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Crónicas de los Condenados. [+18] Cap 2: Intrigas Palaciegas

Dalla del Lago Serpiente - Instalándose.[Torre Este]

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22/01/2018, 20:13
Director

La joven noble se instalo en los aposentos indicados. Eran en la Torre este y daban a una vista impresionante que abarcaba varios de decenas de kilómetros de las llanuras del Ducado Yannur. Sus tierras, ahora tapadas por una fuerte neblina, estaban al norte, cerca de las montañas que bordeadas por un enorme lago, el lago que daba nombre a su Baronía familiar. El que estaba plagado por enormes y extrañas criaturas en forma de serpientes gigantes que ocasionalmente, se hacían con alguna presa en forma de oveja o cabra o en ocasiones extrañas algún viajero o comerciante incauto que hacia su campamento muy cerca de la orilla.
Ahora su padre estaría con sus hermanos y sus gentes en los refugios de las montañas, habiendo esquivado a los enemigos de negro. Había cruzado espadas con ellos antes de llegar al castillo.
Aun no habíase cambiado, o incluso decidido que hacer con sus hombres, cuando recibió una llamada amable en la puerta. Tres golpecitos discretos. Un sirviente en librea le hizo una corta reverencia, y le entrego un sobre de papel oscuro, a medias entre el morado y el negro, con fina escritura en letra blanca.
Estimada y Bella Dalla, es un honor teneros entre mis filas, espero ansioso, aceptéis una merienda conmigo. Os espero en mis jardines. Duque Yves Yannur”
Era el momento de tomar decisiones.

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23/01/2018, 09:14
Dalla del Lago Serpiente

Dalla estaba absorta con el paisaje, pensando en sus familiares y sus tierras ahora cubiertas por un manto de niebla que las ocultaban. Casi como si la incertidumbre del futuro de su pueblo.

El sirviente tuvo que llamar un par de veces antes de que uno de sus hombres le llamara la atención.

Recibió la carta y se giró sin mas, como si la persona que la había traído apenas existiera o fuera poco mas que un animal de compañía. Volvió a acercarse a la ventana mientras abría el sobre y aunque tardo un poco en leer su contenido.

Finalmente apartó su mirada y se centro en el presente, asintiendo a la misiva y dirigiéndose al armario para buscar ese vestido que tanto le había gustado y vistiéndose con el. Parecía que le importaba poco que sus hombres estuvieran en la habitación mientras se desnudaba. Aunque a la hora de la verdad, el vestido era tan suave y liviano que la luz lo atravesaba mostrando tanto su silueta como los tonos de su piel.

Se miró en el espejo satisfecha y abandonó sus aposentos para ir a la merienda con el Duque.

