Partida Rol por web

¡¡Vamonos!!–gritó de pronto el cuervo, hablando en común y tirando del pelo de la hechicera preso del nerviosismo. Al igual que la extraña mujer, el animal se sentía nervioso en aquella habitación. Había pasado muchos días allí encerrado y no quería seguir en aquel sitio. El animal agarró uno de los mechones y comenzó a pegar frenéticos tirones. "¡Fuera, vamos fuera!"

Paul continuó sin emitir palabras. A fin de cuentas todavía seguía siendo tímido, aunque su maestro le hubiese insistido hasta la saciedad, que en su papel de conciliador, debía perder la vergüenza, ...., pero en alguna ocasión todavía le costaba. Iba a intervenir en la pequeña discusión que se había impuesto entre Jalles y la nueva integrante, pero Bronco estuvo más rápido, como siempre, aunque con sus formas más toscas, pero no menos eficaces. Pero el fondo de la cuestión era el mismo, independientemente de las formas, tenían que concentrarse en acabar con el mal que se había implantado en aquel lugar sagrado.

Cuando pasaron a la habitación con la nueva fuente, de la que se descubrieron las propiedades curativas, se acercó a esta y se dio un tiempo para una oración a si deidad:

- Mi señor Erastil. Gracias por esta ayuda puesta en nuestro camino. Más daños fuerzas para terminar nuestra misión. Ha habido demasiadas muerte en nuestra comunidad, y el mal instaurado en este, nuestro lugar sagrado, debe ser erradicado para el bien de nuestra comunidad y de las cercanías.

Una vez hubo acabado la pequeña plegaria etileno su pellejo de agua de la fuente y se dispuso a continuar.

Ya os lo he dicho -unas cuantas veces, a decir  verdad- Prácticamente no tuve ni tiempo de meterme aquí, antes de que todo se volviese una locura de huesos danzantes. Bueno, estuve en algunas salas por allá– dijo señalando vagamente en dirección a la entrada de la cueva- donde se narraba la historia de un tal Kassen.
Al parecer la chica había podido ver las primeras estancias de la Cripta, totalmente desprovistas de muerte antes de que los bandidos desataran lo que fuese que hubieran desatado. Zha'kya, por otra parte, no parecía demasiado ofendida por las palabras de Jalles ni por las del semiorco. En realidad le resultaba bastante divertido. Si a aquel pequeño intercambio de chanzas le consideraban discusión ¿Qué opinarían del jolgorio habitual de la caravana, donde nunca faltaban las discusiones y reconciliaciones? Desde luego, aquello sería algo digno de ver.

Ante las protestas del familiar, la hechicera le acarició un rato el lomo, esperando que así se calmase. Realmente era una visión peculiar ver a la mujer, desgreñada y con la ropa cubierta de polvo acariciar un pajarraco negro mientras miraba al resto. ¿Acaso estaría loca?
Bueno, ¿al este o al Oeste? ¿A la zona de descanso o a la tumba del héroe de vuestro pueblo? al decir esto ultimo, una de las luces se trasladó a la diestra de la chica y la otra a la izquierda, mientras las restantes iluminaban la fuente con chisporroteos.

Bronco agachó su mirada para que sus ojos amarillentos se cruzaran con los de la varisia - Da igual, porque iremos a las dos.- sentenció de forma seca.

En alguna ocasión, Olmira le había explicado algo sobre el pueblo del camino. Los varisios se llamaban a sí mismos los Elegidos de Desna y según le había explicado su mentora, vagaban por los confines de Golarion huyendo de los amos a los que sirvieron en tiempos immemoriales... La Ciudad Dorada...

Sea como fuere, la anciana del bosque le advirtió que eran gente extrovertida y alegre, aunque había que desconfiar de ellos, pues sus valores podían estar sesgados por sus herméticas creencias y los vínculos de la familia, además de ser claramente propensos al bandidaje y latrocinio...

- Primero la sala de descanso.- Y tras esta palabras , se dirigió a hacia dicha sala.

El grupo bebió de las cristalinas y refrescantes aguas de la fuente de Erastil y todos siniteron como si parte del agotamiento al que se habían sometido durante su estancia en la cripta desapareciera. Aunque las heridas cicatrizaron gracias a las propiedades curativas de la fuente, las cicatrices físicas de las múltiples heridas que todos habían recibido permanecieron como una carga que les recordaba el sufrimiento en que se había convertido aquel peregrinaje.

Acompañados de la misteriosa hechicera, salieron al vestíbulo anterior y optaron por dirigirse al este liderados por el druida semiorco. Cuando cruzaron el pasillo se encontraron con montones de grandes rocas y piedras de las cuales fluían varias hileras de agua subterránea que se filtraban por el techo. Aquel paso era innacesible y parecía haberse derrumbado por causas desconocidas.

Haggar miró con atención al cuervo de la muchacha y luego se relamió con su gruesa y húmeda lengua. Bronco, que caminaba al frente de la expedición, lo vio y no tardó ni un segundo en enviarle a su compañero peludo una mirada repleta de severidad. El oso de cien kilos bajó la mirada, sintiéndose observado por su férreo amigo semiorco.

Por fin llegaron hasta el pasillo del este, pero estaba obturado por el derrumbamiento de grandes piedras. A causa de los múltiples riachuelos que se filtraban entre las rocas, el lugar resultaba estaba dotado de una gran humedad y frescura.

