Partida Rol por web

Esperaba esa respuesta jeje

Gira la cabeza y te parece escuchar una risilla bajita

Tan solo soy un cliché rolero. Siempre hay alguien que cree que un encapuchado entre las sombras de una esquina de taberna tiene algo interesante que hacer, decir, encargar, lo que sea. Lo siento, pero no es mi caso. Aunque no te desanimes, puede que más adelante si que tenga algún trabajillo...yo o cualquiera de los otros misteriosos encapuchados que encontrarás en casi cada taberna.

Le sigo mirando, y le digo:

-¿Y un cigarrillo no tendrás por ahí, verdad?

Ernesto concntrado se hallaba en sus discusiones que ni cuenta se dio que Kilder se había esfumado.

Cuando, Paco para los amigos, le comentó por quienes se hallaban rodeados, Ernesto encogió su cuero, estiró el cuello y con la cabeza sobre la mesa y bien quieta, miraba moviendo los ojos de un lado para otro: Eztoz zucioz rumanoz, no tienen ni donde caerze muertoz. Míraloz, hace varios díaz que no comen algunoz de elloz. A cinco de eztoz me quito yo de encima zin problemaz. Ernesto hablaba en bajo, bien era sabido que no era un gran luchador y que las palabras que decía eran fruto de la soberbia, por eso le interesaba que salvo sus compañeros, nadie más le escuchase.

Cuando William preguntó a Bertín sobre algún trabajito, se dio cuenta de que la posibilidad de un negocio se le escapa de las manos. Para que quierez trabajar en cualquier coza, William, yo te prezto el dinero, ez máz fácil para tí, no te tienez que manchar laz manoz. Ernesto vuelve a hablar en voz baja.

Zi tuvieze a mi ezcolta, muchoz problemaz dejarían de eziztir. Botín muerto y yo zeñor de entre loz banqueroz. hic, hic.

Ehhhhh.... túúúúú... que laz rataz zomoz buena gente. A ver cuanta gente haz vizto tú tan limpia y con tanta decencia como yo. Tabernero de pueblo....

Po claro, tio

Te ofrece un cigarrillo y saca un mechero.

Cojo el pitillo, y lo enciendo:

-Gracias compañero.

Con disimulo le astillo el mechero a ver si no se da cuenta, jejeje.

Vuelvo con mis compañeros muy contento fumando un pitillaco.

Kilder deja de hablar con el encapuchado de la esquina y vuelve junto a vosotros fumando un cigarro.

Cojo mi copichuela, y comento a los demás:

-Esto sin un pitillo, no es lo mismo, el tio de la capucha me tenia totalmente engañado, pero al final le he sacado algo, este pitillo... It's free!!!

-¿Ya habeis preguntado si hay curro por aqui?, sólo tengo pasta para esta noche .

-Hay un par de cosas...- dijo Paco al darse cuenta de que esta vez William no iba a entrar al trapo de la discusión -.... pero son cosas oficiales. De esas que manejan el ayuntamiento y la Guardia Civil.- y agrega después de resoplar con fastidio -Y sabiendo cómo y cuándo paga el gobierno, me inclino por la benemérita.-

En cuanto el tema recurrente de discusión aparece en la mesa desconecto totalmente de la conversación. No me interesa algo que no va a llegar a ningún lado. Entonces me limito a jugar con las cartas, moviendolas sobre los dedos de mis manos mientras observo el resto de la taberna. 

La mayoría mueve las cartas con torpeza y tengo ciertas dudas de su astucia en los juegos en los que participan, ademas tienen las bolsas con el oro muy visibles, muy tentadoras...

- Yo estoy como tu Kilder - 

Había llegado a escuchar sus palabras cuando llego con el pitillo gratis.

- Igual hoy conseguimos algo de subvención - 

Añadí haciendo que una carta volara por delante de mi cara para luego agarrarla. Guardo mi baraja, como algo de jamón, bebo un trago largo de vino y me levanto, quizás deba darme una vuelta por la posada...

