Partida Rol por web

La oscuridad de la noche avanza inexorable. El día llega a su fin, y los verdaderos amos despiertan de su letargo.
Baal se incorpora lentamente, como disfrutando el momento. Lanza una rápida mirada a su escultural cuerpo cubierto únicamente por unos boxer, como buscando alguna posible imperfección producida por el sueño, cosa bastante poco probable. Una vez asegurado esto pone los pies en el suelo de su habitación y se despereza.
Empieza otra bonita noche. Hoy tengo ganas de diversión. No hay mejor manera de empezar un lunes. Hoy será morena...si creo que si. Y de pelo corto...
Sonríe con satisfacción mostrando sus perfectamente alineados dientes, aunque se encuentre sólo en la habitación.¡Je! Asiente dos veces y entonces se dirige a su estantería de CD´s. La infernal música de Roman ya había empezado, y aunque el sonido llegaba apagado, destruía la perfecta armonía de la habitación de Baal.Tengo ganas de marcha. Vamos a buscar algo reckero. Desliza el dedo por las columnas de Cd´s hasta que se detiene en uno de el apartado "J".Te toca Jimi. Saca con cuidado el CD y lo coloca en su aparato, tras lo cual pasa un par de canciones y le da al Play.

Espera un momento a que empiece la música y entonces vuelve ha asentir."All along the watchtower". Un gran tema.
Mientras la música suena lo suficientemente potente como para ahogar los desacompasados ruidos del exterior pero no lo suficiente como para molestar, Baal se dirige a su armario de ropa y lo abre
Armani. Azul marino con raya diplomática. Camisa blanca y tirantes con raya azul marina. Mocasines negros, y una corbata...plana. Si hoy me apetece un color simple. Rojo, tirando a granate.
Tras decidirse mentalmente, con movimientos fluídos, pero xcesivamente exagerados, va vistiéndose lentamente, como si de un perfecto ritual se tratase, como si el más mínimo fallo en el "paso de baile" provocara una catástrofe.
Cuando está perfectamente vestido se dirige a su espejo para arreglarse un poco el pelo. Por suerte no se había alborotado apenas, y su cara seguía perfecta, aunque con una cierta palidez. Pero a eso ya estaba más que acostumbrado.
Justo antes de colocarse los guantes y su gabardina escucha la megafonía de la casa. Cambia la expresión de su cara por otra de desagrado y lanza un potente suspiro. Se quita el guante que ya había colocado y los arroja con cierto fastidio a la cama, haciendo lo mismo con la gabardina.
Qué inoportuno maldita sea...En fin.
Vestido como un pincel sale de su habitación rumbo a la sala de reuniones.

