Partida Rol por web

- Te oímos Daynee. Acabamos de encontrar una terminal.- informó Nicarius por el intercomunicador al otro grupo.

Luego se volvió al capitán.

- ¿Sabe manejarla?

Al igual que el avestita el joven sacerdote tampoco tenía idea alguna de como tratar un aparato de aquellas características. Para él resultaba incluso sorprendente que aquella pantalla estuviera todavía encendida.

Mientras Nicarius hablaba con el capitán, Ilias se aventuró unos pasos mas, buscando alguna señal de guerra o muerte por la nave, o tan solo intentando identificar cualquier cartelito para comprobar que alfabeto usaba.

El capitán avanzó hacia el terminal asintiendo con la cabeza.

—Sí, creo que puedo intentarlo.

Tecleó algo sobre un pequeño teclado y sonrió.

—Qué extraño, no está protegido.

La pantalla se había cuartelado y en cada uno de los sectores se veían algunas salas de la propia nave. En una de ellas se veía el pasillo por el que caminaban el magistrado, el piloto y la mujer, avanzando timoratos por él. En otro de ellos se identificaba claramente un almacén de piezas, en la parte inferior de la nave.

Pero lo más extraño es lo que se mostraba en una de las salas de la parte superior de la nave. En un gran salón parecía estar celebrándose una fiesta. Decenas de personas de apariencia humana charlaban y bebían algo alrededor de una gran mesa.

El comunicador volvió a emitir.

—Soy Ulrich. Aquí hemos escuchado un mensaje de bienvenida en varios idiomas, el último de los cuales era comprensible para nosotros. Además nos han encendido las luces y estamos siguiendo el pasillo hacia una sala, en seguida entraremos. Permaneced a la escucha si no tenéis nada importante que aportar. Gracias.

El magistrado se había mostrado tajante incluso molesto.

Nicarius observaba la sala de la fiesta en la pantalla sin poder dar crédito a sus ojos. ¿Una fiesta? ¿En una nave abandonada? Luego se fijó en la cámara que marcaba la posición de sus compañeros ¿iban hacia allí?

Sin dejar de mirar la pantalla, hipnotizado como una polilla ante la luz, le contestó al magistrado ignorando su tono anterior:

- Igual les parece importante saber que hemos encontrado un terminal con pantallas de seguridad y que en una de ellas...- dudó un momento - En una de ellas se ve una sala donde se celebra una fiesta. Sé que suena absurdo o que podría ser una grabación, pero es lo que vemos.

Calló un momento y no pudo resistirse a la tentación de contestar a aquel individuo gris y molesto. ¿Quién se creía que era? Sabiendo que se estaba dejando llevar por una pueril inclinación Nicarius añadió una pregunta:

- ¿Qué decía esa grabación? ¿Cuál era el mensaje de bienvenida? Y no me conteste que deje la línea libre: ¿está esperando una llamada de su madre o qué?

Sus ojos fijos en la escena de la fiesta intentaban analizar lo que sucedía en aquella sala.

Ilias no pudo evitar sonreír ante la contestación del novicio Eskatonico.

Las cámaras mostraban que el otro grupo (el piloto, el magistrado y la mujer) habían entrado en una gran sala con varios paneles de control. El piloto se colocó frente al panel principal y tras unos instantes de observación comenzó a mirar inquieto alrededor suyo, como buscando algo.

Un mensaje, claro para todos, apareció en la pantalla, en la esquina inferior izquierda: MOTORES EN IGNICIÓN. DESPEGANDO EN 10... 9...

El novicio se agarro a alguna pared o lugar con expresión sorpresa.

- ¡Oh no! ¡Haga algo capitán!- Luego agarro el comunicador con fuerza y lanzo un mensaje al piloto.

- ¡Piloto esta nave va a despegar ya, pare los motores ahora! -

El comunicador volvió a emitir la voz de la mujer.

—Ehm, ¿una fiesta? Qué raro, aquí estamos en lo que parece el puente de control y... la máquina pensante ha dicho algo de que está empezando la ignición...

El capitán parecía muy nervioso. La reacción ante la orden de Ilias no fue inmediata, parecía titubear unos instantes antes de ejecutar una acción.

—¡¿Y que quiere que haga?! —gritó el capitán.

La cuenta atrás seguía su camino: 5...4...3... Un rugido de los motores apenas perceptible confirmó lo que la pantalla de datos informaba: la nave iba a despegar.

2...1. Un pequeño impulso de la nave la hizo salir de su estado estático. Uno de los sectores de la gran pantalla que tenían frente a ellos mostraba el correcto despegue de la gigantesca nave mientras otro mostraba la mirada impotente de Grant Levon hacia los supuestos controles del monstruo aéreo en el que se encontraban.

En ese momento es cuando se dieron cuenta de algo más. Cuatro figuras almacenaban algunos objetos en la bodega de carga. Se trataba de los objetos personales que traían en la Persius Omega. Y una cosa más, el cachorro seguía anclado en su escotilla.

Nicarius observaba todo aquello estupefacto. ¿Despegando? ¿Hacia dónde? Sin embargo el pasmo le duró poco: intentó ponerse en contacto con los otros inmediatamente. Gritó por el comunicador: 

- ¡Estamos despegando! ¡No sé lo que pasa pero deberíamos reagruparnos en la zona de entrad hasta que lo averigüemos!

