Partida Rol por web

Caminando al amanecer, el grupo se distanciaba de todo hogar, y volvía a adentrarse en tierra hostil, volvía a aventurarse en lugares poco recomendados para todo aquel que no desease luchar.

No obstante, sus caminos los llevaban por la senda del peligro hasta un fin mayor: Un fin que quizás afectaría a todo el planeta. Y, sin embargo, permanecían tranquilos, o, al menos el.

Sonreía, quizás por la seguridad que le transmitía la mano de Syara, quizás porque al final había encontrado su sino en la vida y se orientaba a él sin atisbo de duda.

No levantó la voz, no habló, no era necesario. Los hombres con él sabían suficientemente bien a qué se enfrentarían, por lo que era mejor dejarlos que se preparasen mentalmente 

Mientras tanto, sin embargo, era necesidad encontrar el lugar exacto de la partida. Se dispuso a ello, aunque quizás con dificultad, puesto que el lugar donde escrutaba parecía no ser el mas propicio para aquella acción.

El grupo recorrió las calles de Seiní hasta salir de ella por una de las puertas de sus murallas, la más cercana. El camino transcurrió en silencio, sin apenas palabras entre ellos.

El día anterior, cuando capturaron al elfo oscuro, lo guardias le habían dado a Nauj unas leves indicaciones para localizar el lugar donde se suponía que se iba a intentar abrir aquel portal, pero aún con todo se sentía desorientado. Todos confiaban en que Inzar, que era de aquellas tierras, les guiase hasta su meta.

Durante el trayecto Nauj pensó en Bolg y, cuando lo hacía, no podía evitar mirar a Inzar de reojo. Al encapuchado le hubiese gustado contar con la presencia del piel verde, con quien había pasado buenos momentos, pero era consciente de que las cuentas pendientes entre ambos parecían hacerlo imposible.

Y mientras pensaba en él, escrutaba disimuladamente con la mirada cada esquina de la ciudad de Seiní, cada arbusto de los exteriores, cada rincón donde una sombra o un movimiento indebido pudiese delatar la presencia del goblin, al acecho, buscando la oportunidad de cumplir su destino.

En esas estaba, cuando, a lo lejos, le pareció avistar algo, que quizás fuese el lugar donde se preparaba la puerta mágica.

Con un gesto de mano y una ligera sonrisa, despido a la madre de Inzar, quien había sido muy cordial y amable en recibirnos en su hogar y darnos hospedaje por una noche.

Caminaba en silencio, pensando en todo lo que había sucedido, desde los comienzos de mi viaje en solitario hasta, el encuentro con mis compañeros, aquella noche especial, el presente y el futuro, el cual éste último era incierto, pero que anhelaba un fin victorioso y sin ningúna perdida.

Miraba de soslayo a aquel estupendo ser que tomaba mi mano, no podía evitar sonreir al verlo tan tranquilo y concentrado en el camino. Hacia que suspirara y me motivaba cada vez mas y mas.

Por encima del hombro miraba a mis otros dos compañeros, uno pensativo y el otro... ¿triste? ¿Qué le sucedía a Inzar? aquel estado anímico me cautivaba y me inquietaba. La despedida con su madre no había resultado mal, incluso para sorpresa nuestra había sido cariñosa ¿Qué podría preocuparle? ¿Miedo de su destino o del nuestro? o ¿Encontrarse de nuevo con aquel pequeñajo verde? una vez mas, suspire.

Rozo ligeramente los dedos de Seryu y lentamente comienzo a separar su mano de la mía; ya echaba de menos su tacto y su calidez.

Me giro y doy unos cuantos pasos hacia atrás, luego me detengo y espero a Inzar para caminar junto a él -¿Todo bien, Inzar?- le pregunto en voz baja y en un tono algo preocupante. Aparto la mirada de él y me percato de algo delante nuestro ¿Qué era aquello? miro con el ceño ligeramente funcido, confusa.

A lo lejos, te parece apreciar una agrupación de personas, aunque vagamente ya que para tu vista aún estan lejos. ¿Sería esa la agrupación del portal?

Podías distinguir a un pequeño grupo de gente de razas nutridas como era de esperar. Ninguno te llamó especialmente la atención, aunque de vez en cuando desaparecía alguno. Curioso.

Aun estando mas o menos lejos, observaste que aquel parecía ser el lugar que estaban buscando. Un pequeño grupo de personas estaban reunidas, y notaste que a un lado el aire estaba diferente, ligeramente como...flucturante, y enrarecidamente oscuro. Quizá, fuese ese el dichoso portal. Sin embargo, no fue eso lo que precisamente te llamó la atención, sino que te encontraste una mirada conocida, desgraciadamente. Una delgada y oscura figura, carismática, y ya conocida para ti. El drow que había supuestamente sido puesto bajo custodia estaba viendo hacia donde estabas tu, y lo peor fue que hasta pareció guiñarte un ojo. Tenía puesta una especie de tunica oscura, probablemente para camuflarse. Tras menos de unos pocos segundos, andó hacia la distorsión y desapareció.

