada se mezclaba con aquella risa demente - Estuvo tan cerca, mi querida Esther. Esta vez no me votaste, cariño - ríe histérico y parece aún rasgar algo aunque no saben con claridad qué será.

- A pesar de eso, no eres tú quien ha quedado - la respiración se le acelera y se debe retirar para calmarse un poco, aunque esta vez parece no volver. Por un momento, creen que las votaciones se deberán suspender pero uno de los cubículos brilla, sin esperar la señal del anfitrión. Por su ropa y el aspecto de su cara sabe que se trata de Louis. Una representación tan perfecta como el aspecto del gemelo. El joven parecía estar asustado, más ahora que era él quien sería ajusticiado pero dio un paso al frente, tratando de verse valiente frente a Michelle y a Keelin y defendiendo sus ideas sobre el montaje. Su hermano grita desesperado, tratando de hacerlo retroceder pero hay una persona que le impide avanzar. Aquel hombre de suéter rojo pone una mano en su hombro en señal conciliadora y le dice - Déjamelo a mí - Henri lo mira confundido y atónito, sin saber qué hacer pero una mirada de su hermano asintiendo a las palabras de Yorgan hacen que Henri se quede en su lugar. Esta vez, Yorgan se acerca a la muñeca de Louis para alcanzar el cuchillo pero en sus manos hay dos de ellos. Le tiende uno a Louis y con una sonrisa calma, éste lo recibe. Parecía que ambos entendían el mensaje.

Louis despeja su muñeca y la extiende hacia Yorgan, quien toma el cuchillo y la corta sin vacilar. La sangre brota con rapidez y Yorgan la lame hasta dejar su boca roja por ella. Repiten la misma operación con la muñeca de Yorgan y ambos sonríen complacidos. A continuación, toman cada uno su muñeca para luego intercambiarlas entre ellos. Todos creían que se repetiría la misma escena del día anterior pero no sería así. Yorgan toma el cuchillo y lo clava en el vientre de Louis, extendiendo el corte casi hasta las costillas. La cara de Louis se desfiguró al instante pero con una sonrisa de éxtasis hizo lo mismo con Yorgan. La sangre los bañaba bajo sus pies pero ambos se miraban con los ojos llenos de lujuria.

Caen de rodillas, víctimas del dolor y la rápida pérdida de sangre pero se acercan el uno al otro para unirse una vez más en un beso que mezclaría su sangre. Sus manos se buscaban desesperadamente mientras se fundían en un abrazo y la sangre robaba la vida de sus cuerpos.

Antes de poder retirar los ojos de la escena, ambos toman las muñecas del otro y clavan el cuchillo en uno de sus ojos. Si no fuera por el grito de dolor de Henri, creerían que los dos hombres no sentían nada en absoluto porque apenas y se inmutaron al comenzar la sangre a fluir por sus ojos.

Sus pestañas enrojecidas y pesadas les impedían abrir los ojos. Perdieron el equilibrio y cayeron sentados pero debían terminar su acto. Louis le dedicó una última mirada a Yorgan y el judió tomó la mano de Louis que portaba el cuchillo para Louis hacer lo mismo. Acabarían con sus vidas tal y como empezaron: juntos. En un acto de total sincronía, atraviesan el ojo restante de la muñeca, entregándose al destino que sabían les correspondería.

Caen al suelo y aún en la ceguera producida por la sangre, sus manos buscaban encontrarse en un último instante para viajar juntos a la eternidad. No ha habido muerte más poética.

La sangre formaba un círculo perfecto que, visto desde arriba, protegía el último instante de la pareja. Un amor sellado con sangre.

¿A qué problema hacía mención Keelin? Tenía más pinta de ser fallo de Tae Seung. O quizás que el hijo de la dueña se había encaprichado de la pelirroja. Lo que estaba claro es que como la chica decía, las votaciones habían revelado aquella peculiaridad...

