Partida Rol por web

claymore(2)

Aldea de Sarca

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13/05/2009, 01:04
Director

Finalmente el claymore de Andrea alcanza al yoma con una fuerza descomunal, tanto que cae partido en dos al suelo, las ultimas palabras que tan solo pudo balbucear fueron...

-Mi...er...da....

Andrea quedó sola, con todo su alrededor lleno y salpicado de sangre morada, solo la brisa se atrevió a silbar.

Despues de aquellos dos largos dias había finalizado su misión, sin embargo, al contrario que en las otras ocasiones no hubo alegria en el corazón de ANdrea, pues por alguna razón siente que algo iba o va mal, para una persona como ella, quizá sean muy pesadas las muertes de aquellos hombres.

Al mirar hacia abajo, Andrea ve el cadaver del pastor, que había muerto con los ojos abiertos, y curiosamente, por mera casualidad o no, la estaban mirando fijamente.

- Tiradas (1)

Tirada: 7d10
Motivo: Destreza + esquiva
Dificultad: 6+
Resultados: 4, 8, 1, 4, 10, 2, 3
Exitos: 2

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13/05/2009, 01:12
Andrea

Andrea miró los restos mutilados del Yoma, preguntándose muchas cosas. No eran demonios, pues los demonios, tal como los entendían, no podían tener compasión ni sentimientos. Pero sin embargo eran capaces de tenerlos. ¿Qué les llevaba a tales extremos de crueldad? A temporadas vivían como humanos, y sentían el calor y el amor de los humanos rodeándoles. ¿Qué habia en esas criaturas que las convertía en esas fieras sedientas de sangre? ¿Solo el hambre? No. Además, eran sádicos. No eran depredadores, ni eran demonios. Solo sádicos. ¿Porqué?
Sacudió el Claymore para salpicar la sangre púrpura, que tan bien saltaba de ese misterioso metal. Envainó y recogió el laúd, colgándoselo también a la espalda. No se molestó en curarse, pues el dolor de su herida física era un rasguño, una irrisoria rozadura comparada con el lanzazo que había recibido su corazón, en verdad ni siquiera podía sentirla.

Ya habia terminado, estaba sola, solo algunas ovejas rezagadas de los rebaños de aquellos dos pastores difuntos podrían juzgarla, y desde luego no dirían nada. Tampoco importaba que alguien de fuera la juzgase, pues no había juez más duro en este caso que su propia consciencia. Esa jueza dura no perdonaría este fracaso, aunque hubiera vencido al Yoma, y su castigo serían largos remordiientos.
Lágrimas amarguísimas comenzaron a brotar de los ojos plateados de la Claymore, que estaban cansados y habían visto morir al único humano que podría haber salvado. Le miró a los ojos, sus piernas comenzaban a flaquear.

L.. lo... lo siento.... qui.. quiza tendría que haber cargado desde el linde y... habria venido o... habría huido... o... lo... lo siento... de veras...
Finalmente, sus fuerzas fallaron, y cayó de rodillas, sentada en sus talones, cabizbaja, y con las lágrimas de plata cayendo a la hierba o a sus rodillas. El cabello la tapaba el sol, y las lágrimas nublaban su vista.
¿Qué importan mis disculpas... si no vives para escucharlas...? No puedo permitirme un solo error... en esta guerra... los errores los... pagan mis protegidos... y no puedo repararlos...

Cerró los ojos del hombre solemnemente con los dedos de la mano, en un gesto decaído, como muerta en vida. Colocó su cuello en la posición menos antinatural que pudo, y le acarició el cabello.

No le conocía... no sabía ni su nombre... pero es por gente como él... como mi padre y mi madre por los que vivo... mi error dejará una viuda... y posiblemente más huérfanos... ¿Cuanta vida escapará de mis manos hasta que sea lo bastante buena en esta guerra...? ¿Cuántas más vidas humanas que pude haber salvado tendré que cargar sobre mi consciencia...? ¿Y cuántas podré soportar...?

Sin cesar el llanto, cubrió con su capa el rostro y el pecho del hombre, y lo cogió en brazos con respeto. Lo llevaba al pueblo a que fuera enterrado con dignidad, pero los niños de la aldea no tenían porqué ver más el rostro de la muerte. Ya lo habían visto de más, por mucho tiempo.