Después de dejar claro su punto de vista, y complacido consigo mismo por haber hecho rabiar a Toxic, "la diva de la moda", sale de la reunión con el único objetivo de alimentarse antes de tener que realizar la estúpida y degradante misión. Mientras sube las escaleras hacia el segundo piso ninguna emoción surca su perfecto rostro, pero en el fondo está bastante furioso. Tendría que alimentarse por pura necesidad, con una diversión mínima debido a la falta de tiempo. No sería una chica, no sería de alto standing, probalemente tendría que conformarse con un apestoso vagabundo tirado en medio de un asqueroso callejón luchando por no morir...Le daban escalofríos de sólo pensarlo. Entra en su habitación y mira desconcertadoel desorden que encuentra en su cama. La gabardina y los guantes tirados sin la más mínima delicadeza. Se enfurece más, a pesar de que fue él mismo, minutos antes, el que hizo esto. Recoge primero los guantes de cuero negro y se los coloca con más prisa que delicadeza. Después hace lo propio con la gabardina negra y sale de su habitación cerrando la puerta tras de sí. El siguiente punto de destino sería la armería.
Cuando llega lanza un rápido vistazo a las múltiples pistolas para acabar decidiéndose por la clásica Beretta. Escoge una y la examina con cierto cuidado. Al terminar la carga y se va a su sección preferida...la de "armas blancas". Escoge en primer lugar una navaja.
Por si hay que interrogar a cierto personaje...Aunque espero que me dejen traerlo aqui. Es lo bueno de las armas blancas. Que al igual que las de fuego también matan, pero si se saben utilizar no instantáneamente...
Después, cuando el equipo para la "misión" está listo, escoge un bate de baseball para el proceso de alimentación. Aunque la diversión fuera mínima...alguna diversión tendría que haber.
Finalmente sale del refugio. Se dirige a su flamante coche el cual se abre dando los intermitentes y con un ligero "pip-pip". Abre el maletero y arroja dentro el bate. Tras eso se acomoda en el asiento de piloto y enciende el motor. Se mira un momento en el espejo retrovisor para comprobar que su pelo se encuentra en perfecto estado. Una sonrisa de confianza aparece en su rostro momentos antes de pisar con fuerza el acelerador. Las ruedas patinan sobre el firmamento durante unos segundo y entonces el coche sale disparado.
¿A las 10 eh?
Las calles a esas horas todavía son transitadas, pero la noche ya ha caído y la oscuridad invade los callejones siniestros. Callejones siniestros llenos de vagabundos despreciables y por los que la gente normal no se adentras. Perfectos para alimentarse por necesidad, pero asquerosos.
Aparca el coche al lado d euna farola, para que esté bien iluminado y a ningún ibécil se le pase por la cabeza tocar las narices, porque es increíble la cantidad de gilipollas envidiosos que rayarían tal obra de arte por el mero hecho de que jamás podrían poseerla.
Al sacar el bate del maletero lo oculta en la gabardina, que es lo suficientemente larga, y y se lanza a la búsqueda de uno de esos vagabundos solitarios.
Baal tiene suerte esa noche. En uno de los callejones no muy alejados de dónde dejó el coche vislumbra a un vagabundo acurrucado en la pared, al lado de unos contenedores de basura y cubierto de periódicos. Repugnante. Tras cerciorarse de que no hay nadie más y no hay luces indiscretas en las ventanas comienza a avanzar por el callejón. Sus impecables mocasines resuenan en la calle asfaltada, y comienza a silbar una tonadilla alegre. Poco a poco deja ver su bate de baseball, hasta que se encuentra de frente con el vagabundo.
-Lo siento escoria. Hoy te toca a ti. Slección natural.-dice sin el más mínimo sentimiento de culpa, y ante de dejarle siquiera entender la situación le descarga un potente golpe con el bate en plena cara. Sólo espero que no hayas palmado por ese golpe bastardo.. Con un brillo febril en sus ojos comienza a golpear violentamente el cuerpo del pobre hombre. Los crujidos de los huesos ahogan los resoplidos de satisfacción de Baal. Cuando considera que ya ha recibido bastante le coge de la cabeza y le clava os dientes en el cuello, empezando a beber su sangre. Cuando se sacia por completo se incorpora y saca un pañuelo blanco de su bolsillo para limpiarse los pocos restos de sangre que hay alrededor de su boca. Después lanza el bate dentro de uno de los contenedores y abandona el callejón realmente contento. Aunque no ha sido el plan ideal ni mucho menos, el placer de saciar la sed siempre es algo superior. Vuelve a su coche y coando está dentro mira su reloj.
Uhm. Perfecto. Tengo tiempo de sobra. En fin...vamos tirando...
Y de nuevo el flamante coche blanco desaparece de las calles a una velocidad considerable...

El vagabundo ni siquiera es capaz de oponer resistencia a tus brutales golpes, antes de poder reaccionar ya lso está recibiendo, encogiéndose sobre sí mismo mientras intenta pedir ayuda un par de veces inútilmente antes de dejar incluso de hablar.
Bebes de él y te sacias al completo, sin contemplaciones, dejando su cuerpo inerte y putrefacto en el mismo rincón lleno de cartones donde le encontraste. Después de todo es poco probable que alguien le eche de menos...

Y entonces te das cuenta. Das un traspiés antes de llegar a tu flamante vehículo perdiendo parte de tu gracilidad y elegancia naturales. Es lo malo de alimentarse de forma rápida del primer despojo social con el que te encuentras, el maldito debía estar medio borracho y por ende ahora tú también.

Aún así subes al coche, no parece que te afecte demasiado, te sientes caapz de controlarlo... así que sencillamente conduces en dirección al lugar concertado llegando incluso algo antes de lo acordado.
Según te aproximas a la zona inferior del puente, las calles se vuelven más oscuras, abandonadas y malolientes, pero probablemente lo importante es que no haya miradas indiscretas de por medio.