El discurrir del pensamiento de Noor se vio interrumpido cuando se supo al fin quien sería el ajusticiado. Le sorprendió que Yorgan y Louis estuvieran tan unidos. Se habían mostrado tan distantes: el viejo judío a lo suyo y el más hablador de los gemelos tratando de ligarse a dos de las jóvenes. Pero a pesar de la sorpresa, sintió algo de envidia. Un amor tan puro, como si un trozo de Jannah hubiera sido traído a este mundo de sufrimiento y se hubiera unido a los dos hombres en un abrazo eterno, como el verdadero ser humano de Platón, vuelto a ser uno solo. Noor a pesar de su harén y aún queriendo a todas sus esposas, no había sentido aún ese enlace, esa unión perfecta que acababa de atestiguar.

Dirigió un breve rezo por las dos almas. ¿Sabría alguien que estaban juntos? ¿Quizás alguno de los asesinos?

Se acercó a Loren, que había sido la única que había hablado de la casa de muñecas. ¿Crees que podrías saber donde está la casa en la que estuviste? Quizás si la encontramos podamos ver si hay alguna forma de comunicarnos con ellos, dijo haciendo mención a Yorgan y Louis.

Keelin se encogió sobre sí misma, temerosa, al escuchar la voz del señor Seung por la megafonía. Sus risas histéricas y desquiciadas provocaban escalofríos en la espina dorsal de la joven. Cuando la muñeca de Louis se iluminó, Keelin enderezó su espalda mientras sus ojos se abrían como platos. - Oh, no... - Musitó para sí misma y tapó su boca con las dos manos al ver cómo el joven trataba de mostrar entereza por ellas. 

No fue capaz de apartar la vista de la escena, viendo cómo Henri trataba de interponerse y el anciano judío lo apartaba para empezar una especie de baile macabro bañado en la sangre de los dos. Ni siquiera fue consciente de cuándo se puso de pie, pero cuando los dos hombres cayeron al suelo, con la sangre derramándose entre sus párpados, se dio cuenta de que sus mejillas estaban empapadas de lágrimas.

Si se hubiera tratado de una película, habría sido incluso posible que Keelin apreciase la poesía de la escena. Pero era real, y había caído el mayor defensor de que todo era un montaje, haciendo que todo cobrase una dimensión aún mayor. La joven tomó aire, tratando de asimilar lo que habían visto y buscó con la mirada a cada uno de los que habían votado por Louis. Secó sus mejillas con las palmas de las manos y evitó mirar los dos cadáveres tendidos en el suelo, esforzándose tan sólo por respirar con normalidad. 

- La casa donde las muñecas encierran a otras muñecas para jugar con ellas, y allí hay otra casa, con más muñecas encerradas, que a su vez encierran a otras... - Dijo en voz baja al escuchar las palabras de Noor, más para sí misma que para ninguno de los demás. No comprendía cómo el hombre podía mantenerse tan sereno después de lo que acababan de presenciar. Ella se sentía débil, frágil e impotente. - Este lugar está tan lleno de recovecos como parecen estarlo las almas de algunos de los presentes. - Añadió, sin estar segura ni ella misma de lo que estaba diciendo, tan sólo hablando para no pensar, para tratar de borrar de su mente las imágenes de lo sucedido unos segundos atrás. 

Se acercó al Dr. Wolfgang y lo miró con ojos tristes. - ¿Entiende ahora por qué no podía funcionar su plan si yo participaba? - Le preguntó con la voz tomada. 

- ¡No! ¡Louis es bueno! ¡Él no ha hecho nada!- gritó, desesperada, mientras miraba a Henri, totalmente afligida. Pero era tarde. Yorgen y Louis se hirieron mutuamente, sacándose los ojos. Michelle se tapó el rostro con las manos, y comenzó a sollozar, sin querer mirar.

Sólo cuando terminó todo fue capaz de alzar la vista, para mirar a Keelin, llorosa y desconsolada, y negar con el rostro, horrorizada, al comprender el hecho de que Yorgen y Louis habían muerto juntos por amor- No puede ser...-dijo, en un susurro, a la vez asqueada y asustada.

El Dr.Wolfgang contemplo la escena atónito, una vez mas estaba sucediendo. Y seguiría así hasta que todo aquello acabase. Se llevo las manos a la cabeza, sabía que no podía hacer nada para impedir que el chico fuese... asesinado. Eso es lo que era. Asesinar a otros para encontrar a un asesino. Una vergüenza.

