Partida Rol por web

Todavía falta una hora para llegar al monasterio, pero el negro cielo empieza a cambiar su tonalidad hacia un cobalto oscuro y ya no se ve el cielo tan estrellado. Sois capaces de calcular que llegaréis a vuestro destino al amanecer o poco antes.

Sin embargo, algo interrumpe vuestras cavilaciones cuando un duro golpe menea el carruaje entero y este se detiene en seco

Si alguien se asoma a ver lo sucedido puede contemplar como la rueda se quedo atrancada en un pozo cavado con malas intenciones.

La sensación de peligro os invade, no es la primera vez que os asaltan en el camino. A diferencia de aquella vez pero, en esta ocasión no se escuchan gritos enfurecidos.

En lugar de ello, los que tenéis más sensibilidad auditiva (Gianni y Guillerme) lográis escuchar el rebote de una cuerda; pero no gozáis de mucho tiempo para reflexionar sobre de qué se debe tratar:

De todas las esquinas, empiezan a caer flechas incendiarias sobre el carruaje irremediablemente parado y pronto podéis ver las  figuras de los hombres que empuñan los arcos entre la maleza.

No lográis discernir su número, pero sí distinguís una clara señal bordada en los pechos de sus armaduras y uniformes blancos

¡La cruz roja de los templarios!

Un sentimiento se extiende desde el estomago atenazando cada uno de mis músculos.Miedo?.Esa sensación que pensé que mi nueva condición había desterrado para siempre junto con otras debilidades mas propias de los seres humanos se presentaba de repente haciéndome perder la razón.
El sol y el fuego serán vuestros enemigos me habían dicho pero no podría haber imaginado hasta que punto esas palabras eran ciertas.Sin embargo, de manera natural mi cuerpo sabe ,el fuego es la muerte la destrucción y del fuego hay que huir.Enseño los dientes de manera instintiva mientras hago silbar la lengua de manera amenazante a cualquiera que se acerque demasiado o se ponga en mi camino.
Pensar , tengo que pensar antes de actuar como las bestias. Me sorprendo inhalando y expirando como hacia cuando estaba vivo y una situación me sobrepasaba.Sonrió ligeramente y observo a los demás para ver con quien se puede contar y con quien no.

Cuando las llamas empiezan a lamer la madera del carruaje Giani las observa con su nueva percepción, nunca se habia dado centa del elegante baile, de la profundidad de la sustancia de una llama. Sin embargo el examen no dura mucho, en la llama encuentra un reflejo de su mortalidad, un instinto primario parece gritarle desde su interior que huya, que se aparte de ese seguro destructor

-¿madre?¿eres tu?- por supuesto junto a el solo están sus compañeros, desenvaina su espada sin embargo contiene su impulso y no sale aun del carro. Fuera se ven a sus asaltantes esperándoles. En vez de eso se concentra de nuevo en uno de ellos y empieza a jugar con los colores que le rodean

Desciendo del caballo con las arma desenvainadas, sobre la montura soy un blanco más fácil.

A mis espaldas mis compañeros comienzan a salir del carro que en breve será pasto de las llamas, y me interno en el bosque para poner mi cuerpo más a salvo de la lluvia de flechas.

En silencio trato de moverme hacia los asaltantes, no es la primera vez que me cruzo, valga la redundancia, con cruzados de la orden del temple, pero esta vez ellos están en mi contra.

Noto como mis brazos y mis piernas se vuelven más fuertes y mi piel se endurece cuando, a través de unas ramas, capto la mirada de uno de los asaltantes. Defiendenos a mi y a mis aliados, tus compañeros están corrompidos por el demonio - susurro entre dientes con suficiente claridad para que él me oiga

Vaya parece que estos quieren jugar-digo disimulando mi propio miedo, inténto mantener la calma no gano nada saliéndo de mis casillas.

Flechas, fuego, cruzados... de la nada, aquella situación se había vuelto harto compleja. El miedo atenazaba mis entrañas, mientras ese ser interior, aquel que me había hecho abalanzarme sobre la oveja, gritaba de pánico por su vida, y sus gritos rezonaban en mi cabeza una y otra vez.

¡Huye Aricia! ¡Huye!

No me pensé dos veces la huída. Ya lo había usado con anterioridad, y no pensaba dudar en volver a usarlo en este momento. Los dones de los Lasombra serían más que útiles en esta huida...

¡Apresuraos y huid de aquí! ¡Todos! ¡Son demasiados y son peligrosos! - digo, mientras de un empujón abro de golpe la puerta del carro - ¡Yo iré al monasterio... no sacrifiquéis vuestras vidas!.

La esfera negra comenzaba a crecer desde las entrañas del carro. Una profunda y oscura realidad que engullía todo a su paso, casi incluso hasta el aire. Había logrado que fuera lo suficientemente grande para enmascarar el carro y nuestra huída... Probablemente llegara incluso a extinguir el fuego, pero no me iba a quedar para observarlo. Aquella oscuridad podría engullirme a mí también.

Tras salir apresuradamente del carro, miro de refilón a ver si Roderigo está en el asiento del conductor y, en caso de estar, le insto a huir conmigo, usando la dominación si es necesario.

