Partida Rol por web

ARLAN HEX:

- Puedes tirar Percepción (tirada oculta), indicando qué esperas descubrir que no sea ya evidente a simple vista.

FONDOS BANCARIOS:

- Vuestras cuentas están disponibles a través de vuestros Cognomen, que son identidades "auténticas", creadas por la Alianza Coblast (que al parecer tiene un acuerdo secreto con la Inquisición).

- No es imposible rastrear las cuentas hasta las identidades Cognomen y desde ahí seguir el rastro del dinero hasta vuestras identidades oficiales (las previas a vuestra entrada en el Ordo Hereticus). Sin embargo, lograr eso requeriría de un nivel de recursos y conocimientos técnicos normalmente sólo disponibles para el Adeptus Mechanicus u otras instituciones imperiales de enorme poder.

RUMORES:

- Arlan: 1.

- Intius: 4.

[TRANSCURRE UNA HORA]

Arlan Hex conversa un rato con el propietario del local, mostrándose sorprendentemente agradable y carismático, algo nada habitual en él.

- "Pues verá, el príncipe Orcan es el soberano de Olrankan, ¿sabe? Y resulta que la ciudad está siendo asediada por la baronesa Falarish. Es una mala bruja, y según dicen los ataques son obra de sus propios hombres que se cuelan en la ciudad por la noche, matan gente y luego se llevan los cuerpos para que el príncipe se asuste y rinda la ciudad." -

De vuelta de la máquina expendedora bancaria, Intius se entretiene un rato charlando con uno de los parroquianos:

- "Seguro que oirá todo tipo de historias disparatadas sobre monstruos de la ciénaga y cosas así, pero yo tengo claro que se trata de Horloc; por si no lo sabe, es una deidad de los pantanos local. Solía haber una tribu antigua por aquí que le rendía culto, y se dice que juraron que algún día su dios resurgiría de nuevo para reclamar su hogar ancestral." -

- ¡Oh, si! Esto es exactamente lo que andaba buscando - dije sonriendo al entrar en el antro.

Gentuza por todas partes, artefactos anticuados (aunque tremendamente útiles), mala bebida y seguramente aún más mala comida... ¡Era perfecto! Casi me emocioné cuando vi el cuenco de cortezas ¡Adiós a las malditas nutrigachas!

- Que sea otra cerveza para mi, amigo - declaré con entusiasmo.- ¡Oh! Un dispensador de crédito... veamos cómo está de dilatada la cuenta de aquel tipo que trató de matarnos - me levanté para ir hasta el dispensador pero antes decidí adornar un poco más la tapadera.- No sabía con quién se la estaba jugando ¡Ja!

Supuse que no quedaría muy elegante que todos empezáramos a sacar dinero de la máquina... bueno, a decir verdad ese sería el problema, sería demasiado elegante, demasiado para una escoria mercenario como lo que pretendíamos ser. De modo que adornarlo un poco fingiendo que la tarjeta era de otro me pareció lo más correcto, después le daría un par de golpe a la máquina para darle más énfasis.

"Eres un genio, Tercio" - pensé.

Pero ya de paso, aprovecharía para sacar más que para la cerveza, si todo en aquel lugar estaba tan anticuado seguramente necesitarían más efectivo.

-¿Horloc? Eso tiene que ser una patraña, no existe más Dios que el Emperador amigo. Si esos tipos siguen vivos alguien debería darles una buena paliza. Dijo intentando parecer un gran fanfarrón. Esa información podía ser muy interesante y debía compartirla con el grupo, aunque antes intentaría averiguar más si era posible. No creo que estén ya en este planeta, las tropas imperiales se habrían encargado de ellos ¿no crees?

TERCIO VERIDIO:

- Te diriges hacia la máquina y entonces te palpas en un costado bajo el abrigo antifrag, notando el tintineo de la bolsa de monedas que llevas encima desde tu anterior misión...

Al cabo de un buen rato, el vostroyano consiguió salir de aquel lamentable estado. Lo primero que apareció en sus ojos fue confusión, pero al ver a sus compañeros alrededor y que aquello parecía una especie de bar, logró relajarse. Parecía que los otros habían conseguido dar buena cuenta de ésos canallas, y habían salido de allí. 

Lo más honroso sería no nombrar su accidente, así que cambió rudamente a otro tema:

-¿Habéis averiguado ya dónde debemos ir?

- "Bueno sí, no es más que una leyenda local." - El tipo se despide con un cabeceo y se marcha. Es evidente que no sabe más.

- Vladymir da sorbos de su cerveza. Un lugareño le explica que está hecha con las mejores secreciones de serpiente kelp y que deja un regusto indudablemente salado en el paladar.

- Lo cierto es que como reconstituyente no tiene precio, aunque da un buen pelotazo. Sin duda con dos o tres de estas es más que posible pillar una buena cogorza.

- Para cuando se termina la cerveza, Vladymir ha entrado en calor y ya se encuentra mucho mejor y más repuesto.

Intius miró a su alrededor para asegurarse que nadie estaba atento su conversación o podía oírles. Se inclinó un poco sobre la mesa para no tener que hablar tan alto y poder así contarles lo que acababa de averiguar.

