Partida Rol por web

DESPERTARES

Despertar Francesca

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24/09/2010, 03:59
Director

El tiempo paso y hoy era el dia en que en aquella casa de Praga se debia tirar una pared abajo para localizar a quien debia abrir los ojos... el custodiar aquella casa y su contenido habia pasado de generacion en generacion a lo largo del linaje de la Familia Giovanni.  Todo comenzo con Dante y hoy volvia a cobrar vida con Demian quien ya habia tirado junto a dos mayordomos aquella pared que le separaba de Francesca.

Un guardian y pronto un Ghoul como lo fue su ancestro.... los pasos resonaron y el miedo de uno de los Criados parecia olerse a kilomentors...... alli frente a ti estaba el feretro de piedra.

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29/09/2010, 07:49
Dante Giovanni

La bóveda siempre había sido el mayor de los tesoros de aquella mansión, o al menos eso había circulado en su familia desde que tenía memoria. Una bóveda innacesible, entre los cimientos de una construcción tan enorme y antigua como sólo podía darse en el interior mismo de las tierras europeas. Paredes anchas como un brazo, tan antiguas que hasta eran indestructibles, un sistema de iluminación sólo a base de fuego, y las más profundas penumbras rodeando todo el misterio contenido en el más intenso de los hermetismos. Y ahora, en medio de un intenso olor a tierra fresca y a encierro de siglos, la pared yacía derrumbada y a la distancia de las antorchas se divisaba un féretro de piedra tan bellamente tallada como la cuna de una emperatriz. La piedra mayor se había deslizado, gracias a la fuerza de dos hombres, y había descubierto el tesoro enterrado por el primer dueño de aquel hogar.

Demian contempló la figura de la niña que yacía inerte, envuelta en los restos de lo que, intuyó, en algún momento había sido terciopelo. La ropa no había resistido al paso de los años como había resistido aquella piel de mármol, y se encontraba rota y desintegrada en la mayor parte de lugares. Hizo un gesto para que se acercara uno de los mayordomos, y tomó de sus manos el vestido que había preparado para la ocasión. Les indicó que se retiraran hacia las sombras, mientras él se acercaba hacia la niña y, con movimientos lentos y cuidadosos, la despojaba de sus harapos para vestirla con lo que merecía. No estaba estacada, no tenía rasgos de violencia, no había nada en ella. Sólo una niña dormida, una bella durmiente, una escultura.

Llamó al otro de los mayordomos. Un puñal extraído de algún sitio cortó el antebrazo dejando que las gotas comenzaran a salir. Demian observó que la sangre había empezado a pintar los labios de aquella que yacía suspendida en la muerte, esperando volver a abrir los ojos. Habían transcurrido casi cinco siglos desde que Dante Giovanni, aquella figura casi mítica dentro del Clan Giovanni de las afueras de Italia, había encerrado a su Dormitor en las catacumbas del letargo en la espera que llegasen tiempos mejores. En aquel momento, se había visto en un principio como un acto de traición, algo totalmente desconcertante, pues nadie había tenido noticias de que fuese el vampiro quien hubiese pedido aquello del ghoul. Parecía que Dante había conseguido romper con el vínculo, y había la había hundido en la oscuridad a falta de poder acabar con ella. Pero aquella imagen era, como todas las del Clan, una sesgada e imposible. Los documentos nombraban a la Plaga, a los lupinos, a magos y a hadas, y mostraban que no había salida. Eso había considerado Dante. Ese era el único punto verdadero de la historia: había sido Dante quien la había convencido. Pero luego de eso, todo lo demás era un simple manto de desinformación, de protección, algo que llevaba quinientos años.

Las gotas de sangre caían, comenzando a formar líneas, entrando por el único resquicio abierto de su boca pétrea. Demian se retrajo, yéndose hacia las sombras para protegerse, mientras el mayordomo aguantaba estoicamente el dolor de su brazo abierto. A cada segundo, cada vez más vida volvía al interior del cuerpo muerto, viajando por sus venas, llenándolas de calor despacio, inexorable, como un fuego derritiéndolo todo o una corriente de electricidad tocando todos los puntos. En la niebla de los abismos del sueño, brilló una luna roja sobre una cascada carmesí. Un sabor que la llamaba, pulsante, imperativamente.

Y luego, fue también una voz.

- Despierta, Francesca - dijo Demian.

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29/09/2010, 22:02
Francesca Giovanni

Sintió el tibio calor de aquella sangre que le llegaba a los labios de una manera que recordaba tierna y natural. Su cuerpo blanco y frío poco a poco comenzaba a recuperarse y entre susurros, casi como la voz fría de un sueño, se escuchó nombrar. Abrió los ojos lentamente y cuando lo hizo vio aquel brazo que la alimentaba y la cara de terror del mayordomo; habría deseado ver otra cara pues para ella el tiempo no había pasado y sin embargo, con una fuerza mermada, sujetó el brazo y comenzó a alimentarse ávidamente pues mucho tiempo había pasado sin recibir alimento y se sentía plena, siendo ella de nuevo. Cerró los ojos unos instantes, no porque quisiera acostumbrarse a la obscuridad, no, sino porque necesitaba concentrarse y deleitarse de una manera casi salvaje de aquel hombre al cual sujetaba cada vez con más fuerza. Volvió a abrir los ojos, mucho más repuesta aunque con una ligera desorientación. Apartó suavemente el brazo que la estaba alimentando y buscó rápidamente entre los presentes, continuaba sentada en lo que por siglos había sido su lecho y finalmente lo encontró.

