- Los cuatro caballos salieron del castillo al trote, cruzando raudos el largo puente de piedra que une la isla sobre la que se asienta el Castillo en mitad del río con la ciudad de Alba Iulia, al Oeste.
- Iacobus enseguida tomó la delantera, seguido por Durius. Más retrasado Maserrak en su caballo de monta marrón, con otro caballo casi idéntico atado al suyo, caballo que transportaba un saco que parecía contener en su interior a una persona viva.
- Era en mitad de la noche, los milicianos de la ciudad se apartaban al paso de los señores con pesada armadura y sus temibles caballos de batalla negros. Todos conocían de sobra la pavorosa estampa del Caballero de los Cárpatos y del Secretario Ducal.
- Las puertas de la ciudad se abrieron raudas y pronto los jinetes dejaban atrás la ciudad, dirigiéndose hacia el Sur. Siempre hacia el Sur, hacia tierras Basarab.
TRANSCURRE LA MAYOR PARTE DE LA NOCHE DEL DOS AL TRES DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- Los caballos se portan admirablemente, cabalgando sin miedo durante toda la noche, algo que poquísimos caballos serían capaces de hacer. Al menos no sin haber sido entrenados específicamente para ello. Estos son caballos noctámbulos por lo que parece.
- Los caminos están desiertos, aunque apenas se ve nada a una cierta distancia.
- Todo está silencioso, como la muerte.
- Oscuras sombras y espíritus maléficos acechan en la noche transilvana, pero incluso ellos retroceden ante el paso del caballo del temible Iacobus, y ante la antinatural luz verdosa que desprenden los ojos de Durius.
- Maserrak guarda silencio durante el viaje, observando de cuando en cuando el saco que todavía se agita en el cuarto caballo. Siente un frío interior que quizá no sea tan sólo debido a esta fría noche de la primavera transilvana.
TIRADAS: OCULTAS.
- Destreza + Equitación - penalización de armadura.
- Astucia + Supervivencia.
- Percepción + Consciencia.
Tirada oculta
Motivo: Des+Eq
Tirada: 8d10
Resultado: 4, 6, 4, 8, 7, 6, 8, 6
Tirada oculta
Motivo: Ast+Sup
Tirada: 9d10
Resultado: 8, 4, 7, 3, 1, 6, 6, 2, 6
Tirada oculta
Motivo: Ast+Sup
Tirada: 10d10
Resultado: 2, 7, 1, 10, 5, 6, 6, 1, 3, 1
No encontré qué penalización aplicarle a la tirada (que es de 8 dados), por lo que la dejo tal cual está. Sírvete de borrar todos los dados excedentes (que entiendo que pueden ser 4). Ten en cuenta que, si Iacobus ve que las cosas con el caballo se ponen ásperas, usará FV para mantenerlo sin problemas. Considérala usada, en todo caso.
IACOBUS:
- Cuando falta poco para el amanecer, tu caballo está visiblemente cansado. Llevar a un hombre como tú y con la armadura tan pesada que llevas al ritmo que ha llevado de cabalgada, es sin duda una hazaña propia de un animal extraordinario. Hacia el final lo controlas básicamente a base de pura Fuerza de Voluntad, casi como si le transmitieras parte de tu determinación a través de tus propias energías infernales.
- Llegáis a un bosque que os otorga algo de cobertura. Calculas que estáis a pocas horas de la Finca de los Basarab, por lo que podría ser un buen lugar para acampar.
- Entonces ves por un momento dos destellos en la distancia hacia el Sur. Es sólo un momento, por lo que no estás del todo seguro. Podría ser cualquier cosa. Como por ejemplo la luz de la Luna reflejada en dos armaduras pesadas de Caballero.
- Fuerzas más la vista pero no vuelves a verlo, quizá te lo tapan algunas ramas o arbustos.
