Partida Rol por web

Ensimismado en lo mío, esucho las palabras de Dumbeldore en silencio, mientras sigo comiendo con ganas.- Lo único que haré hoy con ganas-Me digo a mí mismo. Sigo comiendo un bollo de mantequilla y le doy otro trago al zumo de calabaza, hasta que termino ambos y dejo de estar encorvado, estirándome una vez Dumbledore ha concluído. Ignoro a mis amigos otra vez, dado el sopor que me envuelve, y dedico una larga mirada al mágico techo del Gran Comedor.

Más tarde, y con cara embobada, por el realismo de la ilusión del cielo, vuelvo a echar una larga ojeada, pero esta vez a las largas mesas llenas de riquísimos manjares que desaparecen con gran rapidez. Miro a cada individuo. Desde los chiquillos nerviosos hasta los adormilados "veteranos", todos ellos distintos. Algunas caras se me hacen conocidas. La pelirroja Darcy, el extravagante SIlverhood, Evans de Gryffindor y alguno más, de los que mi mente no es capaz de asociar con un nombre o apellido, embotada y espesa como está.

Empiezo a sonreír poco a poco, intentando despejar un poco la mente del adormilamiento y musito a mis amigos:

¿Qué tenemos hoy a primera hora?

Tras el comentario de Peter, William fija en él su mirada. Al ver que no tiene intención de decirles que es lo que Dumbledore guarda allí, decide tirarlo algo de la lengua. Es que sabes algo interesante, Peter? -le pregunta mientras apura su zumo de calabaza- Siendo prefecto tendrás acceso a más información de la que nosotros podemos obtener...

Y como todos sabían, a William le encantaba saber cosas sobre los otros. Por si podía sacarle algún provecho más adelante.

Cosas interesantes, Will, cosas muy interesantes. Tan interesantes que a veces, por la noche, intento buscar la Sala sólo para ver que esconde allí. Una noche estuve lo bastante cerca como para pensar que lo conseguiría, pero Snape se interpuso en mi camino y me lo impidió, aunque bueno, casi lo mismo os paso a vosotros, ¿no es así. Dice mientras termina de desayunar y se limpia la boca con una servilleta.

La próxima vez, tendréis que tener más cuidado y no hacerlo a plena luz del día.

No levanta ni siquiera la mirada hacia su inquieta interlocutora. Sigue la lectura y nota el enrojecimiento, Dorian Silverhood suele ser observador, aún sin necesitar fijar la mirada en cada uno de los detalles, las generalidades de las reacciones y comportamientos, al tiempo que un bocado de pastel de carne iba a su boca y era masticado lenta y parsimoniosamente, antes de responder.

-El Sabueso de Baskerville- anunció. No era la primera vez que se decantaba por la lectura de ese libro, su favorito, del que tenía varias versiones. Siempre encontraba nuevas cosas, nuevas frases, nuevas pistas y métodos que aplicar. Pero su intervención no se detuvo ahí.

-Al parecer tuvo problemas con el incidente de anoche Señorita Darcy, que indigno que una Ravenclaw sienta tanto desdén por las reglas, no lo cree?- dijo con su tono inglés y su neutralidad recalcitrante, así como un intrínseco sentido de justicia, que le hacía ponerse al frente de ese tipo de situaciones, con reproches de ese estilo. -Su discreción y comportamiento deja mucho que desear-

Nynaevhe alzó una ceja.
Que se supiera su nombre y ella no el de él, y que se lo restregase, tenía un pase...

Pero... Que ahora le viniese con esto, un tema del que él no sabía nada porque, para empezar, no estaba ahí, y porque, para seguir, la cosa no había sido así del todo, ya que no pensaban entrar a la "Sala de Profesores", no podía pasarlo...

Le miró casi sin inmutarse y señaló:

-Mi "discreción" y "comportamiento" es algo que me atañe a mí y no a usted, Sr. de los Libros... Porque, si vamos al caso, yo también podría decirle algo por su "comportamiento" totalmente antisocial propio de un animal en cautiverio que de un "Ravenclaw civilizado"... Tsk... Lo que sí es cierto es que de su "discreción" no puedo decirle nada al respecto, puesto que pasa más desapercibido que un Blibbering Humdinger... Así que...-se encoge de hombros, mirándole con frialdad, para luego añadir:-Ah, y, por supuesto, no me avergüenzo de estar en el momento incorrecto, en el momento inoportuno. Tengo la consciencia limpia al respecto, puesto que no pensaba hacer ninguna acción considerada como "delictiva" pese a que otros crean lo contrario...-sonríe, fiera, ahora su mirada continúa siendo fría, pero paradójicamente, llena de un fuego propio de ella misma.