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23/01/2018, 19:16
Director

Aunque no le importara, mientras dejaba la carta lacrada en la cómoda mesita al lado de su cama, y se desvestía lentamente, y se pasaba un mínimo paño húmedo por su cuerpo para quitarse el sudor del camino, sintió las miradas de sus hombres, rudos, sobre ella. No se habían movido demasiado, se habían ubicado en la recamara de modo de cuidar a la joven, y el líder de ellos, estaba a punto de despachar a los otros a las barracas, cuando ella empezó su ritual. El vestido sobre la cama, gris y transparente, y hecho para una muchacha mas menuda que ella, le quedaría algo apretado, pero no era algo que no deseara.
http://www.mediafire.com/file/mt40yqzd401bpg6/guar...
Cada movimiento, en el más completo silencio, noto como las respiraciones de sus hombres, que la habían seguido hacia días, y esperaban relajación y desahogo en sus tierras, ahora se encontraban rodeados de enemigos y enjaulados. La moral estaba algo baja y ella los tentaba mostrándose. Sabía que la situación no tardaría en explotar.
Ya todo lo limpia que podía, luego de pasar el paño por las axilas, y debajo de los senos, por el cuello y detrás de las orejas y perfumarse, decidió dar la impresión de noble y no la de doncella guerrera. Sagast, el líder de los hombres, le ofreció su hoja. Un elaborado estoque, rápido para dar muerte y al que todos los nobles de esta tierra se habían aficionado, le fue devuelto, ya se lo habían limpiado de la sangre derramada, afilado y ahora se lo ofrecían por la empuñadura. En ella quedaba la idea de ir desarmada o no a la visita con el Duque.
El vestido le quedaba algo corto, de costado asomaba por uno de los lados, y no tuvo más opción que tajear un poco el lado contrario a la caída, para poder caminar bien. Unas sandalias con tiras hasta las rodillas, y muy apretado en el busto, pero al menos tapaba las cicatrices de la mujer. Una esclava, una especie de brazalete para el brazo desnudo, y una joya verde aguamarina en medio de los pechos terminaban el atuendo.
El sirviente que estaba en la puerta, había quedadose esperando por una respuesta, se asombro al ver a la mujer, y al cambio radical de apariencia. Asintió con la cabeza, y indico como era el camino.
El destino a los Jardines implicaba bajar por las escaleras de la Torre Este, con lo que el vestido debió ser acomodado en varias ocasiones. El helado viento del invierno entrante era soportable por Dalla, porque ella era del Norte y la mayor parte del tiempo era así, pero estaba ya al límite del mismo, y muy desabrigada, quizás pillaría un resfriado por estar así.
Salieron por un pasillo lateral, y por un largo pasillo, que termino desembocando en una exuberante muestra de la naturaleza, con verdes y toda la gama de colores. A pesar de haber un pasillo adoquinado las plantas crecían y había que estar corriendo helechos y otras malezas para llegar al claro, donde había unos sillones de metal enredados, y una mesita con unos refrigerios. El Sirviente se freno y alguien que servía refrigerios advirtió su presencia. La música sonaba con un juglar que emitía lánguidas notas,
El Duque se veía solo de espaldas, se vio como escuchaba algo al oído, y ofrecia su copa, con lentitud, para que fuera llenada de nuevo. Dalla permaneció de pie, esperando, alrededor de unos tres minutos, mientras Yannur escuchaba la música, ignorándola en apariencia. Terminada la canción, indico algo con los dedos, y se escucho.
- La Dama Dalla del Lago Serpiente, Hija del Baronet, suplica vuestra audiencia, Su Señoría el Duque Yves Yannur.-
El Duque se incorporo, y se giro, todo sonriente a ella, los brazos a los costados, cubierto por una especie de bata roja con detalles dorados y amarillos. Debajo estaba vestido con una camisa amarilla y pantalones morados haciendo juego, con varias joyas brillantes, las manos llenas de anillos. Era un hombre delgado y alto, labios finos, y mirada inquisitiva, y algo cruel. La superaba en altura, mínimamente, pero su delgadez lo hacía más alto. Si no fuera por su expresión, mezcla de crueldad y falta de pasión, podría haber sido un hombre atractivo.
- Bienvenida, Dalla.- dijo evitando sus títulos.- Estoy encantado de que estés aquí.-
Le ofreció su anillo, con una enorme gema turquesa, para que lo besara. La diferencia entre Dalla y el Duque no era tal que requería que besara su anillo, con una cortes reverencia sería suficiente, y una muestra de poder, pero tal vez sería mejor cumplir sus deseos. Era el momento de elegir que camino habría de tomar la relación de la mujer con el Duque.

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23/01/2018, 19:25
Dalla del Lago Serpiente

Dalla aceptó la espada, aunque como muestra de complacencia hacia el duque se la puso en el lado equivocado, indicando su intención de no querer desenvainar.

Siguió al sirviente hasta los jardines, dejando que el frío acariciara su cuerpo y que, sin que se diera cuenta, sus pezones se marcaran en ese delgado y lujoso tejido.

Le quedaba claro la riqueza del duque, no solo ya por el jardín en si y su exuberancia, si no por la continua demostración de indiferencia y poder que necesitaba mostrar a cada segundo. Cargado de joyas y riquezas, bebiendo vino como si no le importase un ápice su presencia ... aunque fuera el quien la había llamado.

Pero Dalla entendía que tenia que participar en su juego e incluso aceptó inclinarse y besar dicho anillo sin mostrar reparo.

-El placer es mio, buen Duque. Desde luego, aún y los aciagos tiempos que corren, has sabido encontrar un buen lugar para el descanso y la buena compañía.-

-Si bien yo hubiera elegido una música mas animada.- Sonrió mirando al juglar.