Caminando, reflexionó si realmente valía para Cazadora. No tenía la dureza sentimental para mantenerse firme después de una misión que desembocase en la muerte de muchos humanos. Tal vez Rubel tenia razón, y su humanidad la hacía en cierto modo débil. Pero Andrea queria creer que no era así. Que mientras tuviese alguien por quien luchar, sería una leona defendiendo a sus crías... otra cosa sería cuando no tuviese nada que hacer. Sin una meta, su mente retrocedía al pasado, a sus errores. No tanto a sus triunfos.
¿A cuantos habia salvado? Seguramente a muchos, pero no podia recordarlos, sin embargo podía recordar a todos y cada uno de los que no habia podido salvar. Los más antiguos estaban fríos y dolían poco, pero esta vez era demasiado. Y además, se sentía demasiado identificada con aquella pobre niña, quien había perdido a toda su familia. Y aún era más joven que ella misma.

Si había un rostro que no olvidaría de este fracaso, era el de Andrea.

No corrió para llegar a la aldea. Realmente, llegar supondría tener que hablar, recordar las condiciones del contrato, e informar de las nuevas muertes. Y no tenía estómago para eso ahora mismo, así que prisa no tenía. Ya no habia nada que la prisa pudiera arreglar...

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13/05/2009, 16:53
Director

El cielo se tornó gris mientras acopañaba a Andrea en su tetrica marcha, los bsoques, arboles y arbustos paracen mirarla de forma acusadora, ahora mas que nunca, por alguna razón la claymore se siente observada, tan solo es producto de su mente, hasta llegar a Sarca sería todo un tormento.

Las gentes de Sarca ya estaban avisadas por los dos pastores que escaparon, había algunos hombres esperando, que con la aparición de la claymore a lo lejos mas y mas gente se les unieron, haciendo un pasillo por el medio de l ahora oscura ciudad.

Al llegar al ayuntamiento, algunos hombres recogieron al pastor muerto para darle tambien el justo entierro, numerosas miradas de tristeza, otras de rabia, y entre todas ella, el terrible llanto de la mujer del pastor, que llora desconsoladamente en el hombro de otra mujer.

La escena era triste, pero la claymore había cumplido el contrato, había matado el yoma, y en este no se dice nada de bajas humanas por parte del yoma, no tendrían de que protestar los aldeanos por mal que hubiese terminado todo.

Mucha gente acompañó a los hombre para llevar el cadaver al cementerio, aunque aun sigue quedando bastante gente en la plaza central. De entre toda aquella gente, una singular figura llamó la atención de Andrea, sombrero negro... gafas y ropas oscuras, Rubel estaba sentado en un banco algo apartado mirando la escena, pero no estaba solo, la inocente niña temporalmente huerfana, Andrea, yacía en sus brazos, abrazada a él como a lo ultimo que le queda en este mundo, Rubel sonrie, una sonrisa amable para todos los presentes y para la niña, pero Andrea conoce bien esa sonrisa, que mas que a la ternura se acerca mas a la astucia, una sonrisa calculadora como siempre, meramente aparente....

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13/05/2009, 17:13
Andrea

Llegó con la herida sangrante aún abierta, cabizbaja y sin defenderse de los improperios y malas miradas. Ni con miradas, ni con palabras, ni con gestos. Cualquier cosa que le dijeran la consideraba merecida.

Entregó al hombre a sus compañeros, murmurando un sentido pésame a modo de disculpa. Su respiración era lenta, como si le faltara el aire en el pecho. Se quedó en mitad de la plaza, sin atreverse a mirar a los demás, dolida por su fracaso. Cuando por fin pudo mirar a los demás, su corazón dio un vuelco.

Es lo que había pensado: cuando había alguien que proteger, actuaba. Y había una vida que proteger, otra vida que proteger, y podía hacerlo, tal vez.
Andó deprisa hasta Rubel, y puso una rodilla en el suelo, suplicante, mirándole a las gafas oscuras, poniendo ambas manos sobre la rodilla que le quedaba alta. Su voz temblaba con algo parecido al miedo, recordando todo el sufrimiento de la transformación, la dureza del entrenamiento, la inhumanidad del trato... y el hecho de que muchas, tras todo ese sufrimiento, ni siquiera sobrevivían a la selección.

