Partida Rol por web

Fumiko se adelanta, encarando a la subdirectora. Disculpe, subdirectora. No es culpa de Murata el no haber podido informarla, sino mía. Estábamos hablando para fundar un club y temo que lo entretuve, no permitiendo que llegara a tiempo de ver bien qué pasaba, o más bien por qué pasaba, porque el qué está claro: una pelea entre dos grupos de alumnos. Tras decir eso, vuelve a su sitio, con la cabeza gacha, temerosa de la respuesta de la subdirectora.

Este tío es un capullo. Seguro que su padre le pega en su casa. No se puede ser tan gilipollas de manera natural. Harían bien en expulsarlo.

Yo acabo de llegar subdirectora. No puedo decirle quien empezó. Pero si empiezo a ver cierto patrón de comportamiento. Quizás debamos reunirnos para hablar sobre el comportamiento de algunos miembros de esta clase.

Murata abrió la boca para intentar excusarse, pero cuando Fumiko intervino por él el chico se limitó a asentir a las palabras de su compañera.

-Nos...Nos entretuvimos con lo del club, subdirectora. Y...Se nos fue el santo al cielo. Pero Fumiko tiene razón. Es solo una pelea. No hemos llegado a conocer las causas...

Kaede guardó el teléfono y se dirigió con paso firme a la subdirectora. No sabía que había pasado, pero desde luego no iba a permitir que su clase montara tales escándalos. Al fin y al cabo ella había querido ser delegada también.

- No sé lo que ha ocurrido, señora Akamine. Pero tenga en cuenta que cuando llegué, intenté deternerlo a toda costa de una forma pacífica y formal, no como otros... - Mira a Fumiko y Murata decepcionada por sus excusas. - Creo que puedo al menos suponer que alumnos de nuestra clase se estaban peleando con Toranosuke y el chico inconsciente, pero no conozco más sobre la situación.

Qué rabia, pensó, si al menos hubiera podido llegar antes, las cosas no habrían acabado así...

Cuando Akamine pregunto por lo sucedido los demás empezaron a mencionar que era obvio que nos peleamos, pero la forma en la que lo decían me ofendía, uno se involucra para defender a un incauto de primero y lo tachan de violento.

Quería desahogarme lanzándole toda la culpa a Tora, pero tampoco era un soplón, a ver que hacia él.

No se Tora, ¿Qué dirías tu que paso aquí?

Yusura se acerco timidamente al grupo e intentó explicar un poco lo que habia pasado. Pero Takeshi parecía que quería hacer hablar a Toranosuke y ella tampoco quería parecer una chivata...

En lugar de eso andó hacia Tora y le intentó convencer de que confesase:

Vamos Toranosuke, por favor ¡Di la verdad de lo ocurrido! Será mucho mejor para todos, no queremos tener que contarselo nosotros, es mucho mejor si cuentas lo sucedido tú y te disculpas. Lo prometo. - Puso su mejor tono de niña buena para dar pena y que Tora no pudiera resistirse, pero no estaba muy segura de que eso fuese a suceder. Después de todo solo era una despistada y fea chica...

Yuzuke comienza a apretar los puños levemente, casi imperceptiblemente.

No podía creer la gran cantidad de perritos falderos que iban a vender su alma al diablo por quedar bien. Desgraciados... La subdirectora no solucionaría nada, eso lo tenía claro.
 

Sus compañeros intentaban que Toranosuke confesase, pero Sinichi no estaba de acuerdo con esto ¿Qué importaban si eran unos soplones? Este imbécil había agredido a gente por no permitirle seguir con el bullying a uno de primero.

- En realidad, subdirectora... - Empezó a decir, pero no quería parecer el malo ¿Era lo bastante bueno e inteligente para ir en contra del resto de su clase? Quizás no... - ... Solo diré que nosotros no comenzamos la pelea, Toranosuke efectivamente puede explicar por qué ocurrió todo esto.

Miró a Tora con odio. No le iba a dejar marcharse de rositas, a la mínima que mintiese, planeaba saltar como un resorte.

Pegando vuestra ropa a la piel, el calor cada vez se hacía más obvio. El sol estaba casi a la altura del mediodía, aunque el reloj solo apuntaba cercano a las once.

La subdirectora os miraba por turnos, mientras hablábais. Se podía notar que le cansaba la actitud general de los alumnos, pero estaba acostumbrada a ello de tantos años de trabajo y no pretendía mostrar debilidad.

