Partida Rol por web

La partida había continuado en un ambiente distendido y agradable. Los cuatro soldados de primera allí reunidos habían comentado sus experiencias pasadas, pero sin tocar apenas su participación en la guerra; con todo ello, Albert había conseguido dejar de pensar en lo que le deparaba el futuro, mas una simple palabra le devolvería a la realidad...

-¡Ateeeeeención!

Albert ya sabía lo que significaban esas palabras, un superior se aproximaba al barracón. Rápidamente apagó lo poco que quedaba de su cigarro contra el suelo, y se incorporó a la espera de que algún oficial entrase por la puerta, si es que se daba el caso, ya que todas las instrucciones sobre el desembarco ya habían sido entregadas. Mas, por extraño que resultaba, un oficial hizo acto de presencia, era el capitán Frank Lewis.

Albert nunca había estado a sus ordenes hasta ese momento, y no lo conocía muy bien, pero tenía muy buena fama entre los hombres, debía ser un gran capitán y una mejor persona, y eso siempre era de agradecer en el ejercito. Tan pronto como se le vió cruzar, todo el barracón se cuadró tal como mandan los cánones de comportamiento ante un superior.

-Buenas tardes. Descansen por favor. -se le escuchó decir al capitán. Miró un papel que llevaba en las manos y continuó. -James William Reynolds y Albert Bennet Lévesque.

A Albert, quien ya se disponía a sentarse sobre la cama, el hecho de escuchar su nombre le descolocó un poco. Realizó una pequeña mirada furtiva hacía su compañero James que parecía tan sorprendido como él, y poniéndose nuevamente erguido, se apresuró a responder.

-Sí, aquí el soldado de primera Albert Bennet, señor. -dijo mientras levantaba su mano izquierda para captar la atención del capitán.

Bien. El capitán sonrió levemente y plegó la hoja para guardarla en su bolsillo. Ustedes dos vengan conmigo. El resto pueden seguir con lo que estaban, y no olviden descansar, mañana hay que machacar a esos nazis. Una sonrisa más amplia se dibujo en su rostro al tiempo que decía aquello. Después cruzó la puerta para salir y esperó afuera a los dos soldados.

El barracón entero se cuadró al salir el capitán Lewis. Había oído hablar muchas veces de él, incluso en sus anteriores operaciones, todas buenas impresones, pero no había tratado personalmente. Archie observó, manteniendo la postura reglamentaria, con cierta preocupación a los dos jovenes soldados de primera salir del barracón seguiendo al capitán hasta que salieron del todo. Habían estado jugando una partida en un ambiente tranquilo, distendido y agradable, y a pesar de no ser la primera, no pudo evitar pensar en la operación que les aguardaba al día siguiente. La hora y día señalado se aproximaban....

Una vez que salió el pequeño grupo, se levantó de la litera, sacó un cigarro y se lo metió en la boca. Sin encenderlo, se giró hacia Robert Herbert, que observaba la escena con su misma mirada. -No será nada.... Deben de ser instrucciones de última hora..Lewis tiene fama de ser un buen capitán y mejor soldado..- Dijo pensativamente. Las horas anteriores a las misiones siempre eran de incertidumbre. -Mañana es el día...Doc, ¿Habías estado antes en el frente de esta maldita guerra como médico?.-Dijo tratando de romper la impresión que habia causado la aparición de un alto oficial en el barracón para llevarse a los dos soldados. No pudo evitar realizar esa pregunta, agarrarse a los recuerdos era todo lo que tenía todo combatiente, cualquiera que fuera su rango.  

Aún con la sorpresa en el cuerpo, Albert se inclinó un poco hacía la litera y cogió la camisa verde que estaba tendida sobre ella. Hizó un pequeño ademán con los hombros a Archie y Bob dando a entender que no tenía ni idea el porqué le llamaban, y se despidió con un simple: -Hasta luego.

Mientras marchaba hacia la puerta por donde acababa de salir el capitán, iba enfundándose los botones de la camisa y metiéndosela por dentro del pantalón, con el fin de dar un mayor decoro a su apariencia ante su superior.