Notas de juego

Cita:

El vestido le quedaba algo corto, de costado asomaba por uno de los lados, y no tuvo más opción que tajear un poco el lado contrario a la caída

No he entendido esta frase :(

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23/01/2018, 20:36
Duque Yannur de la Brisa de Zafiro

Cuando Dalla se inclino, la joya aguamarina se escapo de entre sus pechos, y quedo colgando, al tiempo que ella se inclinaba los noventa grados necesarios para que la inclinación fuera la correcta y educada.
El Duque Yannur, al besar ella la gema de su anillo, una gema fría al tacto de los labios de la mujer, y grande, que la había obligado a hacer una O con la boca, uso la otra mano para acariciar sus cabellos y así, obligarla a mantener esa posición durante unos segundos más de lo necesario, y sutilmente, ir sometiéndola de a pequeñas partes.
La soltó, luego de acariciar sus rubios dorados cabellos, y permitirle incorporarse. Movió la mano y de inmediato uno de los sirvientes le ofreció algo de vino a la muchacha, que le entregado en una copa de plata sin que existiera mediación por parte del sirviente si la quería o no. El mismo desprendía un suave aroma frutal y dulzón a la vez. Su estomago rumeo en busca de alimento, más que alcohol, pero el Duque no la había invitado a la mesa, si no a caminar, por lo visto. Le ofreció el brazo, mientras el sequito de sirvientes iba detrás, un juglar, un escanciador, dos pajes y alguien que sostenía una sombrilla para que el muy débil sol no los afectara.
- Luego quizas...- dijo en referencia a la musica. -Bueno, mi querida Dama, os he invitado para saber el por qué de vuestra presencia entre mis muros. Estoy seguro, es una historia interesante.-

Notas de juego

Es un vestido que te quedaba ajustado en las caderas. De esos que es más profundo de un lado de que del otro en la caída del mismo. Pero en el lado que no cae, te quedaba muy justo para caminar, de modo que le hiciste un tajo… con el que te llega casi a la cintura el tajo, pero te permite caminar más libre, aunque con más riesgo de que se te vea tu intimidad.

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24/01/2018, 11:11
Dalla del Lago Serpiente

A Dalla no le había gustado en absoluto el gesto del Duque. Lo encontró una provocación con un tono remarcadamente sexual.

Por dentro reconocía que el hombre le parecía una criatura deleznable y si bien al erguirse de nuevo mostraba una sonrisa, era en parte por que estaba imaginando a ese ser siendo ejecutado por sus hombres. Tomó la copa sin prestar atención al sirviente y la acarreó consigo si bien no tomó un solo sorbo.

La comitiva se movía por el jardín siguiendo a los dos nobles en un desfile un tanto cómico.

-Bien sabes que la guerra se extiende como una oscura sombra sobre nuestro mundo.- Respondió ella.

-Y aunque, por el momento, estás bien protegido aquí dentro ... tus espadas de alquiler no van a aguantar un asedio cuando las hordas lleguen a llamar a tu puerta. Aunque por tu suerte, ahora están llamando a la de mi padre.-

Dalla dejó unos segundos para que las palabras llegaran a su hueca cabeza.

-Creo que seria genial que esos ... desagradables invasores, no llegaran a pasar de mis tierras para destruir las tuyas. ¿No crees?-

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25/01/2018, 04:39
Duque Yannur de la Brisa de Zafiro

El Duque caminaba con paso armonioso, disfrutando del paseo, y de los aromas que emanaban de su exótico jardín. Noto como la joven parecía sorprender y despreciar un poco la comitiva que los acompañaba, llevando en el ambiente ligerísimas notas, al tiempo que los cubría con sombra del Sol Invernal, pero no dijo nada, solo sonrió.
- Si, en efecto, he escuchado hablar de lo que decís.- dijo con total tranquilidad en la voz, como si hablaran de una tormenta que oscureciera temporalmente los cielos, y esperase que se descargase para seguir con el día de campo.
Aunque la escucho prestándole atención, no respondió adecuadamente a las preguntas de la hija del Barón.
- Decidme, ¿Os gusta el Arte? A mí me encanta y soy un patrono de el en todas sus formas. – Anticipo la indignación de Dalla, y agrego.- Os aseguro que estoy atento a lo que pasa en el reino, pero no puedo tomar decisiones sin mis consejeros y ellos estarán disponibles por la tarde. Complázcame y tal vez tenga un hueco en mi agenda luego de hablar con ellos. De modo que… ¿le interesa la música? ¿Domina algún talento, además de la esgrima, mi Estimada Invitada de Lago Serpiente? –
Fuera cuales fuera la respuesta de Dalla, pues para el Duque era solo un pie a que ella respondiera, le hizo la siguiente pregunta. –Me gustaría tener un cuadro de vos. ¿Me complaceréis?-

