Partida Rol por web

James comenzó a trepar el árbol y ya estaba a una altura considerable de aquel pino cuando una rama se partió y James se fue al suelo de bruces, el golpe fue tremendo. Ya que James no se esperaba que la rama se partiera.

Sin duda la rama tenía gran parte de culpa, pero James no se había fijado en que esa era una rama frágil y tampoco lo había comprobado antes de apoyar todo su peso en ella.

El golpe contra el suelo hizo que James quedará sin sentido tendido en el suelo. Cuando volvió a abrir los ojos ya era de noche y seguía en el mismo lugar del bosque. Pesadamente intentó reincorporarse, aún veía borroso y su cabeza daba vueltas. Tenía un fuerte dolor en el costado y en la cabeza.

-Mierda, ahora si que estoy jodido. Bueno, saldré sigilosamente del camino que he venido siguiendo, y me ocultaré. Con suerte seguirán la dirección marcada con la flecha, además, al haber pasado dos veces por el mismo sitio, habrá bastantes marcas mucho más visibles que las que pueda dejar ahora alejándome. El camino a mi me ha llevado varias horas, por lo que a ellos, que irán con mucho más tiento, les llevará algo más.

Albert sacó la pistola de su cartuchera, para en caso de necesidad, usarla contra aquellos soldados alemanes. Y como era su intención, se separó de su camino muy sigilosamente. Su intención era llegar a alguna posición más o menos segura, donde poder ocultarse, y cuando se fuese la patrulla, intentar vislumbrar por donde habían venido.

Creo que ahora si que estoy perdido. Si el instructor me viera ahora. Daniel se sentó en un arbol y trato de pensar en como conseguir orientarse correctamente. Tras un rato pensando decidió dirigirse a la linde del bosque y volver a intentar orientarse.

Albert se escondió entre unos arbustos que había a los pies de un árbol para tratar de aguantar allí sin ser visto hasta que los soldados pasaran de largo.

Sin embargo uno de ellos se percató de su presencia y comenzó a chillar en alemán para alertar a los otros cuatro.

Tras un par de horas andando, Daniel estaba ya cansado de andar entre árboles y le dolían las piernas. Tras todo ese tiempo no había conseguido aún salir del bosque y comenzó a desesperarse.

Parks maldita sea concentrate. Llevas todo el dia caminando, tienes que encontrar el camino. Daniel pensaba en alto. Empezaba a hartarse del maldito bosque y su estomago también. Sacó una de sus raciones de la mochila y siguió buscando.

Cuando el soldado abrió los ojos se despertó sobresaltado, sobretodo cuando observó que era de noche. ¡MIERDA! ¡Seguro que ya han invadido las playas y yo todavía no he completado mi misión! Y demás insultos que se puede decir a uno mismo, el sureño se preguntaba cuánto tiempo se había quedado inconsciente y si todavía le estaban esperando en la zona de reunión. Echó un vistazo a todos los alrededores para cerciorarse de que no pasaba ninguna patrulla por la carretera y se dirigió de nuevo hacia el oeste, para pronunciar la señal...

Al percatarme de que he sido más ruidoso de lo cabría esperar, desengancho una granada de mano, y rápidamente la lanzo hacia el claro donde se encuentran los soldados. Seguidamente, sin mirar siquiera el resultado de dicho lanzamiento, me doy la vuelta, y empiezo a correr despavorido, rezando porque la explosión de esa granada alcance a algún soldado germano, y que aquellos árboles que le rodean, tengan a bien el protegerle de la lluvia de balas que caerán sobre él a continuación.

La granada cayó lejos de donde se encontraban los soldados nazis, sin embargo fue lo suficientemente amenazadora para que estos se dispersaran en direcciones diferentes huyendo de la explosión de la granada y gritando alarmados.

Uno de ellos huyo justo hacía donde Albert huía, y aprovechó esa circunstancia para perseguirle.

La granada explotó e instintivamente todos se agacharon, se escuchó como los árboles se agitaban por la explosión y como alguna rama caía al suelo, pero Albert no tenía tiempo para fijarse mucho en esas cosas.