Los dos soldados recogían las cosas, mientras Archie y Bob los miraban en silencio. En el barracón se notaba aún la sorpresa de la aparición. Archie aún se mantenía erguido y en tensión, captando la vacilación del soldado, nadie sabía el porqué de la presencia del capitán Lewis. Asintió.- Nos veremos pronto Bennett- Dijo mirando al soldado mientras se marchaban hacia la salida.  

El barracón de cuadró, y a continuación, sorprendido aún, Archie se giró hacia su compañero Bob.

Hasta luego tíos, nos vemos en un rato. - despidió bob a los convocados por el superior. Luego, volviéndose hacia Archie continuó hablando.

Qué va, de hecho nunca he estado en Europa. Cuando me alisté en el ejército yo elegí la armada, así que la mayor parte del tiempo he estado embarcado. Aparte de eso, tuvimos alguna operación que otra en tierra, pero no aquí en Europa. Respecto a ellos, - dice señalando hacia la puerta - ni idea de para qué los querrá, pero bueno, algo me dice que tarde o temprano nos enteraremos. - y dicho ésto, con un gesto de despreocupación se sentó a los pies de la litera.

-Yo tampoco he estado en Europa, es más, lo único que se de Normandía es que es una zona costera de Francia.- Dijo moviendo el cigarro que llevaba en la boca. -¿Así que eres de la Armada?. Embarcado he estado poco, sobre todo hicimos operaciones en tierra, y nunca en la zona aliada.- Señalando con la barbilla hacia la puerta, asintió con su compañero, estaba seguro de que pronto se enterarían.

Sí, bueno, digamos simplemente que cuando me alisté en el ejército buscaba un poco el dejar atrás ... recuerdos tristes - dice mientras su cara se entristece un poco - y la armada me pareció una buena opción, y luego realmente lo fue. - y poniendo una cara más alegre y pensativa continúa- el estar en un barco no te deja tiempo para pensar, siempre hay algo que hacer, y si los compañeros te ven algo alicaído, enseguida te animan, ja ja. Hace cuatro días como quien dice que estoy en tierra firme y ya lo estoy echando de menos, pero en fin, el ejército es así.

El soldado iba asintiendo ante lo que decía Bob. Había captado esa mirada sombría. Lo comprendía perfectamente, pero no dijo nada. -Sí, te entiendo esto es así...en el ejército estás un día en un portaviones o en tierra firme, haciendo maniobras, recibiendo instrucciones, y al siguiente combatiendo nazis en Europa... -

Miró alrededor en elbarracón, observando a los soldados, que habían vuelto a lo que estaban haciendo, pero ya se notaba un cambio en el ambiente. La noche iba avanzando. Se sacó el cigarro de la boca y lo miró pensativo. Sonrió levemente. -En fin, deberíamos descansar algo, mañana creo que nos espera un día movido...-

Había pasado aproximadamente un cuarto de hora desde que el capitán reclamara a los dos soldados, cuando estos volvieron a entrar por la puerta del barracón.

La mayoría de los soldados estaban acostados o haciendolo, ya que habían tomado conciencia de que debían dormir antes del gran día de mañana. Aún así todavía había algún rezagado que seguía jugando a las cartas, fumando o hablando en voz baja.

Albert y James se dirigieron hacia sus camas, y comenzaron a recoger todo su equipo.

-Bueno chicos. -dijo a a Archie y Bob -Nos trasladan de unidad... hay que joderse con la administración del ejercito... bueno, lo dicho, un placer haberos conocido, ya nos veremos por Normandía.

Les estrechó la mano, y se dirigió hacia la entrada del barracón donde se dispuso a esperar a que el soldado Reynolds terminase de empaquetar.

James pasó al cuarto junto con su compañero Albert y recogió a la par metiendo sus cosas personales en el macuto.

—Pues eso, nos cambian de unidad por ser guapos y jóvenes, —dijo esbozando una sonrisa a modo de broma observando que todos los que acababa de conocer excepto a Albert tenían más de veinticoho años por lo menos,— nos querrán violar... —acabó susurrando mientras se encogía de hombros.— Nada de éso. Es broma. Nos vemos, chicos. —concluyo a modo de despido mientras estrechaba su mano como lo hizo Albert.—

El sureño agarró su macuto y se puso al lado de Albert para salir al mismo tiempo que él.