-¡Dante…!

Saltó del lecho con rapidez, apartando casi de un golpe al mayordomo que estorbaba entre su camino y él de aquel al que tanto ansiaba ver. Se acercó a él, tan alto y ella tan pequeña, seguían siendo los mismos, entonces lo tocó en la mejilla alargando una mano helado y blanca como un algodón y sus ojos se llenaron de lágrimas o al menos eso pareció, los labios estaban ligeramente enrojecidos y miró a Demian con la cara totalmente desencajada; no era él, con sólo tocarlo lo podía saber. Hizo una mueca, eran tan idénticos que casi había olvidado que a él lo había perdido hacía mucho cuando la había convencido de dormir para despertar mucho tiempo después. Se sintió traicionada muy a pesar de que ya sabía que él no estaría allí cuando ella despertara pero no apartó aquella mano de la tibieza que él le daba y acarició brevemente la mandíbula hasta llegar al cuello. Podía no ser Dante pero estaba allí por ella y entonces lo miró a los ojos.

-Me has despertado por fin… Pero antes que me digas nada, necesito saber qué sucedió con… No, olvídalo, me lo dirás en otro momento o no.

Su voz era más bien como susurros, era como si arrastrara cada palabra y entonces se volvió al mayordomo del que se había empezado a alimentar, quería recuperar todas sus fuerzas para poder volver a una “vida” normal. Se acercó a él con movimientos lentos y tomó su brazo para llevarlo lentamente a su boca mientras los colmillos se clavaban en aquella carne y ella absorbía cada gota y sentía como el mayordomo se iba quedando sin fuerzas y sin vida, no podía parar pero mientras lo hacía, sus ojos dejaban escapar dos lágrimas pensando en Dante, su amado Dante y la única razón de que ella aún estuviera viva. Sentía una furia que se acrecentaba según absorbía la sangre de aquel pobre hombre y su cara adquiría un leve color rosáceo y un gesto mucho más inocente a pesar de tener hilillos de sangre a los costados de la boca.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: Autocontrol
Resultados: 2, 8, 10

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08/10/2010, 20:35
Dante Giovanni

Ser de la familia Giovanni era eso, justamente eso. Permanecer sentado en la penumbra, con los ojos abiertos, observando el acontecer de una muerte sin que nada dentro del cuerpo o la conciencia sufriera un desgarro. Demian no hizo nada para detener a Francesca, ni pidió por la vida del hombre al que estaba desangrando. Había visto muchas muertes por menos razones. Había escuchado peores gritos que aquellos de agonía. Las catacumbas hacían que el aire se llenase de ecos, como si el dolor rebotase en cada una de esas piedras, formando una red que los arrastraba a todos. Habría un cuerpo en el suelo antes que ella pudiera terminar de alimentarse, pero no había nada que hacer al respecto. El beso de los Giovanni era sólo una metáfora de lo que podían ser sus manos. Los límites y la moral son sólo polvo y arena, cenizas y nada, para quien al vida y la muerte sirven igual.

El silencio cundió antes que drenase la última gota. Demian podía sentir el movimiento del otro mayordomo cerca de él. Era simple ganado de uno de los miembros de la familia, que aún estaba nervioso por el hecho de no morir antes de ascender de ghoul. Aún no había pasado por lo suficiente como para ser requerido por un Dormitor con mayor potencia en la sangre, como él mismo. Temía perder todas sus posibilidades en manos de la muerte, bajo los colmillos de Francesca, una muerte que le serviría sólo a ellos, y de ninguna forma a él. Pero recogió sus pedazos y dominó su miedo, pues se mantuvo a un costado y con el semblante dispuesto, solícito. No había tenido la suerte de Demian, de nacer en el seno de la familia. No había sido seleccionado por uno de los Antiguos, le tocaba ganar su lugar.

Demian vio el rostro de Francesca manchado de sangre. Se sorprendió. Esperaba otro tipo de reacción, a pesar que conocía bien la historia. Siempre la había conocido: era el miembro de su generación al que le tocaba pasar la información, el único que conocía el rostro de la fortuna familiar. La historia le había sido narrada con todo el lujo de detalles que la memoria de los Giovanni, y siglos de rumores, habían podido trasmitir. Rumores que no incluían amor si no lujuria, no celos si no posesión, no vínculo si no la sangre. Ninguno de ellos hablaba de lágrimas. Por un momento se quedó atónito, le resultó incomprensible. Sólo había visto lágrimas de sangre en las mejillas de la chiquilla de su Dormitor, y aquello sí era amor. Sin embargo, esto...

Se levantó.

- ¿Es suficiente para ti, por ahora? - preguntó, y supo que a sus espaldas, el mayordomo volvía internamente a temblar - Si es así, arriba he dispuesto tu ala de la mansión. Allí podremos hablar.

