Partida Rol por web

- Bien bien bien, tendra un refugio en este lugar hasta que recuerde lo que necesitamos - Nego con la cabeza levantandose del la silla en una molestia evidente, pero no perdio la cortecia.

- Si me permiten - Se excuso para luego retirarse

Quedo la sala en silencio pero aun el otro individuo no emitia palabra alguna mas si parecia estar leyendo cada movimiento de tu cuerpo....

 Francesca se sentía incómoda con el modo en que ese tipo le hablaba, incluso tenía ganas de hacerlo desaparecer pero se dijo que no era el momento, ni el lugar. Le molestaba mucho tener que hacer el trabajo de Dante con ella misma, pobre Dante. Sin duda debía amarla para haberla cuidado como lo hacía o quién sabe, quizás el miedo era demasiado fuerte. Francesca conversaba consigo misma mientras miraba a aquel que aún no había hablado, como la barría de pies a cabeza con la mirada; por suerte no era más alta o tardaría mucho más, una sonrisa irónica se dibujó en los pequeños labios de la niña y luego, como a fuego, se dio cuenta que tenía la mirada de la mujer en su mente. Pobre, debía pasarlo realmente mal.

El otro hombre se retiro del lugar sin siquiera hablar u mostrar su rostro, solo andrea quien bajo de aque lugar se acerco a ti... - Vamos, te ayudare a curar a tu Ghoul - Dijo sin mas caminando hacia al sala donde los medicos le atendian

 Se levantó con suavidad y delicadeza, miró al hombre que se iba y luego preguntó a la mujer.

-¿Quién es? ¿Por qué ha venido sólo a observarme cómo si fuera la atracción principal de un circo?

Francesca conversaba con esa actitud de la gente de antes, se deslizaba por el piso como si de un baile se tratara, con la gracia de un ángel aunque distara mucho de serlo realmente. Lo que más le agradaba era la idea de encontrarse pronto con Demian. Debía haber convertido a Dante cuando tuvo oportunidad y ahora no estaría tan sola como se sentía porque Demian jamás sería lo mismo que Dante. Mientras caminaba y aguardaba la respuesta de la mujer, observaba todo a su alrededor.

- El, no es nadie - Dijo Andrea quizas tenia razon o solo ocultaba algo eso no podias saberlo - Dime Francesca, por qeu quieres tanto a Tu ghoul? es solo un simple mortal - Pregunto para asegurarse de algo, juntas caminaron hasta la sala donde medicos cuidaban de Demian.

- Salgan - Sentencion con severidad la Mujer de ojos grices

  No le gustó nada que no le dijera quién era aquel vampiro porque en el fondo debía ser importante si había estado allí para recibirla pero no se centró demasiado en ello porque habían llegado a la habitación donde tenían a Demian. Miró a la mujer que despidió a quienes atendían al ghoul y luego miró a Demian arrodillándose a su lado mientras acariciaba su rostro con la yema fría de su dedo índice. La pregunta la dejó paralizada y por primera vez, se preguntó eso ella misma así que dejó de mirar a Demian y miró a la mujer.

Andre te miro con una sonrisa en los labios, su mirada pronto se clavo en Demian y luego volvio a ti - Podria traerte a Dante, pero el alma de Demian se perderia para siempre - Explico Andrea - Tu mas que nadie sabe esto y sabes cuales son las consecuencias, ahora mi pregunta es estas dispuesta a pagar el precio ? - Palabras sencillas y sin ninguna vuelta.

 Los ojos de Francesca brillaron, sintió una inyección de vitalidad y fuerza cuando la mujer mencionó aquello y entonces, esbozó una ligera sonrisa y dejó de mirar a Demian para mirarla a ella.

-¿Sería mi amado Dante? ¿El mismo?

Porque poco le importaba el alma de Demian si es que podía tener a Dante a su lado, cuidándola, riñiéndole, jugando con ella. Aguardó con ansiedad la respuesta de Andrea, si ella respondía con un si, Francesca no lo dudaría ni un instante.