Sin lugar a duda te llama la atención el hecho de toparte con dos grandes camiones aparcados uno junto al otro en medio de ese lugar desierto, aunque tras unos segundos de observación te das cuenta de que hay alguien más paseándose entre ellos y un poco más de fijación te deja distinguir a Evan, el chiquillo de Anastasia.

¡Maldito borracho!
Baal conducía sin prisa, pero con furia. El maloliente vagabundo del que se había visto obligado a alimentarse estaba borracho...borracho con algún licor barato encontrado entre asquerosos contenedores de basura. Sólo de pensarlo le daban ganas de vomitar. Pero es lo que tiene hacer misiones con hora preestablecida, que hay que alimentarse de lo primero que uno pilla. Los mareos no le afectaban demasidao y por lo tanto podía conducir pero cada vez que se le iban los ojos, se tambaleaba ligeramente o la carretera parecía doblarse, se enfurecía. Si no se hubiera dado cuenta a tiempo habría arrancado el volante.
Las calles cada vez son peores. Llenas de escoria, basura y donadies. No iba ha dejar el coche en uno de esos asquerosos sitios. Podrían rayárselo, o incluso intentar robarlo. Y no le apetecía estar la noche siguiente matando a todos los bastardos de ese maldito barrio.
Al fin llega al lugar de reunión. Los focos del coche iluminan el lugar parcialmente, pero lo suficiente para que Baal pueda vislumbrar a Evan, el chiquillo de Anastasia. "Aparca" el coche y sale de él, no sin antes. Entonces se da cuenta de que llevaba unas prendas demasiado valiosas para ese asunto. Si se hubiera percatado o se habría cambiado, o habría traido un impermeable...
Avanza por el oscuro lugar andando como si fuera un pase de modelos, o estuviera rodando alguna escena de una película. Cuando esta lo suficientemente cerca de Evan para que le ogia dice amablemente.
-Buenas noches.-se obliga a finjir una medio sonrisa de complicidad, pues el asunto, como ya había dejado claro en la reunión, le fastidiaba bastante.
Pobre el bastardo que hoy caiga en mis manos...Lo voy a disfrutar mucho...

Como es evidente tu llegada no resulta sorprendent, aunque sí llamativa, y Evan se retira un par de pasos entre ambos camiones para dejarte espacio de sobra para maniobrar y lucirte con tu flamante coche, aunque su expresión deja claro que no le impresiona ni atrae en absoluto tu deportivo. Algo normal teniendo en cuenta de quién es chiquillo, una mujer que posee mansiones cuyos terrenos se extienden quilómetros distribuidas por varios países del mundo.

-Buenas noches- te saluda efectuando una pequeña inclinación de cabeza respetuosa, hablando con su típico acento inglés educado que algunos encuentran incluso repelente, vestido de forma más elegante de la que debería en una zona como esa, al igual que tú, ofreciendo ambos un claro contraste en el contexto que os rodea.

-Creía que vendrían todos juntos... ¿tiene idea de si el resto serán puntuales?- pregunta mientras arremanga parte de su camisa de gemelos dorados para consultar su reloj arqueando ligeramente una ceja, probablemente algo irritado ante la idea de que alguien pueda ser impuntual aunque de todas formas parece de lo más tranquilo.

Baal se incorpora en su cama nada más recobrar la consciencia después del "sueño". Se había ido a la cama después de escuchar la conversación de toxic con Odín, y si pudiera, juraría que había soñado con dicha conversación.
Quincey se ha largado...bueno, mejor. Ese tio era casi una hermanita de la caridad, y así tenemos más espacio en el refugio. Y sobre la amiguita de Roman...pfff ni siquiera voy ha darle vueltas...Una punkie menos...
Se levanta lentamente, como todas las noches, armonizando cada uno de sus movimientos. Estira un poco los músculos y entonces se dirige a su aparato de música, elige un disco al azar, por la zona de la A-B y lo pone en marcha.

