Partida Rol por web

Y el último esqueleto cayó gracias a otro disparo certero de Boris, quien utilizó su segunda flecha mellada para desmembrar al esqueleto arrancandole la cabeza, la cual cayó al suelo y se partió en dos trozos. La escena resultante del combate fue dantesca, trozos de esqueletos yacían esparcidos por toda la entrada a la estancia mezclados con sus viejas armas y harapos. El grupo se acababa de enfrentar a una auténtica pesadilla, pues el alzamiento de no-muertos no era, a buen seguro, algo que debieran encontrarse en la cripta de su aclamado fundador, un lugar que era conocido como refugio para el descanso del viajero y como monumento histórico. ¿Qué horribles sucesos habían tenido lugar allí dentro?

Ahora que los peregrinos de la llama eterna podían fijarse más, la estancia parecía bastante bien decorada a pesar de su antiguedad. De las paredes colgaban cuatro tapices de tela, ya carcomida por el paso del tiempo, en los que se relataba la batalla que se había producido en la Floresta Colmillo y en los interiores de la antigua cripta. En uno de los tapices se observaba un caballero de brillante armadura armado con una gran espada recubierta de fuego, su rostro era bueno y severo a la vez, y sus facciones esaban pobladas por una frondosa barba, era sin duda un retrato de Ekat Kassen. En otro tapiz se podía distinguir los dos bandos, mercenarios y aldeanos, combatiendo ferozmente entre los árboles. En otro de los tapices el cielo se había abierto y de él una especie de híbrido de ciervo y humano armado con un arco parecía interceder a favor de los aldeanos en la batalla, figura que todos reconoceis como Erastil. Otra de las escenas mostraba a un grupo de aldeanos enterrando en la cripta tanto a los mercenarios invasores como a sus amigos y hermanos caídos.

En el centro de la sala, los dos cuerpos inertes seguían inmoviles, ajenos a la batalla. Por otra parte, el lamento lastimero que oyeron cuando abrieron las puertas ya no se volvió a repetir, pero parecía provenir de algún lugar al sur de la cripta, en las profundidades de la misma.

Las hostilidades se sucedieron unas a otras al igual que el trueno sucede al rayo. Aquella reyerta contra criaturas sobrenaturales no llegó a durar ni tan siquiera un minuto, pero Bronco sabía que no se necesitaba más para hallar la muerte. El mundo y la naturaleza guardaban belleza y fatalidad a idénticas proporciones, con lo que al final, todo daño que se le hacía al devenir de las cosas, acababa repercutiendo en inescrutables diezmos que aguardaban almacenados en el camino de la vida.

El semiorco se recompuso y cruzó su enorme hacha a la espalda. Extrajo su enorme tirachinas y cogió una de las piedras que encantara con un poderoso conjuro a las afuera de la cripta. Los gemidos y sollozos se habían apagado, pero la compañía debía proseguir.

-¡¿Habéis escuchado lo mismos sollozos que yo?!- preguntó el druida -Ahota tenemos claro que algo terrible está sucediendo en este reducto de paz y sosiego...- añadió Bronco mientras una mueca de rabia se dibujaba bajo su metálico bacinete. - ¡¡Vayamos al sur!! 

La refriega había terminado bien. Estaban magullados y algo cansados, pero por suerte no tenían que lamentar nada más.

Boris respondió a Bronco: - Sí, tienes razón. Si hay alguien en apuros, debemos ayudarle. Pero andémonos con ojo; viendo la bienvenida que nos han dedicado, ya no me fío de nada.
Dirigiendo su mirada al suelo, añadió: - Al parecer, estos desgraciados tuvieron menos suerte que nosotros...

El joven se adelantó en busca de algún peligro oculto.

Boris terminó de inspeccionar la estancia y se dirigió a sus compañeros:
- Bueno, muchachos. Parece que no hay peligro por aquí. Podemos continuar.

Cuando volvió a centrar su mirada en los cuerpos que antes habían visto, un asomo de sorpresa cruzó su rostro.
- Chicos, yo conozco a estos dos. Son Gerol y Vark, los ayudantes del alcalde. Mirad, presentan numerosos desgarros y cortes; seguro que se toparon con los esqueletos antes que nosotros.
¿Pero qué demonios estaban haciendo ellos aquí? Todo esto es muy raro y no me gusta un pelo. Creo que lo que está pasando aquí va más allá de nuestra misión inicial...

Bronco se acercó hasta los cuerpos. No tenía ni idea de quiénes eran, pero sí que le sonaba haberse cruzado con ellos cuando bajaba hasta Kessen para vender la madera que sus hermanos y él habían talado. Boris tenía razón. Allí estaba sucediendo algo que ellos ni tan siquiera podían ni imaginar, pero si algo estaba claro es que Bronco era un tipo de pocas bromas...

- Sea quien sea el que está provocando todo esto, tiene sus días contados... En cuanto lo encuentre le chafaré su apestoso cráneo con mi hacha.- Exclamó el druida con un humor poco amigable. Aquellos no muertos vagando por aquel lugar sagrado... El corazón se le heló por unos instantes ante la mera idea, de que aquellas criaturas camparan a sus anchas por el claro donde se hallaba la tumba de su madre... ¡¡O peor aún!!... ¡¡Que su madre se transformara en una por el uso de magia negra!!

El chamán odiaba el uso de la magia arcana. En su fuero interno, pensaba que mucho de los males que degeneraban la belleza de su mundo, era el uso de la magia. La magia descontrolada, era como un sumidero de energía capaz de drenar la vitalidad de la naturaleza en última instancia y eso le hacía recelar de ella y de sus usuarios principalmente.

