Partida Rol por web

Tu familia no sufrir daños mientras tu cumplas con lo que se requiere de ti.
Los hombres os van rodeando, Zarn tiembla, pero hay odio en su mirada. Llevaba la lanza como bastón, por lo que la tiene aun en su mano, aunque es una pobre amenaza contra la media docena de bárbaros hombres que os rodean en círculo.
-Dime, William, ¿Que opinión te merece la guardia de la noche? Comenta el líder que de nuevo vuelve a colocarse frente a la puerta tras cerrarla. Tu mujer e hijos, han quedado por lo que sabes, solos y amordazados en el interior.

Protegen el muro, hay de todo ahí. No entiendo porque lo preguntas. Estaba un poco desconcertado con la pregunta. Respondía en ambigüedades

Son una panda de asesinos sin escrúpulos, carentes de moral y enamorados de su propia leyenda. Dice con furia. Si vale, ellos no han secuestrado a tu mujer, pero matan a las nuestras. La guerra es algo sucio y necesitamos que estés de nuestro lado. Hace un gesto a sus compañeros y todos empuñan sus armas. Te daré motivos para ello.
Todos los hombres alzan sus hachas y tu, perplejo por los acontecimientos eres incapaz de moverte, pero Zarn se abalanza con el arma hacia delante, hacia el hombre que os habla, demasiado lento por desgracia. Casi todos los salvajes abalanzan sus armas hacia el, mientras el líder agarra la lanza de Zarn con su zurda lanzándole al suelo.

Entre un mar de sangre, el cuerpo sin vida de Zarn sufre numerosos hachazos y furiosas estocadas hasta dejarlo convertido en un amasijo sanguinolento de vísceras y sangre.
Tu, en estado catatónico, aun sin moverte, sientes como la calida sangre de tu compañero salpica tu rostro como devolviendote a la realidad de lo que ocurre.

Tu mujer e hijo sufrirán una muerte en cuya comparación, tu amigo ha sufrido un épico final feliz. Parte la lanza de tu compañero, tan solo apretandola con sus manos y lanzando los restos astillados sobre el amasijo revuelto que antes era Zarn.
Iras al norte, te alistaras en la guardia de la noche, y te las apañaras para verter esta bebida en las comidas del Lord comandante. Su contenido lo matara al cabo de varios días, tiempo de sobra para que huyas.Cuando lo hagas intenta volver al sur y nosotros te encontraremos, pero si no te queda mas remedio viaja hacia el norte y entrégale esto a cualquiera de los nuestros que veas.Te entrega un pequeño trozo de tela, negra por una cara, roja por la otra.
También tiene un pequeño frasco en la mano, de vidrio, con aspecto de gran elaboración, y coronado con un tapón de algún metal exquisito.
Grabado, con gran calidad en el, se halla una flor dibujada con esmero y grabada sobre el cristal.
El Salvaje no te la entrega esta última, pues espera a ver cual es tu respuesta.
Ni se te ocurra jamás, volver aquí, pues el hombre que yace a tus pies ha sido asesinado por ti y la pieza que portas junto a ti no ha sido otra que el motivo.

Liberad a mi familia y dejarla partir, haré lo que me pedís, siempre que dejáis en paz a mi familia y desaparezcáis de sus vidas.

No es que no tuviese miedo, todo lo contrario, pero si su familia estaba muerta, no le importaba que le pasara a el mismo.

Tu mujer y hijo permanecerán con nosotros mientras sea posible que traiciones tu palabra, pero no te preocupes, no permitiré que nada les ocurra. Abriendo la puerta y mostrándote el cuerpo muerto de un hombre en el suelo, cuya sangre se extiende hasta los pies descalzos de tu hijo. El intento sobrepasarse y ahora esta muerto. Espero veas que hablo en serio.
Quizá hablar con tu mujer y tu hijo te ayude, si lo deseas, adelante. Quítales la mordaza, habla con ellos, pero date prisa, quiero que te marches hoy.

Esto no me asegura que sobrevivan, déjalos partir y te doy mi palabra de que haré lo que quieras. Sino, puedes matarnos aquí y ahora, de todas formas estoy muerto. Dice mientras se pone de rodillas en el suelo y los brazos extendidos.

El líder de los salvajes hace un gesto y uno de sus hombres extrae un cuchillo de su cinturón, pasa por encima de vos y se coloca junto a tu hijo que comienza a llorar, mientras agarra su mano temblorosa que intenta debatirse en vano.
-¿Estáis seguros del sufrimiento al que me solicitáis someta a vuestra familia? Exclama el líder de los salvajes dándote una patada en la espalda que te hace caer a los pies del joven crío.