Tirada oculta
Motivo: Astucia y supervivencia
Tirada: 5d10
Dificultad: 7+
Resultado: 8, 9, 5, 1, 4
Exitos: 2
Tirada oculta
Motivo: Percepción y consciencia
Tirada: 8d10
Dificultad: 7+
Resultado: 1, 2, 4, 2, 4, 10, 10, 5
Exitos: 2
Destreza y equitación suman 4 y la armadura penaliza por 4, con lo cual no tendría ni dados que tirar. Me resulta un tanto extraño el tema. He visto que tengo reserva de equitación 3, pero no sé cómo interpretar ese dato. Esperaré una respuesta antes de hacer nada en este aspecto. Aunque me queda claro que gastaré un FV.
DURIUS:
- Tu reserva de Equitación es 4. Ponía 3 por error o porque era un dato no actualizado. En este caso, aunque tu reserva de dados se vea reducida a cero, puedes tirar 1 dado de diez caras. Dificultad 7. Necesitas obtener un éxito para que tu caballo no se desplome agotado. Falta poco para el Alba del día 3 de mayo de 958.
- Alcanzas a ver con claridad a lo lejos hacia el Sur a dos jinetes completamente acorazados y montados sobre pesados caballos de guerra. Cierto instinto de conservación te alerta de que no se trata de humanos normales y corrientes.
- No estás del todo seguro, pero sospechas que al menos uno de ellos os ha visto, pese a que las ramas y matorrales del cercano bosque os ocultaban parcialmente hace un momento.
Tirada oculta
Motivo: Destreza y equitación
Tirada: 1d10
Dificultad: 7+
Resultado: 4 (Fracaso)
Gasto un FV en esta tirada de equitación.
Durius alzó la mano al tiempo que tiraba con suavidad de las riendas para detener a su caballo.
-No estamos solos -susurró quedamente-. Al sur, dos jinetes, acorazados y con caballos de guerra. Diría que algo más que simples humanos. No estoy seguro, pero creo que uno de ellos ha alcanzado a vernos.
DURIUS:
- Tu caballo está muy cansado. Podrá recuperarse descansando durante el día, pero ahora mismo no sería útil en una batalla ni dejaría atrás a un perseguidor decidido.
POCO ANTES DEL ALBA DEL TERCERO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
// Entran en escena: Beld, Seldu.
// Proceden de: Finca de los Basarab.
COMBATE:
- El combate se resuelve de forma mecánica (no narrativa) en esta escena:
- Una vez resuelto el combate, y sea cual sea el resultado del mismo (incluso si tu personaje acaba muerto), hay que venir a esta escena y postear narrativamente (aquí sí) todo el combate desde el punto de vista personal y subjetivo del personaje.
No interesa tanto lo que pasa realmente, a la hora de narrarlo, sino los sentimientos, emociones y sensaciones del propio personaje que lo vive. Se narra desde un punto de vista subjetivo, en estilo narrativo completamente libre.
Tirada oculta
Motivo: Destreza + Equitacion
Tirada: 4d10
Dificultad: 7+
Resultado: 7, 4, 7, 10
Exitos: 3
Tirada oculta
Motivo: Astucia + Supervivencia
Tirada: 5d10
Dificultad: 7+
Resultado: 7, 5, 8, 1, 6
Exitos: 2
Tirada oculta
Motivo: Percepcion + Consciencia
Tirada: 6d10
Dificultad: 7+
Resultado: 4, 7, 9, 9, 6, 3
Exitos: 3
Hago las tiradas por si acaso aún son necesarias.
MASERRAK:
- Tu caballo está menos fatigado de lo que pensabas en un principio, aunque no es tan fuerte como los caballos negros de los dos primeros Caballeros. Además ha tenido que tirar del otro caballo, el que porta un saco con forma humana...
- Percibes en mitad de la noche el brillo metálico de dos armaduras acorazadas de caballero. Se aproximan dos de los hijos del patriarca de los Basarab...
