Partida Rol por web

Martes 3 de Marzo de 2004. - De camino a casa de Romy Stevenson, Nueva Orleans.

Habéis pasado ya una semana convertidos en vampiros.

Tras un despertar traumático junto a Lola y Louis, el guardaespaldas del Príncipe Augusto Vidal, Alexander, os encontró y os recogió, llevándoos frente a él. Vidal os contó sobre vuestra nueva existencia, y sobre los clanes y alianzas, y os dio medios para construir un refugio para cada uno. Eso sí, a cambio de lealtad. Juntos, formaríais una cuadrilla al servicio del Príncipe, y él os ofrecería protección y ayuda para encontrar a vuestros Sires y encontrar respuestas sobre vuestra existencia.

Ahora, estáis de camino a la casa de Romy Stevenson, en el coche de Lola, para encontraros con ella. El senescal del Príncipe, Maldonato, os ha ordenado que la saquéis de su refugio. Según él, Romy será el quinto miembro de la cuadrilla.

Y no debéis fallar, porque Maldonato tiene muy malas pulgas...

Martes 3 de Marzo de 2004. - Casa de los Stevenson, Nueva Orleans.

No respondes a tus llamadas, y sabes que deberías hacerlo.

Hace una semana ya desde que te Abrazaron, y cuatro días desde lo de Mary. El padre Marrow, Alexander, e incluso Maldonato, han intentado contactar contigo, pero te niegas a responder al teléfono. Has despertado hace unas horas.

Es hora de hacer algo con tu nueva existencia, Romy.

Quedarse en la cama siempre me pareció el acto más inaprovechable que se podía haber inventado; Y llevo tres días casi sin moverme de ahí, o subiendo a la parte de arriba para coger algún libro y borrar los mensajes del contestador. De no ser por el hambre… me quedaría en el sótano hasta el día del juicio final. Y es eso precisamente lo que hoy me llevó a moverme del sótano, el hambre que empezaba a hacerme sentir más inquieta que los últimos días. Incapaz de soportarlo y de aguantar el olor a humedad del sótano, me vestí y salí a la calle, a la luz de la fría noche, dispuesta a alimentarme de alguien antes de que se me fuera la cabeza.

Camino tranquilamente por las calles de Nueva Orleans, con aspecto ausente y sin demasiadas ganas, envuelta en una gabardina negra y alejándome de la luz de las farolas. Me incomodan. A veces miro a la gente, pensando si sería una buena presa. Pero nadie me ha enseñado exactamente cómo hacerlo, cómo actuar, cómo evitar que se desangren. No quiero matar, a demás de que nadie encubriría el cadáver como hizo el padre John. Que te abandone tu Sire no es una buena experiencia, y menos de la forma en que… Y el resto de personas que he conocido no parecen muy dispuestas a ayudarme más allá de sus propios intereses. Es como balancearse en el borde de un precipicio, a veces pensando que vas a caer, a veces deseándolo. Otras queriendo que alguien te agarre y te aleje de ahí. Mary tenía razón: Al final solo quedas tu y la oscuridad de la noche.

Mis ojos se mantienen fijos en la ventana, sin apenas mirar a los demás del coche. Mis ojos han cambiado, de algun modo. Ahora son mucho más oscuros y...salvajes, inquietantes. A mi no me afecta, pero puedo ver las reacciones de los que me rodean cuando las miradas contactan, como desvian la mirada y ladean rápidamente el rostro mirando hacia otro lugar, algo molestos. Y resulta que conozco claramente la sensación que sienten. Pero no recuerdo donde, ni como ni porqué la había sentido antes.

Alianzas, clanes...aun no tengo muy claro a que clan pertenezco, pero por la descripción que me han dado creo que soy un Nosferatu. Me miro en el espejo y sigo exactamente igual. Bueno, con unos rasgos un poco mas distintos, piel más pálida...más...estática, como si mi cuerpo se hubiese detenido en el tiempo y su paso ya nunca me afectase. Claro, soy un vampiro. Estoy muerto. Y sediento.

Tengo sed.

Pero ahora no puedo pensar en ello, tengo que concentrarme. Eso es lo que hacen los que llevan mucho tiempo aguantando toda esta mierda. Parece que nisiquiera les afecta, que no tienen maldición. Pero la tienen, sé que la sufren de la misma forma o incluso peor que yo, que acabo de renacer. Un puto neonato de mierda. Justo cuando creia que pronto seria adulto, me vuelven a hacer niñato. Me cago en la puta, joder.

Ahora estamos en camino del refugio de Romy. No sé porque tenemos que ir a buscarla...¿será que ella no quiere formar ''cuadrilla'' con nosotros? Pues si es asi, la tendremos que sacar a empujones si hace falta. No estoy dispuesto a que me de por culo ese tio. ¿Cómo se llamaba? Ah, si, Maldonato. Pf, menudo nombre.