Bueno no es lo más adecuado pero en fin, no me apetece perder tiempo con esto.
Se peina el pelo con la mano y entonces, con la ropa "de dormir" se pone a hacer estiramientos, y algo de calentamiento de músculos.
La amenaza de reunión de Odin probablemente se cumpliría y eso no le agradaba demasiado al vampiro. Era como si todos se hubieran puesto de acuerdo para no dejarle una noche tranquila. Así que ya había decidido que es lo que haría: Primero estiramientos, después se dedicaría ha hacer algo de ejercicio en el gimnasio, así como pesas y una sesión de saco de arena. Y para terminar tan emocionante noche arreglaría un par de asuntos de su trabajo. Mientras tanto idearía un plan para poder pagar a Kaos de la manera mas...discreta.
Aunque total...su amenaza se basaba en que contaría lo que había comprado, y parece que ya se han dado cuenta. La verdad es que no esperaba una reacción tan violenta y sublime al gas nervioso. Podría haber concebido las imágenes de asfixia pero desde luego no tenía ni idea de que empezarían a sangrar y a convulsionarse como perros ante la inyección letal...En fin. Aún así soy un hombre que paga sus deudas...Y sin Quincey de por medio me lo ha dejado en bandeja.
Al terminar sus estiramientos se viste con unos pantalones de deporte y una camiseta blanca de tirantes y sale de su habitación directo al gimnasio.

Baal entró hecho una furia en su habitación y cerró la puerta con fuerza tras de sí. Ese maldito Odín se la había jugado y todavía con qué. Su lista personal de planes de repente estaba llena. El coche, el hechizo, confirmar su participación con el círculo de la bruja, hablar con Kaos...Demasiadas cosas y poco tiempo. Pero lo mejor sería no amontonarse  e ir poco a poco. Un poco de organización le permitiría hacer todo lo que pretendía.

Ese maldito bastardo hijo de puta...Tendré que vengarme...no me deja ninguna otra opción. Y creo que voy a disfrutar de sobremanera cuando lo haga. Pero lo primero es lo primero. Tengo que arreglar mi corcel...

Mientras se cercioraba de que nadie entrase por casualidad en su habitación, coge el teléfono móvil y empieza a llamar a ciertos contactos suyos para poder llevar el coche a algún "taller" de confianza donde le arreglen esos malditos agujeros que le hicieron los polis en la carrocería. Le saldría un poco caro, pero el dinero no solía ser un problema.

Lo cierto es que encontrar un taller clandestino no te es tan difícil como tú mismo creías. Según parece es más habitual de lo que se cree encontrarse con coches llenos de marcas "sospechosas" que quieren ser arreglados, pintados o incluso cambiados de matrícula. Siempre y cuando tengas el dinero necesario no hay problema alguno, y está claro que tú lo tienes, así que tras varias llamadas y unos diez minutos de charla ya has conseguido la dirección de uno de ellos. Aunque también podrías limitarte a comprar uno totalmente nuevo.

El proceso de llamadas ha sido tranquilo, nadie ha intentado entrar y no se escuchan gritos ni nada parecido en todo el refugio, quizá porque tú no estás entre ellos metiendo cizaña o porque sencillamente se han largado todos. Quién sabe.

Baal sonríe con satisfacción al terminar con la investigación sobre el taller clandestino. En el fondo creía que iba a ser más difícil pero resultó que era más fácil de lo que parecía. A veces se olvidaba que su ciudad estaba rodeada por una cloaca llena de chusma que jamás le llegaría ni a la suela de los zapatos.

Bueno ya tenía una cosa hecha. Ahora sólo tenía que llevar el coche a arreglar, y ya de paso tenía que resolver ciertos asuntos personales de gran importancia. Así que se preparó para la ocasión. Se cambió el traje por uno de sus favoritos porque después de lo de Odín sentía la imperiosa necesidad de estar impecable. Después unos bonitos guantes de cuero negros, para proteger del frío...y no dejar huellas. Después se puso una bonita gabardina azul marino muy oscuro, y para terminar escogió una bolsa de deporte vacía de Jean Paul Gaultier. Una vez hecho todo esto salió de su habitación cerrando la puerta y sin prestar atención a nada ni a nadie que hubiera por allí caminó por el pasillo de la casa en dirección a la armería. Cogió una glock y la cargó rápidamente. Después la ocultó en la chaqueta del traje y salió del refugio intentando, sobre todo, no pisar la sangre ni mancharse. Si había alguien por allí ni siquiera se digno a dirigirles una mirada, y si alguien se atrevió a dirigirle la palabra no le escucho. Esa noche no estaba para tonterías.

Una vez fuera se metió en el coche y arrancó para dirigirse directamente al taller. Tendría que evitar a los polis que estuvieran patrullando, y sobre todo no llamar la atención. Jamás pensó que tendría que llegar a eso...