Demian no se acercaba, pero Francesca supo, no era por miedo si no por respeto.

- Bienvenida de nuevo.

Notas de juego

Uff. Perdona en verdad la tardanza. He estado terriblemente fuera de ritmo y de cabeza.

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14/10/2010, 18:06
Francesca Giovanni

Francesca permaneció un instante en silencio tras las palabras de aquel hombre y entonces, hizo un gesto con la mano llamando al otro mayordomo que no se movió ni un ápice y fue ella misma quien se acercó a él, tomando su brazo tembloroso, la sensación le devolvió una fuerza que había empezado a crecer desde que absorbiera la sangre del primero y sin más, sin responder a Demian clavó los colmillos en el otro hombre, deleitándose con el dulzón de su sangre y la tibieza de ésta. Se sentía latir por aquella nueva corriente de vida que no era la suya.

Tardó un buen rato con este, deleitándose en los gritos de dolor de ése hombre, pues la mordida de un Giovanni no era cualquier mordida. Se sentía viva, plena, dispuesta a aguardar el momento preciso para convertirlo porque sabía que había una pertenencia que no se había firmado en ningún lado pero por eso él estaba allí. Finalmente, luego de largos minutos, acabó con la sangre de aquel cuerpo. Estaba satisfecha y eso era una buena noticia, después de tanto tiempo volvía a la vida como ella la conocía. Sólo entonces se ocupó de responder.

-Ahora estoy satisfecha, si...-le sonrió con ternura, ni siquiera daba miedo.-Vamos a arriba.

Lo miró ladeando la cabeza, ella tenía esa mirada bestial que aterrorizaba a cualquiera pero no a Demian porque él sabía que ese animal no iba a hacerle daño, podía estar seguro de ello. Lo siguió, parecía sólo una niña que había despertado de una pesadilla o un sueño, con ella nunca se sabía. El tramo hasta el salón le pareció eterno pero si alguien sabía de eternidades era ella. Ansiaba la cercanía de Demian como si de la de Dante se tratara y aún cuando sabía que no era así, apenas llegar al salón se volvió a él y poniendo una mano en su mejilla le dijo:

-Habla, quiero saberlo todo. ¿Cuánto he dormido? ¿Qué tanto ha cambiado la vida? Y quiero saber... Quiero saber qué pasó con Dante porque es obvio que tú no eres él.

Apartó la pequeña manito fría de aquel rostro que le era tan familiar y al mismo tiempo que le parecía tan lejana. Pero no se apartó de él, respirar su aroma le hacía sentir que podía recuperar, al menos en parte, a su amado hermano, padre, hijo, amigo y amante. Especialmente aquello.

Notas de juego

No te preocupes, a veces pasa :)

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17/10/2010, 01:12
Dante Giovanni

Demian no pareció retraerse frente a la mano de Francesca. Ella vio en sus ojos que, por algún motivo, no le sorprendía aquel contacto físico que en otra época hubiese echado atrás a cualquier mortal. No parecía huir a su mano fría, como tampoco parecía sorprendido de que tuviese un gesto tan cercano, ni que fuese de los vástagos que buscaban la cercanía de la piel. Francesca no supo por qué, pero sintió que Demian estaba acostumbrado a eso. Incluso, quizás, por el suave mover de su rostro que se inclinó hacia su mano mientras se alejaba, un movimiento somamente imperceptible, quizás, no sólo estaba acostumbrado si no que también le gustaba.

Sin embargo, nada dijo al respecto. Sólo le hizo un gesto para que tomase asiento donde quisiera. El salón era un resabio casi perfecto de aquella época última a la cual la memoria de Francesca podía llegar, como si se hubiesen hecho esfuerzos coordinados a lo largo del tiempo para mantenerlo como embalsamado, vivo, idéntico al original. Demian se sentó en un sillón de ébano tapizado en terciopelo rojo, uno que a Francesca en un principio le recordó a otro y le llevó a la memoria de muchos tiempos. Pero una segunda mirada le mostró que aquel no era el de sus recuerdos, pues el original estaba allí, más allá, al lado del enorme hogar de piedra que estaba apagado. Una sola mirada bastaba para creer que, impregnado en su madera restaurada, aún estaba en aroma de su dueño.

Un mayordomo entró raudo por una de las puertas laterales, a las espaldas de Demian. Él se dio vuelta y mantuvieron una breve conversación, en una lengua que Francesca identificó como un italiano realmente extraño, cambiado. Demian se había dirigido a ella en una lengua que entendía perfectamente y que, ahora escuchándolo, se parecía vagamente a la que dominaba la charla. De todas maneras, pudo entender que hablaban sobre los cadáveres en el sótano, y de disponerlos en algún sitio que no llegó a dilucidar. El mayordomo se fue tras inclinarse, y Demian se volvió hacia ella, con un gesto de disculpa.