Cuando estuvo junto a los cadáveres inspeccionó en sus bolsillos. Tal vez llevaran algo de utilidad...

Paul respiró aliviado cuando se terminó con el último peligro para el grupo. Pero ahora comenzaba a estar preocupado por la mancillación de aquel lugar sagrado. ¿¡Qué demonios está pasando aquí!?, pensó Paul para sí mismo. Este pensamiento estaba compartido por el resto del grupo, a juzgar por sus caras, y ahora tocaba descubrirlo.

Boris apuntó a los cadáveres como integrantes conocidos de Kassen, y Bronco recordó que los gemidos que escucharon al entrar habían cesado. Tenían que ir por partes, y Paul se desplazó hacia los cuerpos para contrastarlos primero, y luego rememoró mentalmente sus conocimientos de la no-muerte, para intentar tener una pista sobre lo que allí estaba pasando.

Paul terminó de examinar las heridas de los cadáveres:

- Las mismas heridas que los caballos de fuera. Los esqueletos hicieron más escarnio del inicial. O los sorprendieron a ellos primero, y luego se dieron un festín con los caballos, ..., quizá más probable.

Se levantó mientras Bronco, más práctico, seguía registrando los cuerpos para encontrar objetos útiles.

- Los gemidos no sé qué pueden ser Bronco. Jamás había escuchado algo así. - Dijo el sacerdote de Erastil con tono evidentemente preocupado.

El druida semiorco extrajo una nota en un pequeño retazo de papel. Dicha nota, se encontraba en uno de los cadáveres y mencionaba a diferentes personalidades de Kassen. Tras levantarse del suelo, Bronco comenzó a leer la lota con su voz ronca y recia:

Tras la partida Holgast se encargará de lo de siempre. Acordaos de preparar bien las trampas con los cojínes de la Sra.Wood, no queremos otro incidente desafortunado como hace 4 años, Satinder nunca nos lo perdonó, y con razón.

Firmado: Jonark Uptal

El chamán no tenía muy claro a qué se refería la nota y tampoco tenía conocimiento de quién era ese tal Satinder, sin embargó creyó que era mejor leerla en voz alta. Quizás uno de sus compañeros tuviera más información que él. Después de todo, Bronco era una persona solitaria que vivía alejada del núcleo de Kessen.

- ¡¿Alguno de vosotros conoce a ese tal Satinder?!- Preguntó a sus compañeros en busca de erspuestas.

La situación superaba al joven Jalles y tardó bastante tiempo en reaccionar ante la situación que se le presentaba. Todo parecía fruto de una maldita broma que no hacía gracia a nadie. Los jovenes de Kassen acabaron con sus enemigos y empezaron a hacerse una composición de lugar... Allí encontraron varias pistas de lo que podría estar pasando en aquel lugar. Aquellos cuerpos eran de gente conocida y a juzgar por la nota que leyó Bronco estaban allí para organizar algo relacionado con su peregrinaje.

¿Satinder? Pues quizá sea por la temporada que estuve fuera pero no me suena de nada...

Satinder... Sí, a Boris le sonaba ese nombre. Una vez, en la taberna escuchó algo referente a él.

- Sí, hombre. Satinder. ¿No os acordáis? Hará cosa de cuatro años él fue uno de los elegidos para esta misma misión.
Tras unos momentos de reflexión, el joven añadió: - No sé qué le pasó exactamente, pero volvió con un brazo roto.

De repente, el rostro del muchacho se iluminó. - Espera Bronco, repite eso último que has dicho.
Si no he entendido mal, esta gente- dijo, dirigiéndose a los cuerpos del suelo - Tenían que preparar unas trampas. Con unos cojines... cojines que tenemos nosotros. Por lo tanto, certificamos que hay trampas...y que están activas. Cada vez me gusta más este sitio.

Sombras y muchas preguntas continuaban aflorando en las mentes de los peregrinos de la llama eterna, si algo estaba claro, era que las cosas no iban como debieran, y que sin duda, se iban a enfrentar a algo mucho mayor y complicado de lo que cabía esperar en aquella travesía, que pese a todo, debía ser una prueba de valores como el trabajo en equipo, la valentía y la fortaleza.

El grupo decidió avanzar por la puerta situada al sur de la estancia, y tras ella pasaron por un pasillo de piedra solo iluminado por el arco de Paul, el cual emanaba luz divina, hasta llegar a una encrucijada. Un ruido lástimero parecía oirse vagamente desde el sur de la posición del grupo.

El grupo se adentró en un pasillo oscuro, hasta que éste se bifurcaba.
Los jóvenes decidieron avanzar a mano izquierda.
Boris iba con los ojos muy abiertos, aprovechando al máximo la luz que emanaba del arma de Paul.

- Mirad bien dónde ponéis los pies, y pisad dónde yo lo haga. Ah, y tratad de no tocar las paredes, nunca se sabe.
Mientras caminaba, el joven canturreaba: - Trampas, trampitas. Las del suelo, las más bonitas...

El grupo decidió avanzar guiados por el pícaro del grupo, quien estaba habituado a las artimañas y los engaños, y por lo tanto era la mejor opción si querían prevenirse de cualquier peligro oculto con el que pudieran topar. A cada paso que daban el gemido lastimero se hacía más audible hasta que llegaron a una nueva encrucijada donde se encontraron una puerta a la derecha y otra al frente. El lamento parecía provenir de la puerta que se encontraba frente al pasillo, en cuya entrada, pudieron observar varios restos de esqueletos desmembrados, probablemente muertos vivientes que debieron caer en combate contra alguien... o algo.