A mi lado está ese tal Thad. No hemos hablado demasiado e intuyo que le caigo como el culo. Normal, si soy un nosferatu jamás tendré amigos. Aunque bueno, tampoco los tenía antes. Almenos no amigos reales. Tenia colegas. ¿Podría ser este mi colega? No sé, pero si tenemos que ser compañeros de cuadrilla tendria que espabilarme e intentar que lo sea.

Sin apartar la mirada del cristal comienzo a hablar de la forma mas simpática que puedo.

- Bueno, Thad...¿y tu que piensas de todo esto?

Miro por el retrovisor a Chris y a Thad, y luego a Louis, a mi lado. Pienso en lo que he hecho mal para que me den esta existencia de mierda. Según Alexander, no podré darle la espalda nunca más. Esto es en lo que me he convertido, y ya está.

Tenía una carrera prometedora, joder, y quien coño fuera, la rompió. Me gustaba ser publicista, y hacer creer a la gente que cualquier mierda era útil. Y ahora me veo arrastrada al refugio de una tía a la que no conocemos de nada, para que se una a nosotros. Esto es de locos.

Al menos, los chicos parecen simpáticos. Louis es muy inteligente, y es bastante útil. Thad es un poco tarado, pero exuda carisma, y eso está bien. Y sobre Chris... No sé. Acojona. Debe funcionar para algo.

Debo pensar en la cuadrilla como un producto de márketing, un plan para llegar al objetivo. Ahora mismo es convencer a Romy Stevenson, pero mañana, quién sabe. Si esto es lo que me queda, por lo menos no quiero joderla.

Voy en el coche preguntándome qué hacemos yendo a buscar a la tal Stevenson y si no sería mejor dejarla en paz. Llevo una semana muerto para el mundo. Muerto de verdad. No puedo ir a clase, aunque no es que eso sea un gran cambio. Me pasé dos días durmiendo en la bañera hasta que me dieron un agujero donde esconderme del...

Joder. ¿Por qué me ha pasado todo esto? Me tengo que esforzar en no pensar en lo que pasó justo después de que me despertase. Y tengo que mantener alejado el pensamiento de que ahora podría practicarme una autopsia, a mí o a cualquiera de los que están en el coche, y podrían seguir andando. Aunque no sé hacer una autopsia en condiciones. Ya no me hace falta.

No he tenido que afeitarme; supongo que ya no me hará falta. Menos mal que me acababa de cortar las uñas. Y... joder, me está hablando. El crío me está hablando. Veo su reflejo contra el cristal y... bueno, no se me corta el aliento ni nada. Pero vaya. Si es sólo un chaval. No debería asustarme así. Venga, estará igual de asustado que yo, o más.

Procuro componer una sonrisa amable (que tarda en desaparecer lo que tardo en darme cuenta de que sigo en el coche de Lola, de camino al refugio de Romy Stevenson) y le respondo, aunque no le miro directamente.

-No sé. No hay que preocuparse, supongo. Esta chica, Romy Stevenson, está igual que nosotros. Si yo estuviera en su lugar me alegraría de conocernos.

Escucho a Thad y sonrío. No sé qué clase de comfortabilidad le podemos aportar a una chica igual de perdida que nosotros, pero tengo paciencia. Al fin y al cabo, si en esto nos hemos convertido, tenemos que aprender rápido para poder entrar en el juego. Ahora no somos más que peones, pero guardo la esperanza de que algún día juguemos en la fila de atrás de este ajedrez. Y si para llegar a eso hace falta buscar a Romy Stevenson, sea.

Miro por el cristal y me pierdo de nuevo en mis pensamientos, hasta que veo una melena rubia contonearse, justo por fuera de la casa de los Stevenson. Si la descripción que nos han dado es correcta, esa debe ser Romy.

- Ahí esta. - digo firmemente, mientras Lola para el coche.

Un coche negro se acerca por la carretera, justo cuando Romy sale del jardín y se dirige hacia la calle. Pero lo más curioso es que para frente a la casa de los Stevenson.

Hay cuatro personas dentro... humanos o vampiros, quién sabe.

Miro fijamente el coche. No me suena que sea el de Alexander o de cualquier otro conocido. ¿Algún enviado de Maldonato? ¿Mary? No, Mary no es…

Todavía con las manos en los bolsillos doy un par de pasos hacia atrás hasta apoyarme en la verja del jardín, sin apartar la vista de los que hay en el interior del coche. Joder, para una vez que decido salir tengo visita. No quiero hablar con ellos, mierda. ¿Por qué la gente no entiende cuando alguien no contesta a las llamadas? Cierro los ojos fuerte durante unos segundos y después lanzo un largo suspiro mientras espero a que alguien salga y se explique. Siento como la angustia me aborda de nuevo, así que cruzo las piernas y saco las manos de los bolsillos, cruzándome también de brazos.