Una súplica desesperada brotó del corazón de Andrea y surgió de sus labios.
Rubel... por favor... no lo hagas... Te lo suplico, mírala... ¿Realmente no te da... pena? ¿No te compadeces de ella...? Te lo suplico... Más lágrimas salieron de sus ojos de plata Hazlo... por ella, por tus sentimientos, o, o por mí, por lo que sea, pero déjala... que viva como una humana, bastante... bastante desgracia tiene, bastante ha perdido, para que le quitéis también su libertad y su humanidad... No tendrá ni siete años, Rubel....

Por primera vez en mucho tiempo, Andrea se desesperó y lloró tanto que le salieron unos pucheros, con tal de no ponerse a llorar de verdad, a vivo llanto. Ver a la pequeña Andreíta, toda inocencia, e imaginarla inmersa en todo el duro proceso que significaba, la destrozaba el alma, especialmente después de su rotundo fracaso.

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13/05/2009, 21:31
Rubel

No pierdo la sonrisa ni cambia la expresión de mi rostro, sin embargo, antes de que pueda contestarla, lo hace la pequeña, ya desde tan joven tan entregada, será una gran guerrera.

-Niña- ¡Yo quiero tener los ojos plateados como ella! ¡quiero ser fuerte para vengar a papa y a mama! ¡quiero matarlos para que no maten a mas gente!....

Llora desconsolada, como hicieron todas en su momento, ella tiene un deseo, y yo se lo voy a cumplir.


 

-Lo ves, solo estoy ayudando a esta pobre niña, es normal que tras perderlo todo ansíe venganza, ¿no te resulta familiar? seguro que si, entonces ahora mas que nunca debes saber como se siente.

Digo mirando a Andrea, no es necesario que la diga que no comparto su sobreprotector punto de vista.

-Aunque si es importante para ti, la dejaré aqui con alguna familia adoptiva....

O eso es lo que me gustaría decir, pero lamentablemente eso no es de tu incumbencia, ella desea convertirse en una guerrera y en parte la razón es culpa nuestra... ¿Verdad?

Miro a Andrea fijamente, aunque una vez mas no se sentirá mas incomoda de lo normal con mis ojos ocultos tras mis gafas.

-Ademas, no es mucho mas pequeña que tu cuando te recojí, ¿recuerdas?.

Digo volviendo a abrazar a la pequeña sosteniendola en brazos, dejando que se desahogue a gusto en mi hombro.

-Andrea, tengo algo para ti, por eso he venido.

 

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13/05/2009, 21:56
Andrea

No esperaba que permitiese la libertad a la niña, pero hubo una frase que a los oídos de Andrea cayó dicha con una malicia y crueldad inmedibles:

"y en parte la razón es culpa nuestra... ¿Verdad?"

Andrea bajó la cabeza, dolida, herida, y traicionada. A Rubel no se le caían las palabras, siempre las soltaba cuando quería, y aquello, en su estado, era una envenenada puñalada a traición, directa al corazón, de la única persona en la que supuestamente se podia confiar. Le miró a los ojos, al principio con incredulidad, y antes de que su mirada de odio fuera demasiado obvia, retuvo el sentimiento y apartó la vista. Se levantó.

Tengo que contarles lo que le va a pasar a esa niña... y no le dejarán llevársela.

Se giró hacia la multitud...
Pero no le salieron las palabras. Miraba a aquella gente y en el fondo sabía que las Claymore eran necesarias, que, con tres muertos, o cuatro, o doce, todos estaban vivos gracias a que una Claymore vino aquí.
Se dejó caer al suelo sentada de nuevo, abatida, y sintiéndose mucho más sola que nunca. No recordaba que la hubiera recogido él, y ahora lo habia confesado. Su concepto de Rubel cambió por completo esta vez. Estaba segura ahora de que era un desalmado, que no merecía el aire que respiraba. O eso pensaba ella, tan dolida por el hiriente y cruel comentario. Rubel sabia perfectamente lo que esas muertes significaban para Andrea, y también la 'adopción' de Andreíta, y no hacía falta que echasen más sal en la herida.

