Partida Rol por web

Tras el desayuno, el cual se alargó en el tiempo más de lo deseado, el grupo decidió invertir la mañana y lo que quedaba de la tarde en diversas labores que les permitiese tener todo listo para la cena con el capitán Hasler Nazyr y sus oficiales. El nerviosismo por el inminente viaje aún no se había exteriorizado pero, en el interior de cada uno de ellos, comenzaba a crecer la semilla de la duda acerca de lo que podría ser un viaje de casi un mes de duración, como mínimo, para cazar a uno de los más peligrosos piratas en el más que impredecible Mar de las Espadas. ¿He dicho todos? No, perdón, quería decir todos menos Kormack, que miraba a sus compañeros y asentía ante los planes sin ser muy consciente del todo de lo que de allí se hablaba. Volviendo al tema del mar, el Mar de las Espadas, y más concretamente la Costa de la Espada, era de por sí traicionera incluso en los meses de verano, con lo que cualquier travesía en invierno podría ser un viaje sin retorno. 

Lejos de que esa idea se adueñase de los pensamientos de los compañeros, éstos cogieron sus pertenencias y abandonaron el Festín de los Mares para invertir lo que quedaba de día en las más diversas tareas: compras de equipo de última hora, recoger las armas que estaban siendo reparadas, buscar un lugar agradable para las monturas que dejarían en tierra así como buscar información que pudieses servirle de ayuda para el futuro viaje. Para cuando el último de ellos hubo terminado de realizar sus tareas, la tarde comenzaba a caer dando paso a la noche. De camino al Salón Cervezaplateada todos comentaban sus nuevas adquisiciones y cómo tenían pensado utilizarlas si llegaba el momento te tener que hacerlo.

Cuando llegaron a la exquisita posada llamada elSalón CervezaPlanteada aún faltaba un rato para que fuese la hora de la cena pero la mayoría de la tripulación que les haría compañía en los días venideros se encontraba allí bebiendo y conversando tras haber pasado su primera noche en tierra después de varios meses en alta mar. Caras que mostraban la más dolorosa de las resacas dedicaron un leve asentimiento de cabeza a los recién llegados y tras ello los cuchicheos y comentarios se desataron. El grupo entró en un amplio y pulcro salón adornado con varios estandartes de casas nobles y tapices con escenas de batallas marítimas así como imágenes humanizadas de la diosa Waukeen. Tomaron asiento en la amplia mesa que les ofreció una sonriente señorita que debía ser una de las camareras del local. Sería lo suficientemente grande para acoger a todos los altos mandos de la nave más a ellos siete. No habían dado más de dos tragos a sus respectivas bebidas cuando el Capitán Hasel seguido de su plana mayor descendió por las amplias escalera de caracol que comunicaban la planta baja con los pisos superiores.

Una de dos, o tienen muchas ganas por partir o tienen mucha hambre. - Comentó con una afable sonrisa mientras se acercaba a la mesa y ofrecía su mano a cada uno de los compañeros. Mi señora. - Comentó cuando agarró delicadamente la mano de Ogna y besó el dorso con ternura. Tras él, Fyumir y los quince oficiales hicieron lo propio y se fueron presentando uno a uno.

¿Tenemos rumbo señores? - Preguntó mientras tomaba asiento y hacía un gesto a uno de los marineros para que cerrase la puerta de la posada, tras ello, el resto de los oficiales se sentaron alrededor de la mesa. Hoy sería una cena privada para la tripulación del Trueno del Mar.

El enano se rascaba la barba, fumaba en pipa, ponía el rostro serio o simplemente hacía una sonora afirmación ante todo lo que ocurría a su alrededor. Porque si bien no sabía que carajo era un pescado, aún menos un barco y ahí el porque de que casi muriese atragantado con una espina... Se rascaba la cabezota en busca de la solución, pero esta no llegaba de alcanzarle.
Cuando el capitán se presentó el enano con los brazos cruzados y cara de fiero guerrero asintió con la cabeza. ¿Y a ver de que es capitán este? La cantidad de hombres que le siguieron hizo presagiar que parecían mercenarios¿Mercenarios para qué? Si no tienen armaduras. de vez en cuando miraba a Allen Shesar con el rabillo del ojo intentando sacarle respuestas que no formulaba. Y estaba claro que su telepatía no funcionaba... Esto cada vez es más raro... Se decía el enano. Lo único que salió por su boca fue Parra mi carrrrne. y lo dijo sin que nadie le preguntaran. Simplemente cuando pasaba por allí la camarera y aunque esta estuviese ajetreada pudo escuchar la comanda del enano, casi toda la mesa pudo escucharla. Kormack pasó toda la velada escrutando con ojos curiosos los que allí rodeaban la mesa intentando descifrar el galimatías, pero le era extremadamente difícil. Las palabras Tripulación, marinero, barco se le escapaban a sus conocimientos. La cara de perro se recrudecía al intentar por todos los medios intentar concentrarse en la conversación, pero el ​po rro po popo se le había metido en la cabeza y la cerveza le animaba a cantar la canción ​po rro po popo... po ...rro... po poppo... po...rro po poppo ... PO rro po popo! PO RRO PO POPO!!!! PO RRO PO POPO!!!! y así el enano cerveza tras cerveza fue cantando su canción. Una voz gutural y estomacal inundaba la habitación. Tras un preludio de sonidos guturales el enano comenzó a cantar un canción extraña e inusual para todos los oídos de la habitación. Una canción en su idioma natal...