- Han sido más de cinco siglos - dijo, sin ninguna clase de anestesia - El mundo ha cambiado por entero. El feudalismo terminó sus coletazos por completo y ahora la estructura es capitalista, esa que seguramente comenzaste a ver desarrollarse de mano de los nuestros y de su comercio. Aunque quizás no llegaste a eso, aquí. De todas maneras, lo verás cuando viajemos.

Demian pareció pensar un momento. Debía saber exactamente qué decir; pero ahora, mirándola a los ojos, parecía dudar sobre la forma de hacerlo.

- No, no soy Dante. Mi nombre es Demian. He nacido en el seno de la familia Giovanni, como lo hizo Dante en su momento - siguió, y señaló con los ojos algo que Francesca no había visto hasta ese momento.

Era un cuadro, colgado a un costado, cuyos colores lo mimetizaban con la suave penumbra ambiente. Un cuadro que mostraba a Dante sentado en aquel sillón, mirando hacia el pintor, más viejo de lo que Francesca recordaba, indudablemente habiendo perdido el impulso y la juventud que su sangre le había dado. Tenía líneas en su rostro, unas líneas que de haber seguido con Francesca a su lado, jamás hubiesen aparecido. Una postura que, de haber sido abrazado en vez de haberla puesto en letargo, jamás hubiese adoptado. Sin embargo, sus ojos verdes asaltaban el dominio de los colores opacos, saltaban al espectador, lo atravesaban, le hablaban. Parecían hablarle a ella.

- Dante murió un par de décadas después de ponerte en letargo - escuchó a Demian continuar, a sus espaldas - No fue por la plaga. Tuvo tres hijos varones y dos mujeres, todos con una descendiente Giovanni, y de ellos sobrevivieron dos y una. Pasó a su primogénito el conocimiento de lo que había debajo de su casa, y estructuró un sistema para que cada uno de sus descendientes fuese pasando el conocimiento, una sola rama de la familia, y preparando las cosas para que si esa rama desapareciese, el conocimiento pasara a otra que perdurase. La consigna era mantener a las sombras la verdadera identidad del tesoro que estaba aquí oculto, entre los cimientos, hasta que fuese el momento. Dante calculó unos cinco siglos. Sólo se equivocó por unas décadas.

Se hizo un silencio.

- ¿Qué más deseas saber? - preguntó Demian.

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18/10/2010, 18:35
Francesca Giovanni

El movimiento sutil de Demian, hicieron sonreír ligeramente a Francesca, se iluminó el rostro de la pequeña y por un instante, aquel hombre vio el atisbo de una mirada femenina y totalmente adulta pero pronto se esfumó porque así era ella, porque así lo quería ella y no iba a ser distinta con él. Era él quién tenía que acostumbrarse a ella y no ella a él, aunque sabía que de alguna manera terminaría cediendo como siempre lo hacía con Dante, si él tenía el mismo carácter: ella lo iba a adorar tanto como a su antepasado. Lo rodeó prácticamente, como si estuviera eligiendo algo en él, cómo si estudiarlo fuera algo que le tomaría demasiado tiempo y no era así, ella lo sabía.

Se acercó hasta el sillón aquel al lado del hogar y entonces lo miró olvidándose por un instante de Demian. No había modo de olvidar, de no aferrarse a ese recuerdo al menos por unos instantes pues estaba segura de que su no vida, debía continuar y que el único responsable de ello había sido Dante precisamente. Pasó la mano por el respaldo del sillón y lo recordó de todas las maneras posibles, sonriéndole, retándola, riñiéndole, jugando con ella o amándola, si, siempre lo iba a extrañar y lo hizo cuando finalmente se sentó y se sintió abrazada por él. Demian era una réplica exacta de Dante y esperaba que en cuanto al carácter fuera igual aunque no dudaba poder conquistar aquel corazón también.

La entrada del mayordomo no sobresaltó a la pequeña que miraba fijamente y con el rostro levantado, mostrando toda soberbia de saberse hermosa a pesar de ser sólo una niña a los ojos de cualquiera; lo que la sobresaltó un poco fue el italiano tan distinto y tan igual pero lleno de cosas que ella tendría que aprender y estaba reaccionando a eso cuando Demian le soltó que habían pasado quinientos años. Sintió una angustia terrible, un odio por el mundo y, el tiempo y, las cosas que habían pasado sin que ella supiera, principalmente la muerte de Dante tan poco tiempo después de que la enterrara.

Y sin embargo casi le alegraba el modo en que él había preparado todo para ella, tenía los ojos humedecidos de lágrimas y se levantó lentamente hasta pararse justo frente al cuadro de Dante mientras en su mente retumbaban las palabras de Demian: "No soy Dante..." Ella ya lo sabía, lo había sabido desde el momento en que la vio y se aparto. Dante jamás lo hubiera hecho, habría ido a su encuentro y la habría besado y acariciado, además, la habría sentado sobre su regazo para darle aquella suerte de "malas noticias".

-Ya sé que no eres Dante, ya lo sé...

