Partida Rol por web

El sureño siguió a Parks y perdió de vista a Anna. Estaba intentando idear una excusa en su cabeza para decirla el por qué no habíamos disparado, con ese genio, cualquiera le aguanta.

—Teniente, ¿y si sólo nos abalanzamos contra él y le noqueamos entre los tres? Le amordazamos y nos quedamos con sus armas...

Albert a sus compañeros alterados por la cercana presencia del soldado aleman, recogió rápidamente la radio y se alejó hacía la carretera junto con el teniente.- Teniente, hemos dejado sola a la chica... espero no le pase nada, es buena idea Jimmy.

Viendo al primer soldado acercarse a donde estaban los paracaidistas, Anna metió disimuladamente la mano en el bolsillo de la pistola, mientras aparentaba seguir buscando los papeles "perdidos."

De acuerdo. Susurró el teniente. Pero actuen con sigilo, yo les cubrire desde aquí por si acaso. El teniente afianzó su Thompson, la cual había echado de menos durante todo ese tiempo y se parapetó contra un árbol para cubrir a los muchachos.

James hubiera deseado poseer una botella de plástico* para usarla en la bocacha de la pistola a modo de contención del sonido, pero sólo disponía de un rifle, de la pistola y de sus propias manos. Albert decía que era silencioso, pero se mostró muy torpe en las últimas acciones. Teníamos que actuar con rapidez, ni el soldado alemán debía disparar, ni tampoco podíamos poner en compromiso al tenienteque el disparase.

—Bien, intentemos aparecer por dos flancos, ni siquiera le dejemos ver qué le pasó. Yo intentaré pegarle en la cara con el rifle o en la nuca con una piedra, o incluso abrazar su cuello con mis brazos para ahogarle en caso de fallar. Tú intenta pegarle una patada en los brazos o retorcerselos con alguna llave para que no pueda echar mano de su arma. O bueno, si sugieres algo mejor.

Mientras el soldado caminaba hacía ellos, el otro continuaba acompañando a Anna. Cuando está fingió buscar sus papeles le preguntó:

¿Qué ocurre? Preguntó con amabilidad.

El sureño ya se escondió tras unos arbustos acompasando mi respiración, mucho más pausada y lenta para no provocar ningún tipo de ruido. Aguardando a que el soldado alemán pasara por delante para derribarle a golpes...

.- Intentalo tu James, yo te cubro por si fallas, estaré muy cerca siguiendote .- contestó Albert mientras sacaba su arma por si la maniobra de Jimmy.

James se deslizó como una culebra entre la maleza hasta un árbol cercano al camino por donde preveía que iba a pasar el soldado alemán. Y cuando este estuvo cerca, el americano salió de la nada y le propinó un golpe con la culata de su rifle en la cara. El golpe fue tan contundente que le hundió la nariz y el alemán cayo al suelo fuera de combate como un saco de patatas.

Anna mantiene distraído al alemán amable mientras sus compañeros dejan fuera de combate al más alejado.

Después, cuando el cuerpo ha ido sacado de la vista, dice con voz de preocupción: oiga, ¿donde está su compañero? Y cuando el guardia se da la vuelta, saca la automática y se la pone en la nuca, amartillándola.

Será mejor que no te muevas, dice mientras silba para llamar a los paracaidistas.

Albert al ver a Ana sale rápidamente de entre los árboles con su arma apuntando directamente al soldado aleman.

.- no te muevas o te vacio el cargador .- Albert miró de reojo a su alrededor en busca de sus compañeros, gracias a dios la situación estaba totalmente controlada.

James se sentó encima del soldado aleman y le fue metiendo la mano en los bolsillos para robar cualquier cosa que tuviera: agua, tabaco, munición para pistola, su arma principal. Incluso podrían quedarse con sus ropas y vestir al teniente en ellas sólo para que en el caso de que nos pillaran dijera que había atrapado a unos paracaidistas. Tendríamos que atarle a algún lado de piernas y manos para que no nos pudiera seguir.

—Si alguna vez Anna intenta seducirme pegadme en la cara para que me espabiléis —comentó el sureño con su acento marcado—. Esta chica da miedo...

El soldado comenzó a maldecir a Anna en alemán, las palabras que salían por su boca no eran nada agradables, y menos en aquel idioma tan hosco.

Se sentía engañado y defraudado por la mujer, pero sobretodo sentía su orgullo herido. Si su mirada pudiera matar, estarían todos criando malvas en aquel preciso instante.

Una vez reducidos, amordazados y escondidos los dos centinelas, Anna mira al reloj y se pregunta en voz alta: bueno, ¿y dónde está el resto de esta gente?

Tomando las playas. Seguramente haya paracaidistas por doquier, pero no tenemos tiempo de buscarlos. El teniente miró a sus hombres.

Albert, me gustaría que hicieras funcionar esa radio, pregunta si hay algún punto de reunión al que debamos acudir. No quiero seguir aquí más tiempo, está demasiado caliente. Dirigió una última mirada cargada de odio hacía el alemán capturado por Anna. A este dejadlo incosciente, no quiero cargar con él.

Albert volvió a sacar la radio de su equipo, no sabía por que pero la otra vez no había podido contactar con los aliados, y rezando a todos los dioses conocidos el canadiense empezó a lanzar un mensaje por el transmisor.- Solicitamos rescate urgente, comando espia de Carentan, la misión ha sido un exito, necesitamos rescate o punto de encuentro .- repitió el mensaje varias veces.

James puso el oído a la radio de su compañero, ahí se encontraba su billete de vuelta.

La llamada pareció no ser atendida en primera instancia, seguramente las palabras de Albert podrían llevar a pensar a los radioperadores del otro extremo que se trataba de una llamada falsa para conocer los puntos de encuentro de los hombres aliados. Entonces el teniente intervino recordando la palabra en clave de la operación: Strudel.

En seguida se escuchó una respiración y después unas breves palabras:

49° 18' 44" Norte, 1° 6' 16" Oeste.

.- Jefe... ya tenemos coordenadas para el rescate, salgamos de aquí como si tuvieramos a todo el ejercito aleman a la espalda .- dijo mientras apuntaba las coordenadas que le había recitado en una pequeña libreta.

—Norte, norte... Eeestooo... ¿será por allí? —dijo el sureño apuntando al sur sin saber que era el sur—.