Partida Rol por web

¿Queda uno libre? pensó Raquel cuando escuchó la voz de James. Cual tyrannosaurus alzó la cabeza y empezó a olfatear el local, buscando al hombre de su vida. Al ver un destello plateado, observó al chico y vio que estaba solo.

Empezó a correr apartando a la gente de su camino como si fueran moscas, a pesar de saber que los demás ya estaban emparejados. A unos metros del joven, Raquel se detuvo para tomar aliento, peinarse un poco y caminar bamboleándose hasta él.

Al llegar a la barra, se intentó hacer la interesante y apoyarse de espaldas. Lo que consiguió fue dar un codazo a un vaso y que saliera disparado hacia el interior. Por suerte, no manchó a nadie.

Ups... dijo mirando hacia la copa caída. Después miró al chico y quedó enamorada de él.

Oh... hola, soy la Ra... Soy Raquel. Y soy del concurso, como tu dijo tímidamente.

Deion estaba serio, como solía ser habitual en él. Cuando la joven se acercó y montó el petate sonrió levemente, parecía una chica, al menos, divertida. Estaba claro que no era su ideal de mujer y que no sentía atracción por ella, pero eso no quitaba que fuese cortés y que le diese una oportunidad. Cuando se presentó le dio un par de besos.

- Soy Deion, encantado. Nos hemos quedado los dos, ¿te parece que vayamos a otro sitio?

¡Oh! Qué besos tan dulce, seguro que me ha querido decir algo. ¡Me querrá llevar a algún monte donde la luz de la luna nos ilumine, entonces me pedirá matrimonio! pensó Raquel mientras sus ojos empezaban a centellear de la emoción.

¡Oh, sí! Vayamos a algún lugar más tranquilo en el que poder hablar. Que nombre tan bonito tienes, Deion... ¿Significa algo?

- Nada en particular - dijo con su natural sequedad, aunque no pretendía serlo - ¿Qué te apetece hacer? Yo me comería un helado ¿te parece? - le gustaban los helados y era un plan tranquilo para charlar un poquito y poco más.

Los ojos de Raquel casi se salieron de sus órbitas al oír hablar de comida. ¿Un helado? ¿En serio? ¡Es el hombre de mi vida! pensó totalmente ilusionada.

Frotándose las manos para calmarse, asintió con ganas, haciendo que su papada se moviera rápidamente.

¡Sí, sí, un helado! Me gustan los helados con varias bolas de diferentes sabores, para mezclaros. ¿Qué sabor te gusta a ti? Yo no podría decidirme por uno, están todos tan buenos... Siempre me gusta echarles por encima un chorro de sirope de chocolate caliente, le da un toque especial y excitante.

- Vayamos entonces - dijo con una media sonrisa. La verdad que aquella muchacha era simpática, pero era demasiado eufórica y aquello era algo que a Deion le agobiaba un poco. Era un tío tranquilo y sosegado, de normal, y solía soltarse con el tiempo y la confianza. De todas maneras, por el momento, no podía quejarse demasiado. - Me suelen gustar los de fruta, pero depende del día - comentó siguiendo la conversación y empezando a andar hacía los locales, esperando encontrar una heladería

Fruta... Seguro que le echa también chocolate, pero no quería decirlo por si pienso que se está riendo de mí o algo así. ¡Oh, señor de Esteban Lozoya, qué feliz me estás haciendo! Como me gustaría cogerte entre mis brazos y aplastar tus labios en los míos, tirarnos en la arena del mar y que me poseyeras... ¡Oh, futuro señor de Esteban Lozoya! pensó Raquel más que emocionada, pero se contuvo al ver la mirada perdida de su acompañante.

Y dime, Deion... ¿Qué hace un chico tan guapo como tú en un programa como este? Y digo guapo por no decir que estás buenísimo, tanto como un bocata de chorizo untado con nocilla... Mmmm, chorizo....

Gracias - dijo con una sonrisa Deion ante el halago de Raquel. - Mi trabajo se lleva mucho de mi tiempo y me cuesta conocer gente que merezca la pena en él - estaba algo serio, ella no lo sabia pero hablar de su ocupación era algo que le solía poner tenso, pues era el tipo de cosa que hacía que lo mirasen diferente. - Asi que... ¿por qué no probar?

Seguro que tienes un trabajo muy interesante dijo Raquel mientras se retorcía las manos. ¿Qué habrá pasado? Ya no tiene esa sonrisa de dulce de fresa que tanto me gusta...