Nada os impide hacerlo cuando ya no este. Dejarlos partir o terminar con nuestro sufrimiento. La cara de william era de odio y esperanza al mismo tiempo.

No. Dejare marchar a tu mujer si lo deseas y el crío vendrá con nosotros. No me pidas mas, soy generoso. Una sola petición mas… Y tendré que acabar contigo.
Sus palabras, aceleradas, denotan el cansancio que esta conversación produce en el y el cesar de la paciencia que hasta ahora, al parecer, ha tenido.

William despues de pensarlo unos segundos que para el fueron eternos tomo una decisión. Esta bien, déjala partir con tiempo suficiente y haré lo que me pedís.

El salvaje suelta a tu mujer la cual se lanza a tus brazos en cuanto tiene capacidad para ello y con lagrimas en tus ojos te suplica quedarse. Con paciencia y mientras aguantas tus nervios intentando tranquilizarla.

Le explicas que quedarse no solucionara nada, le pides que se salve para que tenga la certeza de que podrás salvar a  vuestro hijo, de que sabras su los salvajes  pretenden cumplir su palabra. Tras un largo y intenso abrazo del que no pretende soltarse los salvajes la agarran y tiran de ella. Tu te levantas ordenándoles que paren y la acompañas fuera a la vez que el líder, en un acto de lo mas extrañamente humanitario suelta a tu hijo para que se despida.

Este, heroicamente ayuda a tranquilizar a la mujer, le dice que estará bien, que no llore mas, que papa volverá.

Estas a punto de romperte cuando sale de la cabaña acompañada por dos hombres. 

Con gestos le indiques que huya y lo hace. Con pasos lentos y zigzagueando como si estuviera a punto de derrumbarse, pero en un destello de lucidez, al igual que tu, piensa en el molinero, y comienza a correr a gran velocidad echando un ultimo vistazo atrás.

Tu mujer no consigue llegar a tiempo, o quiza llega y es ignorada, es igual, pues a los pocos minutos el grupo de salvajes te coge a ti y a tu hijo y se aleja de alli. Os adentrais en el bosque y ves como se mueven con experiencia.

Allí pasáis una semana, tiempo en el que se te adiestra en tu misión. Se te explican los rasgos del Lord Comandante. Te explican sus hábitos, te indican que cada tarde que dispone de tiempo, cena con los guardias en el comedor común menos los Sábados, en los que, si no tiene otra cosa que hacer, esta rezando al viejo árbol.

Te ponen en antecedentes de su vida, te cuentan que su hijo fue desterrado por esclavismo y que le avergüenza en gran medida, te cuentan cuales son sus leales y principales en castillo, siendo un joven explorador de la familia Stark su mas cercano.

Te dan estos y otros muchos datos que tu consideras inútiles teniendo la única certeza de que para volver a ver a tu hijo deberás acabar con ese hombre.

Tras estas lecciones y una penosa despedida de tu hijo, el cual se encuentra animado, pues confía en ti plenamente, avanzas junto a dos de los hombres hacía el norte.

Apenas intercambiáis palabras por el trayecto, unicamente camináis y cazáis lo que se os planta por delante para la noche siguiente. 

No te aprecian, pero te respetan cuando te ven usar el arco.

Tampoco hablan mucho entre ellos, a menudo los únicos sonidos en vuestras jornadas de viajes son pasos, jadeos de cansancio y el mundo que se sigue moviendo a vuestro alrededor.

El viaje es rápido y en siete semanas llegáis al nuevo agasajo, allí te indican a donde debes dirigirte para llegar a la posada de Villa Topo, lugar en el que deberás esperar, como todos los reclutas, a que la guardia este dispuesta a entrenar nuevos hombres.

Villa Topo es una extraña ciudad, colocada bajo un pequeño puestecillo de madera bajo el cual, y de forma subterranea, se halla una compleja red de túneles habitada por recios hombres del norte que excavaron como topos en busca de calor.

William sabia que se acercaba el final, de el o de otro, pero eso seria un final para alguien. Con las nuevas ordenes en la cabeza entro en el local, era un sitio raro, muy extraño. Habia escuchado del lugar, pero debajo el suelo...sonaba a borracho.

Así que con un como de incertidumbre sobre la espera del reclutamiento y del lugar entro a la posada preguntando información al tabernero.