Tras las últimas palabras de Sinichi, Akamine miró a Tora. Este sintió un escalofrío bajar por su espalda. No bastaba conque estuviera totalmente solo, sino que además las palabras de Yusura le habían afectado un poco. Quizás si decía las palabras correctas...

Pues verá, subdirectora... - Tragando saliva, comenzó a hablar mirando al suelo - Este chico de primero había osado en entrar a nuestra zona de recreo. Y como no parecía arrepentido por ello, decidimos... enseñarle la salida y castigarle por ello.

Pero entonces estos entrometidos se interpusieron, seguramente porque no les importa que los demás rompan las normas. Así que nos desafiaron a pelear a mí y a mis amigos ¡Y fíjese dónde han acabado! Uno ha huido con graves heridas, y el otro está insconciente. Yo habría salido malherido también de no ser porque se sacrificó por mí. 

Esto pasó hasta que convoqué una tregua con ellos, y luego llegó usted. Esta es toda la verdad - Dijo, intentando sonar como una víctima.

Mientras hablaba, Akamine no apartaba la mirada. Pero la del chico siempre estaba dirigida al suelo, obviamente para que no se notasen sus mentiras. Jugaba con el polvo del suelo con sus zapatos, intentando no distraerse en sus excusas.

El chico terminó de hablar, y antes que pudieseis intervenir, Akamine levantó su mano para llamar vuestra atención. No quería convertir esto en un debate, así que se dirigó a Toranosuke ella misma:

- ¿Puedo llamarle Tora? Pues bien, coja a su amigo, señor Tora, y llévelo a la enfermería. Tras esto, diríjase a secretaría y pídale a la señorita que está allí un documento de rectificacción de tres días. No quiero verle aparecer durante 72 horas, y esto será grabado en su expediente. Y no se le ocurra escaparse, no voy a olvidarme.

El muchacho, casi con lágrimas en los ojos, puso a su compañero sobre sus hombros y comenzó a andar. A pesar de que parecía un tirillas, el chico era bastante fuerte. Aunque no le salvaba de ser un bocazas.

A los que estaban inmiscuidos en la pelea, vengan conmigo a secretaría. El resto vuelvan a clase y pasen los 10 minutos del recreo restantes allí. A menos que tengan algún asunto conmigo. - Tras esto, se acerca a Ryu, que estaba sosteniendo al chico de primero, coje a este último de la mano y lo lleva consigo. 

Fumiko sé pone junto a Murata. Vamos con ella, ¿no? Para lo del club, a ver si puede atendernos.

Sin esperar respuesta, Fumiko se adelanta hasta la altura de la subdirectora. Disculpe, subdirectora Ajamine. ¿Será éste un buen momento para hablar con usted de la formación de un club o mejor esperamos a otro momento? Mientras habla, Fumiko intenta mantenerse a la altura de la subdurectora.

Finalmente se habían ido todos de la lengua. ¡Idiotas! ¿No se daban cuenta de que la autoridad nunca soluciona nada?

Con la mandíbula apretada, Yuzuke se dirigió hacia secretaría.

Murata asintió a las palabras de Fumiko y dio una pequeña carrera para ponerse a la altura de su compañera y la subdirectora.

-S.sí...Ya hemos decidido qué club queremos formar...

Yusura bajó la cabeza, no queria tener que meterse en más líos. Pero ella sabía que habia hecho lo correcto: Dejar que le pegasen a otro alumno menor que ellos no era sino una vergüenza.

Con pena, miró a sus compañeros que también habían participado en la pelea ¿Vamos? Susurró muy bajito...

Pese a que no he estado involucrado en la pelea, como delegado de clase siento la responsabilidad de acudir a secretaria junto con mis compañeros.

Si no le parece mal, subdirectora, yo tambien ire como delegado de clase... por si desea transmitir algo al resto de alumnos o tratar algun tema en concreto.

Kaede apreciaba la autoridad de la directora. Se podía ver que era una mujer dispuesta y capaz de controlar bien la situación. Ella no tenía nada que ver con lo que acababa de pasar, pero tenía curiosidad por saber si podría acudir con el resto de la clase. Al menos, así sabría si serían castigados o no sus compañeros.

- Si no le importa, subdirectora, yo vendré también. No tengo un motivo exacto, pero tengo curiosidad.

Esperando que con eso valiese, Kaede comenzó a andar.