Al parecer habíamos llegado, por fin. Se me había hecho eterno. Justo en ese momento recuerdo que esa expresión ya no podía usarla más. Seria bastante irónico, que un vampiro inmortal tuviese una percepción tan mortal. Salgo del coche sin detenerme a preguntar ni nada parecido, sumido en mis pensamientos y dudas en cuanto a la percepción temporal de un neonato.

Como otras veces, olvidandome de mi nueva condición de repelente anónimo con cuerpo de niñato, miro a Romy directamente a los ojos mientras me voy acercando a ella.

Cuando Chris sale del coche y mira a Romy, su Mancha del Depredador no aflora, oculta tras un velo de Ofuscación, pero la Bestia de Romy ruge en su interior, para demostrar que ella prevalecerá.

La Bestia del Nosferatu rompe el velo y aguanta estoica, pero Chris se ve obligado a apretar la mandíbula. Aguantó, pero por muy poco, las ansias de tirarse encima de la muchacha y rebanar su cuello.

El coche de Lola se detiene. Hemos llegado; sí, se ve a una chica rubia junto a la valla. ¿Sentiré miedo de ella, como me pasó con Vidal y los otros? Supongo que da igual. Me bajo del coche y camino hacia ella, tratando de no parecer amenazador (creo que nunca he parecido demasiado amenazador, la verdad) y esperando y temiendo el momento en que... eso... salte como un resorte.

-¿Romy Stevenson? -pregunto desde al lado del coche, mientras me acerco a ella.

No se alegra de vernos, eso está claro.

Sorpresivamente, la Bestia de Thad gruñe, pero se mantiene calmada. Romy, en su interior, también siente la suya latiendo, pero tampoco resuella. Ambas se mantienen en la línea, expectantes al primer movimiento para destrozar a quien les ataque.

La siguiente que sale del coche es Lola. El aura que proyecta la Bestia de la Gangrel frente a Romy es demoledora, pero una vez más, la Bestia de la Ventrue se muestra impasible.

Por último, Louis sale del coche y se desencadena la histeria. El Mekhet, tan pronto como ve a Romy, corre frente a ella, con los colmillos hacia fuera y ruge. Su Bestia está sumida en la histeria, e intenta mantener su territorio, mientras que la de Romy continúa agazapada, para actuar en consecuencia.

 Mierda. Sabía yo que esto iba a ocurrir, como me ocurrió a mí la primera vez con Alexander. Corro en dirección a Louis, para intentar detenerlo.

- ¡Louis! ¡Relájate, gilipollas!

Contemplo como un chico bastante desaliñado sale del coche. ¿Es un vampiro? Otro se acerca hacia mi lentamente y pronuncia mi nombre y apellido. No hay duda, es un vampiro y les han enviado. Sino ¿de qué iban saber mi nombre y mi vivienda? Al menos no parecen muy amenazadores. Entonces veo como un tercer se abalanza hacia mi, incapaz de controlarse. ¡¿Qué?! ¿Se les ha ido la pinza?

Extiendo los brazos interponiéndolos entre él y yo. Hubiera retrocedido, pero ya estaba contra la verja.

- ¡QUIETO!- grito.

Al salir del coche, escucho a mi Bestia rugir, al mirar a la muchacha. Me enfurezco. Debo matarla. Debo decirle quién manda. Mi mente se nubla. Mi conciencia se ve desplazada a algún lugar en mi cerebro. Escucho a Lola gritar algo, pero me importa un bledo.

Quiero su sangre.

Ella levanta las manos, desesperada, pero me da igual, quiero destrozarla. Soy superior a ella, y tiene que saberlo. Uso el poder de mi sangre para moverme más rápido.

La voy a matar. La Bestia tiene el control, y me la suda.

Louis corre hasta Romy, y sin que ella pueda hacer nada por evitarlo, estampa el puño contra su cara. La Ventrue se tambalea hacia un lado, confundida.

Logro mantener el equilibro no se por qué. Me ha soltado el mayor guantazo de mi vida, así, gratuitamente. Tras un segundo en el que tardo en asimilar lo que pasa.

- Louis, para por favor. Cálmate. Domina a la Bestia… Tu no quieres hacerme daño…- digo retrocediendo e interponiendo las manos. Nunca he sido una chica de peleas. Físicas al menos.

 La sugerencia mental de Romy se pierde en algún lugar de la mente enfurecida de Louis, que clama por sangre.

Y quiere tenerla a toda costa.