- Creo que el insecto anterior debió acceder por aquí. - explicó Bronco en clara alusión al enorme escarabajo con el habían luchado en la planta superior. - No creo que entre ninguno más.- recalcando la evidencia que todo el grupo tenía antes ellos. El pasillo se había venido abajo y desbloquearlo podía resultar una tarea de varias jornadas.

- Igualmente, deberemos informar a Uptal del estado de la Cripta. En un futuro, si logramos salir vivos y vencer a las fuerzas que rigen este lugar, se pudiera reformar este emblema histórico de Kessen. -  Añadió el druida, pero con un tono distante como si los asuntos de la localidad nirmathiana no le importaran lo más mínimo.

Bronco siempre había sido una persona asocial. Su condición de semiorco, lo marginaban a dicha posición, con lo que en muchos aspectos, el chamán del oso mostraba poco interés en la vida cotidiana del pueblo.

Con los ojos brillantes por la emoción y las aventuras que le parecían estar destinadas, la chica se acercó a las piedras que bloqueaban el camino, tocando uno de los chorros de agua que parecían fluir desde arriba. El contacto del agua le resultaba refrescante, y sobre todo muy agradable, aunque intuía que sus compañeros preferirían hacer desaparecer aquellas rocas. Por un segundo miró al oso y al semiorco, como si valorase que pudiesen tirarlo por medio de la fuerza bruta pero desestimó al momento la idea. Con un suave silbido señaló al cuervo el techo de la cueva, para que observase si había algún hueco en la parte de arriba del derrumbe por el que pudiesen pasar. Tsk. Solo mirar. ordenó con tono serio al pájaro que clavaba sus garras en la muñeca de la hechicera. Luego vuelve.
Cuando con un graznido el cuervo levantó el vuelo la chica explicó Le he enseñado unas cuantas palabras. Así si cuando acampamos hay un lobo o ladrones me dice que es la amenaza. La hechicera se rascó la barbilla.  Además es bastante listo. Si hay algún hueco por ahí arriba nos lo hará saber.

Bronco había propuesto ir hacia la zona de descanso, y dado que no sabían con exactitud a dónde se debían dirigir, optaron por acercarse al umbral del portal situado al este.
La mujer ordenó a su emplumado amigo que revoloteara junto a la parte superior del derrumbamiento por si había algún modo de pasar.
Boris repitió para sí las palabras inscritas en la sala que acababan de cruzar: - Hacia el sur hallareis la bendición del Viejo Tuerto, hacia el este lugar donde descansar de vuestro viaje y hacia el oeste podréis rendir homenaje a la tumba de Ekat Kassen, héroe de Floresta Colmillo...

- Parece que no podremos pasar por aquí. ¿Damos media vuelta?
El joven arquero recorrió toda la estancia con la mirada en busca de algo que pudiese resultar peligroso.

El animal salió volando del brazo de la chica como si fuese un halcón de cetrería, muy contento de alejarse volando del oso que le miraba con honradas pero poco deseosas intenciones. Comer otros animales estaba bien...siempre y cuando ese animal no fuese uno mismo.

El cuervo de la hechicera varisia sobrevoló el techo de aquella zona derrumbada en busca de orificios desde done acceder a nuevas zonas, exteriores o interiores, sin conseguir introducirse por ningún sitio. El derrumbe había cerrado por completo el paso.

El cuervo sobrevoló durante un rato la parte alta de la estancia y luego volvió a posarse sobre el hombro de su ama, quien ya intuía que el animal no había visto nada interesante. ¡Nada! graznó confirmando sus suposiciones.

Tras encontrarse con el paso al este cerrado fruto de un derrumbamiento, el grupo decidió encaminarse hacia la única via qu quedaba por explorar, la que según el pedestal parecía dirigir a la tumba de Ekat Kassen. El grupo avanzó cauto y agudizando el máximo los sentidos. Ahora contaban con aquella misteriosa mujer de nombre desconocido que parecía estar en el mismo bando y habían regenerado todas sus heridas gracias al agua bendita de Erastil. 

Los peregrinos de la LLama Eterna y la hechicera entraron en una estancia totalmente oscura que quedó únicamente iluminada gracias a la luz divina del arco de Paul y de las luces danzantes de la varisia. La sala parecía ser una catacumba llena de múltiples lápidas de piedra ordenadas de forma rectangular, todas completamente selladas y con inscripciones en sus tapas. Algunas de las cuales, rezaban lo siguiente:

Aquí yace Haram Burst, murió abatido por más de seis flechas en el primer ataque de los mercenarios

Aquí yace Robin Trustblade, murió degollado por la espalda tras abatir a más de 80 atacantes.

Aquí yace Emma Steinar, se sacrificó a si misma conjurando una explosión de fuego para salvar a un grupo de niños que huian de los atacantes.

A juzgar por las inscripciones de las primeras lápidas que leyeron, aquella sala contenía los restos de gente común que se habían convertido en héroes y heroínas que fallecieron en la guerra de hace doscientos años. Además de las tumbas, cuando las luces iluminaron más de aquella estancia observaron varios cadáveres inertes alrededor de las mismas, cuyo aspecto sugería que no deberían llevar más de unos días allí. El aspecto de los fallecidos era claramente similar con el bandido que el grupo había hallado en las costas del lago grís.