La voz del magistrado volvió a sonar a través del comunicador. Hablaba tranquilo, frio, casi mecánico

—No me parece de rigor comportarse como unas niñitas por el simple hecho de no poder controlar la situación. Si he entendido bien están ustedes en una sala de seguridad. Nosotros estamos en lo que parece ser la sala de control. Si quieren reagruparse en algún sitio porque sienten miedo, creo que este sería un mejor lugar, pero personalmente preferiría que tratasen de averiguar todo lo que pudiera sernos útiles antes de venir para aquí. Nosotros haremos lo mismo.

Nicarius enarcó una ceja ante el comentario del magistrado:

- ¿Comportarnos como niñitas? ¿Sólo - recalcó la palabra -porque la nave ha despegado repentinamente y sin que sepamos hacia donde? Vaya... ¿Sus compañeros piensan igual? Porque a mi me parece preocupante...

El joven estaba cada vez más enervado tanto por la situación como por la pedante actitud de su compañero de viaje:

- ¿Qué debemos averiguar señor magistrado? ¿Le parece bien si pedimos a nuestros misteriosos anfitriones la ruta que seguirá la nave? ¿O quizás prefiera que le acomoden un camarote para que el viaje sea de su agrado? ¡Bah!

El monje cerró la comunicación visiblemente enfadado. Sus ataques de genio le habían costado no pocos castigos en el monasterio pero pese a todo Nicarius era incapaz de controlarlos. En esos momentos sólo pensaba en estrangular a aquel tipo estirado - ¡el Pancreator todo lo perdona! - sólo para comprobar si de verdad tenía sangre en las venas.

Intentó serenarse un poco preguntándole a sus acompañantes:

- ¿Y bien? ¿Ustedes que opinan? ¿Vamos para allá o dejamos a ese estirado que se arregle por su cuenta?

Mientras decía esto revisaba las cámaras por si había novedades.

- Tranquilo Eskatonico - Le dijo Ilias sorprendido ante el arrebato del novicio.
- Continuemos aquí, no parece que nuestra ayuda le pueda interesar y si tiene problemas ... - sonrió después de la breve pausa.
- ... ya chillara por el comunicador como una niñita.

Ilias observó el lugar donde estaban.

- Bien, si esto es el lugar de seguridad, supongo que podremos controlar el acceso a las zonas, cámaras, alarmas, y todas estas cosas.

Nicarius asintió. Illias llevaba toda la razón del mundo. Aunque no lo dijera se alegraba de que le hubiera tocado como acompañante. Y él que siempre había pensado que los avestitas eran unos fanáticos irracionales. Aquel hombre demostraba que uno no debía fiarse de los rumores que escuchaba, sino comprobar la verdad con los propios ojos ¡Cuantas veces se lo había dicho su mentor!

- Estoy de acuerdo.- contestó más calmado, incluso divertido pensando en los posibles gritos del magistrado - Veamos si esta sala tiene algo que nos pueda servir de ayuda.

Con lo cual se puso a examinar la sala en busca de cualquier cosa: armas, controles, datos... Eso sí: sin dejar de observar las pantallas en ningún momento.

El capitán observaba la pantalla con detenimiento escrutando cada uno de los rincones que en ella se mostraban.

—Es de alguno de ustedes esa estatua.

Moss señalaba a una de las secciones de la pantalla que mostraba las bodegas de carga. Una de las cuatro figuras había sacado una especie de estatua de una de las cajas que habían traído desde la Persius Omega.

Durante un instante ambos monjes observaron la pantalla para verificar las palabras del capitán. En ese momento, ese sector de la pantalla se saturó con luz blanca, como si un estallido de luz hubiera inundado la bodega. Pronto la cámara recuperó la visibilidad. En el centro se mostraba la estatua, fuera de su caja, apoyada sobre los pies. Representaba una figura amorfa con dos superficies plantares semejantes a un pie humano. El resto del cuerpo semejaba las formas de un humano pero un humano tallado por un niño inexperto. Alrededor de la estatua reposaban inertes ahora los cuatro cuerpos de las cuatro figuras que manipulaban la carga.

Un instante después el comunicador emitió la voz tímida de Daynee. El comienzo de la comunicación sobresaltó al grupo que permanecía en silencio observando la pantalla.

—Voy hacia el pasillo, podemos encontrarnos en donde nos separamos.

Ilias contempló la pantalla con las cuatro figuras inertes alrededor de la estatua.

- Vaya - Fue lo único capaz de articular después de un largo silencio.

Cuando el comunicador mostró la voz de Daynee, el novicio salió de su trance, obligandolo a reaccionar.

- Será mejor que vaya yo solo a por ella, controlad los monitores por si algo se acerca a mi y fortificad esta habitación ... mucho me temo que hoy el Pancreator está poniendo a prueba nuestra fe. Intentad averiguar mas cosas si podéis. -

Después de indicar sus intenciones, se comunicó con Daynee mientras salia de la habitación y cerraba la puerta detrás de si.

- Vengo a buscarte a paso ligero. - Dijo con voz decidida, recordando por un momento los horrores que había visto en Estigma y sintiendo como su cuerpo se tensaba, como si fuera maquinaria de guerra poniéndose en marcha para la acción.

Nicarius asintió obedeciendo inmediatamente las órdenes del avestita. En estos momentos parecía que, de forma natural, el mando de la situación había recaído sobre el monje armado y el sacerdote eskatónico no tenía ninguna oposición al respecto. Sin quitar ojo de las pantallas le comentó al capitán:

- Jacob: ¿cree que podemos cerrar esta sala de alguna manera mientras nos enteramos de que es lo que está pasando en esta nave?