Durius Tremere sacudió la espada de la que aún goteaba la humeante sangre de Seldu Basarab, limpiándola de todo rastro del negruzco icor mancillado por el poderoso hechizo de Maserrak. Giró el rostro hacia su espalda y vio que aquel se acercaba a ellos. Por su parte, avanzó con elegancia rodeando el cadáver y aproximándose a la presa de Iacobus, el Segundo Caballero.
Todo había sido rápido. Incluso eficaz y de algún modo, la trinidad de fuerzas se había mostrado competente. Observó al vástago aún vivo de los Basarab, aquella criatura imprudente y estúpida que se había lanzado en compañía de su hermano a una particular búsqueda de gloria, posiblemente en un ambicioso afán de agradar al anciano Blaatu y escalar en la endogámica y tóxica jerarquía filial.
No habían dudado en atacar, obviando cualquier gesto de prudencia, escudados en su antinatural fuerza, en su atávico deseo de violencia y en el hecho de no conocer casi derrota alguna en su largo linaje. Iacobus una vez más había demostrado su infernal habilidad con la espada y su desprecio a la muerte. Maserrak había hecho latir el fuego mismo de las entrañas de la tierra y hacerlo recorrer las venas del ahora difunto Basarab.
Sus ojos, dos pozos de negrura volvieron a su ser y las pupilas verdes refulgieron. El amanecer estaba próximo, tal y como atestiguaba la claridad creciente.
-No dispongo de demasiado tiempo -señaló sin temor alguno a sus dos compañeros, sabedores de la extensión de aquella afirmación,, clavando una rodilla en el suelo y sonriendo a Beld-. Joven Basarab, gracias por vuestro presente. Siempre lo deseé. Gracias por otorgármelo -terminó de reclinarse sobre el cuerpo del Basarab, su boca entreabierta, los colmillos, dos dagas de marfil brillando en la oscuridad, y mordió donde la vena palpitaba casi lánguida.
Seldu observó como los otros caballeros lo miraban. Sin hacer mucho caso, y con el semblante serio, empezó a ajustarse las correas del escudo mientras el caballo avanzaba a buen paso al encuentro de sus enemigos. "Da igual si hoy muero o no, pero no dejaré que unos perros invasores se salgan con la suya" La cuestión que el Basarab quería saldar esa mañana no era de deber o rectitud, sino de honor y justicia. No podía simplemente aceptar las condiciones de aquellos que habían asesinado a su hermano, a un sangre de su sangre.
Su padre había perdido la furia y la cordura, el temple y la rabia. Había agachado las orejas y Seldu no estaba tranquilo con esa decisión. Esa serie de circunstancias lo habían llevado a este momento. Desenvainó la espada mientras con los pies seguía espoleando a su montura para que avanzara. Una sonrisa lobuna apareció en su rostro mientras sus ojos miraban directamente hacia su destino, como si pudiera oler la sangría que se avecinaba.
Beld se detuvo a hablarles, pero Seldu no se pudo contener. Miró a su hermano, sonrió y, con un grito que más bien parecía el rugido de una bestia, se lanzó a la carga contra el primero de los caballeros.
- ¡Por los Basarab!
Las monturas no tardaron en encontrarse y el Octavo Caballero descendió su espada sobre El de los Cárpatos. Las hojas chocaron, mientras Seldu mostraba su dentadura con gesto furibundo. Su enemigo, como si no fuera suficiente insulto lo que le había traído hasta aquí, lo ignoró y se lanzó a la carga contra su hermano mayor. Seldu lo siguió al instante, haciendo girar al caballo y cargando por la espalda. Entre él y Beld consiguieron abrirle dos heridas a aquel arrogante.
El caballo de Beld había caído, aunque éste no había sufrido daño y Iacobus ya estaba el suelo. Seldu aprovechó para lanzar un nuevo tajo al Caballero de los Cárpatos, pero la habilidad de éste era sobrehumana. En busca de compensar su ventaja, decidió bajar también del caballo.