Maldito seas... No soy tu subordinada, soy tu esclava. No se trata de asignarme el trabajo, si no de hacer lo que te plazca. Como si un día me quieres hacerme creer, comiendo unos bollos conmigo y enseñándome a tocar, que hay confianza entre nosotros, y cuando te disgusto... zas.
Miró a la niña, pensando en que si tenia que ser así, al menos, antes de marchar hablaría con ella. Al menos que no se convirtiera en una de las 'otras'

Pero poco antes de que pudiera proponerlo, le entregó la carta negra. Andrea se sintió sorprendida, pero estaba tan desanimada que no tenia energías ni para demostrarlo. Cogió la carta, no estaba para pensar, de modo que no podía imaginarse a quien podia pertenecer... miró el campanario de la iglesia, como pidiendo que no se tratase de alguien verdaderamente allegado, de que iba a perder a alguien que quisiese de verdad... y miró el símbolo.

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14/05/2009, 02:13
Rubel

Observo una a una sus reacciones, es muy probable que ahora mismo me odie, pero son gajes del oficio, ella hace su trabajo, yo tambien, de todas formas yo no me enfadaría con alguien que puede morir en cualquier momento, eso si que sería cruel, jamas encontraría malas intenciones en mis palabras... tan solo la verdad, algo que en estos tiempos muy pocos estan dispuestos a decir.

Mientras abre la tarjeta me fijo expresamente en su rostro.

-Al parecer los ancianos tenía razón, el trastorno adquirido durante la transformación la hizo alcanzar su limite a corto plazo, una autentica lastima, era realmente eficiente en su especialidad.

Sin mas palabrerío me levanto con al niña en brazos, con el cariño de un padre acariciando su pelo para que se tranquilice y duerma, pues dudo que reciba mas en su vida un trato ... amable.

- Estaba en los acantilados del oeste cuando me la dió, dijo que solo tu debías ir.

Comienzo a caminar con suma tranquilidad, como si la niña que sostengo en brazos fuera el mayor tesoro de este mundo Es una sensación agradable.

-Desoiste mis advertencias, Andrea, involucrarte sentimentalemente... te matará.

Y no es una amenaza, sino un lujoso aviso.

Notas de juego

La tarjeta es de Leticia. Pon lo que quieras y te abro escena nueva.

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14/05/2009, 02:34
Andrea

Andrea apretó la tarjeta con fuerza nacida de la frustración y masculló:

Vete al infierno, ¿Me oyes? Vete al infierno. Prefiero que mi humanidad me mate a vivir deshumanizado como tú. Tienes menos sentimientos que un cadáver, Rubel.

Aquello era lo último que necesitaba. Tener que matar a Leticia. Realmente se sentía la mujer más desdichada sobre la faz de la Tierra. Lloró desconsoladamente un rato, sin importarle quien mirara o dejase de mirar.
Con pesar, se levantó, sin capa, a emprender el camino a los acantilados señalados. Por el camino trató de arreglarse lo máximo posible, para que Leticia la viera deslumbrante, tal como la había dejado.
Caminaba arrastrando un gran peso, como una losa que amenazaba con aplastarla y hacerla desfallecer. Llevaba tres días sin descansar, y aún le quedaba lo más duro del más duro de los tres.

Tras un rato de camino, se puso a pensar.
Tal vez... el camino sea... apartarse de los humanos. Vivir aparte de ellos, como si... como si no importasen. ¿Pero como puedo devaluar la vida de las personas? ¿Qué seria si lo hiciera? Esto es una pesadilla... una pesadilla... No puedo, todo me impide dar la espalda al sufrimiento humano, cuando yo sufro como una humana. Simplemente... no puedo. Mi camino es sufrir... supongo, hasta que el cuerpo o la mente aguanten, y hacer tanto bien como pueda... Si... devaluase a las personas, no seria mejor que una de las 'otras', y de eso es de lo que pretendo huir.
Miró al cielo con desconsuelo, buscando paz en alguna parte, pero los dioses no parecían dispuestos a dársela. Tal vez la detestaban tanto como los sacerdotes aseguraban.