Un lugar pintoresco El Salón de la Cervezaplateada. El amplio salón estaba adornado con emblemas y tapices que Morwing observaba con curiosidad detenidamente cada uno de ellos, hasta el punto de evadirse por unos momentos del motivo real por el que se encontraban allí.

Pocos minutos después de tomar asiento, el capitán Hasel hizo acto de presencia. Parecía educado y mostraba un semblante seguro a la hora de presentarse y dirigirse al grupo.

- Buenas noches Capitán Hasler, mi nombre es Morwing. Es todo un honor conocerle por fin.

Tras las presentaciones de todos los altos cargos de la nave, el capitán no se anduvo con rodeos y preguntó directamente por el rumbo a tomar.

- Lamentablemente no hemos conseguido información de peso del paradero de Steznag. Está siendo más complicado de lo que parecía aflojar la lengua para encontrar alguna pista fiable sobre el rumbo a tomar... Sin embargo, el elfo hizo una pequeña pausa, tenemos información sobre el que creemos puede ser uno de sus lacayos. Su nombre es Todlar el Tuerto, y sabemos que se mueve por el estrecho entre de los Atolones de la Sirena Muerta y Candelero. La idea sería partir hacia esa zona y tratar de encontrarlo…aunque quizá alguno de ustedes puedan añadir algo más de información sobre Todlar. El elfo miró al resto de integrantes del barco esperando alguna respuesta. 

Lo mismo digo señor Morwing. - Respondió con una sonrisa al elfo.

Ya veo... - Comentó el Capitán a las palabras de Morwing. - Como era de esperar no por dejar de ser pirata en el sentido estricto de la palabra, iba a dejar de tomarse las molestias de descuidar la información que puede obtenerse sobre él. - Las caras de los oficiales eran un auténtico retrato, parece ser que la noticia sobre los planes que el capitán tenía en mente los había pillado totalmente desprevenidos. Entonces habrá que hacer una visita a nuestro amigo Todlar, ¿no os parece chicos? - Preguntó con cara de felicidad a su alto mando.

Las respuestas de los marinos fueron afirmaciones unánimes pero podía notarse un cierto halo de desconfianza acerca de si la misión llegaría a buen puerto. La noticia sobre la caza de Steznag había sentado como un jarro de agua fría a los oficiales, quienes ya esperaban poder pasar los meses de invierno junto con sus respectivas familias de Athkatla. Aún faltaba que la tripulación conociese el plan y quien sería el objetivo de éste, pero los rumores que corrían de boca en boca tenían más de verdad que lo que les gustaría.

¿Con que Todlar anda trabajando ahora para él? - Preguntó con su característico rostro serio y ausente de emociones. - Esa rata mezquina no llega ni a zapatero cuanto menos a pirata, no será difícil. Todo depende de la tripulación que lo rodeé y de cómo aproximarnos al Atolón de la Sirena Muerta sin que nos vean llegar. El Trueno del Mar tiene demasiado calado y podríamos encallar o lo que sería peor, hundirnos si rompemos el casco contra las rocas.

Bueno, no tendríamos porque acercarnos, tenemos una barca y por lo que veo estos señores van bien pertrechados para acercase hasta allí. Creo que es un mal menor, hay varios días de camino hasta la guarida de ese saqueador y si el tiempo nos lo permite podremos plantearnos cómo proceder cuando estemos cerca de los atolones. - Comentó el único elfo de la tripulación, Kliger Asser, mago marítimo del Trueno del Mar, y uno de los más antiguos miembros de la tripulación.