Cuando escucho los votos se sorprendió de que alguien se decantase por él, no lo esperaba. Pero no quería entrar en discusiones banales sobre lo que era correcto o no. El señor Nathaniel tenia sus razones, tan validas como las de cualquier otro. Mas tarde intentaría hablar con él en privado. Pero no ahora. La gente de allí no necesitaba mas confrontaciones.
 

Cuando Keelin se acerco a él fue como si una de esas tristes y delicadas muñecas estuviese a punto de estallar en un llanto infantil frente a él. Tan tierna, tan desprotegida. El corazón del hombre se ablando al verla. Y eso no le gustaba en absoluto. Pero no podía hacer nada en contra de ese sentimiento. Era como ver a un gato perdido en las calles. Insoportable.

Le puso una mano en el hombro y con el tono de voz mas correcto que pudo encontrar le dijo.

-No hay de que preocuparse. No es tu culpa, ni la de nadie. La culpa la tiene este lugar y los que ya estaban aquí.

El hombre se separo de ella y de nuevo se coloco en segundo plano, ajeno a todos los demás. Esperando simplemente que le ignorasen y le dejasen solo de una vez.

-Yo he venido aquí a estudiar muñecas... No personas. Dijo en voz alta, sin darse cuenta.

No podía creer lo que estaba viendo. Poniendome las manos en la boca y sintiendo pavor, con ganas de gritar y salir corriendo. Pero me contuve. Esos dos hombres se estaban matando el uno por el otro y luego se abrazaron como si fueran padre e hijo. Tan unidos estaban? No los conocía apenas, como a muchos de los presentes, pero era verda lo que se estaba viviendo. El juego de las votaciones se cumplió, al igual que mi voto. Fue mi primer voto, e indecisa maté a aquél joven. Yo sóla, no, sino todos lo que lo votamos. Pero me intenté sentirme no culpable, ya que sentía que había más de un implicado en este juego macabro. Almenos intentaría sobrevivir al juego.

Cuando se me acerca Nood, el árabe, le contesto con una voz titubeante: No sé donde se encuentra esa casa de las muñecas. Yo estaba tan tranquila en mi habitación intentando dormir cuando de repente alguien me atacó. Luego cuando recuperé la consciencia, estaba allí embutida en una muñeca con mis otros tres compañeros. Cuando desaperició Kenneth, antes de mi, una luz brillante dejó su muñeca. Lo mismo pasó con Reuel que se fue y vino de nuevo. Ya luego esta mañana me desperté en mi habitación, sin ninguna marca del ataque. Fue como un sueño, aunque ya demostrado que fue real.

Alicia miro la escena atónita,cada vez los asesinatos eran mas retorcidos y raros,no podía entenderlo y menos lo de Yorgan,ella había estado observándolos a todos desde el principio y en ningún momento había visto el mas mínimo atismo de ese tipo de relación entre ellos,es mas no parecía que se conocieran de antes de eso y una relación así no se forma en dos días.

En sus ojos se reflejaba lo asustada y  confusa que estaba y eso no le gustaba,apretó los ojos fuertemente para evitar que las lagrimas cayeran,se levanto de la silla,se acerco titubeante a donde estaban las muñecas de Yorgan y Louis se agacho,las cojio y las abrazo -Pobrecitos-

Sangrienta escena la que habían tenido que ver, el italiano se quedó estupefacto al ver entrar en juego a Yorgan, casi sin venir a cuento, para suicidarse a la par que uno de los gemelos. El italiano entendía que el afeminado francés podía ser de gustos extraños, pero... Yorgan?... En fin, ya no tenia sentido darle muchas mas vueltas al asunto, simplemente se podía intuir que ambos estuvieron comunicados desde el principio. Sacando de sus actuaciones, que ambos se mostraban casi totalmente escépticos. Poco, o nada.

- Se han ido 2, a falta de 1, y seguimos sin saber nada... - dice, volviendo a sentarse en el sofa, un poco perturbado por la escena, tenia que fumar y se dispuso a ello, para tras dejar pasar un rato, dirigirse a la chica pelirroja y asi intentar aclarar un punto, así que levantándose del sofá y fumando, le dice - Keeling... - mira hacia ella - ¿tu voto es doble? ¿o es que a nuestro amigo Tae se ha confundido? seria bueno aclarar esto - menciona, mientras suelta el humo de su cigarro...