No evitó llorar mientras miraba fijamente aquel cuadro. Dante, su Dante, había envejecido. Se había casado y había tenido hijos y de no ser por eso, ella no estaría viva o quizás si y sin embargo, odiaba aquel sentimiento y a aquella mujer y entonces fijó los ojos en él, en su Dante y deseó tenerlo de vuelta, incluso deseó tener una discusión que seguramente terminaría el algo teológico y muchos regaños de parte de él llamándola egoísta y soberbia. Sonrió, finalmente no la había dejado desamparada pero había cosas para hacer y no podía demorarlo mucho más. Él no había querido que ella muriera, por eso no la dejó abrazarlo y la enterró, él la había amado más que nadie en el mundo. Se volvió a Demian aún con lágrimas en los ojos y se sentó en el piso, a su lado, recargando su rostro en sus piernas.

-No hay mucho más que deseé saber, excepto una cosa: ¿Estás listo?

Tenía las dos manos sobre la rodilla de Demian, cruzadas una sobre la otra y sobre ellas tenía el mentón y lo miraba fijamente a esos ojos verdes que parecían ser los mismos que cinco siglos atrás, la escondieran en aquel refugio y sin embargo, Demian parecía ser aún más fuerte que Dante, lo era, tenía que serlo para quedarse allí esperando a que ella no lo matara. Las lágrimas seguían cayendo, necesitaba una respuesta y la necesitaba pronto. No quería matar más aquella noche.

Notas de juego

Señorita, no sé si la veré en el msn, así que como hay cosas que no se pueden guardar para después: Reitero el placer que me da escribir con usted. El tiempo de espera siempre merece la pena.

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20/10/2010, 16:56
Dante Giovanni

Demian miró a Francesca al interior de los ojos. Una letanía de su infancia acudió rauda a su memoria, casi una mitología, con la que le habían entrenado para resistir aquel momento si llegaba a producirse dentro de su vida. Tu rostro será tu primer defensa; tu inteligencia será la segunda. La suerte sólo es para los que no tienen el poder. La cantidad de perversiones que había visto en el interior de la familia le impedían sorprenderse de estar frente a un vástago como ella, un rostro de niña, pupilas de depredador, ojos hechos de tiempo. No huyó a las manos que tenía apoyadas sobre su rodilla, ni al peso de su mentón. Tampoco huyó a las manchas de sangre que llovían aún sobre su pantalón, un derroche que sólo podía explicarse a través de la humanidad. La pregunta había quedado en el aire, tintineando, ellos dos solos en aquel salón inmenso lleno de ecos. ¿Qué otra respuesta podía haber?

No fue el contenido, fue la forma. Demian quitó una de las manos de donde se recargaba, en el apoyabrazos. La adelantó y, con un dedo flexionado, subió por la mejilla de mármol hasta llegar al borde de su ojo. Era algo inútil, así no podía contener el llanto, ni siquiera podía limpiar lo que la sangre había dejado sucio y desprolijo sobre la uniformidad de la piel blanca. Aún así, lo hizo. Era distinta a la mano de Dante: era más fuerte que sensual, menos delicada que áspera, más protectora que ambigua. Trasmitía una calidez que Dante jamás había trasmitido, o al menos no así, casi desprovista de oscuridad, casi fuera de lo que significaba que un humano tocase con los dedos a la inmortalidad. Dante hubiese tenido mucho para decir; Demian, no. Sólo tuvo un par de palabras.

- Sí, estoy listo.

Ella no le había preguntado nada. Él, entonces, no tenía intención de hablar. Francesca ya se enteraría de todo, una vez que entrase de nuevo en el devenir del mundo. Con el dorso de la mano, repitió el mismo camino en la otra mejilla. Guardaba silencio, un silencio que no era reverencia, quizás era un silencio de respeto, o era la aceptación de que no había palabra pronunciable en ese momento. Un mortal sentado en un trono de ébano, un vástago apoyado sobre su rodilla, la muerte, el destino y todo. Había muchas cosas que hacer, muchas que sucedían fuera de esas paredes, muchas del pasado y la mayoría del futuro. Pero Demian no parecía apurado, ni ansioso, ni parecía asaltado por la ambición de lo que había sucedido. Francesca tenía el poder pero él, como si estuviese acostumbrado a ello, acompañaba de los acontecimientos desde una posición más bien relegada, a la expectativa. Como siempre lo había hecho Dante.

Apoyó de nuevo las manos en donde las tenía. Sus venas habían paseado delante de los ojos de Francesca ya lo suficiente. La miraba, pues si nada quería saber, entonces él nada tenía para decir. Excepto, esperar su conformidad.

Notas de juego

:)

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25/10/2010, 20:22
Francesca Giovanni

Ahí estaba ella, sintiendo aquella rudeza de sus manos en su rostro, parecía cómo si él no tuviera la misma inclinación de Dante hacia ella pero sabía que sería cuestión de tiempo; finalmente, había sido Dante quien le enseñara de forma indirecta y tan bien a Demian. Ella miraba al joven y veía a Dante, no podía evitarlo y no quería. Lamentablemente tendría que hacerlo pasar por un terrible dolor antes de que le perteneciera, aunque ella sabía bien que no era esa la palabra que tenía que usar con los hombres de la familia de Dante, había un exquisito contrato entre ellos que a ella le agradaba. Eran los únicos capaces de soportar su carácter.