Te preparas al milímetro, algo habitual en ti, para qué engañarse. Una vez perfectamente impecable y con la imagen de todo un empresario de prestigio, sin haber reparado en tiempo ni en marcas.
No te escondes al salir de la habitación, pero tampoco es que vayas a avisarles o a despedirte, sencillamente no lo merecen. Les oyes parlotear en el recibidor, del cuál proviene un hedor terrible a productos de limpieza, sobretodo lejía, parecen estar decidiendo cómo desprenderse del cuerpo de Roman, vuestro antiguo ghoul. Probablemente haya pocos temas que te importen menos que ese, así que prosigues por el pasillo colindante hasta salir por la puerta trasera. Así evitas arriesgarte a cualquier tipo de mancha u olor prescindible.

Subes pues hasta tu flamante coche, ahora menos perfecto debido a los agujeros de bala, y conduces dando algún que otro rodeo por las calles que sabes son más pequeñas y oscuras. Normalmente te encanta pasearte por las principales para lucir vehículo pero no es un buen momento así que te resignas.

22:40

Llegas al taller en cuestión tras más rato de lo esperado debido al rodeo, pero lo importante ahora mismo es que no te has topado con ningún poli.
En condiciones normales jamás habrías dejado tu coche en un taller tan viejo, sucio y aceitoso, así que la resignación se acumula, quizá de forma algo frustrante.
Un chico joven, no debe llegar a la treintena, con el mono de trabajo medio raído y más sucio que el propio suelo se te acerca entonces.

-¿En qué te ayudo?- pregunta mirándote de arriba a abajo varias veces para después sonreírte ampliamente con los dientes más amarillentos y torcidos de lo que sería atractivo. Está claro que tienes pasta y eso es una agradable novedad.

El "paseo" que se dio esta vez por la ciudad no fue ni mucho menos agradable. Para empezar estaba algo nervioso por no encontrarse con los polis. Por otro lado tenía que dar un enorme rodeo por calles poco transitadas y por lo tanto aburridas. Y para terminar encima tenía que ir a una velocidad estúpidamente lenta para no llamar la atención. Así que el viaje al taller se convirtió en una agonía.

Pero finalmente llegó a su objetivo aunque "bastante tarde" pensó. Desgraciadamente el taller era un antro lleno de grasa en el que, en otras circunstancias, ni se dignaría a entrar. Pero tenía que hacerlo si quería arreglar los desperfectos de su porsche, así que con gran resignación bajó del coche y se adentró en el sucio taller. Un tipejo bastante deplorable salió a su encuentro.

-Ehm si, creo que he hablado contigo o tu jefe hace unos momentos por teléfono. Necesito que arregléis los desperfectos de mi coche.- le comenta manteniendo las distancias, sin miraro ninguna vez directamente (no se lo merecía) y señalando el coche.- Quiero que arregléis los agujeros, y le déis una nueva capa de pintura, y nada más. ¿Entiendes?. Porque no me gustaría volver y encontrarme con un rasguño en el capó. O que el cuenta kilómetros ha avanzado más de la cuenta. Limitaros ha hacer vuestro trabajo y os pagaré bien.- dice sonriendo como si estuviera siendo simpático.- Si no os arrancaré las entrañas y las usaré como decoración para mi casa.- añade como si nada dirigiendo la vista a la calle y sacando el móvil para llamar.- Tengo prisa así que si están claras las condiciones aqui tienes las llaves. ¿Cuanto tardaréis?.- dice despues de marcar en el teléfono y llevarselo a la oreja.- ¿Si?. Si hola, verá necesito un taxi ahora mismo en Warren Bulevard. Estoy frente a un taller de coches...Vale de acuerdo. Gracias.- cuelga el teléfono y se vuelve de nuevo al hombre del taller para recibir su respuesta.-¿Y bien?.

-¡Ah! Eras tú, ya veo ya veo- asiente varias veces bobamente, cómo lo haría uno de esos ridículos muñecos que se ponen en la parte trasera del coche y mira tu porsche con cierto anhelo poco disimulado. Parece más que dispuesto a abrir la boca para decir algo, quizá incluso iniciar una conversación, pero le cortas  a tiempo dando unas claras e imperativas instrucciones seguidas de una amenaza que le deja algo perplejo. No demasiado, podrías apostar a que aquí no viene la gente más honrada de la ciudad, pero quizá no lo esperaba de alguien con tu aspecto.
-Claro tío... lo dejaremos cómo nuevo. Lo tendrás para mañana sobre esta hora- se limita a responder escuetamente pero con el mismo sentido de la educación que vuestro difunto Roman. Aunque al menos el ghoul se lavaba los dientes.