-Puede que tenga algo, quizá no sea la mejor de las pistas, pero podría servirnos. Hablé con un tipo de la que regresaba con el dinero. Me habló de un tal Horloc. Según él es un antiguo dios local de los pantanos y que una tribu le rendía culto, que han jurado que su dios resurgiría de nuevo algún día. Dice que eso es lo que ocurre en los pantanos, que Horloc y sus seguidores son los culpables.

No sabía muy bien que es lo que ocurría en los pantanos, el tipo no se lo había dicho. Pero aquello era una clara muestra de herejía a erradicar.

-Entiendo...-el imperial dio otro sorbo a lo poco que le quedaba de cerveza. Había que reconocer que aquel brebaje estaba bien, al fin algo bueno desde que desembarcaron. Además, junto a las cortezas, suponía un agradable cambio respecto a las nutrigachas inquisitoriales. 

-Ahora que lo pienso, no llevo un sólo trono encima... ¿Hay algún lugar donde conseguir dinero en efectivo?

Itsua, acodado en la barra, hablaba con el tabernero mientras sorbía su tanna.

-Deja que te diga que pocas he probado como esta -la sinceridad destilaba en cada sílaba casi mascada. Otra cosa es que el sabor de la infusión permitiera definirlo como tanna y no como jugo de letrina-. Entonces, nada de monstruos ni demonios como he oído decir por ahí, entonces. Pobres diablos, siempre recurriendo a lo desconocido cuando se trata de esa bruja y sus malas artes. No hay hembra de la que uno pueda fiarse. Te lo digo yo -dijo señalando sus ojos y asintiendo con la cabeza-. Una mala pécora. En todos los sentios y algunos eran buenos. Te lo aseguro -una sonrisa socarrona asomó de entre sus labios-. Y dime, ¿sabes dónde se han dado más ataques? ¿En qué zona? Y lo más importante, ¿hay alguna recompensa por pillar a esos asesinos? Somos recién llegados y un trabajito nos vendría bien para llenar las bolsas.

- "No tengo mucha información sobre Olrankan, aunque he oído que han habido ataques contra tropas apostadas en las murallas.

No sé si hay recompensa, aunque con la guerra seguro que alguien querrá contratar a unos mercenarios valerosos y capaces como vosotros.

Si queréis ganar dinero, podéis probar en los espectáculos de combate y timbas de apuestas de los Pozos de Grasa.

Y si queréis gastar dinero, en los callejones cercanos hay puestos ambulantes donde se venden desechos marinos y restos a la deriva. Aunque cuidado, también hay muchos maleantes al acecho..." -

El local que encontramos como refugio es un lugar sórdido pero al menos parece lo suficientemente tranquilo y seguro como para consumir y no morir en una riña frecuente de la zona. Nos sentamos y atendemos a Vladymir que está aun afectado por el poder de Itsua, que agradezco no haber visto. Cuando el dueño del local ofreció sus servicios, le respondí junto con el grupo:

 - "Quiero también una de esas cervezas, por favor."

Mi voz es monótona como casi siempre y mis gafas de espejo se mantienen en su posición a pesar de que no hay sol ni luz fuerte alguna que podría incordiarme. Es solo una costumbre que me sirve y por lo tanto no la cambiaré sin una buena razón.

Mientras el tabernero sirve, me fijo en el lugar de la clásica forma que alguien de mi profesión hace apenas entra en una zona nueva: Entradas y salidas, otras personas, elementos inflamables y/o explosivos cercanos, elementos suceptibles de volverse cobertura, etc... todo lo que puede salvarte la vida y acabar con la de tu enemigo en caso de emergencia.

Una vez ha llegado, bebo con discreción para pasar el mal sabor de una matanza no pagada, mientras veo a mis compañeros sacar dinero y hablar de lo recopilado. Como un poco de corteza distraídamente mientras me fijo en los alrededores, manteniéndome alerta a cualquier altercado posible.

Veto le sirve a Titus una de sus famosas cervezas de sierpe local. Es cierto que deja un regusto salado en el paladar, pero no es del todo desagradable, además tiene un alto contenido alcohólico.

Veto le cobra a Titus un Trono.

TITUS:

- Si quieres puedes hacer una tirada oculta y secreta de Carisma +0 o de Indagar -10.

Al final no había hecho falta que sacase dinero del dispensar, con todo el asunto de aquellos matones había olvidado que tenía una bolsa llena de tronos, supongo que aún estaba afectado por la inactividad de los últimos meses. De modo que había saboreado la cerveza y, sobre todo, las cortezas, pues no sabía bien cuando sería la próxima vez que comería comida de verdad como aquella.

El camarero se había mostrado muy simpático y había dado información útil, sin embargo, aún quedaba los más importante a mi juicio: llegar a Olrankan. No había visto ningún transporte que llevara hasta allí, claro que tampoco conocía mucho aquel lugar, por lo que parecía buena idea tratar de preguntárselo a aquel hombre tan simpático.

- Si hay dinero en Olrankan, allí es dónde queremos estar - dije sonriente.- ¿No sabrás por casualidad de alguien que pueda llevarnos hasta allí? Le pagaremos bien, claro está.