Llega el día siguiente. Os encontrais en la taberna de la posada. Habeis descansado, y os sentís dispuestos para un nuevo día. Y Eckel, que no ha pegado ojo, está embobado con una sonrisa de oreja a oreja. Al parecer, la aldeana sabía más de lo que se esperaba.
Una vez habeis desayunado en condiciones, os subís al carro y emprendeis otra jornada de viaje.
Nuevamente me pongo a las riendas del carromato. Solo esperaba que esos latosos enano no empezaran a cantar otra vez, y me dejaran disfrutar de la paz y la tranquilidad del día. Azuzo suavemente al caballo y emprendemos la marcha.
Tras una larga noche de descanso, empezamos nuestro viaje diario, y que sería un viaje sin una buena dosis de licor
Magnar!! sirve una ronda, que tengo la garganta seca!!
La noche había sido larga, pero no en vano había sacrificado las horas de sueño. El viaje continuaba y sin duda alguna su cabeza seguía en aquella aldea, entre las piernas de aquella aldeana. De buena gana habría pasado un par de días por aquel lugar y a buen seguro que volvería para visitarlo, pero ahora los negocios eran lo primero.
-Sí, esa es buena idea. A ver si algo de alcohol calma mi estómago, parece que llevo sin comer meses y hace un momento que engullía el desayuno... Será falta de costumbre de hacer ejercicio digo yo... Jajajaja - Terminó, mientras estiraba las piernas, para después acurrucarse en su asiento. Sin duda un poco de descanso no le iba a hacer mal.
-Bueno, por lo menos alguien aprovechó la noche para hacer algo de ejercicio-digo con un tono algo seco mientras me subo al carro.
Úlfgar se colocó al lado del elfo en el carro, aunque aquel pueblo no había estado tan mal le apetecía volver al tranquilo bosque.-Narwë ¿Qué me puedes contar sobre los elfos?.-Dice para amenizar el viaje y buscando un tema de conversación, la verdad es que Úlfgar sabía más de criaturas del bosque que de "razas inteligentes".
Quieres saber sobre los elfos en general, o los altos elfos Le respondo a Úlgar con una sonrisa en la boca.
Úlfgar, ven, yo te diré cosas sobre el pueblo elfo. A que no sabes en cuantas partes se divide el cráneo de un Elfo? Eh? Sabeis? Pues depende del nartillazo, jajajajajaja
Mientras Narwë le cuenta cosas a Úlfgar sobre el pueblo elfo, y algún que otro chiste por parte de los enanos, el día sigue pasando. Ya es el atardecer cuando veis una pequeña casa a un lado del camino. Una vez os acercais, veis que es bastante más grande de lo que os había parecido en principio. La parte trasera tiene un amplio cobertizo para caballos con un pozo en el centro.
No estaba acostumbrado a losviajes en carreta, y menos con las formas de conducir del elfo, pero ya tenía ganas de descansar un poco.
Mirad, allí, una buena comida caliente y una suave cama en la que descansar.
Joder, al fin una parada- Eso fue lo primero que penso el joven Vogt al ver aquella pequeña construcción. Había pasado el viaje intentando descansar, pero aquello era imposible. Ese carro sumado a la conducción del elfo, que buenamente hacía lo que podía, no era exactamente lo que Eckel tenía en mente para reponer fuerzas tras el encuentro con la aldeana.
Bien, ya era hora - las palabras salían de su boca con desgana, mientras bajaba del carro.- Vayamos algunos a ver quién vive por aquí y si está dispuesto a dejarnos pasar la noche aquí, ¿no?. ¿Alguno me acompaña? - preguntó al tiempo que hacía ademán de ir en dirección a la casa.
El hechicero humano se lo pasó bien durante el viaje, aprendió y río pero Úlfgar se encontraba con las piernas entumecidas por el viaje así que bajó rápidamente para estirar las piernas.-Yo iré contigo Eckel.-Se colocó a su lado para dirigirse a la casa.-Mejor habla tu, yo no soy muy elocuente.-Dice mientras esboza una pequeña sonrisa.-Voy después de ti.
Eckel Vogt y Úlfgar, entran en la casa, mientras el resto de vosotros espera fuera junto al carro.
Entrais en la casona, y veis que el bar está desierto. Todo está muy limpio y ordenado, pero desierto. Escuchais una conversación. Parece como si una mujer estuviera llorando, mientras una voz de hombre intenta calmarla
Aquello era demasiado extraño, nadie en el interior mientras el sol ya estaba cayendo. Eckel miró a Úlfgar y frunció el ceño de forma cómplice. Sin duda los sollozos de una mujer indicaban que algo estaba ocurriendo allí mismo.
Con delicadeza sacó su daga, no quería correr ningún riesgo. Sabía que llegado el caso, un par de punzadas de aquel arma en la zona decuada podían ser decisivas.
Miró de nuevo a su compañero y le hizo un gesto con la mano para que ambos avanzaran. El joven ladrón comenzó a moverse sigilosamente, aunque no tanto cómo le hubiera gustado, con la intención de poder escuchar nítidamente la conversación y así decidir si revelar su presencia.
Motivo: Movimiento sigiloso
Tirada: 1d100
Resultado: 46(+37)=83
Perdón por colocar mal el modificador en la tirada. Pero queda claro que no la supero, es dificultad 37 y la tirada 46
Úlfgar también escuchó esos sollozos que provenían de una mujer, no sacó sus armas por si acaso pero fue con cautela así que después de la señal de su compañero avanzó lo más sigiloso que pudo... pero su compañero no pudo igualar le, de todas formas me dirijo a la puerta detrás de Eckel
Motivo: Mov.Silencioso
Tirada: 1d100
Dificultad: 16-
Resultado: 1 (Exito)
PUUUM! Sigilo!
Veis lo que parece una escena de una pareja pasando por un mal momento. Ella está sentada en una silla llorando amargamente, mientas que él de rodillas está abrazándola e intentando calmarla.
La estampa que se les había presentado era cuanto menos sorprendente. Un establecimiento, en mitad del camino con ningún cliente y con unos regentes, que al parecer, presentaban algún problema.
Miró a Úlfgar y levantó las cejas en señal de desconcierto, mientras daba unos pasos hacia atrás y antes de proceder. *knock* *knock*- Golpeó en alguna pared de madera cercana.
Buenas tardes. ¿Hay alguién por aquí? Somos viajeros y nos gustaría poder encontrar algo de descanso. - Él sabía perfectamente que se encontraban dos personas en el interior del local, pero lanzó la pregunta cómo si lo desconociera
Veis como sale del cuarto el marido, que cierra la puerta tras de él. Está visiblemente nervioso, ya que no sabe si le habeis escuchado o no.
Hola Buenas tardes señores. Así que quieren una habitación para pasar la noche? Claro que si, eso es, una habitación. Van a querer cena y desayuno? Mi señora es una cocinera espectacular. Añade el hombre con convencimiento.