Ella había votado, esta vez mas convencida que el día anterior, aunque fue a la misma persona. Persona que hoy ha muerto debido a esas votaciones y que se fue junto con otra. Aquello era cada vez más desagradable, Amanda tuvo que taparse la boca para no vomitar. Los nervios la corroían y solo le salvaba la esperanza de que hubiera acertado con su intuición. Porque, si había fallado las perspectivas serían negativas.

-Yo... no quería que eso pasase- aún creyendo que Louis ocultaba algo y pudiera ser un artífice que havía posible todas esas crueldades que pasaban de noche no quería que eso le pasase a nadie.

Se quedó un rato en silencio, convenciéndose a sí misma de que hizo lo que tenía que hacer, que era la única forma de parar a Seung.

Keelin se sintió un poco mejor al escuchar las palabras del Dr. Wolfgang. No podía evitar pensar que si hubiera sido escogida la persona a la que ella había votado, su muerte sería culpa suya. Por esos estúpidos votos. Pero escuchar de boca de otro que ella no era la culpable, sino los que los habían encerrado allí, la hacía sentir un poco mejor al respecto.

Dejó que el hombre se fuese sin decirle nada más y buscó un vaso de agua, tratando de serenar su ánimo después del horror que había presenciado. 

Cuando Benén dijo su nombre se volvió hacia él, pero se mantuvo apartada del humo de su cigarro y suspiró ante su pregunta. - Ojalá fuese un error del señor Seung... - Dijo, mordiéndose el labio inferior, buscando la mejor manera de explicar lo que le sucedía. - Desde la primera noche supe que pasaría algo si yo votaba. Tenía la certeza de que mis votos tendrían más peso que los de los demás. - Añadió, llevándose la mano al pecho en un gesto inconsciente. - Es muy difícil de explicar, ¿sabe? - Su voz sonaba frustrada. Ella no lo consideraba precisamente una bendición e hizo una pausa antes de volver a hablar.

- Yo nunca había creído en leyendas ni en cosas sobrenaturales de esas... Pero lo sentí y de algún modo estaba segura de que si votaba pasaría lo que ha pasado hoy. Por eso no quería votar, quería buscar alguna otra salida a todo esto... Y por eso le dije al Dr. que su plan no funcionaría si yo participaba. Yo no me considero mejor que ninguno de ustedes, no sé por qué mis votos tienen que ser especiales...  - Agachó la mirada durante un instante. - Pero no es algo que pueda controlar. Si voto, sucederá. Si no voto, sufriré las consecuencias de no hacerlo. No tengo demasiada elección. - Terminó, rodeando el vaso de agua con las dos manos y mirando su contenido con ojos tristes.

Alec tragó saliva cuando vio el resultado de las votaciones. Miró con gesto triste a Louis, que iba a morir por la diferencia de un voto, un voto como el suyo. Cuando todo empezó intentó apartar la mirada de la ejecución del chico, pero cuando empezó la escena que Louis como Yorgan montaron juntos no pudo apartar la mirada. Tenía los ojos muy abiertos y la boca entreabierta. No daba crédito a lo que había pasado.

Cuando todo acabó tardo un rato en reaccionar. Pero... que ha sido eso? Porqué han hecho eso? Yorgan no había salido en las votaciones y... Eso que han hecho... Alec no parecía entender lo que había pasado. Miraba atónito a los mayores en busca de explicaciones.

En cuanto la voz del chino loco se dirigió a mí alcé la mirada, entre asustada y enfadada. Que me llamase cariño me parecía aborrecible, y mi rostro reflejaba con claridad la repulsión que sentía al escucharlo. Sin embargo cualquier cosa que pudiera pensar en gritarle se quedó ahogada cuanto ante nosotros Louis y Yorgan comenzaron con un espectáculo que ni comprendía ni quería comprender. A pesar del apellido de Louis esto se escapaba de los estereotipos del amor francés que conocía, eso sin duda. Durante el proceso los observaba anonadada, con los ojos como platos y un nudo en la garganta mientras ellos se daban muerte de una forma que parecía tener sentido para ellos dos. No me cabía en la cabeza que aguantasen tanto en pie, pero cosas más increíbles había visto desde que había llegado a este lugar.

