Partida Rol por web

Fletchmon después de habre comido sentía un poco más de energía y volaba alrededor de Alex, parecía pasarselo bien!!!

Flabmon estaba emocionada por aquella nueva aventura. No era como antes: escapar de aquellos digimons, ni luchar contra ellos, o buscar comida. No, aquella misión era diferente: tenían que encontrar aquellos engranajes. Era toda una investigación, y a ella le hacía mucha ilusión tomarse aquello como una especie de carrera en cuanto escuchó a Elen decir eso de que lo encontrarían antes que nadie.

Agitó si cabeza, asintiendo, y movió sus hojitas con ahínco, dando a entender que estaba totalmente dispuesta a aceptar el reto.

-Puede que no sea fácil- dijo con su voz aguda-. Pero lo haremos juntas, descubriremos qué pasa aquí.

Hubiera agitado el puño de haber tenido, sin embargo, algo llamó su atención y fue cuando el muchacho rubio dijo que había recibido un mensaje. No entendió muy bien a qué se refería con ello, pero cuando vio a Sylveon totalmente emocionado por la noticia, Flabmon se subió al hombro de Elen con cuidado para ver mejor, y le instó a que se acercara al ordenador de Klaus.

-A ver, a ver- iba diciendo para poder cotillear.

Habría corrido a fondo si hubiera sido necesario, pero quería seguir de cerca a Sylveon por lo que terminó aproximándose al digimon para no perderlo de vista.

Se preguntó cómo sería la fábrica de la que hablaba, y no podía imaginarse algo así en un mundo como aquel. Se dijo que la llevarían digimons obreros. Pero también pensó que aquel era un mundo extraño y raro, y bien podía la fábrica producir sola, sin la ayuda de mano de obra. Eso la aterró un poco, pues tenía ni idea de cómo luchar contra una fábrica entera, aunque se tranquilizó algo cuando se recordó que los digimons estaban con ellos, y que Sylveon, quizá, se guardaba un as en la manga.

Cuando iban a partir a la fábrica, fue cuando surgió el alboroto. Fénix se preguntó qué pasaba hasta que vio que el ordenador de Klaus era la causa.

Se acercó, curiosa, y se puso a mirar por encima del hombro de la chica del pelo azul para poder ver qué le pasaba a su ordenador. Y cuando vio las letras de "mensaje" y la excitación de Sylveon, se dio cuenta de que estaban ante algo importante.

-¿Quién lo enviará?-preguntó también, curiosa.

Miró, recordándolo de pronto, su dispositivo, el que había obtenido al llegar a aquel mundo, y lo observó fijamente por si también hacía algo raro.

-Mira a ver qué dice, míralo- indiqué a Klaus, nerviosa e impaciente por saber lo que decía el mensaje y quién se lo enviaba, mientras agitaba el dispositivo, y escuchaba si emitía algo o reaccionaba.

Ante los ánimos de su compañera Elen levanto el puño con entusiasmo compartiendo su optimismo. Iban avanzando un poco las dos cuando escucho a Klaus decir que recibio un correo de su portatil. La escritora al oír esto se puso la mano en el menton con interes, este misterio se volvia mas y mas profundo, ahora parecia que alguien o algo queria ponerse en contacto.

Rapidamente fue con el grupo con su compañera al hombro y se asomó sobre el hombro de la chica de cabello castaño para ver la pantalla del portatil, al escuchar la buena pregunta de su compañera de viaje le respondió:

-Existen varias posibilidades señorita Ember: O es un aliado que quiere ponerse en contacto, o tambien puede ser uno de los enemigos que podriamos tener, quizas podria ser una entidad neutral que nos busca para algún servicio. Hay mas posibilidades pero creo que esas son las mas importantes.

Elen esperaba no haber dicho nada complicado, sabia que varios de sus semejantes humanos eran personas con carreras profesionales y podrian entenderla, pero tenia sus dudas con respecto a la chica de cabello azul que parecia estar mas en su propio mundo. Por ahora queria contribuir con el grupo con sus deducciones, como debió haberlo hecho desde el principio.