- El Portal está allí delante, seguidme.

Nauj condujo a sus compañeros hacia donde éste se encontraba, junto a un grupo de personas reunidas alrededor. Allí, una pequeña zona del espacio parecía distorsionarse y, al mirarla, la visión se tornaba borrosa y un tanto oscura.

- Ya hemos llegado -miró a todos y en especial a Seryu, esperando a ver qué tipo de experimentaciones quería hacer el silfo con la magia del portal.

Ahora, supongo, sólo es cuestión de entrar en él -concluyó.- Y de tener cuidado con lo que nos aparezca al otro lado -añadió con un extraño tono de voz, teniendo en mente lo que acababa de presenciar.

 Entonces, al fin estaban allí.

Por primera vez, quizás en su vidas, su sonrisa se tornó irónica. Se había separado de sus acompañantes, quedándose solo ante el portal.

Sus iris esmeralda se perdían en el infinito vacío expuesto en el rango de su visión. Su anatomía se tensó. El bastón que quedaba a su espalda, de un movimiento, quedó en su diestra de manera tan agil y rápida que parecía haber aparecido instantaneamente en aquel lugar.

A continuación, una sucesión de sellos. Marcando el aire con símbolos rúnicos, producto de libros de hechicería consumidos y un poder rúnico que emanaba de su cuerpo. 

Todo era demasiado calmo, aunque, sin embargo, en el lugar comenzaba a sentirse una tensión arcana, una tensión mas allá de la tensión sentida por un ser humano. Su voz se pronunció ante sus compañeros.

-El poder de la naturaleza es un poder rúnico. Es el poder de los antiguos, aquellos quienes ya no viven, pero nos protegen en el camino por el plano de lo espiritual

A medida que los dibujos invisibles se iban creando, algo en el portal pudo hacerse visible. Una especie de apertura pequeña, un cambio de color tan extraño que incluso él quedó por un segundo embelesado. De cualquier modo siguió creando con el bastón y con movimientos ágiles y milimétricamente medidos, una danza arcana que generaba un viento extraño en rededor al lugar.

Sin embargo, esto concluyó en el mismo momento en que la parte inferior del bastón golpea tierra. El color cambia, volvíendose por unos segundos de un color esmeralda intenso. Esperaba que parte ínfima de la esencia del portal se fragmentara y se pudiera de aquel modo analizar. 

-El poder arcano es el conocimiento mas peligroso y poderoso de la tierra. Pero, bien utilizado, puede hablarnos de la tierra y su edad.

Luego de aquello, se agachó, esperando encontrar el fragmento que había intentado crear. De aquel modo, podría estudiar sin problemas la naturaleza de aquello.

Nauj contempló embelesado los movimientos de Seyru y escuchó sus palabras. Admiró con cierta envidia los conocimientos mágicos de éste y quedó expectante, esperando ansioso las conclusiones que hubiese podido sacar de todo aquello.

Giré nuevamente el rostro hacia Inzar, esperando respuesta alguna, pero su silencio lo decía todo. Tuerzo levemente la boca, lo contemplo y mis labios se separan unos cuantos milímetros, pero las palabras que iban a salir de ésta, son interrumpidos por el repentino avance de Seryu.

Giro la cabeza en su dirección y contemplo cada uno de sus movimientos; escucho detenidamente sus palabras y me deleito viendole practicar aquellos movimientos, magía arcana.

Sonrío y mis ojos brillan, estaba deleitada por aquello especialmente porque todo había concluido con éxito. Miro una vez mas a Inzar y suspirando, me aparto de él y vuelvo a mi lugar, al lado de Seryu, pero dejando unos cuantos pasos de medio.

Lo observo y espero para ver aquello que recogía

La mayoría de las personas allí reunidas también miraban a Seryu, extrañadas por su parsimoniosa actuación. Una pequeña astilla que parecía filosa y delicada como el vidrio había caído al suelo producto de sus actos. Era grisacea, y por momentos parecía que algo en su interior se agitaba, como un haz de luz. ¿Era un pedazo cristalizado del vortice? Si, de eso no había duda. De entre el perqueño tumulto de gente, alguien se acercó con paso firme y expresión severa.

¿Quien es ese muchacho? No lo sabía, pero me caía en gracia averiguarlo. Me acerque, aunque no podía evitar una expresión seria, Despues de todo, entrometerse en un hechizo de esa forma fue un acto de soberbia o de exeso de confianza.