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25/01/2018, 09:11
Dalla del Lago Serpiente

A Dalla no le sorprendía en absoluto que el Duque pasara de ella. Sabia que había sido un poco agresiva empezando directamente con eso, pero quería marcar un poco el territorio. Podía estar allí para darle compañía, pero era su forma de dejar su presentación.

Con indiferencia cambió el tema tal y como le pedía el hombre. -La verdad es que no, la esgrima es todo lo estimulante que pudiera desear y no he buscado aficiones mas lejos de eso.-

-¿Un cuadro? Si, por que no.- Asintió sin darle mucha importancia ... en apariencia. Por algún motivo, y dado el aspecto de serpiente que tenia el hombre, imaginaba que seria algo mas complejo que eso.

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26/01/2018, 04:01
Director

El Duque asintió a las palabras de la joven hija del Baronet, y en agradecimiento, le realizo una suave reverencia, al tiempo que besaba la mano de ella. Las manos del Yves, eran suaves, con casi ningún callo, pero ella supo que eran hábiles, tal vez en el manejo del estoque, o tal vez, en el de la fusta.
Se alejo luego, perdiéndose en el camino del Jardin, y su sequito, fue tras el, dejando una estela de aromas, perfumes y música que se fue diluyendo en el camino. No quedo sola. Un sirviente, el mismo que había traido la carta, se quedo con ella, las manos en la espalda.
- La guiare a sus aposentos, Dama.- indico.
Con las manos en la espalda, la hizo retroceder en los pasos, hasta que llego nuevamente a la Torre Este, al tercer piso, un montón de buenos escalones, afortunadamente, el jardín estaba en el Segundo, de modo que no tuvo que subir como cuando ingreso al mismo.
Allí, sus guardias habían acomodado sus pertenencias, y las habían ubicado. No eran muchas, haber abandonado sus tierras la había obligado a viajar ligero y dependía de lo que fuera que había en las habitaciones de Huéspedes. Y lo que había, solo podía considerarse como ligero, y revelador en el mejor de los casos.
Sagart la recibió con un asentimiento, y a en silencio, adquirió una mirada de preocupación por su bienestar, pero al no tener Dalla nada complicado que decir, se quedo callado.
Indico con un gesto a sus hombres que fueran a ambos lados del perímetro, uno fue a la puerta, y el otro al balcón, y revisando las paredes, parecieron dar su conformidad.
- Mientras usted paseaba – dijo en tono bajo y confidente su segundo.- utilice algunas de las reservas con los sirvientes. Al parecer Señora hay algunos soldados de la vieja guardia, Caballeros de Meridian, que sirvieron al Rey en la gran batalla de los Tres Rios. Quizás sería bueno que se reúnan con ellos. -

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26/01/2018, 10:06
Dalla del Lago Serpiente

Dalla siguió al sirviente sin decir palabra en todo el camino mientras pensaba en su encuentro con el noble. Sin duda parecía un lengua de serpiente de cuidado y estaba segura que se la intentaría jugar de un modo u otro.

Sonrió mas relajada cuando volvió a ver a sus hombres.

-No bajéis la guardia en ningún momento.- Espetaba cuando el sirviente los dejaba. -No me fio de ese Duque, de sus hombres, de su guardia ni del castillo.-

Las noticias de Sagart hicieron que Dalla se quedara pensativa.

-No quiero que el Duque me vea hablando, y menos negociando, con ellos. Estoy mas que seguro que no le gustaría la idea de que le intente quitar hombres de su agujero en el suelo.-

Miró a Sagart con cierta mirada de perro apaleado.