Trapmon habia tomado bastante animado la idea de ir a esa fabrica y ver que habia de comer en ella, esperaba que para cuando llegara se hubiera recuperado del todo y volver a ser un Trapinch, así podria comer hasta metal como habia escuchado que sus colegas Trapinch que habian devorado Skarmory´s. Iba muy contento fantaseando con el sabor del metal cuando su compañera se volteo de manera erratica y corrió hacia la muchedumbre de humanos, parecia que algó que tenia que ver con un mensaje que venia de esa extraña maquina que un humano llevaba. 

Para Trapmon esto no le interesaba mucho, solo queria ir a la fabrica, para llenar su panza. Con algunas ansias miró a su querida Elhen con ojos de brillo suplicante y le dijó:

-¿Cuando podemos irmos? ¿Ese mensaje en serio es mas importante que comer? Digo ¿Destruir la fabrica?

Klaus se quedó mudo al convertirse en el centro de atención, agobiado por la cantidad de preguntas de sus compañeros frunció el ceño. Sin embargo, le duró poco, al fin y al cabo había hecho algo bien, ¿o no? Eso creía pese a no estar del todo convencido, había una parte que quizás la caja de Pandora podía abrirse, por otro lado que era una forma de mejorar las cosas y saber un poco más, y esa parte, siempre ganaba, o casi siempre, y esta vez no era la excepción.

Veamos, por partes. - Alzó la voz para hacerse notar, también se aclaró la garganta. - Empiezo por el principio, usé los restos de la tuerca, y por lo visto, funcionaron como fuente de alimentación o algo por el estilo, no entiendo muy bien qué ha pasado, tal vez las propiedades del portátil han cambiado en este mundo. Es una posibilidad. - En primer lugar respondió a Sylveon a sabiendas de que con aquella explicación la duda siguió sin resolverse, pero es que él no conocía la respuesta a eso. Tenía que investigar sobre eso.

Sobre el mensaje, no tengo ni idea, simplemente llegó, tendré que averiguar de donde viene, pero al menos, creo que podemos responder. - Le fastidiaba no conocer las respuestas a tan importantes preguntas, y en su expresión fue transparente en aquel sentido, al menos para variar.

Se puso a leer el contenido de lo que había recibido, palabra tras palabras, así tal cuál para que los demás, humanos y pokémon pudiesen saber qué decía. - Dice lo siguiente: “HOLA, HOLA, ¿ALGUIEN ME RECIBE? ALGUIEN PUEDE LEER ESTO. “ “¿HAY ALGUIEN AHÍ?” - Después de eso se puso a trastear en su portátil, buscando conocer la identidad o ubicación del remitente, así que sin dudarlo sus dedos pulsaron a toda velocidad las teclas haciendo el ruido tan particular que provenía del teclado.

Seguramente proviene de nuestro mundo, o también de gente que les ha pasado como nosotros, han cogido sin saberlo un billete de ida a otra realidad. - Había demasiadas incógnitas, demasiadas, y sus ansías por desvelarlas pudieron con él. Quizás sería más sensato hacer todo eso en un lugar cerrado y seguro, y no al aire libre pero no, ahí estaba, enfrascándose de nuevo en su particular número llenos de ceros y unos.

Estoy con Elen, son las opciones más viables. - Añadió unas palabras más totalmente convencido. - Quizás debería responder, sin embargo, que sea una trampa de algún enemigo me preocupa. No obstante, sería un poco raro, porque eso querría decir que conoce la existencia de humanos en este mundo, o nos tiene vigilados, o quizás no seamos los primeros. - El joven de pelo rubio expuso su hipótesis, siempre basándose en su sentido común.