-Siempre... Siempre esperé este momento, aunque en mis pensamientos eran otros ojos los que me buscaban y otras manos las que me tocaban...

Sujetó la mano derecha de Demian y lo miró fijamente a los ojos, la fuerza que tenía no tenía nada que ver con lo que a simple vista parecía Francesca, por el contrario, era casi terrorífico que gozara de tal fortaleza. Puso el dedo de la otra mano justo dónde palpitaba la sangre de Demian en el puño, lo miró con una sonrisa, ansiaba esa sangre pero no por hambre, sino porque lo iba a hacer suyo y a ella de él porque necesitaba tener aquel vínculo de pertenencia porque su cabeza no podía más de saber que aún estaba sola en el mundo y que reemplazar a Dante iba a ser muy difícil.

-Voy a detener el tiempo para ti porque estás listo y voy a agradecerte que me hayas despertado, quizás no lo parezca en un principio pero...

Levantó la cabeza suavemente por encima de las rodillas del hombre y luego quitó el dedito del pulso, realmente no lo necesitaba para marcar dónde debía morder pero era un juego que le había apetecido hacer en ese momento. Ladeó la cara suavemente y pasó la lengua por encima de la muñeca, dejándola brillosa y luego, mirándolo, comenzó a clavar lentamente aquellos colmillos de los cuales apenas había alcanzado a ver la punta pues al instante siguiente empezaban a hundirse en su carne. Cerró los ojos olvidándose del dolor que Demian pudiera sentir y se dedicó a sentir aquella tibia sangre pasando por su boca, ya habría tiempo de pasarle a él la suya pero mientras y en un acto lascivo y lleno de lujuria por más que no lo pareciera, se deleitaba con la sangre joven de aquel que habría de vivir a su lado para siempre.

Notas de juego

Fede, espero o posteo? :)

 

POSTEA, yo en un par de post mas las interrumpo

(Me dirás que hay que tirar :D)

Veni, perdón por la demora pero pensé que venía él a molestarnos XD

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25/10/2010, 22:49
Director

Notas de juego

Tirada de autocontrol dif 8

 tenes 3 dados de autocontrol

 

( la dificultad se debe a 1) necesitas llenarte la reserva de sangre, 2) se parece a Dante )

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25/10/2010, 23:04
Francesca Giovanni
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: Autocontrol
Dificultad: 8+
Resultados: 3, 5, 7
Exitos: 0

Notas de juego

xD, te sigo odiando ¬¬

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26/10/2010, 16:08
Soldado

Un pinchazo y luego el vitae de Demian comenzó a recorrer la garganta de Francesca, un lujuria de antaño se hacia presente en aquel momento… el sabor de Dante recorría todo su cuerpo, dolor para Demian que comenzaba a tambalearse levemente mientras la Jovencita seguía drenando su cuerpo de forma descontrolada. Los ojos de la joven parecían inyectarse de la misma sangre que estaba consumiendo de forma que aquella bestia interior parecía aflorar hasta que algo les separo de forma brusca…

Pasos… demasiados para ser una buena señal…..

Están aquí…. Llegamos tarde! Entendido….

Un silencio sepulcral mientras Francesca volvía a tomar a duras penas la compostura

Demian había sido arrastrado lejos de ella y tres hombres en una armadura nunca antes vista parecían asistirle..

Tenemos un Mortal….. Atendiendo heridas, aun tiene pulso…..

Luego varias luces rojas recayeron sobre el cuerpo de la joven… los harapos que traía puestos pronto cederían por el paso del tiempo..

Maldita sea nadie me dijo que era una Niña…. Bien si hace algún movimiento brusco el Príncipe autorizo utilizar fuerza letal….. Aseguren el área….

Los demás miembros de aquel equipo atendieron a Dante y luego tras asegurar en área el que parecía en jefe dio la orden…

Ya puede ingresar, área asegurada, solo mantenga la distancia Señor….

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28/10/2010, 05:28
Dante Giovanni

Demian se había relajado en su asiento. El momento había llegado, ella quería más. Esperaba que no lo hiciese justo en ese momento, que la sangre de los dos mayordomos o de todo la mansión si se necesitara, pudiesen saciar su sed y aplazar aunque fuese por unos instantes esa lujuria. Pero algo de lo que le habían dicho era cierto, si realmente alguno de los rumores eran verdad, aquel lazo de antaño que había quedado hecho cristal en el tiempo, al despertar desbordaría como un río al que le quitan el dique que le ha retenido por siglos. Hacía tiempo que no sentía los colmillos de un Giovanni sobre su piel, hacía ya realmente bastante. Cuando sintió los de Francesca hundiéndose en sus venas, se dio cuenta que de hecho hacía tanto que ya había olvidado cómo controlar aquel dolor.