Tras dejar las cosas claras en el taller, llamas a un taxi que tarda unos diez minutos en llegar y otros diez más en llevarte hasta la tienducha de Kaos. Según parece hoy vas a tener que arrastrarte de antro en antro te guste o no.

23:02

Entras en el local y encuentras a una joven de estética punk junto al mostrador, hablando con Kaos, pero éste enseguida le indica que es hora de largarse y ella obedece sin más, mirándote con cierto desdén al cruzarse contigo antes de salir.
-Vaya, ¡al fin! Por un momento pensé que habías olvidado nuestro trato.... pero me negaba a creerlo. No eres de los que no cumplen su palabra, ¿cierto?- arquea una ceja y compone una sonrisa algo burlona. A fin de cuentas es evidente que Gabrielle no está contigo.
 

Baal bajó del taxi con la bolsa de deporte en la mano, e hizo de tripas corazón antes de entrar en la tienda de Kaos. Una vez dentro depositó la bolsa en el mostrador directamente y esperó a que el desaliñado vampiro despachara a su patética amiguita. El daeva se percató de la mirada que la punky le lanzó, le respondió con una sonrisilla de superioridad y condescendencia. Una vez la "amiguita" se hubo marchado Baal se colocó delante de Kaos sólo separado por el mostrador.

-Buenas noches Kaos. Yo también me alegro de verte.- comenta con el mismo tono jocoso que había usado el traficante de armas.-No, no me he olvidado del trato, y de hecho estoy aqui para hablar de ello, entre otras cosas.- Baal demuestra tranquilidad en la conversación, como si simplemente pasar por ahí para saludar, aunque era plenamente consciente de que lo que iba a decirle sólo era una escusa.- Verás, nada me complacería más que traer en esa bolsa tu pago a punto para que pudieras juguetear con ella, pero ha surgido un problema. Resulta que por el día nuestro refugio ha sido atacado, y los malnacidos que han llevado a cabo el asalto han decidido llevarse tu pago.- se vuelve a erguir lanzando un ligero suspiro y se recoloca la corbata.- He venido a decirte esto porque por mi parte el trato sigue en pie, es decir pretendo enconjtrar a tu palomita para traertela y que te diviertas con ella, pero es posible que necesite más tiempo del estipulado, y además no puedo asegurar que cuando la encuentre este de una sola pieza. No creo que quieras hacértelo con un montón de trozos de carne metidos en bolsas de la basura. Se que lo que te estoy diciendo es una putada, pero no ha sido culpa mía, y estoy intentando llevar el trato a buen puerto. Así que, si estás de acuerdo, creo que deberíamos pensar en un pago alternativo.- sólo quedaba esperar que su habilidad para los negocios recalara un poco en la mente de Kaos y pudiera hacerle entrar en razón, aunque era consciente de que era una tarea bastante difícil.

-¡Bah! Sabía que eras un estirado egocéntrico pero esperaba que al menos tuvieras palabra...- Kaos chasquea la lengua, claramente fastidiado por la noticia que le das, después empieza a mover los dedos entorno al mostrador que hay entre ambos, produciendo un sonido de tamborileo que al cabo de unos segundos puede resultar molesto. Y quizá sea eso precisamente lo que pretende.

-Es una lástima, no pueden conseguirse ghouls ajenos todos los días, pero bueno... al menos has dado la cara, eso no está mal- parece que tras pensárselo un rato comprende que no has incumplido del todo el trato, así que se cruza de brazos y se queda mirándote un momento hasta que una sonrisa maliciosa se dibuja en su cara.
-Está bien, ya lo sé. Quiero que me entregues el traje, la corbata y la camisa que llevas puestos. Puedes quedarte con los zapatos...- se ríe como si fuera lo más ingenioso del mundo -Y lo quiero ahora- aclara con cierto tono apremiante y desafiante.