Lo cierto era que Nynaevhe Darcy era una chica de un humor algo raro. No solía enfadarse "en serio" casi nunca, siempre lo hacía por bromear o conseguir algo interesante a cambio... Pero... Cuando lo hacía... Podía llegar a ser un verdadero demonio...

No sería de extrañar que Dorian acabase por tener su preciado libro bañado en Zumo de Calabazas, o los zapatos colgados en algún sitio inverosímil y atados entre ellos...
Era un misterio...

Lo que era seguro era que la chica acababa de añadirlo a su lista negra, y, aunque aparentemente ahora se fuera sin más, la cosa no quedaría así...

William sigue hablando con los compañeros de su mesa, pero ahora baja el tono para que oídos indiscretos no se metan en la conversación.

Solo queríamos encontrar la Sala de los Menesteres, Peter. Era nuestro único objetivo. Y lo logramos! -se exalta William, aunque sin subir el tono- Apareció delante nuestro, vacía, tal y como pretendíamos. Solo queríamos encontrarla, por eso no tenía nada dentro! Pero... -continua el Slytherin, mucho menos alegre que antes. No es de los que acostumbran a perdonar errores- Aparecieron los de Gryffindor. Vete a saber tu que hacían por allí en el descanso. Nos seguían, seguro. Y por su culpa la sala vacía desapareció y se transformo en el despacho.

Intentando dejar el tema de lado, William piensa en lo que Peter les contó. Seguro que Albus guarda muchas cosas magníficas, pero no estarán al alcance de unos novatos como nosotros...

Supongo que lo que guarde Albus será demasiado importante para nosotros. A lo máximo que podemos aspirar es a transformar la Sala de los Menesteres en la tienda de dulces de Hogsmeade...

Aunque, quizás...

-Yo lo unico que se es que encontramos la sala, y esos leoncillos nos chafaron la oportunidad. Yo solo quiero la sala para una cosa, y ya sabiendo donde esta puedo ir yo solo a encontrarla sin que las demas mentes interfieran en mis pensamientos -Se sirvio un nuevo vaso de zumo, pensando en como podia haber sonado eso.- No es que no os agradezca la ayuda, lo unico que quiero decir es que quizas si la busca demasiada gente, sin saber lo que busca la propia sala tenga problemas para materializar lo correcto.

El chico sonrio mas ampliamente de lo habitual.

-A pesar de que nos castiguen o no, hoy estoy feliz, solo con pensar que son las pruebas para el equipo de Quidditch hace que cualquier maltrago parezca mucho mas insignificante.

Ja, ja, ja. Sí, de eso me había enterado también. Pero chicos... Dice tranquilizador. Vosotros queriáis encontrar la Sala de los Menesteres, pero... si estabáis con Griffindor... ¿qué pasaría si ellos querían encontrar a un profesor para chivarse de lo que estáis haciendo?

Peter no podía dejar de reirse mientras pensaba lo que decía.

¿O creéis que ellos iban a por lo mismo que vosotros? La sala no es tonta...

Uy... uy... uy... Dije cuando escuché la pelea.

Después sonreí un poco y comencé a partirme la caja y a cantar.

¡Los que se pelean de chicos se casan de grande!

¡Los que se pelean de chicos se casan de grande!

¡Los que se pelean de chicos se casan de grande!

¡Los que se pelean de chicos se casan de grande!

Dorian a pesar del arrebato de rabia de su compañera, permanece imperturbable, es más, continúa leyendo como si no estuviera escuchando nada, y con total tranquilidad, pasa otra página, casi ignorándola, pero en cuanto hubo terminado su intervención, sus grises ojos se levantaron levemente y la enfocaron por encima de sus lentes.