Cerró los ojos, tratando de resistirlo sin abrir la boca, aguantándolo. Reprimió todos los impulsos de su cuerpo de intentar alejarse de la fuente de aquel sufrimiento, que crispaba cada uno de sus nervios. La sangre fluía, y eso no le hubiese importado, si no fuese porque cada gota que salía de su piel y era succionada se sentía como si fuesen vidrios molidos transportándose al exterior, cortando por dentro, cortando por fuera, hiriendo cada célula de su cuerpo como si fuese una descarga eléctrica entera. Demian sentía cómo la fuerza lo iba abandonando, y repentinamente supo que aquello estaba yendo demasiado lejos. Apretó los párpados, y de sus labios emergió un sonido ahogado, un sonido de profundo dolor contenido en sus dientes apretados, cerrados a cal y canto. Quizás iba a matarlo, en venganza a Dante. Quizás quería abrazarlo, justamente lo que no había podido hacer con Dante. Quizás. Ninguna de las dos cosas era buena para él. No, pero lo estaba matando, él podía sentirlo. Francesca lo estaba matando...

- Espera... - musitó.

Y ella era tan distinta. Siempre se había negado a causarle ningún dolor. Ella hubiese permitido sólo que él se cortase la muñeca y que dejase caer su sangre en una copa, y que se la alcanzase sólo luego de cerrar su herida, lejos de sus ojos. Tiró levemente de su brazo, pero Francesca estaba prendida a él. Sabía que no podía con su fuerza, y menos aún, con su fuerza envuelta en la sed. Abrió los ojos, para mirarla, buscando que le mirase y lo dejase, pero Francesca parecía no darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Se sintió repentinamente demasiado débil para oponerse, y más débil aún para hablar. Y con ese sentimiento de la cercanía a la muerte, algo que no le asustaba pero que sí llegaba en un tiempo no deseado, ella volvió a su memoria. Sus ojos, su sonrisa. El momento en que le había visto marchar. Hacía mucho tiempo de eso. Seguramente lloraría toda su sangre al enterarse de su muerte.

- Por favor... - susurró, en el silencio de una habitación que transformó las palabras en ecos.

Y con ellas, el eco de los pasos. Y con ellos, unas manos que repentinamente lo apartaron, y lo quitaron de Francesca.

Demian trató de incorporarse, pero había demasiadas presencias cerca suyo. Lo único que supo fue que era gente de la Camarilla, y lo supo por algún motivo que escapó a su racionalidad. La cabeza le daba vueltas y sentía las cosas vagamente, las suficientes sólo para sentarse sobre el suelo mientras los hombres en traje se movían y hablaban. Buscó con los ojos a Francesca y la encontró de pie, bajo luces rojas, rodeada de personas que la apuntaban y que no dudarían en hacer fuego, posiblemente usando balas de fósforo. Así que alguien le había seguido los pasos, así que alguien más se había enterado de ello. Por eso estaban allí.

- No evites esto - dijo, dirigéndose a Francesca, aún mareado pero sabiendo exactamente qué decir - Ignoro si cuando... entraste en letargo ya estaba... la Camarilla. Pero quien viene o quien... autorizó esto es el... líder de esta... ciudad... Querrá... que te presentes...

Se llevó una mano a la frente. Aún sentado, sentía que todo se tambaleaba en su interior.

Notas de juego

Francesca está vestida con un vestido nuevo, limpio y perfecto, que Demian le puso él mismo antes de sacarla del letargo.

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03/11/2010, 23:13
Francesca Giovanni

Francesca estaba en franca alerta, no intentaba nada porque no sabía muy bien qué era todo aquello o qué significaba, miraba a los intrusos con tanto odio como desesperación por darle a Demian de su propia sangre para evitarle el dolor que estaba sintiendo pero él mismo le aconsejaba no hacer nada, mantener la calma y la pequeña parecía un animal enjaulado al cual le han arrebatado sus crías. No le importaba a ella quién viniera o ante quién debía presentarse, sólo le importaba devolverle el temple, la entereza y la vida a Demian que frente a ella se tambaleaba como un pequeño ser indefenso. Ella podía sentir su sangre corriendo por sus venas, mezclándose con la otra sangre y entibiándola cada vez más. Intentó dar dos pasos hacia él, mirando a sus captores para tratar de adivinar su reacción pero era inútil y eran tantos, además, viendo a los ojos a Demian, sabía que él le hablaba con la verdad, que lo mejor era mantenerse en calma. Lo mejor.

Notas de juego

Lo siento chicos, pero no me sale nada más y no los quiero retrasar. Esta irrupción de KGB me ha quitado la inspiración xD

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05/11/2010, 04:37
Dante Giovanni

Demian apuró un gesto, cuando vio que Francesca intentaba avanzar hacia él. Eso era lo peor que podía hacer. En un solo gesto, y por un solo capricho, estaría echando por la borda siglos enteros de movimiento. De algún modo, él se sentía responsable de lo que había sucedido. Se preguntó vagamente qué habría pasado con toda la seguridad que había montado, con los ghouls Giovanni que había puesto a rondar la mansión, y con los espíritus que habían sido enclavados en ella con el paso de todos esos años, desde Dante hasta sus propios días, para ayudar a que aquellas paredes fueran invulnerables. Qué habría pasado con las balas de fósforo, qué con el fuego, qué con el secreto de lo que ese día había ido a hacer. Pero todos eran pensamientos vanos, lo sabía, y en su cabeza giraban como una peonza sin control que la destrozaba. Apenas podía articular un pensamiento nítido. Se sentía demasiado débil.