Tora no era ni por lejos alguien que podría hacerse pasar por la víctima, creo que Akamine se había dado cuenta y por eso con nosotros hablaría y a él lo mando directo a suspensión, la buena noticia era que podría perder un poco de tiempo de las clases mientras estábamos con ella, así que sin chistar la seguí.

Sinichi estaba cabreado ¿Una suspensión de tres días? Había pegado a una chica, eso tenía que ser la expulsión como mínimo ¿Qué le pasa a esta subdirectora? Pensó, enrabietado.

Tras esto y con la cabeza baja siguió al resto de sus compañeros, miró a los que se habían metido en la pelea. Estaba listo para saltar en su defensa en caso de que fuesen a ser castigados, esto no parecía nada justo.

Caminando lentamente pero con paso firme, los tacones de Akamine resonaban por los pasillos mientras lideraba el grupo de alumnos que la acompañaba hasta secretaría. En segundo lugar, agarrado de su mano, caminaba el chico víctima de la paliza. Era bastante bajito, incluso para su edad. Su pelo corto y rubio estaba algo sucio del polvo que se extendía por el suelo del patio. No hacía ningún ruido, pero su cara reflejaba preocupación. Tras esta la seguían los alumnos que habían protagonizado la pelea, algo más atrás, el resto de estudiantes que quería conversar sobre otros asuntos. 

A pesar de que era principios de Septiembre y que algunos ya estaban sudando, el interior de la escuela estaba bien ventilado y daba una sensación de corriente. Estaba claro que no era un instituto normal.

Una vez llegaron a secretaría, la subdirectora abrió la puerta. Se detuvo en la entrada y tras abrir la puerta, inspeccionó con la mirada el interior. En la silla dónde debería haber estado la secretaria, no había nadie. Chasqueando la lengua, Akamine hizo pasar a los alumnos que habían participado en la pelea, además de al delegado, dentro de la clase mientras instaba al resto a permanecer en el otro lado. La habitación tenía una especie de ventana corredera que con un ágil movimiento de mano abrió para que los que se quedaban fuera pudieran escuchar.

Colocando al joven muchacho delante suya mientras le sujetaba los hombros, comenzó su regañina.

- Lo que habéis hecho hoy ha estado, sin duda, en contra de las normas del instituto. Teníais buenos motivos, sin duda. - Decía, mientras daba con la mano en el hombro derecho del muchacho - Pero eso no implica que sea lo correcto. Un miembro del profesorado tendría que haber sido avisado en el momento que presenciasteis tal escena. La violencia solo causa más violencia, eso os lo aseguro. - Mirando durante un momento a Ryû, le instó - También espero que el delegado cumpla mejor sus funciones. No espero que acompañe de la mano a sus colegas estudiantes todo el rato, pero no debería permitir tales comportamientos de estos.

Hoy cumpliréis detención tras las clases durante una hora todos juntos. Espero que apreciéis el hecho de que no os expulso temporalmente como al otro "bando", pero que esto sea una advertencia: No toleraré peleas en mi centro.

Tras esto suspiró, y apretó levemente el antebrazo del muchacho, que había estado mirando el suelo hasta entonces. Como un resorte, se inclinó y como en un susurro, masculló unas palabras:

- Muchas gracias, sin vosotros yo... yo... - El chico solo era un año menor que el resto, pero lágrimas casi salían de sus ojos.

-  Respecto a ti - Interrumpió Akamine - Sabes perfectamente que no debías estar en ese patio. Es por esto que durante el resto del mes no disfrutarás de recreo ¿A menos que quieras informarnos sobre qué hacías allí? -Negándose a hablar, el chico permaneció callado - Está bien, entonces hemos terminado, a menos que queráis comentar algo. - Dijo, mientras hacía un movimiento con la mano indicar al resto de los alumnos que entrase. - Creo que tengo cosas que hablar con vuestros compañeros.

Empujo a Murata dentro del aula, pero nada más entrar toda la seguridad que estaba mostrando hasta entonces se diluye más rápido que una nube de humo en un día ventoso. Mí cara adquiere de pronto el color de un tomate o una fresa maduros. Empiezo a hablar, tartamudeando.

Yo... nosotros... es decir, Murata y yo... queríamos... habíamos pensado... que sería útil... un club de informática... para vigilar el uso de los equipos informáticos... y ayudar a nuestros compañeros... No sé si será posible... Todo el tiempo permanezco con la cabeza agachada, temerosa de mirar a la subdirectora fijamente.