Finalmente tras mucho andar e intentar orientarse desesperadamente y sin ningún éxito. Parks salió del bosque y apareció de pronto en una carretera.

Estaba bien asfaltada y era bastante recta. Atravesaba el bosque por lo que pudo ver, ya que del otro lado de la vía el bosque continuaba y así lo hacía a lo largo de todo lo que podía ver de la recta.

El sol comenzaba a caer en el horizonte oculto en parte por las nubes que habían hecho del día algo grisaceo. Sobretodo para Parks que se lo había pegado perdido en el bosque.

Reynolds se puso rapidamente en pie y eso le mareo un poco, la cabeza le daba vueltas desorientado y aturdido y las piernas le fallaron y se tropezó para acabar de nuevo en el suelo. Nunca antes las cosas le habían dado tantas vueltas estando sobrio. Los árboles del bosque giraban a su alrededor danzantes y por mucho que trataba de intentar frenarlos no lo conseguía.

Finalmente poco a poco todo fue volviendo a su sitio y las imagenes iban cogiendo forma y posición fija, aunque aún se tambaleaba un poco al andar.

Por fin fuera del bosque. Daniel se animó un poco al ver la carretera. Ya solo le quedaba seguirla hacia Carentan o hacia alguna señalización de caminos. Así que miró al sol para saber donde estaba el oeste y siguió la carretera en dirección sur u oeste.

Albert lanzó la granada y empezó a correr lo más rápido posible para escapar de aquellos alemanes. Al parecer la granada no había impactado a nadie. Lazó un pequeño vistazo a su espalda, al parecer uno de los alemanes estaba empeñado en darle caza; pero darse la vuelta y dispararle no era una alternativa muy buena, pues en breve llegarían sus compañeros a darle apoyo. Sin parar de correr un sólo momento, Albert cogió otra granada, y ladeando su cuerpo un leve instante, la lanzó hacía el alemán que había avanzado hacia su posición y nuevamente sin confiar un instante a verificar el resultado de su lanzamiento, siguió corriendo, maldiciendo su mala suerte y su torpeza.

-Mierda, granadas de humo, granadas de humo, ¿por qué cojones no cogería unas granadas de humo cuando tuve ocasión?

La dificultad de la acción provocó un mal lancamiento de la granada, sin embargo nuevamente el efecto aterrador de aquel dispositivo hizo que el alemán se frenara durante unos instantes al ver la granada volando hacía él. Sin embargo, tras ver que se caía algo alejada no tardo en apretar la marcha para huir de la explosión.

Con esto Albert había incrementado su ventaja aunque no lo suficiente para dejar atrás al empecinado soldado alemán.

Daniel tomó la carretera en dirección occidental mientras la noche caía lentamente sobre él. La oscuridad comenzó paulatinamente a incrementrar. Apenas había adando durante unos quince minutos, con el cielo cubriendose de anaranjados tras la puesta de sol delante suya, cuando vio las luces de algún vehiculo que se aproximaba por la carretera a su encuentro.

No había mucho más que hacer por aquí así que siguió el rumbo hacia el oeste, al punto de encuentro.

¿Y ahora que? Daniel no quería tener más lios por hoy así que en cuanto vió las luces del vehiculo se intento camuflar en un seto cercano o tras unos arboles con la Thompson preparada por si le descubrían.

Continuó corriendo, iba tan rápido como sus piernas le permitían. Su corazón latía violéntamente no tanto por el esfuerzo físico, como el peligro al que se estaba viendo expuesto. Escuchaba a su perseguidor correr tras él, le parecía que había ganado algunos metros de distancia con respecto a él, pero ese maldito nazi seguía empeñado en darle caza.

No sabía cual era la forma física de aquel soldado, y quién sabe si acabaría alcanzándole. ; por lo que sólo había una opción plausible, deshacerse de él. Buscaría alguna zanja, roca o tronco caido donde poder parapetarse, y desde allí, con cobertura, dispararle con el fusil.

Conforme iba corriendo llegó a un claro y allí vió que había un pequeño desnivel en el terreno desde el que podría parapetarse y apuntar al alemán que le seguía de cerca. Tendría que actuar rápido y ser muy preciso o caería en sus garras. Sólo tenía una oportunidad.