Todo lo que pasó a continuación fue frenético. Las llamas empezaron a surgir del suelo, haciéndole arder. Aun así, el caballero intentó seguir atacando con furia, pero sus enemigos eran ampliamente superiores. Seldu no tardó en caer, con la sangre burbujeante y las heridas abiertas. Se encargaron de que muriera, pero mientras la luz de su mente se iba apagando, el Basarab estaba tranquilo.
Había preferido morir, a llevar la vida de perro domestico. Había elegido una lucha con coraje antes que la obediencia ciega de aquellos que no respetaban a sus propios huéspedes. Uno no invitaba a un Basarab a su casa, hacía lo que quería con él y lo mandaba irse con el rabo entre las piernas. Él no iba a ser esa rata en la que se habían convertido muchos de su sangre. Él había muerto como un Basarab, y así esperaba ser recordado.
El viaje estaba siendo una tortura, física y mental. No sólo viajaba amordazada en un saco, golpeándome constantemente y en una posición poco agradable, sino que mi mente no podía dejar atrás las mazmorras.
"Dagu, mi pequeño Dagu. Perdóname, perdóname por no poder protegerte. Perdóname por abandonarte. Perdóname, perdóname..."
Había sido arrastrada en contra de mi voluntad sin poder hacer nada, abandonando a mi sobrino a su suerte en esa mazmorra infestada de ratas y de criaturas peores, crueles, mezquinas y sanguinarias. Las lágrimas no dejaban de brotar mientras mi corazón se preguntaba si habían sacado a mi pequeño Dagu de las mazmorras o si por el contrario...
"No, por el contrario nada. Está vivo, tiene que estar vivo..."
Fue entonces cuándo escuché las voces. No sabía cuándo tiempo llevábamos cabalgando, pues mi mente estaba lejos de ahí, así como tampoco sabía quién había a mi lado. Sin embargo, llegué a escuchar lo que decían. Alguien estaba en nuestro camino y al parecer eso no era bueno.
¿Qué debía hacer? ¿Debía intentar llamar la atención o por el contrario, pasar desapercibida? Aún estaba intentando decidir qué era lo mejor cuándo escuché el sonido inconfundible de los caballos galopar y el metal golpear. Incluso para una simple campesina hecha sirvienta esos sonidos eran fáciles de distinguir, pues no había nada parecido.
Una pelea... ¡Una pelea posiblemente a muerte! ¿Qué iba a hacer yo en tal situación? ¿Escapar, huir? ¿Acaso conseguiría algo así? Primero necesitaría deshacerme de mis ataduras y salir del saco, y si para entonces nadie se había percatado, huir sin mirar atrás. ¡Y ni siquiera sabía que vería al sacar los ojos de saco, ni hacia dónde debía ir! Y lo peor sería que alguien me atraparía, seguro. Tenían caballos y eran expertos jinetes. Seguramente si me cogían mis actuales "acompañantes", me castigarían por insubordinación e intento de escape. ¿Y si eran los otros? No sabía quién era, pero sí sabía que si eran mercenarios o bandidos, una mujer sola e indefensa era una presa jugosa. Seguramente se divertirían conmigo hasta cansarse, en cuyo caso se desharían de mí.
"No, no puedo hacer nada... Simplemente intenta no llamar la atención".
Escuché entonces un cántico extraño cerca de mí. ¿Qué clase de herejía era esa? Fuera lo que fuese, era demoníaco, estaba segura. Y los gritos desgarradores que me llegaron desde la distancia me lo demostraron. En lo más profundo de mí, pese a no ver nada, sabía que el causante de tal dolor era el que cantaba ritos profanos.
"Señor, escucha a tu fiel sierva. Sálvame, ayúdame a escapar de estos demonios. Señor, oye mi súplica, por favor." - Recé intentando colocar mis manos en la posición adecuada.
Empecé a sollozar sin darme cuenta. No quería estar ahí, así. No lo merecía. Había sido siempre amable y buena, sólo había cometido un error, un solo error... ¿No era errar humano? ¿No merecía una segunda oportunidad? ¿Por qué debía sufrir así?