Allen prestaba atención a todo lo que se decía en aquella mesa y, cuando hubo terminado Kliger añadió, - Si fuese posible, nos gustaría que sus hombres permanecieran lejos de un posible combate. En esta misión el riesgo hemos de correrlo nosotros. Espero que no tengan que llegar a empuñar un arma aunque si el combate se libra en alta mar, ustedes sabrán mejor que nosotros cómo desenvolverse. Por lo que creo-, y miró a sus compañeros, -que la idea de una pequeña incursión desde un bote es justo lo que necesitamos.-

Me parece justo señor Allen. - Asintió. - Creo que podremos llevarlos hasta una distancia prudencial para evitar ser detectados. Una vez pongamos la barca en el agua podrán acercarse hasta el atolón sin problemas... siempre y cuando las condiciones lo permitan. - Añadió dejando relucir que una de sus principales preocupaciones, por encima incluso de el combate en alta mar, era el conseguir mantener el barco a flote en caso de tener mar picada o alguna tormenta.

Conocemos a Todler de sus años como ratero por los muelles de Puerta de Baldur... ha hecho de todo, pero más de una vez ha tenido que salir huyendo de la ciudad que le daba cobijo acusado de asesinato, no le quedó más remedio que vender sus servicios al mejor postor. - Explicó a los compañeros mientras sus oficiales asentían dejando ver que ya conocían esa información - De eso ya hace años y desde entonces se ha dedicado al asalto de pequeños barcos, aunque ahora parece que le gustan las presas mucho mayores. Se nota que hay un patrocinio detrás que le permite hacerlo  Además, si Steznag está reclutando a tanta chusma como cuentan los rumores, es probable incluso que éstos hayan sido indultados por el mismo Consejo de los Seis y por los gobiernos para los que trabaja ese hijo de puta.

- Comprendo, añadió Morwing a las explicaciones del capitán.

- Hemos oído rumores también de la desaparición de un barco mercante que se esperaba en puerto ayer mismo: El Indómito. Pudo ser quizá presa de los asaltos que mencionáis de Todlar. Si la ruta de ese navío pasaba por el estrecho de Sirena Muerta y Candelero no sería descabellado pensar que Todlar estuviese detrás de esta desaparición...

- Por otra parte, ¿El Trueno del Mar está ya totalmente equipado? No me entienda mal, mi intención no es para nada meterles prisa en sus labores, sólo quisiera saber si lo programado sigue su curso y en dos día podremos zarpar con seguridad. Concluyó Morwing mientras se rellenaba la copa de vino.

Se han encargado las balistas y probablemente estarán listas para esa fecha, quiero decir... con total seguridad.- Se apresuró a contestar en entrado en años Baldtomanne, maestro armero de la embarcación. Con el dinero que nos dio su compañero. - Dijo señalando a Allen. - He podido conseguir balistas usadas, pero tras un par de retoques serán igual de funcionales que unas nuevas. Nunca ha estado tan sumamente bien protegido el Trueno del Mar...no habrá pirata que se nos acerque. Esté seguro de eso señor Morwing. - Baldtomanne padecía una dolencia nerviosa que hacía que su brazo temblase de manera perceptible cuando no tenía algo agarrado, pero ello no era impedimento para que fuese un reputado armero y constructor de barcos. Su dilatada experiencia le había permitido en más de una ocuasión ascender a capitán pero el ahora canoso y barbudo hombre siempre había preferido la no tomar esa responsabilidad y hacer lo que más le gustaba: arreglar armas y cuidar barcos.

Más nos vale Baldtomanne, porque es cuando tendremos vientos favorables para salir de aquí, no podemos esperar más tiempo si queremos poner rumbo norte y estar de vuelta antes de que sea demasiado tarde. - Reprendió el capitán al oficial.

-Estoy seguro que así será señor Baldtomanne, contestó Morwing al Maestro de armas con un signo de aprobación… y de nuevo se dirigió al capitán:

-Disculpen que reincida de nuevo sobre Todlar, ¿Tienen alguna sospecha de donde se encontraría su escondrijo en tierra?, y si pudiesen informarnos de a que peligro nos enfrentaríamos para darle caza sería estupendo. Lo ideal, por supuesto, sería capturarlo con vida para así poder sacarle información sobre Steznag aunque esto dependerá mucho me temo del escenario al que nos enfrentemos, comentaba el elfo buscando miradas de aprobación con el resto de su grupo. – Han dicho que desde hace años la importancia de sus presas han ido creciendo exponencialmente, no sé, ¿Saben de alguno de sus últimos asaltos importantes? ¿De cuántos hombres y armas podría disponer ahora mismo? 