Una vez que todo hubo terminado dirigí mi mirada hacia el hermano gemelo de Louis, esperando algún tipo de reacción. Procuraba no pensar en las votaciones, no darle vueltas al hecho de que si no hubiera sido Louis probablemente yo hubiera muerto. Aquello escapaba de mi control. Me asustaba. Y aún de manera inconsciente me hacía estar pendiente de las palabras de los que me habían votado.

- Te entiendo. - Dije a la chica pelirroja, visiblemente nerviosa. Entonces tomé aire, preparándome para reconocer en voz alta una de esas cosas que hacían tambalear mis creencias. - Cuando llegamos y subimos a las habitaciones tuve una especie de visita. - Expliqué torciendo el gesto, sin saber si esa era la palabra más adecuada. - Y algo parecido cuando la muñeca gritó. - Continué después, cada vez más incómoda. Antes de volver a hablar busqué a Alec, como si aquello respondiese en parte a su pregunta. - Yo tampoco creo... Yo tampoco creía - Me corregí. - en nada sobrenatural, pero en esos momentos también supe cosas. - Cité. - Aunque en mi caso no tuvieron nada que ver con las votaciones. Supongo que lo que Louis y Yorgan han hecho tiene más que ver con todo lo que está pasando aquí que con si estaban enrollados.

Andy observó a los dos caídos, con cierta repulsión por la forma en la que habían muerto. Entonces dirige una mirada hacia Sara Holme, y comenta a los demás.

-Creo que hoy han muerto inocentes... Y que aquellos que votaron a los hermanos podrían darnos una buena explicación de su razón. Desde un principio no parecían peligrosos, y no entiendo qué les llevó a votar. Y no digáis "Es que había que votar a alguien", por favor. No es la primera votación y deberíamos empezar a tener claro nuestros votos. Al menos yo lo tengo.

Esperó que la gente respondiese. Se encontraba nervioso, con tanta muerte rodeando el lugar, pero sabía que había que hacer algo, o seguirían escudándose en la excusa del "No quería hacerlo". Ya debían de asumir las responsabilidades por sus actos. Todos, incluido él, deberían explicar sus votos si fuera necesario.

Efraín solo observaba al grupo mientras Tae hablaba por los altavoces, simplemente los miraba con rostro inexpresivo.

De pronto observa algo confundido como uno de los gemelos y el viejo judío empiezan a acercarse, pensó que uno sería el verdugo y asesinaría al otro como había ocurrido con Charles, -Estan hechizados- susurra sin esperar que alguien lo escuche realmente. Y luego comienza una "masacre bizarra" que realmente no entendía y su cara estaba entre asco y desconcierto, no podría entender lo que estaban haciendo aunque lo analizara.

Cuando terminan y los ve en el charco de sangre en el centro de la habitación, Efraín simplemente se quedó ahí, ausente, observando como la sangre llenaba la habitación. No fue sino hasta que la sangre casi toca sus pies que reaccionó dando un paso hacia atrás -Efectivamente, estaban hechizados, no es normal que dos personas que se "amen" lleguen a tal punto para demostrar su amor... Sencillamente es la única explicación...- hace una pausa y escucha a los demás hablando pero realmente no les presta atención pues su cabeza no está en ninguna parte, no pensaba en nada realmente pues estaba convencido que todo lo que estaban observando, simplemente era parte de un hechizo, hipnosis, posesión o algo por el estilo. De pronto Esther habló algo que lo sacó de sus pensamientos.

-Yo también tuve una visita el día que llegamos, lo que me dijo me desconcertó, de niño he sido extraño porque he podido sentir cosas que otros no... Y desde que "conocí" a esa chica de rojo, siento que puedo sentir más de lo que jamás he sentido,  por eso es que no he podido salir de mis pensamientos...- dice con la mirada baja tratando de hacerse entender y explicar el porque estaba tan convencido que lo que pasaba no era algo natural ni preparado por mortales comunes y corrientes, si acaso, alguien con algun poder mayor controlaba a los espiritus, y Tae no era alguien con una presencia que le hiciera pensar que el realmente estuviera detrás de todo esto.