Sin embargo, no le detuvo ni su propia mortalidad ni su obvia desventaja frente a todos aquellos intrusos.

¿Quieren que se prepare una silla para su Señor, caballeros? - preguntó, sin ponerse de pie pues realmente no podía hacerlo - Pueden tomar el sillón de ébano que hay aquí. Porque si lo que desea es hablar, seguramente querrá hacerlo en una posición cómoda. La conversación puede prolongarse. Las armas no son necesarias.

Notas de juego

No tengo la menor idea de a qué va la cosa XD

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05/11/2010, 17:34
Frederic Milliner

Tras que los soldados aseguraron todo e incluso estabilizaron a Demian quien parecía mareado por el descontrol de Francesca al beber la sangre, un hombre en un perfecto traje blanco con gafas oscuras ingreso en la estancia mirando al Mortal por unos segundos.

No pensé que los Mortales pudieran causar tantos problemas, pero te estuvimos vigilando…  a ti y a tu linaje… cuidar de un Familiar Giovanni es una ironía incluso para esta Joven que tiene sangre de los antiguos

Se excuso por un momento mientras atendía un llamado

Si están aquí, llegamos tarde, pues uno de los Giovanni le despertó….

Si lo entiendo, pronto viajaremos… Hasta luego Katerina….

Luego la vista de este personaje y tras unos pasos se coloco a un metro de Francesca – Bienvenida al siglo XXI, las cosas cambiaron… demasiado en digamos 500 años? Pronuncio aquello con el descaro de un espíritu rebelde.

En fin Señorita Giovanni, mi nombre es Frederic Milliner… soy su escolta ante los tribunales independientes….

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05/11/2010, 19:29
Francesca Giovanni

Observaba con extraña atención al recién llegado, aunque las cosas habían cambiado mucho por el tiempo que llevaba dormida, Francesca no era tonta y sabía que aquello no podía ser nada bueno. Miró a Demian con culpabilidad, si ella no se hubiera extasiado con su sangre, seguramente, al menos él podría tener otra vida y no estar allí, sujeto por esos hombres. Miró al hombre de nuevo, a ese extraño que se sentía por encima de ella, que le miraba con desdén y casi podría decirse que con cierto asco o al menos así lo sentía ella. Lo cierto es que no sabía quién era o qué quería pero el hecho de que hubiera dicho que llegaron tarde, le hacía creer que no le dejaría acercarse a él, a Demian.

-Mi escolta...-repitió con pesadez.-Tengo que ayudar a Demian...

Lo decía de verdad, estaba segura de que darle su sangre le ayudaría y luego iría a donde quisiera ese hombre, aunque hablando de tribunales sólo se le podía ocurrir una cosa. Dio un paso lento hacia donde estaba Demian, mirando a los hombres con las armas. ¿Podían matarla? Claro que podían pero ella sin él no era nada o bueno, sin lo que quedaba de aquel amado hombre que había sido Dante para ella. Se arrodilló a buen espacio de ambos hombres. Necesitaba pensar bien su próximo movimiento.

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05/11/2010, 21:21
Frederic Milliner

- Bien sere franco desde el principio.... Logramos retrasar a la Camarilla que llegara antes que nosotros aqui... pero al estar despierta solo complicara las cosas; Los espiritus nos avisaron de Demian y al igual que ellos lo hicieron.... La Camarilla seguramente tuvo medios para saber lo mismo - Comento mientras

- Ahora debemos esconderte, eres un antiguo miembro del Clan y ellos, quieren tu sangre... si Niña Ellos quieren tu sangre para experimentar - Los soldados te abrieron paso para que te colocaras junto a Demian.

- Tengo el grupo de mejores medicos que hay... ellos atenderan a Demian lo prometo, solo debe confiar.... confiar en Mi, todo depende de Usted Señorita Francesca.... el tiempo apremia - Dijo mirando su reloj

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05/11/2010, 21:52
Francesca Giovanni

Mientras lo escuchaba asentía suavemente, de no ser porque él sabía claramente lo que era Francesca, incluso habría parecido una niña asustada, quizás eso era lo que quería parecer. Se llevó la muñeca a la mano hiriéndose con sus colmillos, solamente cubriéndose un poco con sus cabellos pero por accidente, no porque quisiera ocultar nada y una vez que tuvo la herida suficientemente abierta, sacó los colmillos y puso la muñeca en la boca de Demian sin darle tiempo a más.

-Bebe, por favor... Luego iré a donde sea que quieran...

Lo miró a los ojos, necesitaba que él hiciera un esfuerzo, que absorbiera su sangre y así estar segura de que él estaría bien y que estaría para ella. Mientras lo dejaba ser parte de ella misma, miraba con atención y un poco de reserva a los demás. Nunca esperó hacer algo así frente a tanta gente pero es que no le habían dejado opción.

Notas de juego

Bien, ahí está y ahora espera a que postee Veni xD

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13/11/2010, 21:50
Dante Giovanni

Notas de juego

Yo estoy esperando a Francesca. ¿Me estás esperando tú a mí, Mel? XD