-De momento intenta entablar contacto tu ... ya se que no os gusta hablar, pero es importante.-

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29/01/2018, 03:36
Director

El líder de su guardia asintió a sus palabras, escuetamente. Luego, agrego algo mas, bastante si se consideraba que el hombre hablaba lo mínimo indispensable.
- Creo que hacéis muy bien Señora. No solo el Duque tiene mala fama, si no que son varios los que han mencionado que no respeta ninguna de las antiguas tradiciones. Que la hospitalidad, o cumplir con la palabra no significa nada en absoluto para el. -
Sagast asintió al pedido de la Noble, y comento.
- Hare lo mejor que pueda.- y al no ser la respuesta esperada ella lo observo. Probablemente no se sentía con la confianza para hacer correctamente la tarea y era que sus hombres destacaban en el manejo de las armas, no en el de la diplomacia. Aun asi, al estar entre guerreros, quizás podría llegar a un aproximamiento más rápido que ella misma.
Llegaron unas criadas con un refrigerio pequeño, y dado que sus hombres estaban con ella, y no en las barracas, no se los había alimentado. Ahora debía decidir si comia con sus hombres y se quedaba con hambre, o los mandaba a descansar a otro lado. En todo caso, en su recamara no había mas que una cama, pero bien sabia ella que habían dormido en sitios peores.
Ya se hacia la hora en la que debía de volver al Jardin, el Duque había arreglado que empezaran los antes posible.

Notas de juego

Sagast no tiene problemas para hablar, los del voto son los otros dos.

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29/01/2018, 09:43
Dalla del Lago Serpiente

Escuchar los rumores del Duque solo confirmaba sus sospechas. Era un hombre deleznable y representaba todo lo que odiaba de la nobleza.

Sin embargo ante su ultima respuesta, Dalla no pudo mas que sonreír y contestar -Se que lo harás Sagart.-

Sus hombres sabían bien que Dalla los consideraba casi como a iguales y que le era ciertamente difícil enfadarse con ellos. Dalla no era el tipo de jefe que martirizaba a sus hombres. Era recia y estricta en los entrenamiento, pero entendía cuales eran los limites y las capacidades de ellos y aunque fallaran en su cometido no cargaría contra ellos.

Las criadas irrumpieron a la habitación con comida. Y al contrario que con sus hombres, la mujer les increpó con mala actitud.

-¿Pretendéis insultarme con tan poca comida?- Esperó a que una de ellas dejara su bandeja en la mesa antes de propinarle un cachetón con su guante. -Mas os vale que tal ofensa no vuelva a pasar o la próxima vez el golpe será con mi puño.-

Su voz sonaba amenazante y cargada de odio.

-Y mas os vale que para cuando anochezca esa no sea la única cama en la habitación. Mis hombres van a dormir aquí y no quiero que sean tratados como perros.- Su mano se movió instintivamente hacia su estoque, casi como si estuviera apunto de lanzarse sobre ellas.

Pero dio un paso atrás, masculló algo por lo bajo y se propuso a abandonar la habitación.

-El Duque me espera, queda para vosotros.- Dijo a modo de despido y dejando toda la comida para sus hombres.