Que no fueran los primeros, o los únicos humanos ya era algo que la propia Nagia había formulado en anterioridad; pero como todo en aquel grupo parecían una banda de gallinas cacareando y mucho se perdía en el vorágine de teorías.
Con Totodile en brazos cargándolo como un bebe, panza arriba, apretadito contra si, rascándole la barriguita a raros y haciéndole algunos mimos la asiática bostezaba distraída, pasando de la conversación cuando se torno algo repetitiva, lo suyo era la acción.
-Bueno si los restos de la tuerca funcionaron como fuente de alimentación al portátil entonces es que estaban cargadas con alguna forma de energía, pero evidentemente ni de electricidad ni magnética, sino el pobre de Magnemite hubiera sentido la atracción y mi cuchillo habría logrado chispazos cuando lo toque antes.
Entonces  a suponer es una energía que afecta el comportamiento de los pokemones salvajes.
Se encogió de hombros indiferente, a lo del mensaje, pues no le correspondia a ella tomar esa decicion.  
-Tu contéstale a ver quien es, total a estas alturas lo que quiero saber que es lo que esta ocurriendo aquí y si nos regresamos que mi Totodile pueda vivir tranquilito en este mundo comiendo muchos frutos hasta hartar y sin tener que preocuparse de tuercas, fabricas o energías negativas.
¿Verdad bebecito?
-¿Bueno pero si iremos a la fabrica ?
Preguntó de pronto levantando el rostro dubitativa en dirección a Sylveon.

Sylveon asintió ante las palabras de Nagisa. Sí, creo que lo mejor es que vayamos a la fábrica. Dijo ignorando a Klaus. El contenido de ese mensaje podría ser una trampa. Alguien interesado en vosotros podría saber que estais aquí, e incluso ese mensaje puede venir de este mismo mundo. Me temo que es una trampa. Dijo abiertamente y dando la espalda al grupo para que lo siguieran hacia la fábrica.

Es mejor dejar de perder el tiempo con ese trasto, y hacer cosas más productivas. Dijo poniéndose serio y emprendiendo el camino. La fábrica aún está lejos y es posible que nuevos enemigos nos acechen. Uno de sus apéndices, a pesar de no estar mirando a Klaus, se estiró varios metros y cerró la tapa del ordenador para impedirle que siguiera trasteando. Sylveon continuaba trotando, confiando en que el resto le seguirían e ignorarían las preocupaciones del informático.

Flabmon estaba feliz por escuchar las palabras de Klaus al leer el mensaje. Dio pequeños botes, y se imaginó que estaban a punto de encontrar un gran aliado para su causa. También, seguramente, estaban buscando esos engranajes que volvían a los digimons muy raros, y, pensó, que cuantos más fueran, mejor.

—Es estupendo— dijo Flabmon, mirando a Elen—. Podemos preguntarles dónde están, y así poder estar con ellos, y unirnos.

No cabía en sí de felicidad. Lo que creía una campaña muy difícil, y prácticamente imposible, bien podía parecer ahora una aventura fácil, y con más compañía. Conocería a digimons nuevos, y a sus compañeros humanos, y todo saldría bien.

—Me encantan los finales felices— soñó, con la mirada perdida.

Sin embargo, algo en su fuero interno la advertía de que no iba a ser tan fácil como se lo imaginaba, y ella sabía que era así, pero no quería decirlo en voz alta. No quería romper las ilusiones que se había hecho, y que, probablemente había creado a los demás.

Ante el mensaje que recibió Klaus en su ordenador, Fénix no pudo sino alegrarse. Pensó que había gente como ellos en la misma situación en algún otro lugar de allí, y podían encontrarse si Klaus contestaba aquel mensaje. No estaba todo perdido.

Tenía ganas de saltar, y hacerle teclear a Klaus un sinfín de cosas, preguntas que buscaban respuestas, dudas, información.

Sin embargo, se cortó en cuanto escuchó las palabras de Slyveon, y dijo que podía ser una trampa. No se le había pasado por la cabeza, y ciertamente podía ser cierto, pero, sin saber muy bien por qué, dudó, esta vez, de Sylveon.

Se lo quedó mirando con escepticismo, ladeando la cabeza, y dudando acerca de la sinceridad de aquella afirmación.