Baal sonrie como si de verdad le estuviera resultando divertida la conversación. Kaos le había hecho una proposición un tanto estúpìda. Era como si un alumno hubiera respondido al profesor que puede crear un triángulo tiene 2 lados. A parte de ser una respuesta totalmente estúpida y sin fundamento, todo el mundo sabía que era imposible de conseguir. Bueno, no todo el mundo. Al parecer Kaos no tenía claras algunas cosas que sabía todo chicago. Y de ahí la sonrisa de Baal.

-No se si estás de cachondeo la verdad, pero este traje cuesta como 10 veces más que la ghoul. Y a parte del precio, deberías saber que está hecho a medida, que es uno de mis favoritos, y que no te dejaría tocarlo por nada del mundo.- al principio seguía con la sonrisa en la boca, pero la frase final la dice totalmente en serio. No se bromeaba con la ropa del daeva.- Además no se por que te pones así. He venido a presentarte una alternativa, pero el plazo y el trato están todavía en pie. Aún no he faltado a mi palabra, sólo te decía que si lo dejábamos estar era posible que no pudiera conseguir lo que me pediste, y eso no te beneficia en absoluto.- comenta volviendo otra vez a su actitud de "negociador".- Así que tú decides. Puedes plantearme una alternativa seria o me voy por dónde he venido.- termina diciendo a la vez que se encoge de hombros.

Está claro que no voy a poder hacer más negocios con este tio...al menos no esta noche...

-Bah, eres tan soso cómo aparentas...- responde con cierta decepción dejando de reírse para volver a mirarte moviendo los dedos sobre el mostrador... pero solo los de una mano, ya que la otra se mueve debajo del mismo cómo si buscara algo.
-Ni siquiera has venido con ese flamante coche del otro día, ¿qué podrías darme a cambio?, ¿tu valiosa presencia?- chasquea la lengua y compone una expresión de burla, pero después parece que se lo piensa mejor y vuelve a dejar ambas manos visibles sin haber cogido nada. Al menos en apariencia.

-Está bien, tú ganas. Te pediré algo muy parecido, sólo cambiamos de objetivo, ¿vale? Quiero que me traigas a esa niña tan escurridiza... umm... Luna, ¿no? Casi no se deja ver pero tengo entendido que habla con tu Cuadrilla de vez en cuando. No entiendo cómo conseguís esas cosas... pero tampoco importa- se encoge de hombros, desentendiéndose de métodos ya que lo único que le interesa es el resultado -Pero la quiero aquí esta noche y será mejor que no me jodas porque yo también puedo ponerte a cuatro patas- sonríe entonces ampliamente, como si esa imagen mental no le desagradara del todo.

Baal suspiró con fuerza, o al menos imitó ese gesto. Estaba perdiendo demasiado tiempo con Kaos, pero era el traficante de armás más efectivo y lo necesitaba, así que tampoco podía hacer como si nada y pasar de él. La noche avanzaba y seguía teniendo que hacer un par de cosas así que decidió dar su brazo a torcer...por mucho que le pesara. Las proposiciones que le iba haciendo Kaos eran cada vez más imposibles. ¿Capturar a Luna? ponerle las manos encima a esa criaja sería como colocarse una diana y pedirle al Círculo de la Bruja que practicaran el tiro con él.

-Vale, está bien. Hagamos un trato.- dice completamente serio y ligeramente cabreado. Su expresión realmente mostraba que se estaba tragando su orgullo. Efectivamente Kaos tambié podía ponerlo a cuatro patas...aunque eso no era beneficioso para él...-Yo me quito este traje y te lo doy. Tú me lo "guardas" hasta que se termine el plazo oficial en el que debía entregarte a Gabrielle. Si ese día consigo traertela me lo devolverás totalmente impecable y como te lo dejé aqui. Y si no puedes quedártelo y hacer lo que quieras con él. ¿Qué te parece?. ¿Trato?.- a Baal le parecía un trato bastante razonable así que le tendió la mano para cerrarlo.

*Una vez aceptado el trato Baal comenzó a desnudarse. Por suerte Kaos no dijo nada de la gabardina. Cuando se quitaba una prenda la doblaba pulcramente y la colocaba sobre el mostrador.- Dame uno de esos asquerosos pantalones de camuflaje que tienes...¿Y hay algo mínimamente aceptable para la parte superior del cuerpo?.- pregunta totalmente asqueado por lo que estaba haciendo.- Y después de esto pasemos al otro negocio que venía ha hacer. Y esta vez pagaré en efectivo ¿de acuerdo? - añade sacando su cartera.