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29/01/2018, 18:21
Director

Las sirvientas se fueron corriendo, la que recibió el impacto en el rostro sosteniéndoselo, y las otras dos, observando a los hombres y luego a ella, lanzando unas risitas disimuladas. Incluso una de ellas, ya llegando a la esquina, hizo el gesto de meter repetidas veces el dedo en un círculo hecho por la otra mano y tirarse del pelo. Obviamente habían empezado unos rumores.
Dejando la comida a sus hombres, salió de allí, buscando las escaleras, y empezar a bajar a lo que sería el primer nivel del castillo. Allí se encontró con un sorprendido sirviente, que se adapto a las circunstancias rápidamente y se dio vuelta, empezando a guiarla como si lo hubiera hecho desde las habitaciones. Se dio cuenta en el camino que en el apuro y la indignación, no se había cambiado, y tenía el vestido un poco desarreglado. Se lo acomodo por el camino, y al pasar la mano por su estomago, sintió el rugir de su estomago. Tenía hambre. Ahora la tensión había empezado a aflojar, y la tranquilidad del castillo hacia mella en ella, sintió una ligera debilidad, que paso de inmediato.
El aroma y la visión del jardín, que abarcaba todo el patio abajo, y conectaba a lo lejos con la Torre Oeste, la saco de sus pensamientos. Avanzaron por el camino, el cual el sirviente saco una especie de estilete muy finito, con el que empezó a cortar plantas y hojas para permitirse el paso, y de paso también limpio una gárgola que estaba allí llena de follaje.
Llegaron a un claro, donde habían tres sirvientes jóvenes y un hombre delgado, con unos pantalones abombados, y un sombrero con una pluma, bien colorido. Había lienzos, y lo que parecían ser algunas cajas.
- Vaya, era una completa verdad. Usted es alguien que merece ser pintada.- Se inclino con una reverencia, sosteniendo en su mano varios pinceles.- Soy Gabriel Goulard. Maestro Pintor.¿Tiene querida Dama, algún lado de preferencia para ser pintada, alguna postura?

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30/01/2018, 10:51
Dalla del Lago Serpiente

Ignoró los comentarios de las chicas. Su actitud era muestra del motivo por el cual despreciaba a la gente de su estatus. Gente simple y mezquina que no merecían mucho mas que un látigo en su espalda.

Dalla siguió al sirviente con cierta impaciencia cuando este perdía el tiempo parándose a limpiar el jardín o cortar plantas, pero por el momento decidió no decir nada y aguardar hasta llegar a su destino. Recibió el saludo con una sonrisa de cortesía ante de mirar donde se suponía que tenia que ponerse.

-La verdad es que no.-

-Nunca me han pintado y no soy conocedora de dichas costumbres-

Suspiró mientras observaba los utensilios del pintor.

-El cuadro es para el Duque, ¿Tiene alguna predilección?-

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01/02/2018, 20:15
Director

El Jardin la invadió con los aromas mientras el Pintor jugaba a no responder para darse importancia a si mismo. Se toco varias veces la punta inferior del labio con la base del pincel, como si estuviera cavilando.
- Creo que los mejor, para empezar, es ir mostrándola en su estado natural. Me dijeron que ustedes los del Norte son muy buenos luchadores, que tienen que defender las costas y contra esos monstruosas serpientes gigantes. ¿No es así?
Observo la espada, el estoque con guarda de serpientes enrocasdas. - ¿ Podría usted mostrarme como es una estocada, querida? –
Al tiempo que lo decía, una de las personas que estaba ahí ayudando, batio palmas, como muy interesada en ver aquello.

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05/02/2018, 09:44
Dalla del Lago Serpiente

Dalla se movió el cinturón del estoque para ponerse la funda en el lado correcto. Una cosa es que mostrara deferencia a su anfitrión, otra que la pintaran con el estoque en el lado incorrecto para la posteridad.

Después de eso desenfundó su espada y la sacó a la luz, dándole un par de vueltas con un simple movimiento de muñeca y demostrando que ciertamente había entrenado con ella. -No creo que sea el único noble de por aquí que sepa luchar.- Comentó ella con cierto desinterés.

-Ni creo que el Duque quiera un cuadro mio por ello.-

Dio un par de movimientos rápidos con el estoque como si luchara con alguien invisible y terminara con una larga estocada. Sin embargo no parecía ser consciente de que, por un lado no usaba sostén alguno y sus pechos botaban obscenamente, y por otro al abrir las piernas para terminar en esa estocada, su falda "abierta" la dejaba momentáneamente mostrando su monte venus totalmente depilado.

Se irguió de nuevo mirando el filo de su arma abstraída.

Notas de juego

La pose final que digo:
http://www.thecoblog.net/wp-content/uploads/2013/0...