Y una idea loca se le cruzó por la mente. ¿Y si Sylveon tenía algo de mezquino? ¿Y si él también tenía un engranaje de aquellos?

No expresó sus dudas en voz alta. En lugar de eso, se inclinó sobre Klaus, y le dijo:

—Tú escribe respuesta, Klaus— indicó, firme—. A ver si nos pueden dar algo de información.

Miró a Slyveon, desconfiada, y se preguntó por qué y cómo había llegado a torcerse tanto la impresión del digimon para ella.  

Elen miró aquellos mensajes con desconfianza. Era demasiado conveniente, estaban sin recursos a largo plazo, sin ropa, sin refugio y sin un buen plan, de pronto les llega un correo que ofrece ayudarles de modo casi milagroso. No pudo evitar comparar su situación con una historia, tramas así siempre terminaban muy mal. Lo siguiente era alertar a su compañera, que ya daba por hecho que las intenciones del mensaje era buenas, la miró afablemente a los ojos y le dijó:

-No puede ser tan simple Flabmon, tu crees que el escribe el mensaje podria ser un buen digimon pero en realidad puede ser alguien malo que planea hacernos algo malo. Eso que esta haciendo se llama mentir y esta mal, no podemos fiarnos de un mentiroso, podrian hacernos daño.

Dicho esto escucho la decision de su guia de seguir adelante dejando de lado el contenido del mensaje, a lo que Elen acepto gustosa. Como le alegro que su guia Sylveon notara que podria ser una trampa. ¿O tal vez ir a la fabrica si seria la verdadera trampa? Solo habia un modo de saberlo, y era ir.

Hasta ahora Miguel había permanecido en silencio a la espera de que fuese Sylveon el que decidiera que hacer, él era el que conocía ese mundo y el que mejor les podía orientar pero tras escuchar que seguramente fuese una trampa comenzó a hablar.

Creo que si que deberíamos ir a la fábrica, es el único punto de referencia que tenemos si no sabemos donde ir pero si de verdad pensamos que es una trampa, que lo que nos espera allí son otros digimons o cosas que quieren atacarnos deberíamos llevar un plan, como rodear la fábrica para intentar ver que hay allí antes de ir a lo loco y que les sea fácil detectarnos. Pero vamos, es una opinión y creo que lo más sensato.

Iván estaba algo desconcertado, un mensaje pensó, tal cual dice Sylveon ha de ser una trampa, algo se estremecio en el, tiempos de batalla estaban a la mano, sin dudarlo al ver que el guía rápidamente se pone en marcha decide seguirlo, recoge frutos para el camino, los guarda en la mochila y tras ello llama Larvitar, sigamos, amigos no perdamos tiempo vamos allá a ver que hay! Estaba algo emocionado sin duda.

Y tras esto sigue los pasos de Sylveon.

Fletchmon se dedico a ver como Alex recogia sus cosas y una vez este le hizo señal, se acerco al hombro de este y empezaron su camino, estaba algo emocionado y se puso a silbar para alegrar el camino.

Fleee Fleeeeetch moooooooon, Flee- eeeetch-    moooon, Fleeeeeeeee, Fleeeeetch mooooooooonn Fleeeeeeeeeeetchhhh

Creo que debemos contestar dijo Elhena a una pregunta que nadie la había hecho.

No hay que olvidarse de que puede ser un digimon que nos quiera hacer daño, pero también podría ser otro humano o alguien que necesite ayuda. lo dijo con bastante seriedad, una que no parecía estar acorde a la chica que se había estampado contra el árbol.

Contestamos, nos vamos hacia la fábrica y, de vez en cuando, comprobamos si han contestado. No creo que por escribir el mensaje aquí y movernos vaya a pasar algo. ¿Tienes algún antivirus? Por si el mensaje contenía algún virus que nos detectase y te ha infectado el ordenador nada más abrirlo.

El estómago de Totodile había disminuido levemente, lo justo para que sus patas llegaran bien al suelo.