Una sonrisa se asomó a los labios de Robert al ver regresar a los dos soldados. Se incorporó y estaba a punto de soltarles alguna puya graciosa cuando oyó sus palabras y una especie de desencanto se apoderó de él. Saludó a sus compañeros - Muy bien, suerte mañana - y sacudiendo la cabeza para apartar la melancolía se tiró encima de la cama. Qué curioso es el cerebro humano, cuando estás entre extraños, el cruzar unas palabras amistosas ya hace que consideres a una persona especial entre las demás. Luego, estirando la mano bajo la cama sacó un largo cordón del petate y empezó a formar lentamente en él extraños nudos marineros.

La aparición de los dos soldados sacó a Archie de sus pensamientos, y se levantó de la litera. Pensaba que sólo era algo rutinario, pero al escucharlos no pudo evitar una mirada entristecida, aunque esbozó una gran sonrisa al saludarlos. –Mucha suerte mañana, ya nos veremos- dijo estrechándoles la mano. Observándolos partir, pensaba que los conflictos unían a las personas, y aunque habían intercambiado pocas palabras con los soldados, ya lamentaba su marcha. Se giró a Robert, que parecía ensimismado, y sin decir nada, se echó de nuevo en la litera con las manos en la nuca, y se quedó mirando el vacío pensativo.

Los soldados estaban durmiendo en el barracón, la mayoría de ellos ya roncaban. Algunos sin embargo estaban sumergidos en ese duermevela donde la mente comienza a divagar en una profunda calma antes de dormirte.

En ese momento se interrumpió aquella placentera situación y las luces del barracón se encendieron.

¡A formar! Gritó la voz firme y autoritaria de una silueta que estaba de pie frente a la puerta. Todos los soldados comenzaron a moverse, saltando de sus camas en la ropa interior oficial del ejercito y se cuadraron frente a sus literas. Ninguno de ellos miró a la silueta directamente, pero si vieron de reojo que se trataba de un sargento mayor. Era Singht, que estaba al cargo de todos ellos.

Archie se encontraba tumbado en la litera. Había caído en un sueño ligero y algo inquieto, el ruido de actividad en el barracón había cesado, ahora sólo interrumpido por los fuertes ronquidos de algunos soldados. En general, el ambiente era de calma y tranquilidad, que se vio rota cuando de repente se encendieron las luces y una poderosa voz resonó en toda la sala.

El artificiero se levantó de la litera de un salto, completamente despejado. Se cuadró firme frente a su litera, al igual que el resto de sus compañeros, algunos de los cuales aún reflejaban sueño y sorpresa. Mirando a la puerta del barracón, sin luz, pudo apreciar la silueta del sargento mayor Singht, oficial superior al mando de toda la compañia. ¿Qué ocurriría para formar a altas horas de la noche?. Sin duda instrucciones..

Bob no necesitó más que oír la voz de "A formar" precedida por las luces para salir al instante del sueño en que se había sumido tras un rato de dar vueltas intranquilo, y rápidamente saltó de la litera y se puso firme como una vela, a la espera de las órdenes que sin duda traía el mando que les había despertado. Por fin iban a salir de aquella incertidumbre que les tenía a todos nerviosos hasta la médula. De un vistazo comprobó que Archie, al que había conocido el día anterior, estaba allí a su lado y se dispuso a escuchar.

El sargento se fue paseando entre el pasillo formado por las literas. Siento despertaros, pero traigo nuevas, el General Eisenhower  cree oportuno y ha dado orden de suspender el ataque previsto para mañana debido a las inclemencias del tiempo, el mar no está nada tranquilo y eso es peligroso para los transportes anfibios. - Hizo una pausa mientras giraba 180º para andar seguidamente en sentido contrario al de antes, y prosiguió- Por lo que el Dia D será el 6, así que partiremos mañana para llegar allí de madrugada.-

Perdiendo la seriedad de su corto discurso, con una sonrisa.- ¡Enhorabuena!, teneis un día más "libre". Ahora, os dejo descansar- Apagó la luz del barracón, y cerró la puerta al salir.

FFFFF resopló Bob en voz baja mientras se comenzaba a relajar de nuevo, y pensaba Ootra vez a esperar, aunque, ahora al menos, parece que tenemos ya algo claro: será mañana, o si no, en cuanto el tiempo lo permita, ya no hay vuelta atrás...