- Si joven Francesca, seria tu amado Dante.... pero tienes algo que le perteneciera? - Pregunto Andrea mirando al cuerpo de Demian, pero no dijo mas nada pues habias concedido el Alma de este motal a la Giovanni que ahora clavaba sus ojos grices en ti mientras estiraba su mano marmorea - Lo tienes? -

Se quedó quieta, cómo intentando recordar. Sabía que la mujer ansiaba su respuesta pero no podía responder así de pronto. Debía tener algo de él, quizás en la caja donde la había enterrado pero no estaba segura. Si hubiera creído, habría rezado porque si, pues nada deseaba más que tener a su Dante de vuelta.

Entregaste a la Señorita Milliner un objeto que guardabas con celos, un colgante que habia pertenecido a Dante tiempo atras cuando aun estaba vivo, Andre lo tomo con ambas manos, tras unos segundos de emitir un balbuceo coloco dicho colgante sobre el pecho de Demian y alli comenzo a entonar unas palabras.

Esto hizo qeu Demmian respirace rapido y agitado... hasta que un ultimo suspiro le dejo sin alma, tras el una figura eterea se estaba formando, le reconociste era Dante quien te miraba extrañado.

 Lo lamentaba un poco por el buen Demian que no había hecho más que despertarla pero no podía prescindir de Dante, lo necesitaba con ella costara lo que costara y sabía que aquello iba a costar porque todo tenía siempre un costo, lo había aprendido en su larga vida pero especialmente en los primeros años de su nueva vida. Observó con detenimiento a Andre, preguntándose qué tan poderosa era ella y por qué tenía esos poderes, quizás aún le faltaba averiguar algunas cosas. 

-Ya me enteraré, cuando sea necesario...

Y entonces miró aquel que de lo etéreo había pasado a formar casi algo tangible y qué muy pronto lo sería. Sintió deseos de correr y abrazarlo más no era el momento o al menos sentía que no debía aún, además, irónicamente tenían toda la vida por delante y nunca pensó en que aquello pudiera enfurecer a su amado Dante. Aguardó mientras movía ansiosa una delicada, helada y blanca pierna, casi no podía contenerse.

Finalmente el conjuro y poder de la sangre de los giovannis se manifestaba en aquel lugar cubriendo el aire de olor a rosas, tras unas palabras mas de quien realizaba aquel rito el cuerpo etereo de Dante se volvio un humo blanco que se adentro al cuerpo de Demian por la boca. Luego de unos pocos segundo el cuerpo abria los ojos, sus heridas sanadas pero era otra persona... aquella qeu querias con un amor diferente al mortal... un capricho o simplemente volver a oir su voz.

Francesca se quedò allì, disfrutando de los aromas, del preàmbulo a lo que serìa quizàs uno de los momentos màs felices del mundo. Cuando cayò en la cuenta de lo que estaba por suceder, sintiòn un ligero escalofrìo que desapareciò segundos despuès porque aquel era el que ella deseaba tener a su lado. Lo lamentaba por Damien pero querìa a Dante con ella y cuando abriò los ojos no se contuvo màs, se acercò a èl un poco dubitativa al principio, como una pequeña niña que no sabe muy bien si està haciendo lo correcto pero luego, comenzò a acariciar su rostro con su pequeña manita frìa y dulce al mismo tiempo. Una làgrima teñida de rojo resbalò por el rostro de Francesca con lentitud.

-Dante...

Aguardò en silencio, recordando aquellos momentos de caprichos, de sufrimiento, de dolor y de agonìa, recordando cada momento en que èl limpiò sus làgrimas o la regañò por alguna tonterìa con firmeza porque Dante lo era todo y era el ùnico capaz de soportar su bipolaridad con una asombrosa paciencia. Sòlo èl era capaz de ver en ella màs allà de una niña convertida en vampiro, èl era capaz de levantarla y de hacerla caer con una mirada. Podrìa tener mil amores pero Dante era todo y ella era la otra parte de ese todo.

La consciencia de Dante habia despertado cuando su alma observaba su futuro recipiente, una espesa figura de humo blanco que veia sin ojos y sentia sin piel. Rapidamente, y luego de las ultimas palabras del ritual, la esencia del hombre que una vez habia sido el sirviente de Francesca y habia dejado su linaje para protegerla ingreso en el cuerpo de Demian.