A william no le acababa de gustar la idea. La Guardia civil... cuantos recuerdos y que pocos son buenos. -Mucha gracia no me hace, pero los ayuntamientos acostumbran a pagar a 60 días... Así que tendremos que ver que nos ofrecen.-

Bebo otro trago.

- ¿Vamos a probar suerte?- propongo antes de poner en práctica mis trucos en las otras mesas de borrachos. Seguro que no me costaba hacerme con unos cuantos leuros, aunque nunca estaba seguro de si mis compañeros tendrían que ayudarme para salir ileso con las ganancias. 

Les comento a mis compañeros mientras hago anillos con el humo:

-Que sepais, que yo ya fuí funcionario una vez, se trabaja bastante poco, pero empezaron quitandome la paga extra de navidad, y por último me despidieron, pero claro, la aventura es la aventura, vamos a ver a los picolos, esto de dar ostias borracho no se me daba mal de joven.

-Bueno...- dice el cocinero mientras se pone lentamente de pie y le paga a Bertín la copa que se ha tomado -Entonces nos vamos a ver a la benemérita.-

Poco mas había que decir, William sacó con pesar algunas de las ultimas monedas que le quedaban en el bolsillo para pagar el gazpacho. Se levantó y se dispuso a salir.

Bertín recoge gustoso la paga de lo que os habeis tomado.

¿Vais a querer que os guarde habitación para esta noche? Hay alguna taberna más en el pueblo, pero no la vais a encontrar a mejor precio ni de tan buena calidad. La sonrisa que os dedica está ensayada de años de conquistar mujeres, aunque seguramente no le causa el mismo efecto con viajeros cansados y, en su mayoría, hombres.

Salís de la taberna y empezais a andar entre las pocas calles del pueblo. Las casas son todas bastantes modestas, algunas de ellas no costaría derribarlas echandole un poco de ganas al asunto. Hay algunas más trabajadas, pero ninguna de ellas puede llegar a considerarse de lujo, ni siquiera lo que sería una casa media en una ciudad algo importante.

No os cuesta localizar el lugar, al que no le faltan los detalles típicos de un cuartelillo.

Hay un guardia en la puerta junto a un anciano agarrando las riendas de un burro. El anciano parece bastante cabreado mientras agita un papel rosado.

¡¡¿Que coño es esto de que este mes no toca dejar el burro en mi lao de la acera?!! escuchais del hombre mayor.

Vaya, yo que habia pensado de irme sin pagar, pero bueno, este bertin está en todo, jejeje.

Le entrego el dinero el dinero, y le comento:

-Reservanos la habitación, por favor, luego espero que volvamos.

Despues de un paseito:

-Pues ya hemos llegado al cuartel de los picolos.

Escucho al viejo quejarse, y le digo.

-Eso lo hacen para tocar los huevos, y poder ponernos multas a los que nos despistamos cuando cambia el mes, es para recaudar, malditos sean.

-Shht! Calla, lagartija irrespetuosa!- dice Paco a Kilder pero aprovecha que está entreteniendo al viejo para presentarse al guardia:

-Soy Francisco José María Jesús Perfecto Solapazo de Torrérez y Arriezno Guzmán, y venimos a ver al Capitán de este cuartel.-

Pago a Osborne lo consumido, reprimiendo mis ganas por recuperar lo pagado ya sea de su propio bolsillo o del de alguno de sus clientes.

- Si, reserveme una habitación a mi también - ya me haré con algún monedero luego...

Acompaño al grupo canturreando una de las canciones que Bertin me ha pegado en el poco tiempo que hemos estado en su posada. 

- Joder - digo golpeandome en la cabeza y callando - no se me va.... - 

Al poco rato estoy tatareandola... 

- Putos guardias.... - susurre con cierta ira para mi, aunque Paco se dirige al guardia en el mismo momento aplacando casi por completo mi voz.