-: Lo suyo es un hecho, lo mio es una opinión, Señorita Darcy, le pido que no se ofusque, el que yo lea libros y prefiera mantenerme a raya del bullicio, no va en contra de ninguna norma, no obstante, y como lo acaba de decir el director, su... llamémosla falta de prudencia, si. En cuanto a mi discreción, es asunto mio, por supuesto, sin faltarle el respeto a usted- luego baja un poco el libro. Su mirada es fria, no expresa nada y quizás algo desafiante.

-: Yo no "creo" nada Darcy, yo me aseguro o estoy seguro. No se ofusque por una nimiedad así, a menos, claro, que se sienta amenazada de alguna forma, caso en el cual, estaría diciendo más de lo que trata de ocultar- y volvió a subir el libro.

-: Ah y por cierto, lo he impermeabilizado- dijo con total tranquilidad. Se refería al libro por supuesto. Pudo preveer las intenciones y la rabia.

A lo lejos resuena la tonadilla molesta, Nurgë nuevamente, en sus alardes de originalidad, lo ignoró sin más, nuevamente.

Mientras conversan y van terminando su desayuno observan a su alrededor viendo la situación de las distintas casas.
Los de Hufflepuff están tan tranquilos como siempre, mientras que los de slytherin hablan ahora en voz muy baja, tal parece que traman algo. Por su parte en la mesa de Raveclaw la extraña chica Darcy, roja como un tomate, pareciera dirigir fieras palabras a un interlocutor bastante apático...

Por otro lado, las lechuzas siguen llegando en bandadas y algunas atraviesan el Gran Comedor trayendo unos distintivos sobres rojos. La sorpresa es ahora para Valeria, que se encuentra con una carta humeando frente a ella mientras que, petrificada, piensa alarmada en lo que está a punto de suceder.

En la mesa de Gryffindor está a punto de suceder algo...Una carta humeante acaba de ser recibida por una de las estudiantes, todos los nacidos de familia de mago saben lo que es...

Algunos alumnos de Hufflepuff se levantar para ver lo que está a punto de suceder...es el primero del año y puede que hoy si las noticias son ciertas lleguen varios de ellos.

- Creo que una chica de Gryffindor ha recibido un vociferador... - digo señalando tímidamente a la chica

Mientras conversan y van terminando su desayuno observan a su alrededor viendo la situación de las distintas casas.

Los de Slytherin hablan ahora en voz muy baja, tal parece que traman algo. Por su parte en la mesa de Raveclaw la extraña chica Darcy, roja como un tomate, pareciera dirigir fieras palabras a un interlocutor bastante apático...

Por otro lado, las lechuzas siguen llegando en bandadas y algunas atraviesan el Gran Comedor trayendo unos distintivos sobres rojos. La sorpresa es ahora para algunos alumnos de ambas casas, que se encuentran con una carta humeando frente a ellos mientras que, petrificados, piensan alarmadaosen lo que está a punto de suceder.

¡Son Vociferadores! Grita uno por detrás mientras las cartas caen frente a George, William, Valdruk y Nina.

Leslie se sorprende.

Oh. Vaya Valeria. Tienes correo. Le anuncia con obviedad, pero con una sonrisa, apremiándola a que la abra. Simplemente se queda mirándola, para intuir si eran buenas o malas notícias. Aunque por la pinta del sobre...

William interrumpe la conversación con sus compañeros para mirar la carta que le ha caído delante. Cuando se da cuenta de lo que es, su ya blanca cara se vuelve aún más pálida. Sin decir absolutamente nada y con una expresión de temor muy atípica de él pintada en su cara, William se levanta y sale rápidamente del Gran Comedor con el vociferador sin abrir. No corre, pero poco le falta para salir corriendo.

- Oh, oh, si no lo abre pronto estallará. Madre mía, que vergüenza recibir un vociferador en clase. ¿Qué habrá pasado? Seguro que no se lo han enviado por nada. Debe ocurrir algo en su casa.

Se que no debo hacerlo, que es de mala educación, que la pobre muchacha debería poder tener intimidad.... pero la curiosidad me puede y me levanto para acercarme a ver quién es la chica y qué suena. De todas formas, un vociferador tampoco permite mucha intimidad.

Observo atonita el correo

NO, NO, NO!!!

Alcanzo a notar el humo y sin ningun miramiento agarro la carta y salgo corriendo por el comedor

Rapido, rapido rapido