 El socabón en el camino sobresalto a todos en el carro, me disponía a salir del carruaje para solucionar el problema, mas en ese preciso momento el silbar de las ardientes saetas inundó mis sentidos. El carruaje era atacado y por nada menos que siervos de Dios. Era necesario mantener la calma pero las llamas purificadoras agitaban todo mi ser, en ese momento User me aparta para salir corriendo del vehículo, seguido de otros de mis compañeros como Aricia que instaba a la razón a los presentes, pero no había honor en huir del enemigo, no sin comprobar antes las posibilidades de victoria. 

El carruaje estaba perdido, era el momento de dejarlo atrás, Guillerme pensó que si Aricia se disponía a seguir adelante lo mejor seria allanar su camino, con esa determinación salio corriendo en busca de los ocultos arqueros a su paso entre la maleza

Alocados e irreflexivos,salir corriendo de esa forma hacia lo desconocido y sin tomar precauciones .Meneo la cabeza y me asomo ligeramente para ver cual es la situación. .Aunque es cierto que esto comienza a ponerse demasiado peligroso.Desenfundo la cimitarra y salto hacia la noche buscando el amparo de la oscuridad mientras me alejo del fuego y de la luz de las antorchas.

- ¡Os lo advertí! ¡Os dije que evitaseis las tierras de los muertos! ¡Ahora participáis de su maldad!

El Hermano Clemente grita des de unos arbustos liderando al grupo de templarios que sueltan los arcos al veros abandonar el carruaje. Pero parecen preparados con algo más.

Mientras los gritos enloquecidos del clérigo no cesan:

- ¡No quisisteis escuchar la voz de los justos, y ahora estáis condenados!

Es entonces cuando Fernando lanza sus poderes contra el viejo esperando silenciar sus alaridos. Sin embargo, tales ordenes dejan al cura indiferente

- ¡Los únicos diablos que aquí hay sois vosotros! ¡No lograréis nada con vuestra verborrea frente a los hombres de Dios!

También Giani logra observar como la aura de uno de ellos escondido en las sombras pasa del púrpura que relucía en todos los ribales a un color moteado que empieza a mezclarse indistintamente con un leve naranja

Los templarios se encuentran a unos 10-12 metros de dónde estáis vosotros y os rodean disponiéndose a atacar con algo que solo Gianni y Guillerme distinguen como lo que podrían ser hondas: unos tramos de tela con un peso en su extremo

Aricia por su parte invoca una monstruosa mole de oscuridad que inunda el interior del carruaje como una negra masa viscosa engullendo a Giani con ella. Éste que estaba absorto con los cambiantes colores del templario de repente ve todo negro como si hubiera caído en un pozo de lodo oscuro.

Por otro lado, Aricia se encuentra a Roderigo asustado, caminando de espaldas para apartarse del hechizo que invocó la vampiresa

Estamos rodeados, no hay huida posible. Mi estrategia había sido errónea, pues no contaba con que nos cerrarían la huida. Al menos, ya habían abandonado el fuego, y las simples piedras de la honda no parecían demasiado peligrosas com olas flechas en llamas. Pero, entre todas las voces, se alzó la palabra de aquel cura, y mira que no tenía nada contra aquel buen hombre, pero hoy era mi enemigo, era aquel al que tenía que derrotar.

Con una simple orden mental, eliminé las esfera del nocturno, pues ahora mismo haría más mal que bien. Pero había otra cosa que tenía en mente, tenía que eliminar al cabecilla de aquel grupo. La orden de Fernando no había tenido éxito, por ser demasiado complicada... No, esto tenía que ser más simple. Señalé con el dedo al cura, alzando la voz en grito, buscando llamar su atención. No resistiría mi voz, yo estaba por encima de él.

¡Tú, hombre que se cree pío y devoto! ¡Arrodíllate ante tu señora, yo te lo mando! - grite, mientras me avalanzaba sobre el padre, con intención de apresarle en el futuro, mientras los músculos de mis brazos se hacían más y más fuertes.

¿puedo hacer alguna tirada para despistarme por el bosque, para salir de su vista?

¿DES+SIGILO o DES+SUPERVIVENCIA?

Basicamente para evitar las piedras, y ganar una posición mejor, este turno sería lo que haría y gastarme dos puntos de sangre en subirme la FUE y la DES, no sumo todavia los puntos a la ficha hasta que me confirmes, los otros ya están puestos y el gasto de sangre añadido

la situación era complicada para el grupo pero mientras hay no vida hay esperanza, de todos modos hay algo raro en su comportamiento porque abandonar los arcos por atra arma a distancia? mucho me temo que no nos quieren lanzar piedras... pues mejor no darles la oportunidad.

- Decidido pues quien es el monstruo permitanme ilustrarles, EN GUARD!!!

De repente una oscuridad casi física rodea a Giani, sabe que no esta muerto porque nota el calor de las llamas creciendo preocupántemente y la la oscuridad sobre su piel casi como un sudario. Empieza a maniobrar para salir del carruaje, afortunadamente la oscuridad se retira y sale de un salto espada en mano

Viendo la situación sale corriendo tras Guillerme para ayudarlo

Corro hacia la oscuridad para buscar protección y en cuanto pueda me pongo detrás de una árbol para utilizarla ofuscación.Aquello que no ves no puedes golpearlo.Me mantengo inmóvil atento para saltar sobre cualquiera que se acerque .

Moviendome por el bosque, como en tantas ocasiones, reduzco mi paso mientras mis músculos se endurecen más y mis pasos se hacen más firmes.

Gracias a los arboles y a los gritos de los combatientes trato de ponerme en una mejor posición para evitar sus proyectiles y poder enfrentarlos en cuerpo a cuerpo