Un Rapier Lunge. Entiendo que si depende de como se movía, esa falda cortada se abría demasiado ... con esa pose, no te digo XD

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06/02/2018, 01:52
Director

El maestro Pintor quedo observándose con particular interés los movimientos pausados de Dalla, ella se movió con parsimonia, cambiando y ajustando el cinturón de armas, preocupada, como corresponde a cualquier noble que se precie, de su aspecto y modales. Luego de unos segundos, no demasiados para que se ofuscara, Gabriel Goulard, intento disimular su impaciencia, primero tocándose el largo bigote, afinándose las puntas, luego jugando a hacer lo mismo con la cerda de los pinceles, y finalmente a acomodarse el lujoso atuendo, empezando por los botones de la chaqueta y finalmente, el sombrero estilo boina, con una pluma larga en una esquina de la misma. Obviamente, estaba acostumbrado a ser figura.
Finalmente Dalla empezó a acomodarse y practicar su postura, sacando la hoja, y revoleándola un par de veces. Una de las sirvientas, a pesar de la obvia lejanía, dejo soltar la bandeja y varias copas cayeron al suelo, mientras huía espantada. Otro, aplaudió la bravura de la mujer, mientras Goulard hablaba con sus dependientes.
- ¡Mas vino tibio! ¡Tráeme oro liquido, quiero copiar los cabellos de la Dama! Limpia eso y azota a la mujer! – luego en un tono muchísimo más amable, indico, dirigiéndose a la Noble, mientras todos corrían a obedecer sus deseos. – Desconozco los deseos de su excelencia, Dama. Me limito a cumplir sus deseos. Además, no es el único cuadro que requiere de usted. Ahora tenga la amabilidad de mantenerse inmóvil hasta que le indique.-
Agarro el cuadro y empezó a trabajar, con unos carbones, aunque el lienzo era ajeno a la vista de la mujer. El brazo de ella se mantuvo firme, el estoque brillaba por momentos, cuando la luz del sol traspasaba la vegetación del jardín y daba en el filo. La postura no era fácil de mantener, era muy abierta, y pronto sintió la brisa jugar con su intimidad.
Dalla pudo notar que el vestido se había desgarrado, con la maniobra, y se exponía casi vulgarmente al pintor, y cuando la miradas de ambos se cruzaron, supo que el estaba retratando exactamente la situación.

- Quédese como esta! Mantenga esa postura- indico suavemente mientras abandonaba el lienzo. Chasqueo los dedos, y pronto pusieron un caballete del lado contrario. Y empezó a pintarla, nuevamente. – ¡Su postura es magnifica! Y su cuerpo parece trabajado con un cincel. Digame bella Dama. ¿Usted se define como pudorosa? ¿Le molestaría que retirara un poco de la tela que la recubre? Me interesa ver el tono muscular bajo esta luz, para saber como debo pintarla realmente, descubrir su esencia verdadera.-

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06/02/2018, 09:18
Dalla del Lago Serpiente

Dalla se debatía entre taparse o quedarse quieta, se daba cuenta tarde de que el vestido no cubría lo que tenia que cubrir, pero tampoco quería quedar como una rubia tonta que no se da cuenta ni de cuanto va desnuda. Si tenia que escoger, prefería que la recordaran como una mujer lanzada y sin pudor, que una lerda patosa.

Además, no parecía que el pintor en si se alarmara o dijera nada por el estilo, con lo que tan inusual no debía ser en estos lares o con los retratos que pedía el duque. O eso se dijo a si misma.

Sonrojándose levemente, mantuvo la postura como le pedía el pintor.

Hasta que el hombre le pidió ir aún mas lejos.

Dalla dudó un largo rato hasta que, decidida a continuar disimulando su patosidad, aceptó lo que le pedía el pintor.

-No ... no le veo problema.- Dijo sin poca convicción, aunque luego renovó su voz con mas vigor. -Que quieres que haga exactamente.-

Desconocía realmente lo que necesitaba ver el pintor o lo frecuente que era pedir desnudarse a sus modelos. Bien había visto retratos desnudos en los castillos de sus tierras.