Empezó a mover los ojos con nerviosismo. ¿Qué podía preguntarle? ¿Qué podía decir?

Bueno, y... no se, ¿tienes algún animal? ¿Qué es lo que te gusta hacer en tu tiempo libre?

Deion sonrió levemente y pareció destensarse un poco, a fin de cuentas no iba a ponerse mal cada vez que le preguntasen por su ocupación, tarde o temprano tendría que saberse y no era nada super raro.. sólo que a veces la gente lo miraba diferente por ello.

- El poco tiempo que libro lo suelo dedicar a hacer Kms con la moto y viajar un poco, me encanta - comió algo de helado y la miró - ¿ Y a ti ?

¿Y ahora qué le digo? No diré que me paso las horas comiendo, que no soy capaz de terminar de cocinar porque me lo he comido antes, o que me paso días enteros en los buffets libres pensaba Raquel mientras seguía sonriendo a su guapo acompañante.

Pues... Bueno, colaboro con una protectora de animales. Solemos cuidar de perros y gatos, aunque a veces también encontramos otros animales, como conejos, tortugas... ¿Te gustan los animales?

A mi me gustan asados, al horno, a la plancha, con ali-oli, al ajillo...pensaba Raquel intentando evitar que su estómago empezara a rugir.

- Me gustan, sobretodo los perros. Aunque creo que no a tu mismo nivel - dijo Deion en un tono despreocupado. Se notaba que aquella chica quería hacerse gustar y que no estaba demasiado acostumbrada. Aunque le parecía genial que fuese abierta y sincera, o al menos eso parecía.

Raquel abrió mucho los ojos ante las palabras de Deion.

¡Ah, no, no, no, no! No me consideres como una loca. No tengo una casa llena de gatos, ni un santuario ni nada por el estilo. ¡No, no! Sólo les cuido y les doy amor.

¡Oh, Dios mío, por qué yo! Ahora va a pensar que me los llevo a casa y que me quedo con todos ellos... ¡Noooo!

- No se me habría ocurrido pensarlo - dijo Deion y dibujó una pequeña sonrisa - Por ahora pareces una persona bastante equilibrada - lo dijo en un tono bastante distendido, bromista incluso.

¿Me ha llamado gorda? pensó Raquel mientras desviaba la mirada y fruncía el ceño. Aunque era el futuro señor de Esteban Lozoya, estaba siendo muy complicado tener algún tema de conversación con él. Ella sólo preguntaba y preguntaba, él se limitaba a responder y ya. A lo mejor está incómodo...

¿Te gusta bailar? A lo mejor te apetece volver a la discoteca y bailar conmigo

- Preferiría cualquier otra sitio, las discotecas las tengo muy vistas - le dice dibujando una sonrisa - ¿Qué me dices de tu familia, tienes hermanos ? - Pregunta tratando de cambiar de conversación y de sacarle tema. 

Bueno... dijo Raquel. Aquella era una pregunta un tanto incómoda, pero no para ella, si no para la gente que la preguntaba al oír la respuesta.

Debería haber tenido una gemela. Hace unos años, me salió un bulto aquí dijo señalando su estómago. Tenía mucho miedo, imagínate lo que se te puede pasar por la cabeza cuando te sale un bulto sin ningún sentido. Fui al médico y me operaron. ¿Sabes que encontraron? dijo abriendo mucho los ojos mientras cogía el brazo a Deion. Encontraron huesos pequeñitos de un bebe. Era mi gemela. Me dijeron que seguramente en el embarazo "asimile" a mi hermana, que me la comí. Desde entonces siento que la llevo dentro dijo Raquel con una sonrisa tierna.

¿Y tú, tienes hermanos?

Deion se quedó un poco a cuadros al escuchar aquella historia. Realmente Raquel era todo un personaje y su vida no la desmerecía. Sin embargo, pese a como lo contaba y su situación.. seguro que habían sido momentos difíciles para ella.

- Vaya...lo siento - dijo casi en un susurro y apartando algo la mirada - Si.. tengo un hermano, menor, pero hace tiempo que no lo veo.

En ese momento Karen apareció, vestida con un traje de tres piezas como si de una ejecutiva se tratara, el cabello recogido en un moño del que se escapaban algunos mechones que enmarcaban su rostro.

-Lo siento queridos,¡fin de la cita!-estableció. Ya conocían las normas, no debían seguir hablando sino que debían buscarse otra pareja con las  pulseras correspondientes.-pasead por el paseo marítimo hasta encontrar una nueva pareja.