La escena fue demasiado extraña a ojos del Ruso. Las votaciones habían decidido que Louis fuera el asesinado, pero no llegaba a entender por qué Yorgen también debía caer. Unidos hasta la muerte???... Ese pensamiento pasó por su cabeza a la par que negaba con la misma para que se fuese.

- No ser necios… Si no querer que pasar, no votar, sencillo. – respondió algo malhumorado al escuchar el comentario de Amanda. – Si votar, es por motivo, así que no demagogia. – comentó esto último mientras clavaba la mirada en Benén… Será realmente una venganza por haberle votado en el anterior día?... Luego sonrió. – Ser justo, entender. – le dijo al Italiano.

-Ya... ya dije la razón- le dijo a Andy Reynolds- su manera de querer hacernos ver que todos los que habían vuelto eran conspiradores no me daba buena impresión. Él mismo ha dicho hoy que los tres eran "malos" pero ha votado a una persona diferente a ellos, como si no le importara demasiado quien muriera.

Siempre y cuando no fuera él. O esa era la impresión que le había dado a Amanda.

El desagradable espectáculo me deja la boca abierta. Es la primera vez que soy testigo del resultado de las votaciones y se me cae el pitillo encendido al suelo mientras se sigue consumiendo y dejando una marca de quemadura. Me aparto sin dejar de mirar, asqueado y aterrado.

Cuando veo que el extraño y macabro ritual que están interpretando aquellos dos hombres de complica aún más y empiezan a desentrañarse sin perder la sonrisa, no puedo aguantarlo más y me doy la vuelta para dejar de mirar.

—¿Qué cojones es eso? —pregunto a la nada—. Esto... esto es una masacre auténtica... Demonios. Esto está lleno de demonios.

Respiro profundamente con los ojos cerrados para serenarme y rebusco en mi bolsillo la cajetilla de tabaco para sacar otro más, sin importarme ya las normas del lugar o lo que pueda molestarle a los demás. Lo enciendo nerviosamente y dejo que el calor y el sabor acre del tabaco me tranquilicen.

—Sabía que ese niño era un marica, pero... ¿el judío? Bueno... era judío, ¿quién sabe? —digo, en general—. Pero joder... Esto es una puta locura... ¿La última vez que votaron pasó algo como esto también?

El doble homicidio-suicidio de Yorgen y Louis realmente le había descolocado. No veía nada romántico en ese gesto, solo algo grotesco... incluso cuando tenía una visión de lo "bello" diferente a la normal. Simplemente, era demasiado para digerir. 

Se retiro hacia la mesa con agua, cubriéndose la boca para evitar soltar una arcada. Aunque se negaba a creer en lo paranormal de la situación, habian pasado ya muchas cosas para seguirse negando a ello. Pero parecía que solo quedaba asumirlo, y rendirse a los designios del resto. 

- Esto es una jodida locura... - Ahora, haber corrido todos en estampida sonaba una mejor idea que quedarse a esperar que es lo que sucedía. 

Cuando la muñeca de Louis se iluminó no podía respirar y, cuando además arrastró a Yorgan, escondí la cara en las manos sin poder parar de llorar. La escena de los dos matándose mutuamente se me quedó grabada en la retina y me seguiría para siempre. – Yo no quería esto.- sollocé angustiada. – Le voté porque, a pesar de lo que hemos visto, seguía negando la evidencia. Me pareció mal que culpara a los que ya habían sufrido.- Respiré hondo y miré a Andy un poco enfadada.  –Me alegro que tengas las cosas tan claras, está claro que eres más listo que los demás, o que sabes algo que nosotros no. Desgraciadamente no soy adivina y solo me puedo guiar por impresiones. Tendré que vivir con ello y te aseguro que esto me perseguirá el resto de mis días.

-Ni listo, ni tonto. Creo que si todos empiezan a estar seguros de que lo que pasa es real, podriamos empezar a apuntar realmente a los responsables de todo esto. Como todos, solo quiero que salgamos vivos de aquí. 

Comentó, mirando a la muchacha. Sintió un poco de pena por cómo hablaba la chica...

-Lo siento. No quería ser tan duro...