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07/02/2018, 00:47
Director

No hubo respuesta verbal, fue una respuesta de accionar. El rasguño de tela abriéndose a la altura de la espalda fue la consecuencia de su aceptación parcial. El Maestro pintor había aprovechado el margen de duda, y rubor que teñía las mejillas de la mujer del Norte. Estos hombres sofisticados que la halagan la confundían levemente, y no estaba acostumbrada a las palabras dulces que emitían, ni a la admiración que generaba en ellos.
Sintió el peso de su propio cuerpo impactar en su postura perfecta de estocada. El busto, pesado y ahora mucho más libre, tiraba hacia delante, recordó otras épocas donde debía vendárselo para que no la molestara, ahora, libre, tiraba abajo del vestido, que bajo a las caderas, mucho más flojo. Eso dificultaba mantenerse, pero siendo que la estaban admirando tanto, no pudo menos que esforzarse un poco más para mantenerse en la postura de pintura.
Una de las siervas que ayudaban al pintor admiro la espalda, y su musculatura. – Sois hermosa. Esta burda tela no hace justicia ante la hermosura de vuestras curvas. Me recordáis a esas doncellas de vuestro pueblo.- dijo con voz ligeramente entrecortada. – aquellas que cuentan la leyenda, que iban a la batalla ¡Con pintura como única protección!.
Dalla sabía muy bien de que le hablaban, había crecido junto a sus hermanos, con el Skaldo de su pueblo contando las épicas aventuras de esos guerreros, héroes de su pueblo, realizar nobles hazañas, como matar a dos soldados de un solo lanzazo ensartándolo cual espiedo. O que la doncella se enamoraba de un guerrero y este resultaba ser un dragón, y su prole pasaba a ser mágica por siempre.
Sintió un chasquido en su espalda y mientras miraba hacia delante, vio como corrían los sirvientes a complacer al señor pintor. Pronto, la cosquillosa brocha del pincel se poso sobre su espalda, y sintió la pegajosa pintura en ella, cubrir un tramo de su ahora desnudo omoplato. El vestido ya molestaba, y se sentía blanco de atención de muchos. Otro tajo a la apertura de su espalda, hizo que el vestido resbalara un poco mas, con una de las puntas ya tocando el suelo, y sus pechos no quedaban libres porque se habían trabado en los pezones los bordes del vestido. Era una tortura mantenerse cuando sintió como el pintor plasmaba también su hombro en una copia casi exacta de la pintura ritual de sus ancestros, en una especie de entramado de azul. Pinto levemente su pómulo con una pincelada rápida, y juguetón, parte del seno izquierdo al descubierto.
- - Rápido! Espejos para la Dama.- indico Goulard.
Dos se apresuraron a traer un espejo y un refresco para el hombre de mostacho y sombrero de pluma. Al verse reflejado en ellos, detrás de dalla se los acomodo de nuevo, y Salio para que la mujer pudiera observarse. Estaba algo salvaje, tenía hambre, pero vio lo que el pintor y sus siervos le decían. La espalda tenía el trabajo de un cuervo azul, el hombro en entretejido de pintura que abarcaba todo, y aun recordaba el suave tacto del pincel cubriendo parte de su seno.
Pero Dalla se dio cuenta de que si consentía a mas, no había vuelta atrás, el pintor se tomaba el codo cuando le ofrecía la mano.
- [b]Sera una obra digna de recordar. Si sale como creo, recomendare que os situen en el salón principal para que todos admiren la belleza de Dalla, princesa del Lago Serpiente. –

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07/02/2018, 10:19
Dalla del Lago Serpiente

Dalla no sabia como tomar todo eso, había consentido todo eso en un afán de no parecer una palurda de pueblo, pero los acontecimientos habían rodado como una bola de nieve que crece al caer por la ladera de una montaña. Todo el tema se le estaba escapando de las manos, pero reconocía que no le desagradaban los halagos que recibía.

Que la pintaran en su cuerpo la avergonzaba. Aunque no podía negar que se sintiera levemente excitada, con sus pezones duros como escarpias. Aunque parecía que eso fuera bueno en ese momento ya que eran lo único que impedía que le vestido cayera del todo.

Se ruborizó completamente ante las ultimas palabras del bigotudo artista.

-No creo que merezca estar en el salón principal, maese pintor.- Deseaba soltar un grito y volver a sus aposentos, pero no podía ... no podía ahora que había dejado que pasara todo esto. Ahora tenia que aguantar con las consecuencias e intentar salir del paso con dignidad.

-Mejor que sea para su colección privada.- Decía con una sonrisa, aunque esperaba que el pintor no se tomara eso como una indicación de hacer la pintura mas obscena aún.