Pero... ¿por qué no nos movemos ya? preguntó. Se había desconectado totalmente de la conversación de los humanos, se había interesado por otras cosas. ¿No hay una fábrica a la que ir? Aunque yo prefiero el mar, se está más agusto. Nagisa, ¿no podemos ir a un rio a bañarnos?

Estaban pasando mucha polemica por el mensaje, pero todo eso no le interesaba en lo mas minimo a Trapmon, el solo queria ir a la fabrica para poder destruirla. Se movió molesto en los brazos de su querida Elhen y musito con un tono similar a un niño que se estaba desesperando:

-¿Cuando podremos ir a la fabrica?, Ya quiero ver que hay de comer ahí, digo, destruirla.

Soltada su protesta Trapmon cedió a la intoxicante presión de los brazos de su querida Elhen y se dejo ir. Ya a partir de ahí que los humanos hicieran lo que quisieran con sus asuntos, mientras Trapmon estuviera en brazos de su compañera todo podia quedar en segundo plano, al menos de momento.

Sylveon cerró el portátil del joven amante de los ordenadores con una de sus suaves y rosadas extremidades. Las palabras, pese a tener sentido ya que tenían cierta lógica, no le terminaron de convencer, más que nada porque quería creer que habían más humanos allí. Elhena y Fénix apoyaron la idea de responder, no obstante ya había otra prioridad. - Supongo que tienes razón. - Dijo al digimon guía pese a que en parte estuviese disgustado. Emitió un sonoro suspiro bastante frustrado.

Será mejor que vayamos a la fábrica entonces. Eso en primer lugar.- Añadió mientras se incorporaba junto al resto algo cabizbajo aunque aquella idea no la desecharía tan fácilmente. - Es posible que allí averigüemos más cosas. - Las últimas palabras iban referido no solamente al suceso de la rueda negra si no también a ellos mismos.

Sin nada más que decir, Klaus, siguió al resto con su portátil bajo el brazo con la esperanza de que funcionase en su plenitud y preguntándose qué podrían encontrar en el nombrado edificio. Cualquier cosa le serviría, siempre que sea mejor que nada por supuesto.

Treecko no había dicho nada hasta el momento, y tampoco  lo haría. El lagarto verde pasaba de esos temas, aunque si había estado escuchando formulándose conjeturas pero sin discutirlas ni compartirlas con nadie, y asintió a las palabras de Miguel.
Con el semblante serio y distante que le caracterizaba, dio un salto desde el tronco del árbol para quedar “posado” en el hombro de Miguel. Siendo aproximadamente del tamaño de un gato no sería demasiado pesado, pero de todas formas tampoco se quedó allí sino que aprovechando el hombro del hombre se impulsó un poco más dando una pirueta en el aire y quedar plantado en medio del camino.
Una ramita entre sus dientes y los brazos cruzados en una pose totalmente relajada observo al grupo que no terminaban de hablar, algunos ya se ponían en marcha así que el digimon chasqueo los dedos indicándole a Miguel que ya era hora de ir andando.

-Eso espero pequeño nada me encantaría más, un rio un lago o el mar sin duda. Pero no se donde quede alguno, tal vez mas adelante te lo prometo.

Respondió a su flamante cocodrilo azul poniéndolo con cuidado en el suelo, seguidamente guardo dos frutos en uno de sus bolsillos como había sugerido mientras el otro bolsillo guardaba celosamente el dispositivo electrónico y finalmente ajusto el cuchillo de buceo en su pierna.

-Bien creo que ya está todo, igual no tengo nada más. Sonrió incorporándose y tomando el camino que muchos ya habían emprendido preguntándose que podrían encontrar en aquella fabrica. No fue hasta que levanto un poco su cabellera para esconderla tras las orejas que se percató de su collar de coral rojo, y en ligero sentimiento de nostalgia la embargo. Como estarían sus padres y cuánto tiempo habría pasado en el mundo real desde que llegaran a este mundo.

-¿Totodile tú tienes padres? Le pregunto de pronto al cocodrilo azul mientras se encaminaban.