-No deberias entrometer la nariz en una estructura mágica ajena, pudiste haberte lastimado aunque hay que admitir que fue una bonita exhibición. Pero la proxima vez piensa que la inteligencia radica en saber preguntar a veces. ¿Quien eres, y que quieres con ese trozo de portal?

 Caso omiso hizo de las personas que ahora se congregaban a su alrededor. Asió entre sus manos el fragmento de cristal, e intentó analizarlo en profundidad.

Una vez en su mano, la energía del vórtice canalizaría en él, y de aquel modo no quedaría ninguna duda sobre su naturaleza.

Luego de aquello, se volvió hacia Syara. Le tendió el pequeño fragmento de cristal y le cerró la mano en torno a ella. Tenía una belleza un tanto extraña, pero no era por ello por lo que lo había depositado allí.

Debía de sentir algo. La naturaleza del poder de ella, era, en esencia, la misma que el suyo, y, por tanto, probablemente tendería a sentir la energía, y el cúmulo de sensaciones que se experimentan en ese momento.

La miró a los ojos, sonriéndole.

-¿Lo sientes? ¿Sientes algo? 

Luego observó a Nauj y le hizo una seña para que se acercase. En el fondo, la naturaleza de sus poderes coincidían. Por tanto, luego de ella, el cristal tenía que caer en manos de Nauj antes de que su energía se disipara. 

-Consideradlo.. una clase de percepción de energía. 

Inzar sacudió la cabeza, había estado medio ausente todo el rato y solo reaccionó a medias cuando le dirigió la palabra la jovencita Innhue. Conforme se mantenía en plan de esperar y ver que hacía Seryu y lo que sucedía alrededor, contestó vagamente:

-Si, estoy bien...

Se cruzó de brazos y mantuvo esa fuerte postura conforme seguía a la espera, sin parecer que qusiera decir algo mas.

El hombre que se les acercó rondaría los 35 años, su complexión era bastante simplona y por ropajes traía una túnica celeste con bordes blancos, y una capa amarillenta esta aferrada al cuello. Sus cabellos y ojos son castaños a la par, y mirando con mas atención, en el brazo izquierdo puede verse un grabado de hilo verde con el símbolo de Idú.

Tocar aquel objeto era una sensación...extraña. Parecía como si, en el interior de su ser, algo hiciera eco. Podía ser equiparable con las ondas que produce una piedra al caer en un estanque para luego caer en la nada. Pero en cambio, esa sensación no daba seña de extinguirse prontamente. Era pareja y constante, como una resonancia casi musical que hacía vibrar cada fibra del interior del cuerpo, pero de forma casi imperceptible, como si fuese un fragil sueño. Solo en el sitio donde la piel estaba en contacto con aquel extraño cristal, se percibía algo semejante a un hormigueo.

En conjunto todo aquello daba la impresion de...era como si parte de él quisiera desprenderse del cuerpo, e irse muy lejos. No había duda. Aquello era magia astral.

Me percato del acercamiento de uno de los tantos hombres que estaban cerca a nosotros. Escucho sus palabras y frunzo ligeramente el ceño por éstas ¿Que sabía él acerca de nosotros y especialmente de Seryu? levantando una ceja, aparto la mirada de él y la fijo en quien había tomado mi mano y depositaba en ella algo que parecido a una pierda.

Me pierdo en sus ojos, en su sonrisa a la cual respondo con una similar. Mis ojos comienzan a cerrarse lentamente; inspiro y espiro, para así concentrarme y sentir aquella energía que Seryu mencionaba.

Nauj tomó en sus manos el pequeño trozo de cristal que el mago había arrancado del portal y que ahora Syara le ofecía, tras haber experimentado ella primero.

También él cerró sus ojos y trató de estar lo más concentrado posible. Quería poner a prueba sus incipientes poderes y percibir aquella energía de la que hablaba Seryu.

Tocar aquel objeto era una sensación...extraña. Parecía como si, en el interior de su ser, algo hiciera eco. Podía ser equiparable con las ondas que produce una piedra al caer en un estanque para luego caer en la nada. Pero en cambio, esa sensación no daba seña de extinguirse prontamente. Era pareja y constante, como una resonancia casi musical que hacía vibrar cada fibra del interior del cuerpo, pero de forma casi imperceptible, como si fuese un fragil sueño. Solo en el sitio donde la piel estaba en contacto con aquel extraño cristal, se percibía algo semejante a un hormigueo.

En conjunto todo aquello daba la impresion de...era como si parte de ti quisiera desprenderse del cuerpo, e irse muy lejos. Desconocía por completo el nombre de esa magia, pero esa experiencia no te la olvidarías, ni las impresiones de la misma.