Poco a poco el cuerpo, la mente, y el espiritu, fueron haciendose uno para dar nuevamente vida a Dante Giovanni. El cuerpo de Demian, que era bastante parecido al original de dante, termino de malearse para reflejar a su nuevo poseedor. Los espamos y convulsiones cesaron y todo fue silencio por unos pocos minutos.

Una voz, como desde muy lejos, llego a los nuevos oidos del siervo... una voz familiar.

El joven abrio los ojos y el nuevo mundo cobro vida delante de el. Su espalda sentia la cama donde estaba recostado, sus oidos todavia escuchaban el eco de aquel llamado que lo desperto, sus ojos buscaron su fuente... era ella... habia sido devuelto a la vida para estar con ella...

-Francesca.

Respondio el joven con cierta incredulidad. A su lado habia otra mujer quien suponia lo habia traido de vuelta. Si bien conocia que la magia de la sangre era poderosa, jamas habia tenido la oportunidad de conocer cuanto. Luego de haberse erguido sobre la cama donde se encontraba se quedo esperando... todavia no estaba muy seguro de lo que sucedia a su alrededor.

- Les dejare solos, y no tienes que agradecer... algun dia pagaras esta deuda joven Francesca - Dijo la mujer que se incorporaba y colocaba una caperuza de ceda blanca sobre su cabeza.

 Escucharlo nombrarla fue sencillamente lo mejor que le había pasado aquel día y él debía saberlo por la sonrisa que se dibujó en el rostro de la pequeña vampiro. Sus manos bajaron hasta las de él, envolviendo con su frialdad las fuertes manos de hombre. Cuando la mujer se despidió de ellos dejándolos solos, no le dio mucha importancia a aquellas palabras de que ya pagaría su deuda, después de todo, cualquier precio a pagar era poco por tener a su lado a Dante, su Dante.

-¿Estás bien?

No sabía a ciencia cierta qué podía sentir él habiendo sufrido aquella transformación pero quería asegurarse de que estuviera bien porque en ese momento era lo único que le importaba.

-Nos hemos vuelto a encontrar, mi amado Dante... Mi hermano, mi padre, mi hijo, mi compañero, mi amigo, mi mentor...

Recitaba aquellas palabras a la par que de sus ojos caían lágrimas rojas de alegría y apretaba sus manos con cariño. Debía averiguar si él se sentía fuerte, luego necesitarían un lugar donde vivir y además, pronto comenzó a recitar las cosas que había conseguido ver en aquel traslado que habían hecho con ella.

-Hay luces aquí, Dante... Pensé que me dañarían pero no ha sido así. También hay carruajes muy sofisticados que llaman autos y... Bueno, ya lo verás por ti mismo. Gracias por haberme salvado la vida...

Puso su frente en la de él sin dejar de mirarlo a los ojos y le besó la punta de la nariz. Seguía siendo la pequeña niña en cuerpo y la gran mujer en alma.

El hombre renacido, traido de mas alla de los demonios mortales, yacia ahora bajo el hechizo mas antiguo del mundo... el amor. El amor hacia su adorada Francesca, una mezcla entre amor paternal, amistad, lealtad, y algo mas...

El hombre puso una mano sobre el pelo alborotado de la niña y encaro sus ojos mientras escuchaba sus extrañas palabras. Con un suave gesto acaricio el cuero cabelludo y estrecho el rostro de su amada contra el pecho descubierto.

-Ya me contaras todo, y juntos podremos aprender lo que haga falta. un leve respiro separo las siguientes palabras con cada bocanada de aire el sentimiento de comprension iba aumentando. No tienes nada que agradecer, mi vida es tuya ya que sin ti no tengo proposito en este mundo. Me hace feliz que mis acciones hayan podido preservarte en el tiempo. Pero... como es que te has levantado, y con que motivo nos hayamos en este lugar... por cierto tambien, donde estamos?

La ultima pregunta fue hecha en un tono ausente, una expresion de incognita iba sustituyendo a la plena seguridad y regocijo de reencontrarse con Francesca.

 Francesca se sintió reconfortada entre sus brazos, su cabeza estaba completamente metida en ese mundo dónde sólo ella y él estaban, no tenía que temer más ¿o si?. Sintió sus labios, su pecho desnudo, sonrió mirándolo fijamente a los ojos, iba a responder todo lo que pudiera y lo que no, sería como él decía: lo averiguarían juntos.