El estrecho entre los atolones de la Sirena Muerta y Candelero está plagado de pequeñas islas, traicioneras si te arrimas demasiado a ellas ya que los arrecifes coralinos que las rodean son prácticamente invisibles cuando se navega a oscuras. Comenzó a trazar líneas imaginarias sobre la mesa creandose un pequeño mapa mental sobre el cual poder discernir la posición de lo que quería comentar. Aún así hay pocas que puedan servir de base para que esa rata atraque su barco y la utilice como escondrijo... - De nuevo volvió a quedarse callado durante varios segundos hasta que el silencio, sólo roto por el Po Po Po de fondo, comenzó a resultar incómodo. - Apostaría a que ha rehabilitado la torre de las Drizas. - Comentó de nuevo como si hubiese despertado de un sueño mágico. Se trata de una torre apostada en el interior del mar a un centenar de metros de la playa de una de las islas más grandes de la zona. No me extrañaría que ese bastardo la estuviese utilizando en estos momentos, es una buena posición desde la cual detectar un barco que se aproxime a la isla cualquiera de los costados, ya que la playa está flanqueada por altos acantilados que impiden la visión desde ésta.

En cuanto al número de tropas de las que dispone lo ignoro, pero al menos para asaltar los barcos que ha abordado...yo diría que medio centenar como mínimo. Seguramente no estarán todos en la Torre de la Driza, si es que la está utilizando, y tendrá más en tierra.

Desconozco qué barcos ha asaltado últimamente, pero el Indómito creo que tiene una tripulación de unos setenta hombres al menos ya que sus dimensiones son parecidas al Trueno del Mar. Si se ha atrevido a abordarlo probablemente tiene a gente capaz y que conoce el oficio. - Añadió Fyumir a lo dicho por su capitán. Si tiene a tantos piratas trabajando para él, sin duda nos enfrentamos a un acaudalado enemigo.

- ¿La Torre de Drizas? Hummm, nos gustaría que cuando tuviese ocasión nos la mostrase en un mapa que pudiésemos comprender todos, bromeaba el elfo mientras miraba los dibujos imaginarios de Hasler. - Aunque, y creo que hablo por todos mis compañeros, confiamos en su criterio y si piensa que es un posibilidad real que se encontrarse allí..., Morwing hizo una larga pausa meditando, miró a sus compañeros y exclamó: -¡Creo que tenemos rumbo señores! Finalizaba el elfo mostrando una amplia sonrisa de satisfacción y alzaba su copa de vino en pie, luego se giró hacia el enano intentando que volviera al mundo de los vivos y llamar su atención.

-¿Oiste kormack? Pronto podrás divertirte por fin, dijo mientras le guiñaba el ojo y golpeaba la copa con la suya. 

¿Que si lo he OíDO?! jua ja ja! - Dijo frotándose las manos el enano - Acudalado enemigo! JUA JA JA! ACAUDALADO... eso suena a más que rrrico!!! - ya se me imaginaba un barco repleto de oro y sólo para el-los. ¿Setenta que son setenta mequetrrreefes? NADA! Comparrrado con el honorrr, la glorrria, el ORRRO!!! - El enano agarró el hacha y dijo - Esta... esta vale por 3 o 4 de sus hombrrrres...JA! Dame un buen trrrrago... - decía bebiendo la jarra del compañero de al lado - BUrp! Ya escucho los gritos, esa música...el acero tintinear... y ... - el enano comenzó a gesticular hace sonidos con los tenedores y cubiertos imitando la batalla. De la emoción se subió a la mesa, tirando todo a su paso. - Y... veo TOOOOOODOO. TODO NUESTRRRRO tesorrrro!!! JUA JA JA JA! A BAILARRRR MAÑANA SERRREMOS RRICOS! RRRICOS!

Los oficiales secundaron el gesto de Morwing y levantaron sus copas para brindar entre ellos y los compañeros. Los marineros, desde la distante barra, habían dejado de murmurar y no perdían detalle de lo que se hablaba en la mesa, probablemente aquel brindis indicase que volverían al mar antes incluso de que sus ropas se hubiesen secado de todo. Aunque muchos de los que brindaron en ese momento lucían sonrisas sinceras, un poco impulsadas por el vino, no todos albergaban esperanzas de que aquello pudiese ser llevado a cabo con tan sólo un barco, que además no era precisamente un barco de guerra. Sin embargo, a pesar de esas dudas de algunos de los oficiales, el alto mando al completo no renegaría de su capitán, y eso sí era algo de lo que no se podía dudar.

El capitán miró de nuevo al elfo y contestó a a pregunta sobre el mapa - Imagina una flor con seis pétalos ovalados. Cada pétalo es como una gran driza, la parte de proa que rompe las aguas. Todas ellas unidas a un cuerpo circular que es la torre propiamente dicha, Eso es la Torre de las Drizas.

De repente el extraño y perturbado enano se puso de pie sobre la mesa vertiendo las jarras y tirando los platos de los que estaban a su alrededor. Los oficiales rieron y corearon al enano y su bochornoso espectáculo, sin embargo el capitán Hasler, Fyumir y Kilger se miraron sorprendidos sin dar crédito a lo que veían sus ojos. Ciertamente no era el más diplomático del grupo...