Partida Rol por web

El alemán lo meditó durante unos instantes.

Sí, podre mandar a unos cuantos hombres a hacer un agujero. ¿Tendrían que hacerlo antes, durante o después del plan? Tal vez un poco de dinamita alegraría la distracción...

Respecto al otro punto, pueden salir por la cafetería. Tal vez no el mismo día, pero se les puede dar refugio hasta que sea seguro salir.

Entonces ese el plan de huida: diez minutos después del atentado contra Scrags, hacéis volar con dinamita un trozo de un muro exterior, y mientras envían patrullas fuera de Carentan en busca de nuestro rastro, nos escondemos en la cafetería.

—Me da mal rollo pero hay que acabar con esto o los de arriba estarán muy cabreados con nosotros...

Albert escuchaba atentamente todo lo que se estaba planeando .- me parece arriesgado pero creo que no tenemos muchas más opciones, además estamos aquí para arriesgarnos... así que... agamoslo por nuestra patria y por la libertad.

No me importatanto que los de arriba estén cabreados. Esto puede facilitar las cosas a nuestros chicos en las playas y a los paracaidistas. Seguiremos entonces el plan trazado. El teniente miró a los hombres a su cargo y escuchó su estomago. Aún no habían comido nada desde la mañana. Descansen un poco, llevamos unos días ajetreados. ¿Tienen algo para que podamos comer?

Eso puede solucionarse más facilmente, teniente. Comentó con una media sonrisa. Ire a buscar algo de comida.

Poco menos de una hora después Fritz volvía con la comida prometida. Había unas latas de raciones y unos cuantos croissant. También trajó algo de café en una cazuela y unos vasos para todos.

Las raciones estaran malas seguramente, pero los croissant son de hoy. Dijo con su marcado acento alemán.

Mmmm... famosos cruasanes de Francia —apuntó James con una sonrisa dispuesto a dar muerte por lo menos al bollo—.

Anna se sirvió un croissant y una taza de café, y mientras el café se enfriaba sacó de entre sus ropas una Walther P38 que desmontó, limpió y volvió a montar en apenas 1 minuto.

Después, volvió a guardar el arma sin decir palabra.

Fritz, no nos vendrían mal unas granadas, dijo, pensativa.

Daniel cogió uno de los croissants al que acompaño con una taza de cafe. Se quedó pnsando en lo que se avecinaba mañana. Seguro que cuando volviera con su unidad muchos de sus antiguos compañeros habrían sido reemplazados por otros nuevos.Espero que David salga de esta. Se acordó de su amigo y sigio comiendose el croissant.

Las tendre listas para cuando nos pongamos en marcha. Respondió Fritz

—Entonces señor, ¿podemos terminar de comer y echarnos un rato? Llevamos unas horas un tanto jodidas... —comentó James mientras seguía masticando los últimos trozos del croisant dispuesto a coger otro—.

Vale, pues entonces a descansar. Necesitaremos media hora para llegar hasta el lugar de la emboscada y prepararla, así que mejor que descansemos hasta entonces, dijo la joven con una sangre fría sorprendente.

Y se acomodó en un rincón todo lo cómodamente que pudo. Al cabo de dos minutos estaba dormida.

Albert se terminó su comida en silencio, el plan estaba preparado y listo para ejecutarse, por lo que Albert no tuvo nada más que objetar, era el momento de despejar la mente para poder estar al 100% a la hora de terminar lo que habían empezado.

El canadiense se aprejuto sobre si mismo en un rincón de la habitación y cerró los ojos, nunca le había costado demasiado dormirse en lugares poco agradables, por lo que al instante se quedó dormido en un inquieto sueño.

Daniel terminó lo que se estaba comiendo mientras el resto se iba acostando. Cuando acabó cogió el mapa de la mesa, se recostó donde pudo y repasó el plan mientras miraba el mapa. Tras repasarlo un par de veces lo volvió a dejar en la mesa y se dispuso a dormir.

Descansaron incomodamente sobre el duro suelo de aquel edificio semiderruido. Y nunca hubieran dormido tan mal de no ser por los sucesos y la tensión acumulada de los días anteriores, lo que les ayudó a dormir profundamente.

Se despertaron y comieron algo de lo que había sobrado. Era escaso y tuvieron que repartirselo muy bien, pero al menos les quitaba el hambre durante un rato.

Era el gran día. Tenían que matar al capitán que tantos problemas les había ocasionado.

James se levantó con la espalda destrozada y con los ojos hinchaos debido al poco descanso pero al menos necesario para estar algo despejado. Se desperezó crugiendo alguna que otra articulación y se sentó de nuevo en el suelo llevado por la pereza seguido de un gran bostezo.

— ¿Soy el único que está despierto? ¿O alguien se hace el dormido? —pregunté con la voz casi ronca—.

No es el único despierto soldado,-dijo sonriendo el teniente- pero hace bien en levantarse. Debemos ponernos en marcha, hoy va a ser un día duro. Daniel se incorporó despacio, como intentando alargar el poco descanso que había tenido. Una vez en pie se acercó a despertar al resto.

Albert había conseguido agarrar el sueño y solo el ruido provocado por sus compañeros consiguió despertarle, la tensión acumulada el día anterior caminando a hurtadillas por detrás de los soldados nazis, le había agotado, por lo que Albert había podido dormir bien, aunque estuviera incomodo.

.- Ya es la hora? .- preguntó el soldado canadiense, dando un salto y poniendose en pie, visiblemente aun dormido.

Anna se despertó en tensión, como siempre. Se excusó de los hombres para dirigirse al baño donde se aseó, y volvió a la sala para servirse una taza de sucedáneo de café. Luego comprobó que la pistola estaba en su sitio y reclamó la atención de los hombres.

Repasemos el plan, dijo. Ponemos un tonel al lado derecho de la calzada para que el coche tenga que ir más despacio. Yo salgo del lado izquierdo, con el pelo y la ropa revueltos, como si me hubieran asaltado, y y me pongo en el centro de la calle para parar el coche. Una vez se detiene voy hacia la puerta trasera derecha, para atraer la atención del conductor y de Scrags. Mientras, el mejor tirador de ustedes se acerca al coche procedente de su lado trasero izquierdo, objetivo el capitán. Los otros dos, procedentes de los lados delantero izquierdo y delantero derecho, objetivo el chófer. No sacamos las pistolas hasta estar a un metro y, si es posible, hasta que Scrags abra la puerta. Una vez allí, tres disparos cada uno, o más si hace falta. Una vez abatidos los dos, echamos mano de los Schmeisser que llevarán, y el que esté de mi lado del coche me echará una mano para dejarles un regalito en forma de granada de fragmentación sin fiador debajo del cuerpo de Scrags. Luego para aquí echando chispas. ¿Alguna pregunta?